quinta-feira, 28 de julho de 2011

Cantos de Milarepa I






CANTOS DE MILAREPA


VIDA Y ENSEÑANZA
DEL
MÁS NOTABLE SANTO-POETA BUDISTA

ÍNDICE

LA CANCIÓN DE TILOPA 5
BREVE BIOGRAFIA MILAREPA 8
LA ENSEÑANZA BÁSICA DEL TANTRISMO 9
PREFACIO 12
PRIMERA PARTE SUBYUGACIÓN Y CONVERSIÓN DE DEMONIOS POR MILAREPA 13
1 CUENTO DEL VALLE ENJOYADO DE LA ROCA ROJA 13
2 EL VIAJE A LASHI 21
3 EL CANTO DE LAS SIERRAS NEVADAS 30
4 EL DESAFIÓ DE LA DEMONIA SABIA 41
5 MILAREPA EN RAGMA 55
6 MILAREPA EN JUNPAN NANKA TSANG 63
7 CANTO A LA ALEGRÍA DEL YOGUI 67
8 MILAREPA Y LA PALOMA 78
SEGUNDA PARTE MILAREPA Y SUS DISCÍPULOS HUMANOS 83
9 EL COTO VAJRA DE LA ROCA GRIS 83
10 PRIMER ENCUENTRO DE MILAREPA Y RECHUNGPA 90
11 ADMONICIÓN SOBRE LA "RARA OCASIÓN DE PRACTICAR EL DHARMA" 95
12 EL PASTOR EN BUSCA DE LA MENTE 99
13 CANTO DE LA REALIZACIÓN 108
14 PAPEL DE LA MUJER EN EL DRAMA 112
15 CANTO DE LA POSADA 123
16 EL BANDIDO DISCÍPULO 129
17 EL ENCUENTRO EN EL ARROYO DE PLATA 131
18 CANTO DEL CAYADO 155
19 LAS VEINTIUNA EXHORTACIONES 163
20 ENCUENTRO CON KAR CHON REPA 165
21 CONSEJOS A DHARMA WONSHU 169
22 LA LUCHA DE MILAGROS EN LA MONTAÑA NEVADA DE DI SE 175
23 LA ILUMINACIÓN DE RECHUNGPA 182
24 LA CONVERSIÓN DEL BONISTA MORIBUNDO 194
25 "EL RETO DE LA MOZA LISTA" 208
26 EL CAZADOR Y EL VENADO 221
27 LA INVITACIÓN DEL REY DE NEPAL 230
28 EL ATAQUE DE LA DIOSA TSERINMA 237
29 LA CONVERSIÓN DE LA DIOSA TSERINMA 250
30 INSTRUCCIONES QUE GUÍAN EN EL BARDO 265
31 TSERINMA Y LA PRÁCTICA DE MUDRA 284
32 LA AMONESTACIÓN AL REPA DORJE WONSHU 288
33 ENCUENTRO DE MILAREPA Y DHARMA BODHI 291
34 EL RETO DE LOS LÓGICOS 297
35 TERCER VIAJE DE RECHUNGPA A LA INDIA 313
36 LA REALIZACIÓN DE MEGOM REPA 317
37 SAHLE AUI Y SU ENTENDIMIENTO 320
38 HISTORIA DEL CUERNO DE YAK 330
39 EL ARREPENTIMIENTO DE RECHUNGPA 346
40 CANTO DE "CÓMO GANAR FELICIDAD Y EVITAR SUFRIMIENTO" 357
41 EL SANTO GAMBOPA, PRINCIPAL DISCÍPULO DE MILAREPA 362
42 LA CONVERSIÓN DEL ERUDITO LODUN 386
43 CANTO DE LAS OCHO MARAVILLOSAS ALEGRÍAS 393
44 CONVERSIÓN DE LOS INCRÉDULOS MEDIANTE MILAGROS 398
TERCERA PARTE NARRACIONES DIVERSAS 403
45 VARIOS CUENTOS CORTOS 403
46 EL SERMÓN DEL MONTE BONBO 417
47 EL MILAGRO DE LA INICIACIÓN DEL VASO 424
48 HISTORIA DE SHINDORMO Y LESEBUM 426
49 MILAREPA Y EL CORDERO MORIBUNDO 435
50 CANTO DEL BEBEDOR DE CERVEZA 441
51 CONSEJO SINCERO A RECHUNGPA 446
52 VIAJE DE RECHUNGPA A WEU 453
53 ENCUENTRO CON DHAMPA SANGJE 470
54 LA SALVACIÓN DE LA MUERTE 476
55 CUMPLIMIENTO DE LA PROFECÍA DE LAS DAKINIS 483
56 AMONESTACIÓN AL MÉDICO YANG NGE 487
57 PARTIDA DE RECHUNGPA 492
58 HISTORIA DE DRASHI TSE 501
59 CANTO DE LAS BUENAS COMPAÑÍAS 504
60 LA EVIDENCIA DE LA REALIZACIÓN 508
61 LOS MILAGROS Y EL LOGRO FINAL 511
COLOFÓN 519
GLOSARIO 521


A la memoria de
mi gurú
Su Santidad el Lama Kong Ka A mi esposa Hsiang-hsiang
y
A mi hermano en el dharma Peter Gruber



LA CANCIÓN DE TILOPA

(Esta es la Canción del yoga del Gran Símbolo que el excepcional maestro indio Tilopa entregó a su discípulo Naropa a orillas de Gan¬ges, según la versión de Simón Mundy y Ramiro Calle.)

Mahamudra está más allá de las palabras,
Mahamudra está más allá de todos los símbolos,
pero para ti, Naropa, de tan buena fe y leal,
esto hay que decir: El vacío no necesita soporte;
Mahamudra reposa en la nada.
Sin hacer esfuerzo alguno,
sino permaneciendo suelto y natural,
uno puede romper el yugo,
logrando así la libertad.
Si al fijar la mirada en el espacio uno no ve nada,
si entonces con la mente se observa la mente,
uno destruye las diferencias y alcanza el estado del Buda.
Las nubes que vagan por el cielo
no tienen raíces, no tienen hogar;
tampoco los tienen los diferentes pensamientos
que flotan en la mente.
Una vez que se ve la Esencia de la Mente,
cesa toda distinción.
Se forman en el espacio contornos y matices de color,
pero éste no es teñido ni por el negro, ni por el blanco.
De la Esencia de la Mente surgen todas las cosas,
pero esta Esencia no se mancha ni con virtudes ni con vicios.
La oscuridad de siglos es incapaz
de velar el sol radiante;
importantes son los largos kalpas del Samsara
de ocultar la luz brillante de la Mente misma.
Aunque se empleen palabras para explicar el Vacío,
su verdadera naturaleza nunca puede expresarse.
Aunque decimos «la Mente es una luz brillante»,
está más allá de todas las palabras y símbolos.
Aunque la mente sea vacía en esencia,
abarca y contiene todas las cosas.
No hagas nada con el cuerpo excepto relajarte;
cierra firme la boca y observa silencio;
vacía tú mente y no pienses en nada.
Afloja tu cuerpo como un bambú hueco y desahógate.
Ni dando ni tomando, haz que tu mente también descanse.
Mahamudra es como una mente que no se apega a nada.
Practicando de esta manera, en el curso del tiempo,
alcanzarás el nirvana de los Budas.
La práctica de manirá y paramita,
la instrucción de los su tras y preceptos,
y la enseñanza de las escuelas y escrituras,
no aportarán la realización de la Verdad innata.
Pues si la mente al perseguir una meta
se llena de algún deseo,
esto sólo oculta la luz.
Aquel que observa los preceptos tántricos pero discrimina,
está traicionando el espíritu de samaya.
Detén toda actividad, abandona todo deseo,
deja que los pensamientos surjan y se desvanezcan,
cosa que harán como quieran, como las olas del mar.
Aquel que nunca lucha en contra de la impermanencia
y no viola el principio de la discriminación,
éste mantiene puros los preceptos tántricos.
Aquel que abandona la avidez y no se aferra a esto ni aquello,
él percibe el verdadero significado de las escrituras.
En Mahamudra todos los errores de la ignorancia son quemados;
en Mahamudra uno se libera de la cárcel de este mundo.
Esta es la suprema antorcha del Dharma.
Aquellos que no lo creen, se equivocan
siempre girando en la rueda de la pena y la tristeza.
Para esforzarse en el camino de la liberación
uno debe confiar en un gurú.
Cuando tu mente recibe su bendición,
la emancipación está al alcance de la mano.
¡Ay!, todas las cosas en este mundo carecen de significado;
no son más que semillas de dolor.
Las pequeñas enseñanzas conducen a actos;
uno debe seguir únicamente las grandes enseñanzas.
Trascender la dualidad es la noble perspectiva.
Conquistar las distracciones es la práctica soberana.
El sendero de la no práctica es el camino de todos los lindas.
El que camina por este sendero llega a ser un Buda.
Efímero es este mundo; sustancia no tiene alguna;
es igual que las sombras y los sueños.
Renuncia a él y abandona tus vínculos,
zanja tus ataduras de avidez y aversión
y medita en los bosques y montañas. Si sin esfuerzo alguno,
permaneces descansando en el estado natural,
pronto conquistarás Mahamudra, y alcanzarás lo inalcanzable.
Corta la raíz de un árbol y las hojas se marchitarán;
corta la raíz de tu mente y el samsara caerá.
La luz de cualquier lámpara aleja en un instante
las tinieblas de largos kalas;
con sólo un destello, la potente luz de la Mente
fundirá el velo de la ignorancia.
Todo aquel que se apega a la mente
no vé la verdad de lo que está más allá de la mente.
El que se esfuerza en practicar el Dharma,
no descubre la verdad más allá de la práctica.
Para conocer lo que está
más allá de la mente y la práctica
uno debe cortar limpiamente a través de la raíz de la mente
y mirar al desnudo.
De esta manera uno debe zanjar todas las diferencias
y quedarse completamente tranquilo.
Uno no debe aceptar ni rechazar,
sino permanecer en el estado natural, pues Mahamudra
está más allá de (oda aceptación o rechazo.
Como quiera que Alaya no es nacido,
nadie puede obstruirlo ni mancharlo;
afincándote en el terreno del no nacido,
todas las apariencias se disolverán dentro del Dharmata
y la voluntad egoísta y el orgullo se reducirán a nada.
El supremo entendimiento
trasciende todo esto o aquello.
la acción suprema
comprende grandes recursos sin apego.
El supremo logro
consiste en realizar la inmanencia sin expectativas.
Al principio un yogui siente que su mente
se desploma como una catarata;
a medio camino, igual que el río Ganges,
fluye lento y pausado;
al final es como un inmenso océano
donde las luces de hijo y madre se funden en uno.


BREVE BIOGRAFIA MILAREPA

Milarepa nació en 1052 y murió en 1135. Es considerado como uno de los más grandes santos y poetas tibetanos.
Durante 12 años consecutivos meditó en una cueva viviendo solo y alimentándose de ortigas, a tal grado que todo su cuerpo tomó un tinte verduzco. Como consecuencia de este constante es¬fuerzo alcanzó la iluminación final. Después su fama se extendió por todo el Tíbet y Nepal y fue conocido como el Jetsun Milarepa y aún hoy día sigue considerándosele como el más grande poeta, yogui y santo en la historia tibetana.
Tenía una hermosa voz y cantaba bellamente. Desde joven se dedicó al canto de las tonadas populares y fue reconocido como un buen cantante. Nadie sabe cuántos cantos y poemas compuso; lo: tibetanas dicen que cerca de cien mil. Y tal vez esto no es exagerado si se considera que durante más o menos la mitad de su vida utilizó el canto como medio de comunicar sus ideas y trans¬mitir sus enseñanzas. Sus cantos son un legado inestimable de ex-periencias yoga, instrucciones y prácticas de meditación. Para yoguis serios y practicantes del dharma, son en verdad una guía precio¬sísima.
A diferencia de lo, líderes religiosos, Milarepa nunca intentó construir un templo ni formar una secta, ni organizar ninguna clase de orden. Su vida fue la de un yogui medicante que vivió en las más remotas montañas, vagando de uno a otro sitio como un santo trovador que predicaba el santo dharma a quien quisiera escucharlo. Aunque en su tiempo fue ridiculizado por los eruditos budistas que lo tildaban de ermitaño ignorante, la historia ha comprobado que sus enseñanzas han sido superiores y de mayor alcance que la de aquellos letrados.
Quizás la más grande contribución de Milarepa a la literatura budista haya sido demostrar la unidad e interdependencia de todas las enseñanzas esenciales del budismo.


LA ENSEÑANZA BÁSICA DEL TANTRISMO

El tantrismo tibetano constituye una forma práctica de budismo abundante en métodos y técnicas para lograr el ejercicio práctico de todas las enseñanzas del budismo mahayana. En contraste con Las formas teóricas del budismo, tales como son expuestas en Sautrantika, Vaibhassika, Madhayamika, Yogacara, Hua Yen, Tien Tai, etcétera, el tantrismo budista pone su énfasis en la práctica y rea¬lización, más que en especulaciones filosóficas.
Sus principios centrales y prácticas pueden resumirse del modo siguiente:

1. Toda existencia y manifestación puede encontrarse en la pro¬pia experiencia. Esta experiencia está dentro de la propia mente y ésta es la fuente y el creador de todas las cosas.
2. La mente es infinitamente vasta, es un complejo de maravillas profundamente insondable, siendo su inmensidad y profundidad in¬accesible al no iniciado.
3. Quien llega a una total realización y perfecto dominio de su propia mente es un Buda, y quienes no lo han hecho son criaturas de sentimiento sin iluminación.
4. Las criaturas de sentimiento y los Budas son, en esencia, idén¬ticos. Los Budas son criaturas de sentimiento esclarecidas o ilumi¬nadas y las criaturas de sentimiento son Budas sin iluminar ni esclarecer.
5. Esta infinita mente Buda que todo abarca está más allá de toda comprensión y atributo. La definición mejor y más exacta sería:
La mente Buda es un gran conocimiento iluminando el vacío.
La mente Buda es una gran conciencia iluminando el vacío.
6. La conciencia de las criaturas de sentimiento es de alcance limitado; la conciencia de un yogui avanzado ilumina un campo más vasto; la conciencia de un budista esclarecido es de un radio tal que ilumina el vacío y la conciencia de un Buda es la gran conciencia iluminando el vacío.
7. Toda enseñanza budista es mera "exaltación" preparatoria, directrices dadas con objeto de que se desarrolle esta gran con¬ciencia iluminando el vacío.
8. La compasión infinita, los méritos y demás prodigios se des¬arrollarán espontáneamente cuando se desenvuelva totalmente esta mente Buda.
9. Para obtener este desenvolvimiento hay dos modos principales o senderos apropiados a las diferentes disposiciones individuales: el sendero de los medios y el sendero de la iluminación. El primero señala como medio para alcanzar el estado búdico, la práctica y dominio del prana (energía vital) y el segundo, la práctica y do¬minio de la mente. Sin embargo, ambos métodos están basados en el axioma que proclama la identidad de mente y prana, que es el teorema fundamental del tantrismo.
El principio de identidad de mente y prana puede enunciarse de la manera siguiente: el mundo se engloba y está hecho de fuerzas contrastantes relacionadas en forma "antitética", positivo y negativo, noúmeno y fenómeno, potencia y manifestación, vitalidad y vacío, mente y prana, y así sucesivamente. Cada una de estas dualidades, aunque aparentemente antitéticas, es una unidad inse¬parable. Las fuerzas duales que vemos a nuestro alrededor son, de hecho, una "entidad" manifestada en dos formas o dos estados diferentes. De aquí que si nuestra conciencia o mente es discipli¬nada, dominada, proyectada, ampliada, agudizada, iluminada y su¬blimada sus pranas también lo serán y viceversa. La práctica que subraya el dominio del prana se llama Yoga con forma o Sendero de los medios, la práctica que subraya el dominio de la mente se llama Yoga sin forma o Sendero de liberación. El primero indica cífuerzo en la práctica yoga y el segundo es natural y sin esfuerzo, llamado Mahamudra.
El Sendero de los medios contiene los siguientes ocho pasos:

1. Cultivo de pensamientos altruistas y entrenamiento básico en las disciplinas del Bodhi-sattva.
2. Cuatro prácticas fundamentales que son:
a) Cien mil reverencias a Buda, Tiene por objeto limpiar los pe¬cados del cuerpo y quitar obstáculos, capacitándonos de este medo para meditar sin ser molestados por impedimentos físicos.
b) Cien mil repeticiones de oraciones. Esto, ejecutado propiamente, limpia la mente de obstrucciones y pecados, aclarando todo obstáculo mental que pudiera bloquear el crecimiento espiritual.
c) Cien mil repeticiones de la oración del gurú del yoga práctico. Esto trae protección del propio gurú.
d) Cien mil ofrendas especiales. Esto creará condiciones favorables a nuestra devoción.
3. El Buda Protector. Entrenamiento para identificarse y unifi¬carse uno mismo con el divino Buda tal como fue asignado por el gurú. Este yoga consiste en recitación de los mantras, visualización, concentración y ejercicios respiratorios.
4. Formas avanzadas de ejercicios respiratorios y sus prácticas conexas y subsidiarias, incluyendo el yoga de sueño y de luz gene¬ralmente conocidas como yogas de perfeccionamiento.
5. Guía del prana mental sutil a través del canal central, donde sucesivamente abrirá los principales chakras (centros síquicos) trans¬formando la conciencia mundana en sabiduría trascendental.
6. Aplicación del poder del prana mental para obtener o de¬rrotar a voluntad la propia muerte, el bardo, el renacimiento; este logro libera del samsara.
7. Aplicación del poder del prana mental para dominar las re¬presentaciones de las proyecciones mentales.
8. Sublimación y perfeccionamiento del prana mental en los tres cuerpos del estado búdico.

EL SENDERO DE LIBERACIÓN

El sendero de liberación o yoga sin forma es el más simple y directo acceso a la mente Buda. Es una práctica natural y espontánea; las múltiples preparaciones, los ejercicios extenuantes y aun las etapas sucesivas son para las otras yogas. Su esencia consiste en la capacidad del gurú para dar al discípulo un vislumbre de la mente Buda innata en su estado original y primario. Con esta experiencia inicial de "vislumbre" el discípulo aprenderá gradual¬mente a sustentar, expander y profundizar la realización de la mente innata. Al fin consumará esta realización en el pleno flore¬cimiento de la iluminación perfecta. Esta práctica es llamada Maha-mudra.
1. El primer vislumbre de la mente innata puede adquirirse ya sea practicando uno mismo el yoga Maha-mudra o recitando alguna "señal" de parte del gurú. La primera consiste en seguir las ins¬trucciones del gurú y meditar a solas; la otra consiste en el esfuerzo del gurú para abrir instantáneamente la mente del discípulo. Ambas vías requieren la práctica continua del yoga Maha-mudra para pro¬fundizar y perfeccionar la propia experiencia.
2. La enseñanza central del Maha-mudra consiste en dos pun¬tos: relajación y no esfuerzo. Toda pena y todo deseo son de natu¬raleza tensa. Pero la liberación, en contraste, es otro nombre que se da a "la perfecta relajación". Dominados por hábitos largo tiempo establecidos, el común de los hombres encuentra muy di¬fícil, si no totalmente imposible, alcanzar un estado de relajación profunda; por lo tanto, se necesita instrucción y práctica para ob¬tener tal estado. Es de elemental importancia en el Maha-mudra instruir al yogui en cómo relajar la mente para luego inducir en él la revelación de su mente primordial. Paradójicamente, el no esfuerzo es más difícil de alcanzar que la relajación, requiere una larga práctica llegar a estar sin esfuerzo en todo tiempo y ante toda circunstancia. Si uno puede mantener su mente siempre rela¬jada, espontánea y libre de apego, la innata mente bodhi pronto alumbrará sobre uno.
El sendero de los medios y de la liberación existe sólo en las etapas iniciales. En el estado avanzado estos dos senderos convergen y forman uno. Un yogui avanzado que desee acelerar su progreso espiritual podrá practicar ambas enseñanzas al mismo tiempo o usar una en lugar de otra. La mayoría de los grandes yoguis del Tíbet practican ambos senderos, como lo hizo Milarepa.

PREFACIO

Hace seis años leí a Milarepa por vez primera y, maravillada ante la claridad y belleza de su poesía, decidí traducirlo al castellano ya que no existía ninguna versión en esta lengua. El texto en inglés que he utilizado se titula The Hundred Thousand Songs of Milarepa ("Los Cien Mil Cantos de Milarepa"), traducción que hizo C. C. Chang de la obra original en lengua tibetana, vertida por primera vez a una lengua extranjera. Explica esto la dificultad de expresar las ideas de Milarepa sobre el tantrismo y sus experien¬cias, para lo cual el poeta utiliza un lenguaje especial. Tanto el lenguaje como el estilo y los temas son diferentes de las formas cono¬cidas y convencionales de los textos budistas. Está escrito no sólo en forma coloquial tibetana sino a usanza del antiguo coloquio sa¬turado del dialecto local del sureste tibetano. Los versos y cantos son de un estilo especial original de Milarepa, y esto aumenta las dificultades. La primera edición de esta gran obra sale en 1962 pu¬blicada por la Fundación de Estudios Orientales de la ciudad de Nueva York.
Algunos datos sobre la vida del gran santo tibetano del siglo XI van como apéndice, respetando así la opinión del traductor al in¬glés, quien advierte que al hacerlo de esta manera desea que el lector llegue sin antecedentes a la obra del sabio poeta.
Milarepa es único tanto en su obra como en su vida de ermitaño, y logra exponer en sus escritos la intrincada doctrina budista Mahayana en forma sencilla. La belleza de sus cantos, que se consideran innumerables, estriba principalmente en esa frescura diáfana me¬diante la cual desarrolla la filosofía del Yoga-Tantra budista propia de Naropa, conocido filósofo hindú que fue Maestro de Marpa, el Maestro de Milarepa.
La finalidad del pensamiento y vida de Milarepa, basados en el Budismo Mahayana, es dignificar al hombre como tal, devol¬viéndole la libertad y jerarquía que le corresponden como ser hu¬mano. El punto central de la doctrina Mahayana y del Mahamudra es esta condición de "ser humano", frecuentemente olvidada y menos¬preciada por los propios hombres. Repetidamente se señala que nacer como ser humano es un privilegio excepcional y por lo tanto, muy estimable. No hay que perder esta oportunidad de vivir, quizás única, malgastando la vida en quehaceres inútiles o dañinos. Si se nace humano hay que vivir, pensar y servir como tal. Esta compren¬sión de la condición humana dignísima y libérrima es base y meta de la enseñanza de Milarepa. Entregado a la meditación y viviendo en las alturas de los montes Himalayas, Milarepa nos demuestra que no hay en eso escapismo sino una elevación desde los planos mundanos hasta el reino del espíritu. Sólo el ser humano puede realizar esta faena, sólo él está dotado de las cualidades necesarias para alcanzar la integración total porque es potencialmente un sabio, un iluminado.
Con todo respeto dedico este trabajo a mi Maestro espiritual gurú Swami Pranavananda Saraswati. Agradezco a mis hermanos condiscípulos Ashoka, Kedar y Vimala la colaboración prestada con tanto esmero; finalmente quiero expresar mi reconocimiento a Sushila porque gracias a ella existirá este trabajo, ya que fue quien me inició en la poesía de Milarepa al obsequiarme Los Cien Mil Cantos.

PRIMERA PARTE
SUBYUGACIÓN Y CONVERSIÓN DE DEMONIOS POR MILAREPA



1 CUENTO DEL VALLE ENJOYADO DE LA ROCA ROJA

Reverencia a todos los gurús

Una vez, cuando el gran yogui Milarepa residía en el Castillo del Águila en el Valle Enjoyado de la Roca Roja, aunque absorto en la meditación del Mahamudra, sintió hambre y decidió prepararse algún alimento, pero después de buscar vio que nada quedaba en aquella cueva, ni agua ni combustible; menos sal, aceite o harina. "¡Parece que he descuidado demasiado las cosas!", dijo. "Debo salir a recoger un poco de leña."
Salió pues, pero cuando ya tenía reunido un manojo de cha¬mizas se desató intempestivamente una tormenta con vientos tan fuertes como para desparramar las chamizas y desgarrar su ropa ya raída. Mientras trataba de detener su vestido, volaban los leños; cuan¬do intentaba juntar la madera, volaba su ropa. Frustrado, Milarepa pensó: "A pesar de que he practicado el dharma y he vivido en soledad por tanto tiempo, ¡aún no estoy desembarazado de apegos egoístas!, ¿qué utilidad puede tener la práctica del dharma si no podemos dominar los apegos del ego? ¡Dejaré que el viento vuele mi ropa si es su gusto!" Pensando así, dejó de resistir, pero debido a su debilidad por la falta de alimentos, no pudo ya tenerse en pie, y cuando sopló de nuevo otra racha de viento, cayó desfallecido.
Cuando volvió en sí, ya había pasado la tormenta. Arriba, en la rama de un árbol, vio un jirón de su vestido mecido por la suave brisa. Notoria se hizo a Milarepa la futilidad de este mundo y de todos sus asuntos, y se sintió invadido de un fuerte sentimiento de renunciación. Sentado sobre una roca, nuevamente meditó.
Pronto se levantó, desde el Valle de Dro Wo, un enjambre de nubes blancas en viaje hacia el remoto Este. "Bajo ese banco de nubes yace en el templo de mi gurú Marpa, el Traductor", musitó Milarepa. "En este mismo momento Él y Su esposa predicarán la doctrina del Tantra dando a mis hermanos iniciaciones e instruc¬ciones. Sí, allí está mi gurú. Si pudiera ir hasta allí, ahora mismo, podría verlo." Y una nostalgia infinita e insoportable surgió en su corazón a medida que pensaba en su gurú. Sus ojos se llenaron de lágrimas y comenzó a cantar Pensamientos a mi Gurú:

Pensando en Ti, Padre Marpa,
despejo mis sufrimientos.
Yo, el mendigo, canto ahora esta canción fervorosa.

Sobre el Valle Enjoyado de la Roca Roja, allá en el Este,
flota un haz de nubes blancas;
abajo, como elefante encabritado,
se eleva inmensa la montaña.
Junto a ésta, como un león que salta, descuella otro pico.
En el templo del Valle de Dro Wo, descansa un gran asiento de piedra;
¿quién está entronizado?,
¿es Marpa el Traductor?
Si ése eres Tú, estaré feliz y contento.
A pesar de mi escasa reverencia, deseo verte;
a pesar de mi poca fe, deseo unirme a Ti;
mientras más medito, más añoro a mi gurú.

¿Aún vive contigo Dagmema, Tu esposa?
A ella estoy más agradecido que a mi madre.
Si ella está allí me sentiré feliz y contento;
a pesar de ser larga la jornada, deseo verla;
a pesar de los peligros del camino, deseo unirme a ella.
Mientras más ¡contemplo, más pienso en Ti,
mientras más medito, más pienso en mi gurú.

¡Cuan feliz sería si pudiera unirme a la reunión!,
en la cual han de estar predicando el Tantra Hevajra.
A pesar de ser simple de mente deseo aprender,
a pesar de ser ignorante, añoro recitar;
mientras más contemplo, más pienso en Ti,
mientras más medito, más pienso en mi gurú.

Ahora has de estar dando las cuatro iniciaciones simbólicas
de transmisión oral.
Si pudiera reunirme a la asamblea estaría
feliz y contento.
A pesar de mis pocos méritos, deseo ser iniciado;
a pesar de ser tan pobre para ofrecerte algo, lo deseo;
mientras más contemplo, más pienso en Ti,
mientras más medito, más pienso en mi gurú.

Ahora has de estar enseñando las seis joyas de Naropa;
si pudiera estar allá, estaría feliz y contento,
a pesar de mi poca diligencia, siento necesidad de aprender; a
pesar de mi poca perseverancia, deseo practicar,
mientras más contemplo, más pienso en Ti,
mientras más medito, más pienso en mi gurú.

Allí han de estar los hermanos de Weu y de Tsang;
si es así, me siento feliz y contento.
A pesar de que mi experiencia es inferior me gustaría
compararla con la de ellos;
a pesar de que gracias a mi profunda fe y veneración
nunca he estado apartado de Ti,
ahora estoy torturado por la necesidad de verte;
este anhelo ferviente es mi agonía,
este gran tormento me sofoca;
te ruego, gurú misericordioso, me liberes de este tormento.

No había terminado aún su canto Milarepa cuando el reve¬rendo Jetsun Marpa apareció en el haz de nubes iridiscentes que lucían como traje de cinco colores. Con el semblante bañado en una refulgencia celestial y cabalgando un león ricamente enjaeza¬do se le acercó.
"Gran brujo, hijo Mío, ¿por qué —le preguntó— me has llamado desesperadamente? ¿Por qué luchas de esta manera? ¿Acaso no tienes fe en tu Buda protector? ¿Te atrae el mundo exterior y el pensar en él te perturba? ¿Ululan en tu cueva los vientos mun¬danos? ¿El miedo y la ansiedad han minado tu fuerza? ¿Acaso no has ofrecido tu servicio constante al gurú y a los Tres Inmaculados en las alturas? ¿No has dedicado tus méritos a las criaturas sen¬sibles en los Seis Reinos? ¿No has alcanzado tú mismo ese estado de gracia en el cual puedes purificar tus pecados y obtener méritos? No importa cuál sea la causa, puedes estar seguro de que nunca morirás. Así pues, por el bien del dharma y el bienestar de las criaturas sensibles, continúa tu meditación."
Inspirado por esta sublime y gozosa visión, Milarepa en res¬puesta cantó:

Cuando miro el semblante de mi gurú y escucho Sus palabras,
yo, el mendigo, me siento conmovido por el prana en mi corazón.
En él surgen el respeto y la reverencia
al recordar las enseñanzas de mi gurú.
Sus bendiciones compasivas me penetran;
todos los pensamientos destructivos se desvanecen.

Mi sincero canto intitulado Pensamientos sobre mi Gurú
seguramente fue escuchado por Ti, Maestro mío;
sin embargo, aún estoy en la oscuridad.
¡Te ruego tengas piedad de mí y me des Tu protección!
Perseverancia inquebrantable
es la más alta ofrenda a mi gurú.
El mejor modo de agradarlo
¡es continuando la difícil empresa del meditar!
Residir solo en esta cueva
es el más noble servicio a las Dakinis;
ser yo mismo devoto del sagrado dharma
es el mejor servicio prestado al budismo.
Dedicar mi vida a la meditación es
¡ayudar a mi desamparada criatura individual!

Amar la muerte y la enfermedad es una bendición
mediante la cual se limpian los propios pecados;
rechazar les alimentos prohibidos ayuda
a alcanzar realización y esclarecimiento;
para reparar las deudas que tengo con mi padre gurú,
yo medito, medito una y otra vez.

Oh, gurú mío, protégeme;
ayuda a este mendigo para que siempre permanezca en la ermita.

Exaltado recogió Milarepa sus ropas y se llevó a la cueva un haz de leña. Al encontrar dentro de ella cinco demonios hindúes con ojos tan grandes como sartenes se espantó. Uno estaba sen¬tado en su cama y predicaba, dos escuchaban el sermón, otro pre¬paraba y ofrecía alimentos, y el último estudiaba en los libros de Milarepa.
Tras su primer impacto, Milarepa pensó: "Han de ser apari¬ciones de las deidades locales que no me quieren. A pesar de que tengo tanto tiempo viviendo aquí, nunca les he ofrecido nada ni he sido cortés con ellas". Luego comenzó a cantar un lisonjero Canto Galante a las deidades del Valle Enjoyado de la Roca Roja:

Este solitario paraje donde se alza mi choza
es sitio grato a los Budas;
lugar en que moran seres realizados,
refugio en que vivo yo solo.

Sobre el Valle Enjoyado de la Roca Roja
se deslizan las nubes blancas,
abajo fluye gentil el río Tsang;
entre ambos, los giros de los buitres salvajes,
el zumbido de las abejas embriagadas de fragancia
entre las flores;
en los árboles, los pájaros suben y bajan con rápido vuelo y
llenan el aire con sus cantos.

En el Valle Enjoyado de la Roca Roja
los gorrioncillos aprenden a volar,
los monos saltan y se balancean
y las bestias corren y se desbocan
mientras yo practico las Dos Mentes-Bodhi
y gozo meditando.

Ea, pues, demonios, fantasmas y dioses,
amigos todos de Milarepa,
beban el néctar de bondad y compasión
y regresen a sus moradas.

Pero los demonios hindúes no se desvanecieron y encararon siniestramente a Milarepa. Dos de ellos avanzaron, uno haciendo muecas y mordiendo su labio inferior, y el otro, rechinando sus dien¬tes horriblemente. Un tercero se levantó tras ellos y echó una malig¬na y violenta risotada gritando en voz alta, mientras todos trata¬ban de atemorizar a Milarepa con muecas y gestos terroríficos.
Conociendo Milarepa sus motivos demoníacos comenzó la me¬ditación del Buda iracundo y recitó con mucha energía un encanta¬miento poderoso. Aún así, los demonios no se iban. Entonces con gran compasión, Milarepa les predicó el dharma; sin embargo, allí permanecían.
Finalmente Milarepa declaró: "Gracias a la misericordia de Marpa he comprendido plenamente que todos los seres y fenóme¬nos son de la propia mente. La mente en sí es una transparencia del vacío, entonces ¡ cuan grande es la inutilidad de todo esto y cuan necio soy al tratar de dispersar físicamente estas manifesta¬ciones!"
Luego Milarepa entonó con ánimo intrépido el Canto de la Realización:

Padre gurú que has conquistado los cuatro demonios,
ante Ti, Marpa el Traductor, me inclino.
Yo, a quien ves, el hombre con un nombre,
hijo de Darsen Gharmo,
fui nutrido en el vientre de mi madre
completando las tres venas.
De bebé dormí en mi cuna,
de joven cuidé la puerta,
de hombre, vivo en la montaña.
Aunque en el pico nevado la tormenta sea recia,
nada temo;
¡aunque el precipicio sea escarpado y peligroso,
no temo!
Yo, a quien ves, el hombre con un nombre,
soy hijo del Águila de Oro
eché alas y emplumé en un huevo.
De niño dormí en mi cuna,
de joven cuidé la puerta,
de hombre vuelo al cielo;
aunque el cielo es enorme y alto, no temo;
aunque el camino es pendiente y angosto, no temo.

Yo, a quien ves, el hombre con un nombre,
soy hijo de Nya Chen Yor Mo, rey de los peces;
en el vientre de mi madre mis ojos dorados giré.
De niño dormí en mi cuna,
de joven aprendí a nadar,
de hombre me zambullo en el gran océano;
aunque las rugientes olas sean aterrorizantes, no temo;
aunque abunden anzuelos para atrapar peces, no temo.

Yo, a quien ves, el hombre con un nombre,
soy hijo de los Lamas Ghagyu;
la fe creció en el vientre de mi madre,
de bebé entré por la puerta del dharma,
de joven estudié las enseñanzas del Buda,
de hombre vivo solo en cuevas;
aunque se multipliquen demonios, fantasmas y diablos, no temo.

La zarpa del león de nieve nunca se congela
si no, qué utilidad tendría
llamar "rey" al león,
él, que tiene los Tres Poderes Perfectos.

El águila nunca cae del cielo;
si así fuere, ¿no sería un absurdo?
Un bloque de hierro no puede ser partido por una piedra.
Si así fuere, ¿cuál refinamiento tendría el hierro?
Yo, Milarepa, no temo ni a los demonios ni al mal;
si ellos asustaren a Milarepa, ¿de qué utilidad
seña su realización y esclarecimiento?

Ea, fantasmas y demonios, enemigos del dharma,
les doy la bienvenida,
¡es un placer recibirlos!

Les ruego se queden, no tengan prisa por irse,
discurriremos y jugaremos juntos;
aunque deban irse, quédense por esta noche,
apostaremos al dharma negro y al dharma blanco,
y veremos quién juega mejor.

Antes de venir juraron afligirme;
vergüenza y desgracia padecerán
si regresan con el voto incumplido.

Milarepa se levantó confiado y se lanzó contra los demonios en su cueva. Atemorizados, ellos retrocedieron, girando sus ojos con de¬sesperación y temblando violentamente. Luego se arrollaron entre sí como un torbellino y fundiéndose en uno solo se desvanecieron.
"Éste fue el Rey Demonio Vinayaka, el obrador de obstáculos, que vino en busca de oportunidades", pensó Milarepa. "También la tormenta fue sin duda creación suya; por la misericordia de mi gurú no tuvo ocasión de dañarme." Esta historia relata el ataque del Rey Demonio Vinayaka; tiene tres sentidos diferentes y por lo tanto, también puede llamarse: "Los seis modos de pensar en mi Gurú", "Cuento del Valle Enjoyado de la Roca Roja" o "Historia de Milarepa recolectando madera".
Después de esto, Milarepa experimentó un progreso espiritual inconmensurable.



2 EL VIAJE A LASHI

Reverencia a los gurús

Una vez, cuando el gran Maestro de yoga Jetsun Milarepa moraba en la ermita del Valle Enjoyado, pensó: "Debo obe¬decer las órdenes de mi gurú e irme a la montaña nevada de Lashi para practicar la meditación. Saldré pues de este lugar".
Milarepa llegó a Nya Non Tsar Ma, paso a la montaña nevada de Lashi, donde la gente de Tsar Ma tenía una fiesta y bebía. En sus charlas alguien dijo: "¿Sabían ustedes que actual¬mente vive un gran yogui llamado Milarepa? Vive siempre solo en las montañas nevadas, en lugares remotos e inhabitables observando disciplinas ascéticas que nadie más que un perfecto budista puede lograr. ¿Han oído ustedes de él?" Mientras así alababan al Jet¬sun, Milarepa llegó a la puerta. Una bella joven llamada Lesebum, ataviada con ricos ornamentos, le dio la bienvenida preguntán¬dole: "¿Quién eres y de dónde vienes?" "Querida anfitriona", replicó Milarepa: "Yo soy el yogui Milarepa, que siempre mora en los sitios ignotos de las montañas. Vengo aquí a pedir comida". "Con gusto te daré algo", dijo la joven. "¿Pero de veras eres tú Milarepa?" Él contestó: "No hay ninguna razón para que yo te mienta". La joven, encantada, corrió adentro de la casa con la noticia y llamó a los jara¬neros diciéndoles: "¿Hablaban ustedes de un yogui famoso que vive lejos? Pues bien, allí está en la puerta".
Todos corrieron a la puerta, algunos hicieron reverencias al Jetsun, otros le preguntaron diversas cosas. Todos se enteraron de que él era Milarepa y lo invitaron con gran respeto y reverencia, dándole comida. La anfitriona, joven rica, llamada Shindormo, le ofreció su hospitalidad y le preguntó: "Reverendo, ¿puedo preguntaros adonde vais?" Milarepa respondió: "Voy camino a la mon¬taña nevada de Lashi a practicar meditación". La joven le dijo: "Esperamos nos otorgues la gracia de quedarte en Dreloon Joomoo y bendecir el lugar. Te proveeremos de todo el alimento necesario sin que tengas que hacer esfuerzo alguno de tu parte". Entre los huéspedes había un Maestro llamado Shaja Guna, quien dijo a Milarepa: "Si fueras tan amable de quedarte aquí en Dreloon, valle de los fantasmas, te ayudarías a ti y a nosotros. Yo haré lo mejor que pueda por servirte". Un parroquiano exclamó: "¡Qué maravilloso sería que pudiésemos tener al gran yogui Milarepa con nosotros! Tengo una buena hacienda ganadera, pero los demonios y fantasmas se han vuelto tan atrevidos que ahora aparecen hasta de día. Son tan malvados que ni yo mismo quiero ir por las cer¬canías del lugar. A ti imploro por tu bondad y gracia, que la visites pronto". Todos los invitados hicieron reverencias ante el Jetsun ro¬gándole que fuera a la hacienda.
Milarepa replicó: "Iré en seguida, no por tu hacienda o ga¬nado sino por obedecer a mi gurú".
"Estamos satisfechos con tu promesa de ir", dijeron ellos. "Aho¬ra te prepararemos el mejor alimento y arreglaremos lo necesario para tu partida." Milarepa dijo entonces: "Estoy acostumbrado á la soledad, vivo en una ermita y no necesito ni compañía ni ali¬mento. Pero les ruego acepten mi gratitud por su generosidad. Prime¬ro deseo ir solo a la hacienda. Luego ustedes podrán venir y ver lo que ha pasado". Cuando Milarepa llegó al pie de la montaña, los subhombres crearon alucinaciones ¿terroríficas con objeto de hosti¬lizarlo. El sendero que trepaba hasta el pico parecía llegar al cielo y se estremecía y ondulaba. Rodaban truenos embravecidos, brilla¬ban los relámpagos golpeando todo alrededor, y la montaña, a ambos lados, temblaba y se sacudía.
El río se volvió de pronto un gran torrente desbordándose en las orillas y convirtiendo el valle en un vasto lago llamado, años después, "Lago de los Demonios". Milarepa subió, hizo un ademán y de inmediato bajaron las aguas. Fue a la parte baja del valle. Los demonios estremecieron ambos lados de la montaña y cayeron rocas como lluvia. Luego la Diosa de la Colina construyó un sen¬dero para el Jetsun el cual corría como serpiente a lo largo de la cordillera. Este sendero se llamó luego "Sendero de la Diosa de la Co¬lina" o "Serranía de la Dakini". Así, Milarepa venció a todos los de¬monios menores, pero los más grandes y poderosos, enojados por el fracaso, se reunieron al final del "Sendero de la Diosa de la Co¬lina" para desencadenar un nuevo ataque. Milarepa concentró su mente e hizo otro ademán místico para dominarlos. De pronto todas las visiones malévolas desaparecieron. La huella de un pie suyo quedó impresa en la roca sobre la cual sé paró. Caminó apenas unos pocos pasos y ya el cielo estaba despejado. Con ánimo exaltado se sentó luego en la cumbre de la colina y entró en el samadhi de la Misericordia, y una compasión inmensurable hacia todos los seres surgió en su corazón. Debido a esto, Milarepa experimentó gran des¬arrollo espiritual y gran inspiración. Más tarde ese lugar donde él se sentó fue llamado "Colina de la Misericordia".
Luego Milarepa fue a la orilla del río (literalmente Río Bue¬no), donde practicó la Yoga del Río Fluente (samadhi).
En el décimo día de la luna de otoño del Año del Tigre de Fuego, un demonio de Nepal llamado Bha Ro, el cual capitaneaba una gran armada demoniaca o un ejército de demonios, invadió el cielo y el Valle del Buen Río, desafiando a Milarepa. Los demonios transportaron las montañas y las lanzaron contra el Jetsun, atacándolo con truenos y lluvia de lanzas. Gritáronle y abusaron de él con tretas: "¡Te mataremos! ¡Te amarraremos y te cortaremos en pedazos!" Y así y así. También aparecieron en formas horribles y espantosas para atemorizarlo. Sospechando o intuyendo el propósito del demoníaco ejército, Milarepa cantó La Verdad del Karma:

Me refugio en los gurús misericordiosos
y ante ellos rindo homenaje.

Con mirajes e ilusiones,
ustedes, demonios de ambos sexos,
pueden crear estos terrores fantásticos.
Ustedes, pobres Ah Tsa Ma, fantasmas hambrientos,
nunca podrán dañarme.

Debido a que vuestro pasado karma maligno
ha madurado, han recibido
en esta vida cuerpos demoníacos
y vagan por siempre en los cielos
con mentes y cuerpos deformes.

Impulsados por las terribles Klesas
tienen las mentes alimentadas con pensamientos hostiles y malvados, vuestras palabras y vuestros actos son malignos y destructivos.
Gritan ustedes: "¡Mátenlo! ¡Agárrenlo! ¡Golpéenlo! ¡Córtenlo en pedazos!"

Soy un yogui libre de pensamientos, que sabe que no hay tal cosa como mente.
Camino valiente como un león
sin temer las acciones, tal como los bravos;
mi cuerpo está fundido con el del Buda,
mis palabras son como las verdades del Tathagata,
mi mente está absorta en el Reino de la Gran Luz.
Veo claramente la naturaleza vacía de los Seis Grupos,
Yogui como éste, ignora los abusos de fantasmas hambrientos.

Si es válida la ley de causa y efecto,
y uno comete los actos que merece,
la fuerza del karma ya maduro los lanzará
al sendero miserable de abajo,
donde hay sufrimiento y pena.

Es triste y lamentable que ustedes, fantasmas y demonios,
no entiendan la verdad.
Yo, el yogui que mira llanamente, Milarepa,
predico a ustedes el canto del dharma.

Todas las criaturas que vienen por alimentos
¡son mis padres y mis madres!
Afligir a quienes debemos gratitud
¡es realmente sin sentido y tonto!

¿No seria un acto feliz y alegre
que ustedes renunciaran a los pensamientos malvados?
Si se retiran a practicar las diez virtudes,
recuerden esto y estudien su significado,
considérenlo con cuidado y atención.

Los demonios se mofaron de Milarepa: "Tu divagación no nos embauca. Nos rehusamos a dejar nuestras magias y a dejarte libre". Entonces multiplicaron sus armas sobrenaturales y aumentaron la fuerza de sus ejércitos demoníacos para afligirlo. Milarepa consi¬deró un momento el asunto y luego dijo: "¡Escúchenme, oh, uste¬des, ejército de demonios! Por la gracia de mi gurú he llegado a ser un yogui que ha realizado plenamente la última verdad. Para mí las aflicciones y obstrucciones originadas por demonios son las glorias de la mente de un yogui. Mientras mayores sean las aflicciones, más adelantaré en el sendero bodhi. Ahora escuchen mi canto de Los Seis Ornamentos:

Ofrezco mi reverencia a Marpa el Traductor.
Yo, que veo la esencia última del ser,
entono el canto de los Seis Ornamentos.

Ustedes, demonios perversos aquí reunidos,
abran sus oídos y escuchen mi canto atentamente.

Al lado de la montaña central Sumeru,
el cielo brilla azul sobre el Continente del Sur,
el firmamento es belleza de la tierra,
el cielo azul es su ornamento.

Arriba sobre el gran árbol del Sumeru,
relumbran los brillantes rayos del Sol y de la Luna
alumbrando los cuatro Continentes.
Con amor y compasión, el rey Naga
esgrime su poder milagroso,
desde el inmenso cielo, deja caer la lluvia.
Éste es el adorno de la tierra.

Del gran océano surge vapor
llenando el vasto cielo;
allí se forman las grandes nubes.
Una ley causal rige las transformaciones de los elementos.

En pleno verano aparecen los arco iris sobre las planicies
descansando gentilmente en las colinas.
De planicies y montañas
es el arco iris belleza y adorno.

Al Oeste, cuando la lluvia cae sobre el frío océano,
arbustos y árboles florecen en la tierra.
Para toda criatura del continente
ésta es belleza y adorno.

Yo, el yogui que desea permanecer en soledad,
medito en el vacío de la mente.

Ustedes, demonios celosos, aterrorizados
por el poder de mi concentración
se ven forzados a practicar la magia.
De un yogui, los conjuros demoníacos
son belleza y adorno.

Ustedes, subhombres, ¡escúchenme con atención!
¿Saben quién soy yo?,
soy el yogui Milarepa;
de mi corazón surge
la flor de la mente iluminada;
con clara voz canto para ustedes esta alegoría,
con palabras sinceras predico para ustedes el dharma.
Con el corazón misericordioso les doy esta advertencia:
si en vuestros corazones germina la voluntad-bodhi,
aunque ustedes no ayuden a los demás,
sepan que con la renuncia a las diez maldades
obtendrán alegría y liberación.
Si ustedes siguen mis enseñanzas,
sus logros aumentarán grandemente;
si ahora practican el dharma,
un gozo perdurable los envolverá.

Muchos demonios fueron convertidos por el canto, tornándose respetuosos y llenos de fe hacia Milarepa. Cesando el hechizo malig¬no, dijeron: "En verdad, eres un gran yogui con maravillosos poderes. Sin tu explicación de la verdad y la revelación de tus milagrosos poderes, nunca hubiéramos entendido. Por lo tanto, ya no te moles¬taremos. También estamos agradecidos por tu prédica sobre la ver¬dad del karma.
"Hablando con franqueza, tenemos inteligencia e ignorancia limi¬tadas. Nuestras mentes están cubiertas del lodazal de la tozudez u obstinación de los pensamientos habituales. Te rogamos pues nos enseñes una lección profunda en significado, de gran ayuda y de simple comprensión y observancia". Milarepa cantó entonces El Canto de las Siete Verdades:

A ti, Marpa el Traductor, mi reverencia;
te ruego incrementes en mí la mente-bodhi.

Sea cual fuere la belleza de un canto,
será solamente un sonido para aquellos
que no captan la verdad.

Si una parábola no está acorde con la enseñanza del Buda,
a pesar de la mucha elocuencia que pueda tener
no pasará de ser sólo un simple eco.

Si uno no practica el dharma,
aunque se proclame muy erudito en la doctrina,
sólo será un autoengañado.

Vivir en soledad es aprisionarse a sí mismo,
si uno no practica la instrucción de la Transmisión Oral.
Trabajar en el campo no es sino un castigo,
si uno descuida la enseñanza del Buda.

Para aquellos que no guardan su moral,
las oraciones son sólo deseos.
Para quienes no practican lo que predican,
la oratoria es una pérfida mentira.

Evitar las malas acciones amengua en sí los pecados;
hacer .buenas obras es ganar méritos.
Permanezcan en soledad y mediten a solas.
El mucho hablar no es de ningún provecho.
¡Sigan mi canto y practiquen el dharma!

Pronto surgió la fe en todos los que escuchaban a Milarepa y le demostraron su gran respeto. Reverenciándolo, lo circunvalaron muchas veces. Muchos regresaron después a sus casas. Pero el jefe de los demonios, Bha Ro, y algunos de sus seguidores no quisieron irse. Una vez más invocaron visiones terroríficas para atemorizar a Milarepa. Mas él los conminó con el canto en que se narra la verdad del bien y del mal:

Me inclino a los pies del misericordioso Marpa.
Ustedes, demonios perniciosos, ¿están aún con ánimo airado?
Vuestros cuerpos pueden volar al cielo fácilmente,
pero vuestras mentes están habitualmente llenas de pensamientos
dañinos.
Muestran ustedes sus colmillos mortíferos para espantar a tos otros.
Pero pueden estar seguros que al afligirlos sólo a ustedes mismos causan conflicto.

La ley del karma no falla nunca en su función,
nadie escapa a su madurez;
ustedes sólo están ocasionando conflicto en ustedes mismos,
¡fantasmas hambrientos, confusos y pecadores!,
sólo siento piedad y compasión por ustedes.

Como siempre han sido pecadores,
el ser malvados es natural en ustedes.
Como el karma de matar los ata,
apetecen carne y sangre como alimentos.
Por quitar la vida a otros,
nacen como fantasmas hambrientos.

Vuestros actos pecaminosos os conducen
a las profundidades del más bajo sendero.
¡Aléjense, amigos míos, de la trampa de ese karma,
y traten de obtener la verdadera felicidad que
está más allá de toda esperanza y todo temor!

Los demonios mofándose dijeron: "Tu eficiente personificación de un predicador que conoce acuciosamente la doctrina es muy impresionante, pero ¿qué convicción has obtenido con la práctica del dharma?" Milarepa replicó con El Canto de la Certeza Perfecta:

Reverencia a Marpa el Perfecto.

Yo soy el yogui que percibe la última verdad.
En el origen de lo no nacido, obtuve por vez primera la certeza;
en el sendero de la no extinción, lentamente perfeccioné mi poder;
con símbolos y palabras plenas de significado
fluyendo de mi gran compasión
entono ahora este canto,
desde el reino absoluto de la esencia del dharma.

Debido a que vuestro karma maligno ha creado
ceguera densa y obstrucción impenetrable,
ustedes no pueden entender el significado de la verdad última.
Escuchen, por lo tanto, la verdad conveniente.

¡En los antiguos e inmaculados Sutras
todos los Budas del pasado han advertido
repetidamente la eterna verdad del karma!

Cada ser sensible es vuestro propio pariente,
ésta es una verdad eterna que nunca falla.
Escuchen atentamente la enseñanza de la compasión.

Yo, el yogui, que evoluciono por medio de mis prácticas,
sé que los obstáculos externos son sólo sombras chinescas.
Y el mundo fantasmal,
un juego mágico de la mente increada.

Al mirar hacia adentro en la mente, se ve
la naturaleza de ella, sin sustancia, intrínsecamente vacía.
Mediante la meditación en soledad, se obtiene la gracia
de la sucesión de los gurús y la enseñanza
del gran Naropa.
La verdad interna del Buda
debe ser el objeto de meditación.

Por la misericordiosa instrucción de mi gurú
entendí el abstruso significado interno del Tantra.
Mediante la práctica de la yoga que alumbra y perfecciona
se engendra el poder vital,
y se realiza la razón interna del microcosmo.
Por eso no temo los obstáculos ilusorios
del mundo exterior.

Pertenezco al gran linaje divino,
junto con inmensurables yoguis, tan vastos como el espacio.

Si, en su propia mente, uno reflexiona
sobre el estado original de la mente,
los pensamientos ilusorios se disolverán por sí solos
en el reino del Dharmadhatu;
no habrá ni quien cause aflicción ni quien sea afligido.
Un estudio exhaustivo de los Sutras
no podrá enseñarnos más que esto.

Jefe y subordinados demoniacos ofrecieron sus calaveras a Milarepa, haciéndole reverencias y circunvalándolo muchas veces. Prometieron traerle alimento suficiente para un mes y desvanecié¬ronse en los cielos como arco iris. A la mañana siguiente cuando salía el Sol, el demonio Bha Ro trajo de Mon muchos fantasmas de sexo femenino muy elegantes, así como una numerosa comitiva.
Todos portaban copas enjoyadas llenas de vino y bandejas de cobre con muchos alimentos diferentes, incluyendo arroz y carne, los cuales ofrecieron al Jetsun. Prometiendo de ahí en adelante servirle y obedecerle, se postraron ante él repetidas veces, y luego desapare¬cieron. Uno de los demonios, llamado Jarbo Ton Drem, era el jefe de muchos devas.
Con esta experiencia, Milarepa obtuvo gran progreso yóguico. Permaneció allí por un mes, alegre y animoso, sin las torturas del hambre. Un día (cuando ya había pasado el mes) Milarepa recordó un lugar en Lashi renombrado por sus aguas benéficas y decidió ir allí. De camino llegó a una explanada donde flore¬cían los tarayes (o tamariscos). En medio de aquella planicie había una roca con un bordo encima; allá arriba se sentó Mi¬larepa por un rato y muchas diosas aparecieron inclinándose ante él y sirviéndole viandas apetecibles. Una de las diosas dejó sus dos pies impresos en la roca y luego desapareció como arco iris. Cuando Milarepa continuó su camino, una hueste de demonios se reunió y conjuró para impresionarlo con visiones de grandes órganos feme¬ninos, los cuales aparecieron en el camino. Entonces el Jetsun con¬centró su mente y expuso su pene erecto con un gesto peculiar. Si¬guió adelante y después de la momentánea aparición de otros nueve órganos femeninos, llegó a un lugar donde había una roca en medio con forma de vagina, quintaesencia de la región. Entonces él insertó en el hueco de la roca una piedra de forma fálica (acto simbólico ) con lo cual dispersó las imágenes lascivas creadas por los demonios. Este lugar fue llamado "Ladgu Lungu".
Cuando Milarepa llegó a media planicie, el demonio Bha Ro vino a darle la bienvenida. Le preparó un sitio para predicar y ofre¬ció al Jetsun muchas ofrendas y servicios pidiéndole que le diera ense¬ñanzas budistas. Milarepa dio conferencias comprensibles sobre karma y así, el demonio se fundió en una gran roca que estaba frente al asiento de la prédica. Milarepa, con el ánimo muy alegre, perma¬neció en esa planicie central durante un mes, luego viajó hacia Nya Non Tsar Ma. Allí dijo a la gente que en verdad aquella planicie había sido un sitio infame antes que él dominara a los demo¬nios y transformara la región en lugar propicio para practicar el dharma. También les dijo que quería, tan pronto como fuera po¬sible, regresar allí a meditar.

Ésta es la historia del "Viaje a Lashi".





3 EL CANTO DE LAS SIERRAS NEVADAS

Reverencia a todos los gurús

La reputación del Jetsun Milarepa como conquistador de demo¬nios malignos y de fantasmas, aumentó después de su visi¬ta a la montaña nevada de Lashi. Todos los del poblado Nya Non fueron sus protectores y le ofrecieron servicios y homenajes. Entre ellos había una mujer llamada Wurmo, quien con profunda y sincera fe solicitó las enseñanzas del dharma. Tenía un hijo joven llamado Joupuva, el cual decidió entregar a Milarepa como su sirviente cuan¬do creciera.
Los vecinos de Nya Non Tsar Ma invitaron a Milarepa a que¬darse con ellos; Shindormo fue su protectora. Allí estuvo el Jetsun por algún tiempo, pero pronto se sintió abatido por el carácter mun¬dano de las personas. Demostrando su infelicidad, les dijo que quería regresar a la montaña nevada de Lashi.
Los aldeanos rogáronle: "¡Reverendo Señor! Es por nuestro beneficio y no por el bienestar de las demás criaturas sensibles que te rogamos permanezcas en nuestro pueblo durante el invierno y nos instruyas. Tú puedes conquistar a los demonios en cualquiera ocasión. En la próxima primavera te tendremos todo arreglado para el viaje". El venerable Dunba Shajaguna (un monje) y Shindormo fueron especialmente sinceros en sus ruegos: "El invierno ya viene y tendrás muchas dificultades y trabajos con la nieve de la montaña. Por favor retarda tu viaje".
Desatendiendo las repetidas súplicas, Milarepa se decidió a par¬tir. "Soy hijo de la sucesión de Naropa", dijo. "No temo los traba¬jos ni las rabiosas tormentas en la montaña nevada. Para mí, quedarme permanentemente en un poblado es peor que la muerte. Mi gurú Marpa también me ordenó evitar las distracciones mundanas y permanecer en la soledad para llevar a cabo mis devociones." En¬tonces los habitantes de Tsar Ma prepararon rápidamente las pro¬visiones; él les prometió ver a todos aquellos que fueran durante el invierno en busca de las instrucciones del dharma. Dunba Shajaguna, Shindormo y otros cuatro, unos monjes y otros laicos, llevando la bebida para brindar por el buen viaje, acompañaron al Jetsun. Cruzaron una colina y llegaron a una meseta pequeña. Entonces tomando un poco de harina, arroz, un pedazo de carne y un trozo de mantequilla, Milarepa marchó solo hacia la "Gran Cueva de los Demonios Conquistados" donde pensaba residir.
De regreso a sus casas, los seis discípulos se encontraron con una terrible tormenta que se había desatado al otro lado de la montaña; era tan formidable que apenas podían hallar el camino. Hubieron de reunir todas sus fuerzas para luchar contra el mal tiempo y lle¬garon al poblado cuando ya todos dormían. La nieve cayó durante dieciocho días con sus noches cortando toda comunicación entre Drin y Nya Non por seis meses. Todos los discípulos de Milarepa pensaron que su gurú había muerto en la tormenta y, en su memoria, hicieron una fiesta sacramental.
En el mes de la Saga (marzo-abril) los discípulos, cargados con hachas y otras herramientas, fueron en busca del cadáver del Jetsun. Ya cerca de su destino, se sentaron a descansar. A la distancia vie¬ron un leopardo de las nieves que, trepado a una roca, bostezaba y se estiraba. Lo observaron por un buen rato hasta que, finalmente, desapareció. Seguros estaban de no encontrar ni el cadáver del Jet¬sun ya que creyeron que el leopardo lo había matado, comiéndose su cuerpo. Entre sí comentaron: "¿Será posible conseguir aunque sea un trozo de su vestido, un mechón de sus cabellos?" Este pensamien¬to los hizo llorar en un penoso padecer. Luego descubrieron muchas huellas humanas junto a las del leopardo. Más tarde ese angosto sen¬dero se llamó: "El Sendero del Tigre y del Leopardo". Los aldea¬nos estaban muy confusos con esta visión del leopardo fantasma y pensaban: "¿Podrá ser esto un conjuro de los dioses o un fantas¬ma?" Recelosos, se acercaron a la "Cueva de los Demonios Conquis¬tados" y escucharon a Milarepa cantando; entre ellos se dijeron: "¿Será posible que los cazadores transeúntes hayan dado comida al Jetsun o que haya conseguido alguna presa olvidada por ellos y por eso no ha muerto?" Cuando llegaron a la cueva, Milarepa les gritó: "Ustedes, perezosos, hace mucho tiempo que llegaron al otro lado de la montaña, ¿por qué han tardado tanto en llegar hasta aquí? La comida que para ustedes he preparado ya debe estar fría. ¡Apúren¬se y entren!" Los discípulos estaban eufóricos: cantaban y bailaban. Se abalanzaban sobre el Jetsun y se postraban ante él. Milarepa indicó: "Ahora no es tiempo de discutir nada; es hora de co¬mer". Pero ellos hicieron antes muchas reverencias y se congra¬tularon por su salud. Luego miraron en derredor y vieron allí la harina que le habían dado, intacta. En otro lado un platón de cebada, arroz y carne que estaba listo. Dunba Shajaguna exclamó, di-rigiéndose al Jetsun: "Ciertamente es hora de cenar, pero tú sa¬bías seguramente que veníamos". Milarepa dijo: "Cuando estaba sentado en la roca los vi a todos descansando al otro lado del paso". "Nosotros vimos allí a un leopardo echado", dijo Dunba Shaja¬guna, pero a ti no te vimos, ¿dónde estabas?" "Yo era el leopar¬do", respondió Milarepa. "Para un yogui que ha dominado com¬pletamente la mente-prana, la esencia de los cuatro elementos está perfectamente controlada, puede transformarse a sí mismo en el cuerpo que escoja. Les mostré que tengo poderes ocultos para rea¬lizar actos supranormales, porque ustedes son discípulos bien dotados y avanzados. Sin embargo, de esto no hay que hablar a nadie."
Shindormo dijo: "Jetsun, tu cara y tu cuerpo se ven más res¬plandecientes y saludables que el año pasado. El camino, a ambos lados de la montaña, estuvo bloqueado por la nieve y nadie pudo atravesarlo para traerte comida. ¿Acaso fuiste alimentado por las divinidades o encontraste algún animal muerto por las bestias? ¿Cuál es el secreto?"
Milarepa contestó: "La mayor parte del tiempo estuve en samadhi, y así no se requiere alimento. En días festivos, las Dakinis me ofrecieron comida en las reuniones de sus festivales tántricos. Ocasionalmente comí una poca de harina seca en la punta de una cuchara, tal como lo hice ayer y algunos días antes. A finales del 'Mes del Caballo' tuve la visión de que todos ustedes, discípulos míos, me rodeaban, ofreciéndome mucha bebida y bastante comida a tal punto, que durante varios días no sentí nada de hambre. A pro¬pósito, ¿qué hicieron ustedes a fines del 'Mes del Caballo'?" Los dis¬cípulos sacaron cuentas y resultó que fue entonces cuando hicieron la fiesta sacramental porque creían que el Jetsun había muerto.
Milarepa comentó: "Si los hombres mundanos hacen ofrendas de caridad, es seguro que les ayudará cuando estén en el estado del Bardo. Sin embargo, es aún mejor y más útil realizar el Bardo-de-aquí-y-ahora". Los discípulos, con mucha sinceridad, pidieron a Milarepa que bajara con ellos a Nya Non, pero él rehusó diciendo: "Disfruto mucho de mi estadía aquí; también mi samadhi pro¬gresa. Deseo quedarme aquí, regresen, pues, sin mí". Pero los dis-cípulos replicaron: "Si el honorable Jetsun no baja con nosotros la gente de Nya Non nos golpeará por haberlo dejado ir solo a su tumba. Habrá daño y abusos contra nosotros". Wurmo lloró dicien¬do: "Si no vienes, tampoco bajaremos nosotros y aquí sentados nos quedaremos hasta morir". Entonces Milarepa no pudo resis¬tir tanta insistencia y forzado a ceder, mostró estar de acuerdo con todos. Entonces dijeron los discípulos: "Tal vez las Dakinis no te necesiten, pero los discípulos de tu linaje ciertamente que sí. Mostremos a las Dakinis cómo podemos conquistar los caminos ne¬vados sin necesidad de raquetas".
A la mañana siguiente todos dejaron la cueva y partieron hacia Nya Non. Shindormo se adelantó para llevar a los aldeanos las bue¬nas nuevas de que el Jetsun aún vivía y que regresaba con ellos.
Ya cerca del poblado, Milarepa y sus discípulos llegaron a una gran roca que como plataforma amplia servía a los campesinos para extender el trigo. Para entonces ya se había esparcido la noticia de su regreso. Hombres y mujeres; niños, adultos, viejos y jóvenes, todos rodeaban al Jetsun, mirándolo, abrazándolo, llorando de emo¬ción, preguntándole sobre su bienestar, dándole la bienvenida con gran reverencia y postrándose ante él. En respuesta Milarepa cantó con las raquetas aún en sus pies y descansando su barbilla sobre el bastón:

Ustedes y yo —mis benefactores y el viejo Milarepa—
bajo el dosel propicio de este cielo bendito,
nos encontramos una vez más antes que
nuestras vidas terrestres hayan acabado para siempre.
Canto en respuesta a vuestras preguntas sobre mi bienestar,
¡escuchen atentamente, presten oído a mi canto!

A finales del Año del Tigre,
antes del comienzo del Año del Conejo,
en el sexto día de Wa Jal,
surgió en mí un sentimiento de renunciación.
A la remota montaña nevada de Lashi
el anacoreta Milarepa, que ansiaba soledad, se retiró.
Parecía que cielo y tierra estaban acordes; entre ambos
soplaba un viento que partía la piel,
corrían ríos y crecían torrentes,
nubes negras en todas direcciones,
Sol y Luna lanzados a la oscuridad,
las Veintiocho Constelaciones inmovilizadas.
La Vía Láctea estancada
y los Ocho Planetas atados a una gran cadena de hierro.
El firmamento quedó envuelto en niebla;
entre brumas cayó nieve durante nueve días y sus noches.
Luego más y más durante dieciocho noches y sus días.

Caía la nieve, gruesa como pacas de algodón,
caía como pájaros que volaran por el cielo,
caía como enjambres giratorios;
los copos caían pequeños como de la rueda de un huso,
caían leves como pepitas,
caían como copos de algodón.

La caída de nieve fue desmedida,
cubrió todas las montañas y llegó a tocar el cielo.
Cayendo entre arbustos y abrumando los árboles,
montañas negras tornáronse blancas;
todos los lagos se helaron.
El agua clara quedó congelada entre las rocas,
el mundo fue una meseta lisa y blanca;
colinas y valles fueron aplanados.

Fue tanta la nieve que ni los malhechores pudieron aventurarse a salir.
Hambrientas estaban las bestias salvajes y también las domésticas,
todas abandonadas en las montañas,
lastimosamente hambrientas y débiles.
En el follaje helado los pájaros caían muertos de hambre,
mientras bajo tierra escondíanse ratas y ratones.

Durante este gran desastre yo permanecía en completa soledad.
Arriba en la montaña nevada
la lluvia y la ventisca de fin de año
lucharon contra mí, vestido sólo con algodón;
yo luché contra ellas a medida que sobre mí caían
hasta que se tornaron brisa y llovizna breve.
Conquisté los vientos tormentosos
y los domé hasta tornarlos en reposo silencioso.
El traje de algodón que llevaba parecía que fuera caliente y nuevo.

A vida o muerte fue la lucha,
como un batirse a sable entre gigantes.
Yo, el yogui competente, salí victorioso,
modelo para todo budista,
ejemplo para todo gran yogui.

Así se mostró mi poder sobre
el Calor Vital y los Dos Canales.
Observando cuidadosamente los Cuatro Males
causados por la meditación
y manteniendo la práctica interior,
tomáronse en esencia los pranas de frío y calor.
Por eso el viento huracanado fue domeñado
y la tormenta, dominada, perdió su poder;
ni aun el ejército de los dioses pudo competir conmigo.
Esta batalla la gané yo, el yogui.

Hijo ferviente del dharma en piel de tigre,
nunca he llevado una piel de zorro.
Hijo de gigante, nunca
he huido de la ira.
Hijo de león —rey de todas las bestias—,
siempre he vivido en las montañas nevadas.
Hacer una tarea de la vida es como un chiste para mí.

Si ustedes creen lo que les dice este anciano,
escuchen esta profecía:

La enseñanza del Linaje Practicante
crecerá y se esparcirá ampliamente;
algunos seres realizados aparecerán en la Tierra.
La fama de Milarepa se extenderá sobre el mundo.
Ustedes, discípulos, en memoria de este hombre,
abundarán en fe;
en tiempos futuros se escucharán
elogios y famas de nosotros.

En lo que respecta a mi salud,
yo, el yogui Milarepa, estoy bien.
Y ¿cómo están ustedes, queridos benefactores?
¿Están bien y felices?

El canto de felicidad del Jetsun inspiró de tal modo a los luga¬reños que danzaron y cantaron de alegría, y Milarepa, con ánimo fes¬tivo, se unió a ellos. La gran plataforma sobre la cual danzaron quedó impresa con las huellas de manos y pies, como si la hubiesen tallado. El centro de la plataforma se hundió formando una pequeña olla con formas irregulares; por eso lo que antaño se llamó "Roca blanca de las pisadas", ahora recibe el nombre de "Roca de las raquetas".
Después de la fiesta los aldeanos escoltaron a Milarepa hasta el pueblo de Nya Non Tsar Ma, le prestaron sus servicios y le hicieron ofrendas. La protectora Lesebum le dijo: "Reverendo, nada nos ha dado tanta alegría como saber que estás vivo y sano, y que has regresado con bien a nuestra aldea. Tu aspecto es más radiante que nunca y estás lleno de energía y espiritualidad. ¿Es porque las diosas te presentaron ofrendas cuando vivías en la soledad? En respuesta Milarepa cantó:

Me inclino a los pies del gurú Marpa.
El regalo de la bendición es otorgado por las Dakinis;
el néctar de Samaya es alimento abundante;
los órganos de los sentidos están alimentados
con la devoción ferviente;
de tal manera se almacenan los actos meritorios de mis discípulos.

La mente inmediata no tiene sustancia;
está vacía, es menor aún que el más pequeño átomo.
Cuando el vidente y lo visto se eliminan,
la "visión" es en verdad realizada.

En cuanto a la "práctica", en la Corriente de Iluminación
no puede hallarse ningún estado.
La perseverancia se confirma en la práctica
cuando es anulado el binomio actor-acción.

En el Reino de la Iluminación,
donde sujeto y objeto son uno,
no veo causa, pues todo es Vacío.
Cuando acción y actor desaparecen,
todo acto se torna correcto.

Los pensamientos finitos se disuelven en Dharmadhatu;
los Ocho Vientos Mundanos no traen ni esperanza ni temor.
Cuando desaparece el precepto y quien lo guarda,
son mejor observadas las disciplinas.

Al conocer mediante un voto sincero y altruista,
que la mente propia es el Dharmakaya
(el absoluto cuerpo del Buda),
desaparecen el actor y el acto. Entonces triunfa el glorioso dharma.

¡Éste es el canto alegre que entona un anciano
en respuesta a la pregunta de un discípulo!
La nieve que cayó
demarcó mi casa de meditación,
las diosas me dieron alimento y sustento;
el agua de la montaña fue el trago más puro,
todo se efectuó sin esfuerzo;
no hay necesidad de sembrar cuando no se requiere alimento.

Mi bodega está llena sin previa preparación ni provisiones,
todas las cosas he visto al observar mi propia mente;
sentándose en el lugar más bajo se alcanza el trono real.
La perfección se obtiene por la gracia del gurú;
la deuda se paga con la práctica del dharma.
Seguidores y benefactores aquí reunidos,
den sus servicios con fe,
sean todos felices y alegres.

Dunbar Shajaguna hizo reverencias a Milarepa diciendo: "En verdad es maravilloso y grato saber que tanta nieve no dañó al Jetsun y que nosotros, sus discípulos, podemos —sanos y salvos— re¬gresar con él a la villa. ¡Qué dicha que todos los discípulos puedan ver a su gurú! Estaremos profundamente agradecidos si, como regalo de su llegada, nos predica el dharma de sus experiencias mientras meditaba durante este invierno".
En respuesta a la petición de Shajaguna y como regalo por el reencuentro, Milarepa entonó para sus discípulos el canto de Las Seis Esencias de la Experiencia Meditativa.

Reverencia a mi gurú, el de las tres perfecciones.

Esta tarde, contestando
a mis discípulos, a Shajaguna y al protector Dormos,
yo, Milarepa, narro mi experiencia de meditación,
yo, el que mora siempre en las remotas fortalezas.

La pureza del voto ha hecho posible esta congregación;
la pureza del precepto del dharma me une a mis benefactores.
¡Hijos míos!, lo que ustedes preguntan he de responder
yo, el padre, como regalo de mi regreso.

Renuncié al mundo y no me lamenté de ello.
Yo, Milarepa, me fui a la montaña nevada de Lashi
para ocupar solo la Cueva de los Demonios Conquistados.
Durante seis meses completos creció la experiencia de la meditación;
ahora la revelo en este canto de las Seis Esencias.

Primero, vienen las Seis Parábolas de la Experiencia Externa;
segundo, las Seis Conductas Internas Erróneas,
que uno debe considerar con mucha atención;
tercero, las Seis Cuerdas que nos atan a Samsara;
cuarto, las Seis Vías para alcanzar la liberación;
quinto, las Seis Esencias del Conocimiento
mediante las cuales uno obtiene confianza;
sexto, las Seis Experiencias Gozosas de la Meditación.

Si uno no memoriza este canto
no quedará ninguna impresión en la mente;
atiendan pues cuidadosamente mi explicación.

No puede llamarse espacio
si tiene obstáculos;
ni puede nombrarse estrella
si hay números.
No podrá decirse: "Eso es una montaña",
si eso se mueve y tiembla,
ni podrá llamarse océano
algo que crece y se encoge.
No es posible llamar nadador
a quien necesite un puente,
ni es arco iris
lo que puede palparse.
Éstas son las Seis Parábolas Externas.

Límites de lo definido
limitan el saber.
Pereza y distracción
no son meditación.
Aceptación y rechazo
no son actos voluntarios.
Constante fluir del pensar
no es yoga.
Si hay Este y Oeste,
no hay sabiduría.
Si nace y muere,
no es Buda.
Éstas son las Seis Faltas Internas.

Habitantes del infierno están atados al odio,
fantasmas hambrientos a la miseria,
y las bestias a la ceguera.
Los hombres, por lujuria se atan;
por celos, los asuras,
y los dioses del cielo, por orgullo.
Estas seis amarras son los obstáculos
que impiden la liberación.

Gran fe y confianza
en un gurú sabio y estricto,
buena disciplina,
soledad en una ermita,
decisión, perseverancia,
práctica y meditación.
Éstas son las Seis Vías que conducen a la liberación.
La sabiduría innata original
es la esfera de lo primordial (profundo).
La esfera de la conciencia no
tiene "exterior" ni "interior".
Sin brillo ni oscuridad
es la esfera interior.
Omnipresente y que todo abarca es
la esfera del dharma;
sin cambio ni transición
la esfera de Tig Le;
la esfera de la Experiencia no tiene interrupción.
Éstos son los Seis Reinos Inmutables de la Esencia.

El gozo surge cuando se abanica el Calor Vital,
cuando el aire de los Nadis fluye en el Canal Central,
cuando la mente-bodhi fluye desde arriba,
cuando es purificada abajo,
y cuando blanco y rojo se encuentran en el centro.
Éstas son las Seis Experiencias Gozosas del Yoga.
Para complaceros, hijos míos y seguidores,
entono este canto de las Seis Esencias;
ésa ha sido mi experiencia cuando meditaba.
Que todos los que están en esta encantadora reunión
beban el néctar celestial de mi canto.
Que todos estén contentos y llenos de alegría,
que vuestros deseos puros sean satisfechos.
Éste es el canto simple, entonado por este anciano;
no achiquen su importancia, es un regalo del dharma,
sino a zancadas grandes y con alegre corazón,
avancen en el sendero de esta doctrina bendita.

Shindormo exclamó: "¡Jetsun! ¡Oh, preciosísimo! Eres como un Buda entre los Budas del pasado, presente y futuro. La oportunidad de servirte y aprender de ti es un privilegio extraordinario. Quienes no tienen fe en ti son realmente tan tontos como los ani¬males".
Milarepa replicó: "No es tan importante que tengan fe en mí. No importa mucho cuál camino se tome. Pero si tienen un valioso cuerpo humano y han nacido en el lugar y el tiempo en que preva¬lece el budismo, será verdaderamente tonto no practicar el dharma". Luego Milarepa cantó:

A los pies de Marpa el Traductor me postro,
y para ustedes mis benefactores fervientes canto.

¡Qué estúpido es pecar temeraria o imprudentemente
mientras el dharma puro se esparce a tu alrededor;
qué tonto gastar el tiempo de tu vida sin sentido,
cuando es don tan raro obtener el valioso cuerpo humano;
qué ridículo atarse a una ciudad-prisión y allí permanecer;
qué risible pelear y querellarse con esposas y parientes
que apenas si son visitantes pasajeros;
cuan vano estimar palabras dulces y tiernas
que apenas son ecos vacíos en un sueño;
cuan fatuo malgastar la vida litigando con enemigos
que son como flores delicadas;
qué tonto es atormentarse hasta la agonía pensando en la familia,
que nos ata a la mansión de maya;
qué estúpido restringirse a la tarea del dinero y de la propiedad,
que es la deuda contraída sobre el préstamo que otros nos hacen;
qué ridículo embellecer y engalanar el cuerpo,
que es vaso lleno de inmundicia;
qué fatuo excitar cada nervio con riqueza y bienes
y descuidar el néctar de la enseñanza interior!

Entre una multitud de tontos, el que es listo y sensible
practicará el dharma como yo lo hago.

La gente de la reunión dijo a Milarepa: "Estamos muy agra¬decidos por tu sabio canto, pero nunca lograremos emular tu labo¬riosidad e inteligencia. Apenas si podremos evitar las acciones estú¬pidas que has enumerado. Nuestro único deseo es tener el privilegio de gozar de tu continua presencia, que los vivos te sirvan y reciban tu instrucción, que los muertos sean por tu gracia salvados". Milarepa replicó: "Obedeciendo las órdenes de mi gurú, he meditado en la montaña nevada de Lashi. Estaré aquí por un tiempo, pero nunca podré quedarme como ustedes, gente mundana. Falta de respeto y malas voluntades sería el resultado de permanecer entre ustedes". Entonces cantó:

Reverencia a Marpa el Traductor.

Que todos mis benefactores aquí reunidos
tengan fe inmutable y oren con genuina sinceridad.

Si uno está mucho tiempo con los amigos,
ellos pronto se cansan;
vivir muy cerca trae disgusto, y odio.
Es de humanos esperar y demandar mucho
cuando se tiene demasiado tiempo viviendo juntos.

Entre humanos, la beligerancia conduce
a que se violen los preceptos;
las malas compañías destruyen los actos buenos;
palabras honestas causan daño cuando son dichas en público;
argüir sobre bien y mal sólo trae más enemigos.

Apegarse al fanatismo sectario y al dogma
hace de uno un malvado y un pecador sumo.

Una respuesta obligada por las ofrendas de
los piadosos causa siempre pensamientos dañinos.
Disfrutar el Alimento de la Muerte es pecaminoso y peligroso.
Las ofrendas de los mundanos son bajas e indignas.

En sí, la compañía causa desdén
y del desdén nacen el odio y la aversión.

Mientras más propiedades tengamos,
más sufriremos a la hora de la muerte.
Sufrimientos y lamentaciones son en verdad intolerables,
especialmente para yoguis que viven en soledad.

Yo, Milarepa, iré a una tranquila ermita a vivir solo.
Benefactores fervorosos, vuestro comportamiento es
maravilloso para acumular méritos.
Protectores míos, es bueno
hacer ofrendas y servir a vuestro gurú.
Ratifico mi deseo de encontrarlos pronto
y volver a verlos muchas veces.

Todos los protectores de Milarepa le dijeron: "Nosotros nunca nos cansamos de oír tus instrucciones y prédicas, pero tal vez eres tú quien se ha cansado de nosotros. Ya sabemos que aunque cálida¬mente te roguemos quedarte, todo será en vano. Sólo deseamos que de tiempo en tiempo vuelvas desde Lashi para visitarnos". Luego, ofre¬cieron provisiones y otros bienes, pero Milarepa no los aceptó. Todos sentían gran veneración y mostraban profundo respeto. Con ánimo deleitoso y feliz los lugareños reafirmaron su fe inconmovible en el Jetsun.

Éste es "El Canto de las Sierras Nevadas".


4 EL DESAFIÓ DE LA DEMONIA SABIA

Reverencia a todos los gurús

Una vez Milarepa permaneció en Nya Non por un corto pe¬riodo. La gente de allí le rogó se quedara, pero él no aceptó y, de acuerdo con la orden de su gurú, se fue a Riwo Balnbar a practicar meditación en una cueva cerca de Linba. A la derecha de su asiento había una hendidura en la roca. Ya tarde en la noche, Milarepa oyó un sonido crujiente que provenía de la grieta. Se levantó y miró en rededor, pero no vio nada. Pensó que debía ser una ilusión y volvió a su asiento, que también le servía de cama. De pronto, un gran resplandor salió por la hendidura y en medio de la luz apareció un hombre rojo sobre un venado negro guiado por una bellísima mujer. El hombre dio a Milarepa un codazo acom¬pañado de sofocante viento y luego desapareció. La mujer se tornó en bruja roja y de inmediato comenzó a patear a Milarepa. Éste comprendió que esa aparición era un conjuro del demonio femenino Draug Srin Mo, y entonó el siguiente canto:

Hago reverencias ante Marpa el misericordioso.

Tú, maligna Draug Srin Mo de Linba Draug;
tú, fantasma pecador
que apareces en forma perversa de conjuro,
vienes buscando ocasión para dañarme.
No estoy seduciéndote con un canto melodioso:
canto sólo con palabras honestas y veraces.
En medio del cielo azul
las bendiciones del Sol y de la Luna se juntan;
desde el maravilloso palacio celestial brillan los rayos de luz,
gracias a los cuales todas las criaturas son iluminadas y vistas.
Ruego al planeta Chamju no rivalizar con
el Sol y la Luna cuando ellos circundan los Cuatro Continentes.

En el Este, sobre lo alto de la montaña nevada,
la leona de la nieve, Darsen Gharmo, trae prosperidad;
ella es la reina de las bestias
y jamás come carne dañada;
cuando aparezca en el horizonte
¡no la aflijas con una tormenta!

En el Sur, entre los árboles de la floresta,
Darsen Gharmo, la leona de la nieve, trae prosperidad;
ella es la campeona de las bestias salvajes, galante e invencible;
cuando camine en un sendero angosto y peligroso
¡no le tiendas emboscada con trampa de cazador!

En el Oeste, en el océano Ma Pam, azul y vasto,
el pez-hembra de vientre blanco, Dogar Nya, trae prosperidad;
ella es la danzante suprema del elemento agua,
y gira sus ojos de modo maravilloso;
cuando busque alimento delicioso
¡no la hieras con el anzuelo!

En el Norte, sobre la amplia Roca Roja,
la gran buitre brinda prosperidad;
es la reina de las aves;
realmente majestuosa, nunca quita a otros la vida;
cuando busque alimento en lo alto de las tres montañas
¡no la atrapes en una red!
En la cueva de Linba, donde viven los buitres, yo, Milarepa, brindo prosperidad; persigo mi propio bienestar y el de los otros renunciando a la vida mundana;
con mente iluminada,
lucho por obtener el estado búdico en el curso de una vida;
diligente y sin distracción practico el dharma.
Draug Srin Mo, ¡no me aflijas!
Te ruego escuches éste mi canto de
cinco parábolas y seis significados,
el canto con ritmo, el canto semejante a una cuerda de oro.

¡Misericordiosa Draug Srin Mo! ¿Me entiendes?
Cometer karma dañino es un pecado grave,
¿podrías dejar de incurrir en ese karma pecaminoso?
¿Podrías controlar tus pensamientos dañinos y tu perverso corazón?
Si no entiendes que todo está sólo en la mente,
las apariciones interminables de Nhamdog nunca cesarán.
Si uno no comprende que la Esencia-Mente es un vacío,
¿cómo podrá disipar el espíritu del mal?
¡Oye tú, demonia pecadora, bruja! ¡No me aflijas!
¡No me dañes, y regresa sola a tus moradas!

Instantáneamente, ella desapareció. Sin embargo, agarrándolo por un pie contestó a Milarepa:

Oh, hijo bien dotado del dharma,
el solitario que tiene' valor y fortaleza,
el yogui que huella el Sendero del Cementerio,
el santo budista que sigue la vida ascética:
es tu canto enseñanza budista
más preciosa que el oro.
Cambiar oro por cobre es vergonzoso;
si no expiara yo los pecados cometidos
todo lo dicho sería mentira.
En respuesta a tu canto del karma
que acabas de entonar para mí,
escucha atentamente mis alegorías.

En medio del cielo azul
brilla la luz del Sol y de la Luna,
mediante la cual llega la prosperidad a la Tierra.
Tal como has dicho,
los rayos del Inconmensurable Palacio de los Dioses
dispersan la oscuridad de los Cuatro Continentes.
mientras Luna y Sol circundan las Cuatro Islas,
irradiando gustosamente sus resplandores.
Si ellos no se deslumbran con sus rayos resplandecientes,
¿cómo podría Rahu afligirlos?

En el Este, donde se eleva la montaña de cristalina nieve,
Dar sen Gharmo brinda prosperidad;
es ella la reina de las bestias;
ella las manda como a sus sirvientes.
Cuando aparezca en el horizonte,
los huracanes y tormentas no la afligirán
mientras no se torne muy orgullosa y arrogante.

En el Sur, entre la densa floresta,
la tigresa de la montaña brinda prosperidad;
campeona es de todas las bestias.
Con orgullo alardea de conquistas con sus garras;
cuando se acerca a un sendero angosto y peligroso
muestra su orgullo con gran arrogancia.
Mientras no haga ostentación de sus rayas y gracias
nunca caerá en la trampa del cazador.

En el Oeste, en lo profundo del azul océano,
el pez-hembra de vientre blanco brinda prosperidad;
ella es la danzante del elemento agua
y proclama ser vidente de los grandes dioses.
Debido a su glotonería, busca alimento deliciosos.
Si no utiliza su cuerpo ilusorio
para buscar alimentos humanos,
¿cómo podrá dañarla el anzuelo?

En el Norte, sobre la amplia Roca Roja,
la buitre, reina de las aves, brinda prosperidad;
ella es la Deva de los pájaros que viven entre los árboles,
y orgullosa proclama que decide del destino de todos ellos.
Vuela sobre los árboles de las montañas
cuando busca sangre y carne que comer;
si no se abalanza sobre su presa
¿cómo podrá caer en las redes captoras?
En la roca donde mora el buitre, tú, Milarepa, brindas prosperidad;
proclamas que haces el bien para ti y para los demás,
con el perfecto corazón-bodhi florecido meditas atentamente,
siendo tu ambición tornarte Buda en el curso de una sola vida.
Tu esperanza es salvar a los seres sensibles de los Seis Reinos.
Cuando estás embelesado en tu práctica de meditación,
surgen las poderosas fuerzas de tus pensamientos habituales,
ello agita tu propia mente y aparece el discernimiento de lo ilusorio.
Si en tu mente no ha surgido el pensamiento
discriminante de "enemigo",
¿cómo podré afligirte yo, Draug Srin Mo?

Has de saber que sólo de la propia mente
viene el mal de los pensamientos habituales.
¿Qué utilidad tendría que yo siguiera tu guía
si no has realizado la Mente de Esoidad?
Mejor sigue tu camino, que yo seguiré el mío.

Quien no logra el vacío mental,
nunca estará exento de la influencia del mal.
Si uno por sí mismo conoce la propia mente,
cualquier obstáculo y dificultad será una ayuda.
Aun yo, Draug Srin Mo, seré entonces gustosamente tu criada.
Tú, Milarepa, aún tienes ideas equivocadas,
aún tienes que taladrar dentro de la naturaleza de la propia mente,
aún tienes que penetrar en la raíz de lo ilusorio.

Cuando Draug Srin Mo terminó su canto, Milarepa estaba muy impresionado y más esclarecido. Se veía muy complacido y en cierto modo sorprendido de escuchar tales expresiones por parte de la diablesa, y en respuesta replicó con el canto de Ocho Parábolas del Pensamiento:

Sí, sí, lo que has dicho es bien cierto.
Oh, tú, perversa Draug Srin Mo,
difícil será hallar palabras más veraces que ésas.
Aunque he viajado amplia y remotamente,
nunca había escuchado un canto tan hermoso.
Ni teniendo aquí un centenar de grandes eruditos
lograríamos mejor ilustración.
Tú, fantasma, has entonado hermosas palabras;
son como barras de oro
golpeando mi propio corazón.
Así se ha desvanecido el Aire del Corazón, el apego al dharma;
así se ha iluminado mi ignorante ceguera;
así ha florecido el blanco loto de la sabiduría;
la lámpara que aviva la autoconciencia está encendida.
y está totalmente liberada la atención prestada al conocimiento.

Al observar esto la atención se libera;
miro fijamente hacia el inmenso cielo azul,
comprendo plenamente la vacuidad de la naturaleza del ser; no tengo ni ansiedad ni temor por la existencia palpable.

Cuando miro el Sol y la Luna
entiendo su desnudez, lo radiante de la esencia mental;
no temo distracción ni pereza.

Cuando echo una ojeada a lo alto de las montañas,
claramente experimento el samadhi inmutable;
no temo cambio ni fluctuación.

Cuando vuelvo mis ojos hacia el fluente río,
veo plenamente la naturaleza dinámica de todas las corrientes;
no temo ni me confundo con la visión falsa sin origen.

Cuando contemplo esta existencia ilusoria como un arco iris,
veo claramente la identidad entre Forma y Vacío;
no temo las falsas nociones realistas o nihilistas.

Cuando veo las sombras y el reflejó de la Luna en el agua,
percibo plenamente la refulgencia propia del desapego;
no temo pensamientos subjetivos ni objetivos.

Cuando miro hacia adentro a la mente autoconsciente,
veo claramente la luz de la lámpara interior;
no temo la ceguera de la ignorancia.

Cuando escucho lo que tú, espíritu pecador, has cantado,
entiendo plenamente la naturaleza de la autoconciencia;
no temo obstáculos ni dificultades.

¡Tú, espectro, eres en verdad elocuente al hablar!
¿De veras entiendes la naturaleza de la mente tal como lo dices?
¡Mira qué feo nacimiento de bruja espectral has merecido!
No haces más que cosas erróneas y malas.
Esto se debe a tu ignorancia del dharma y al descuido de la moralidad.
Debes escuchar más diligentemente
los males y sufrimientos del samsara,
debes renunciar firmemente a las diez acciones malignas.
Yo, el yogui semejante a un león, no temo ni tengo pavor.
Tú, demonio pecadora, no debes creer que mis palabras
juguetonas y humorísticas son ciertas;
sólo estaba bromeando contigo.
¡Oh, espíritu! ¡Me has divertido esta tarde!
Pero sigamos la leyenda del Buda y los Cinco Demonios,
¡y que la mente-bodhi perfecta surja en ti!,
que tu voto puro, combinado con mi compasión,
haga de ti uno de mis discípulos en la próxima vida.

Conmovida por esta contestación, Draug Srin Mo sintió su co¬razón lleno de fe hacia el Jetsun, soltó el pie de Milarepa y cantó con dulce voz:

¡En virtud del cúmulo de tus méritos,
tú, oh yogui bien dotado,
eres capaz de practicar el dharma
y de permanecer solo en estas solitarias montañas!
¡Tus ojos misericordiosos se mantienen compasivos
sobre todas las criaturas!

Yo soy del linaje de Bedma Tutrin,
y he escuchado el rosario de palabras
preciosas sobre el sagrado dharma.
Aunque he oído muchas prédicas
y he asistido a grandes congregaciones,
aún son excesivos mi codicia y mi apego.

Conduzco hacia la bondad a quienes practican el dharma;
muestro el buen camino a los budistas dotados.

Aunque mi intención es amistosa y mis motivos son buenos,
tengo que encontrar alimento para nutrir este cuerpo depravado.

Vagabundeo sobre la Tierra en esta forma diabólica
deseando por comida sangre y carne.

Entro en el alma de cualquiera que encuentro;
incito el corazón de las muchachas bonitas y encantadoras;
enloquezco con lujuria la sangre de los jóvenes vigorosos y bien parecidos.
Con mis ojos, me entretengo observando todos los dramas;
con mi mente, a todas las naciones instigo a la codicia;
con mi cuerpo, incito a la gente, inquietándola y excitándola

Mi hogar está en Linba,
mi residencia está en la Roca.

Éstas son las cosas que hago,
ésta es mi réplica sincera y mi honesta confesión,
éstas las palabras de bienvenida por nuestro encuentro,
ésta la evidencia de mi fe en ti y mi ofrenda.
Seamos pues inspirados y felices
con este canto de honestidad.

Milarepa pensó: "Este inquirir sincero de la demonia debe ser bien contestado y su orgullo debe ser dominado". Entonces cantó:

Escucha, escucha con atención, tú, bruja depravada;
el gurú es bueno, pero el discípulo es malo.
Aquellos que sólo han oído y leído las enseñanzas del dharma,
apenas captan las palabras.
No entienden ellos el verdadero dharma.
Así suenen elocuentes y convincentes las palabras,
no hay en ellas utilidad ni valor algunos.
Dichos engañosos y charlas vanas no ayudan
a eliminar la corrupción de la mente.

Debido a la propensión que tienes hacia los hábitos dañinos,
formada en el pasado,
y también a tu conducta malvada del presente,
has violado preceptos y votos.
La fuerza de estas transgresiones
te hizo nacer en esta baja forma de mujer.
Tu cuerpo vagabundea en las miserables guaridas
de los caníbales;.......
tu charla es cháchara ególatra y falaz;
tu mente está saturada de pensamientos que afligen a otros.

Debido a tu negligencia por la ley del karma
tomaste nacimiento bajo ese horrible cuerpo.
Ahora debes pensar en las perversidades del samsara,
debes confesar tu culpa y prometer hacer el bien.

Como un león, no temo;
como un elefante, no tengo ansiedad;
como un loco, no tengo pretensión ni esperanza.
Te digo honestamente la verdad.

Causarme problemas y afligirme
sólo te traerá más pesares.

Haz un voto por el dharma puro,
haz una promesa de ser mi discípula en el futuro.
¡Oh tú, confusa y depravada bruja,
piensa en estas palabras con atención!

Draug Srin Mo se hizo entonces visible como antes y con ho¬nestidad cantó:

De los sagrados Budas de los Tres Tiempos,
el Buda Vajradhara es el jefe; él es también.
Señor de la maravillosa doctrina.
El surgir de la mente-bodhi es en verdad notable.
Podrás llamarme bruja depravada, pero tengo grandes méritos.
Cuando escucho tus advertencias nace en mí
entendimiento verdadero.
En un principio juré obedecer las instrucciones de mi gurú,
estudié y aprendí el sagrado dharma,
pero luego fui indulgente conmigo misma y cometí actos dañinos.
Con pasiones malvadas ardiendo salvajemente en mi corazón,
nací bajo la horrible forma demoníaca;
intento ayudar a todas las criaturas,
pero una y otra vez los resultados son malos.

Viniste, gran yogui, al principio del año pasado,
permaneciendo solo en la cueva, meditando en soledad.
¡Algunas veces me gustabas, pero otras no!
Porque me agradas he venido esta noche;
porque no me agradas te agarré el pie;
ahora me arrepiento de mi mala acción.

Sin embargo, esta bruja miserable renunciará a sus malas acciones;
practicará el dharma con todo su corazón;
servirá al budismo tanto como pueda.
De ahora en adelante, con la fresca sombra de tu árbol de gracia,
protégela, por favor, de los Cinco Venenos Insaciables.

Yo, la bruja de horrible forma, me refugio en ti,
y confío en las instrucciones que me has dado.
Incluso renuncio a mis maliciosas intenciones;
desde ahora hasta el momento en que alcance el estado búdico,
prometo proteger a los yoguis y ser amigable
con todo aquel que medita.
Serviré y asistiré a los seguidores
de la doctrina, a los observadores de los preceptos;
para los yoguis avanzados y ante el dharma,
seré una honesta servidora.

En seguida Draug Srin Mo juró ante Milarepa que nunca en el futuro dañaría a nadie. También hizo voto de proteger a todos los que meditaran. Con objeto de guiar a Draug Srin Mo, Milarepa cantó:

Soy el hombre venerable que ha renunciado al samsara;
soy el noble hijo de mi gurú;
en mí se guardan las preciadas enseñanzas;
soy un budista con gran sinceridad y devoción.

Soy el yogui que persigue la esencia del Ser;
soy como una madre para todas las criaturas;
soy el hombre que tiene valor y perseverancia,
el sostenedor del espíritu de Gautama el Buda,
el maestro del corazón que aspira a bodhi.

Soy quien siempre se ha apegado a la bondad,
quien ha dominado con mucha compasión todo pensamiento de mal;
soy quien permanece en la cueva de Linba,
quien practica la meditación sin distraerse.

¿Crees que eres feliz ahora? ¡Tú, miserable y confusa bruja!
Si no has encontrado felicidad es por tu culpa.
¡Despierta! El apego que tienes a tu ego es más grande que tú.

¡Presta atención! Tus emociones son más poderosas que tú.
¡Oh, espectro!, tu torcida voluntad es mucho más perversa que tú.
Tus pensamientos habituales son más característicos que tú.
Tu incesante actividad mental es más frenética que tú.

Afirmar la existencia de un fantasma sólo trae perjuicio;
entender la inexistencia de un fantasma es el camino del Buda;
saber que fantasma y realidad son uno es el camino de la liberación;
conocer que todos los fantasmas son nuestros padres
es verdadero entendimiento;
comprender que el mismo fantasma es la propia mente
es la suprema gloria.
Te emanciparás de toda traba o cadena
si comprendes la verdad que he establecido;
ésta es mi instrucción para ti, oh demonia. .
Para ser mi discípula debes observar los preceptos.
No violes las reglas del Vajrayana,
no envilezcas o degrades la gran compasión,
no aflijas el cuerpo ni la palabra ni la mente de los budistas.
Si alguna vez violas estas reglas,
puedes estar segura de que caerás de cabeza al Infierno Vajra.
Recita estas importantes reglas tres veces;
recuerda su significado y practícalas.
Pide ahora un deseo y que pronto se te conceda.
Con el inmaculado corazón-bodhi, inconcebiblemente grande,
tengas mucha felicidad en tu vida futura.
Entonces, conviértete en mi mejor discípulo,
oh, mujer del Dorje Semba.

Después que Draug Srin Mo juró ante el Jetsun, hizo reve¬rencias y caminó a su alrededor muchas veces. Prometió que de allí en adelante obedecería sus órdenes. Luego desapareció como un arco iris que se desvanece en el cielo.
Mientras tanto, el día declinaba y el Sol llegaba al ocaso. Des¬pués de un rato, Draug Srin Mo regresó trayendo consigo a sus hermanos y hermanas, toda una comitiva, todos bien parecidos y vestidos con los mejores de sus trajes, para que vieran al Jetsun y le llevaran ofrendas.
Draug Srin Mo le dijo a Milarepa: "Soy un fantasma peca¬dor; forzada por el karma maligno caí en un nacimiento bajo; im¬pulsada por los pensamientos malignos habituales, influyo para que otros se tornen malos. Te ruego me perdones. La mala intención me indujo a hacerte diabluras. Imploro perdón por todo lo que te hice; además, prometo obedecer tus órdenes estrictamente y tratar de ser tu honesta sierva o seguidora. Sé misericordioso y dinos algo acerca de la verdad que has alcanzado". Haciendo esta petición Draug Srin Mo cantó:

¡Oh tú, el grande! ¡Tú, hijo de grandes héroes,
que por acumular tantos méritos
has llegado a ser una persona llena de excelencias!;
tú, que por pertenecer a distinguido linaje
estás dotado de Ondas de Gracia

Tú eres quien medita con gran perseverancia,
quien soporta morar en la soledad,
quien practica asiduamente las profundas enseñanzas.
Para ti no hay mal ni obstáculo.

¡Por haber comprendido al microcosmo de los canales interiores y de los pranas, puedes hacer milagros!

Tú y yo estamos en relación armoniosa,
nuestros buenos deseos de vidas pasadas
hicieron posible nuestro encuentro.
Aunque he encontrado muchos santos realizados
sólo de ti he recibido gracia y guía.
¡Yo, bruja espectral, hablo sinceramente!

La verdad del Hinayana puede ser ilusoria;
¡realmente es difícil dominar las pasiones producidas por el karma!
Uno debe hablar elocuentemente sobre el dharma;
pero de nada sirven las palabras cuando llega el sufrimiento
y la miseria.
El gurú que se desvíe del dharma
no se ayudará a sí mismo, sino que incurrirá en odios.

Tú, encarnación del cuerpo del Buda de los Tres Tiempos,
realiza la inmutable verdad del Dharmadata
con la enseñanza interna, practica la quintaesencia del dharma.
En este lugar bendito donde crece la Iluminación Fundamental,
nosotros, Draug Srin Mo y su comitiva,
rogámoste dilucidar las enseñanzas del Secreto Más Interno.
¡Por favor! Revélanos las palabras secretas del Vajrayana,la verdad última;
¡por favor! Enséñanos la gran sabiduría iluminadora,
¡por favor! ¡Obtén para nosotros la luz radiante!

Al escuchar la verdad inmutable, la profunda doctrina secreta,
no caeremos en el sendero inferior.
Practicando la enseñanza de la doctrina secreta
no erraremos en las veredas del samsara.
Sin dolo ni engaño
te rogamos nos des a conocer la verdad completa.

Milarepa dijo: "Según lo que ahora puedo ver, no todos us¬tedes son capaces de practicar las altas enseñanzas de la verdad in¬mutable. Si insisten en aprender la enseñanza interna deben jurar por sus vidas y hacer un voto solemne".
Entonces Draug Srin Mo juró prometiendo cumplir todas las órdenes del Jetsun y dijo asimismo que ayudaría y serviría a todos los budistas. En respuesta a sus dudas, Milarepa entonó un canto, El Inmutable y Real Dharma Sobre los Veintisiete Desvanecimientos:

Ante el Buda oculto con cuerpo humano,
ante el incomparable Marpa el Traductor, mi padre gurú,
¡me inclino a sus pies, misericordiosos!

No soy un cantante que desea exhibir su arte,
pero tú. espectro, me incitas a cantar y cantar.
Hoy te cantaré la verdad última.

Trueno, relámpago, nubes
surgen del cielo,
y al cielo vuelven desvaneciéndose.

Arco iris, niebla y llovizna
surgen del firmamento,
y a él vuelven desvaneciéndose.

Miel, fruto y grano crecen en la tierra;
todos vuelven a ella desvaneciéndose.

Flores, hojas y floresta
surgen de la tierra,
y a ella vuelven desvaneciéndose.

Ondas, mareas y corrientes
surgen del gran océano,
y también a él regresan desvaneciéndose.

Pensamientos habituales, apegos y deseos
surgen en la conciencia Alaya;
todos retornan a Alaya desvaneciéndose.

Autoconciencia, autoiluminación, autoliberación
surgen de la esencia mental;
todo se disuelve en la mente desvaneciéndose.

Lo inmanifestable, lo inextinguible y lo indescriptible
surgen del Dharmadata;
todo retorna de nuevo a él.

Fantasmas, alucinaciones y visiones de demonios
son producidos por la yoga,
y todos regresan nuevamente desvaneciéndose.

Si uno se apega a la realidad de las visiones
se confundirá en su meditación.
Si no sabe que todos los obstáculos
revelan el vacío, la manifestación de la mente,
estará confundido al meditar.
La verdadera raíz de la confusión
también viene de la mente.

Quien comprende la naturaleza de la mente,
ve la gran iluminación que ni llega ni parte.
Al observar la naturaleza de las formas externas,
se da cuenta que sólo son visiones ilusorias de la mente.
También ve la identidad de vacío y forma.

Asimismo, meditar es un pensamiento ilusorio;
no meditar también es una ilusión;
igual es que medites o no.

Discriminar entre "los dos" es la fuente de toda idea errónea.
Desde el punto de vista último, no hay ninguno de "los dos".
Esta es la naturaleza de la mente.
La enseñanza para observar la naturaleza
del dharma se ilustra mediante el símil del espacio.
Tú, Draug Srin Mo, debes investigar el significado de lo que está
más allá de los pensamientos;
debes entrar al reino sereno de la meditación;
debes actuar natural y espontáneamente,
siempre consciente de la esencia.

El logro está más allá de toda palabra,
y está exento de esperanza y temor.
No tengo tiempo para cantar por entretención
parloteando palabras huecas.
¡Oh, espíritu! Piensa en el auspicioso dharma.
¡Inquiere poco, no hagas demasiadas preguntas,
sino relájate y ponte cómodo!

Canto a tu requerimiento.
Éstas son mis palabras locas.
Si puedes practicarlas,
comerás el alimento del Gran Gozo
cuando estés hambriento, y cuando estés sediento, beberás el néctar.
Entonces podrás ayudar a los yoguis con tus actos.

Así pues, Draug Srin Mo y su comitiva se sintieron inundados de devoción por el Jetsun, hicieron repetidas reverencias ante él y caminaron nuevamente a su alrededor muchas veces. Luego dijeron: "¡Reverendo Señor, te estamos profundamente agradecidos!" Y desaparecieron como arco iris, desvaneciéndose en el cielo. De allí en adelante obedecieron las órdenes de Milarepa; sirvieron a los yoguis; nunca más los afligieron, sino que tornáronse sus buenos amigos.

Ésta es la historia del encuentro de Milarepa y Draug Srin Mo en la cueva de Linba.



5 MILAREPA EN RAGMA

Reverencia a todos los gurús

Cuando el Jetsun Milarepa decidió ir de Linba Draug a Riwo Balnbar a meditar, lo comunicó a sus benefactores de Ragma, quienes dijeron: "Cerca de Riwo Balnbar, en un lugar delicioso, hay un templo. Te recomendamos quedarte allí, ya que no conocemos bien Riwo Balnbar. Mejor será que te quedes en ese templo, reverendo señor, mientras mandamos gente a inspeccionar la región".
Milarepa pensó: "Primero iré al templo por un rato, luego se¬guiré a Riwo Balnbar". Entonces les dijo: "No necesito vuestra guía, puedo encontrar el camino por mí mismo". Cuando sus protectores le preguntaron: "¿Tienes ya un guía?", Milarepa replicó: "Sí, lo tengo". "¿Quién es? Cuéntanos algo de él." Milarepa contestó cantando:

El gurú glorioso y realizado
que dispersa la oscuridad es el guía.

Sin producir calor ni frío, este vestido de algodón,
con el cual renuncié al deseo, es el guía.

Las yogas de invocación, identificación y transformación,
que destruyen la ilusión del Bardo, son el guía.

El que muestra el camino en todas las jornadas y a través de todas las tierras
— el dominio completo de la mente-prana—, es el guía.
La entrega del propio cuerpo como una ofrenda
la enseñanza del, dominio del yo— es el guía.

Permanecer en soledad y practicar meditación
conduce a la iluminación, que es el guía.

Dirigido por estos seis guías y residente en Jaung Chub Tsong,
todo estará bien para mí.

De este modo, Milarepa se dirigió a la parte alta de Ragma, que desde entonces se llamó Jaung Chub Tsong. Luego se absorbió en el Samadhi del Río Fluente. Un día a medianoche, escuchó gran ruido y clamor; cuernos estruendosos rasgaban el aire como si se acercaran ejércitos para entrar en batalla. Milarepa pensó: "¿Es que hay guerra en este país?" Entonces se concentró en el Samadhi de la Gran Compasión. Pero el sonido se acercaba más y más. Tanto el cielo como la tierra parecían bañados de luz roja. Milarepa estaba perplejo preguntándose qué pasaría. Miró a su alrededor y vio que la planicie entera estaba ardiendo, que nada quedaba en la tierra ni en el cielo. Una banda del ejército de los demonios se ocupaba de encender fuegos, agitar las aguas y derribar montañas. Por medio de innumerables conjuros, los demonios amenazaban a Milarepa con diversos tipos de armas, derribaban las rocas y la cueva, y también lo colmaban de insultos. Milarepa tuvo conciencia de que los demonios se habían reunido para atormentarlo. Pensó: "Qué lástima, desde tiempo inmemorial hasta ahora, estos peca¬dores demonios Ah Tsa Ma han practicado actos malignos en los Seis Reinos, para lo cual se han convertido en hambrientos espec¬tros voladores. Con sus malos pensamientos e intenciones dañinas han perjudicado a tantas criaturas sensibles, que con ese negro karma no tienen otra posibilidad que la de ir al infierno en sus vidas futuras". Sintiendo por ellos gran compasión cantó:

A ti, Marpa el Traductor, rindo homenaje.
En el cielo inmenso de tu misericordia
se reúnen por todos lados las nubes de tu compasión,
de las cuales cae fecunda lluvia de gracia.
Por ello crece la cosecha de tus discípulos.
A las innumerables criaturas sensibles, tan infinitas como
el espacio,
otórgales tus ondas de gracia para que alcancen la iluminación.

Asamblea de subhombres y demonios:
ustedes que vuelan y viajan por el firmamento
ansiando perpetuamente alimento,
¡ustedes, espectros hambrientos!,
impulsados por la fuerza del karma completamente maduro,
han nacido en esta vida como fantasmas famélicos;
también por el karma de las malas acciones,
que daña a otros,
caerán al infierno en su vida futura.
Canto sobre la verdad del karma;
piensen cuidadosamente en estas palabras benéficas.

Soy el hijo de los gurús Ghagyu;
con fe que surge de mi corazón
aprendo el dharma;
conociendo la ley de causa y efecto
practico un vivir austero:
con diligencia y perseverancia
veo la verdadera naturaleza de la mente.

Acepto que todas las formas son ilusiones (maya)
V por ello me libero a mí mismo del apego al yo.
También corlo el grillete sujeto-objeto, causa del samsara,
V alcanzo el reino del Buda, el inmutable Dharmakaya.
Soy un yogui que ha ido más allá de la mente humana,
¿cómo pues podrán afligirme ustedes, malhechores?
Vuestros actos malvados e. intenciones ruines
a ustedes fatigan, pero a mí no me dañan.

Una vez más, han de saber que la mente es la fuente del odio.
Aunque reunieran las fuerzas que hay desde lo más profundo
del decimoctavo infierno, el más bajo,
hasta el más alto cielo de Brahma, para echármelas encima,
apenas podrían agitar levemente mi sabiduría que todo lo abarca,
porque en mi mente no puede surgir el miedo.

Ustedes, demonios y subhombres en asamblea,
con todos sus conjuros y armas mágicas
no pueden dañarme;
todo lo que han hecho es inútil;
¡qué pérdida de esfuerzos, qué pena que retornen
sin poder dañarme!
Muestren su poder, hagan lo peor, ¡oh demonios dignos de lástima!

En seguida, Milarepa quedó absorto en el Samadhi de la Esoidad. Espantados y vencidos por su grandeza, todos los demonios se arrepintieron ante él y se sintieron llenos de fe. Hicieron reverencias muchas veces diciendo: "En verdad hemos sido ciegos al no reco¬nocer que te has realizado como un gran yogui. Perdónanos por lo que te hemos hecho. De ahora en adelante seguiremos todas las ins¬trucciones que nos des. Bríndanos la enseñanza necesaria para esta-blecer entre nosotros una comunidad dentro del dharma".
Milarepa replicó: "Muy bien. En ese caso les daré esta enseñanza:

¡Abstente de pecado, practica la virtud!"

Todos los demonios gritaron: "¡Sí, obedeceremos!" Luego ofre¬cieron sus vidas y corazones, y prometieron también acatar las órde¬nes del Jetsun. Después de esto, se fueron a sus respectivos reinos. Había entre ellos uno llamado Seyi Lhamo, de Mang; los otros eran deidades locales de Riwo Balnbar. Milarepa consideró que si los demonios de Riwo Balnbar estaban vencidos, ya no había nece¬sidad de ir allá. Decidió entonces quedarse en el lugar-bodhi por unos días. Con ánimo exaltado cantó:

Aquí, en el hogar de la iluminación,
yo, Milarepa, practicante del sendero-bodhi,
que ha dominado la mente-bodhi,
ejercito la yoga del corazón-bodhi.
Pronto obtendré el gran bodhi
y traeré las inmensurables criaturas madres
al santuario de la iluminación perfecta.

Un día, uno de sus benefactores fue a la choza de Milarepa lle¬vando consigo una carga de leña y media de harina. Como el visi¬tante no llevaba suficiente ropa, sentía mucho frío y dijo: "Ragma es la región más fría del Sur y este lugar el más frío de Ragma. De¬searía, lama, regalarte un saco de piel, si es que lo aceptas". Mila¬repa contestó: "Querido protector; ¿cómo te llamas?" Y aquél re¬plicó: "Labar Shawa". Entonces Milarepa afirmó: "En verdad tienes bonito nombre. Aunque no necesito tu harina ni tu saco de piel, mu¬cho agradezco tu ofrecimiento. Tomaré, si así lo deseas, la harina, pero el saco de piel de veras no me hace falta". Y cantó:

Como niño que pierde el camino de su casa,
vaga la mente confusa en los Seis Reinos.
Debido a la fuerza del karma,
ve uno miríadas de visiones y siente interminables emociones.

A veces tengo la ilusoria sensación del hambre;
entonces preparo mis alimentos y mi bebida.

Otras veces me ejercito construyendo una casa;
y otras resisto el trabajo arduo de comer piedras.
En ocasiones ingiero el alimento de Sunyata (Vacío)
o cambio mis hábitos y no como nada.

Alguna ocasión, cuando siento sed, bebo la pura agua azul;
otras, me nutro de mis propias secreciones;
frecuentemente bebo el fluido de la Fuente de la Compasión;
muy a menudo sorbo el néctar de las diosas.

Algunas ocasiones siento frío; entonces me pongo el traje
de los Dos Canales;
otras, la yoga del calor me da ardiente gozo y tibieza.

Ocasionalmente, cambio mi vida ascética;
de tiempo en tiempo, cuando me siento
como si estuviera rodeado de amigos,
vivo con la sabia conciencia como mi compañera.

Practico los actos blancos de las diez virtudes.
Contemplo el verdadero conocimiento de la realidad
reconozco como cierta a la mente autorradiante.

Adornado con la gema preciosa del conocimiento verdadero,
soy el yogui Milarepa, león entre hombres.

Aventajado y victorioso, soy diestro en la meditación;
la practico a solas en las montañas nevadas.
Soy el yogui que obtiene los frutos de los méritos.
soy el yogui Milarepa, tigre entre los hombres.

Tres veces he animado la mente-bodhi;
sonrío alegremente ante la no distinción de medios y sabiduría;
resido en el bosque del Valle Radiante del Remedio
y produzco frutos para el bienestar de las criaturas sensibles.

Soy el yogui Milarepa, águila entre los hombres;
tengo el par de alas poderosas de la discernidora yoga que eleva;
poseo las dos alas voladoras de la estable yoga de perfección;
surco el cielo de la Esoidad Dos en Uno;
duermo en la cueva de la verdad trascendental;
obtengo el fruto para mi beneficio y el de los otros.
Soy el yogui Milarepa, hombre entre hombres.

Soy aquel que ve el rostro de las formas,
soy quien da buen consejo,
soy el yogui sin atributos.

Soy un hombre que no se cuida de lo que pueda pasar;
soy un limosnero que no tiene comida,
un ermitaño desnudo sin ropa,
un mendigo sin joyas.
No tengo sitio dónde reposar mi cabeza;
soy aquel que nunca piensa en los objetos externos,
maestro en toda acción yóguica.

Como un loco, estoy feliz si llega la muerte;
nada tengo y nada deseo.

Si uno desea adquirir propiedades,
sólo consigue celos y ansiedad;
eso nada más trae conflictos a sus dueños
y los conduce por los caminos errados de la vida.

¡Todo es bueno y espléndido para un yogui!
Con corazón benévolo y bendiciones,
la caridad ha de ser su práctica constante.

Te deseo toda felicidad y prosperidad;
te deseo salud, comodidad y larga vida.
Que en la próxima vida nazcas en la tierra pura del Buda,
para que allí practiques alegremente el dharma.
Que puedas ser capaz de dedicarte
incesantemente a contribuir al bienestar de todos los hombres.

Entonces surgió en aquel hombre una gran fe en el Jetsun y dijo: "Porque eres el yogui realizado, Milarepa, puedes vivir sin esas cosas. Es sólo en beneficio de nosotros, gente pecadora, que perma¬neces aquí. Ten piedad de mí y acepta mis ofrendas".
De allí en adelante, mientras Milarepa permaneció en el lugar-bodhi, aquel hombre le llevó abundantes provisiones y alimentos. Lleno de gran gozo, Milarepa se quedó allí por un tiempo. Un día visitaron al Jetsun unos lugareños de Ragma. "¿Te gusta este lugar?", le preguntaron, "¿te sientes feliz permaneciendo aquí?"
Él replicó: "Sí, en verdad soy muy feliz. Y estoy, además, muy complacido con mi progreso". Ellos preguntaron de nuevo: "¿Por qué te gusta tanto este sitio? ¿Por qué eres tan feliz aquí? Dinos lo que piensas de esto".
Milarepa contestó cantando:

Aquí está el lugar del bodhi, quieto y apacible.
La montaña nevada, sitio en que moran las deidades,
se yergue arriba;
abajo, lejos de aquí, en la villa,
viven mis fervientes benefactores;
rodeando todo esto, las colinas anidan
en la blanca nieve.

Al frente se levantan los árboles dispensadores de deseos;
en el valle se extienden las vastas praderas que florecen silvestres;
alrededor de los deleitosos lotos de aromas dulces,
zumban los insectos;
a lo largo de las riberas del arroyo
y en medio del lago,
las grullas estiran sus cuellos disfrutando la escena,
y están contentas.

Cantan los pájaros en la arboleda;
cuando el viento gentil sopla,
danza lentamente el sauce llorón;
en las copas de los árboles los monos saltan alegres;
en las verdes pasturas silvestres pacen disgregados los rebaños,
y pastores felices, llenos de alegría y libres de penas,
entonan hermosos cantos y tocan sus caramillos.
La gente mundana con deseos y apegos ardientes,
distraída por sus problemas, tórnase esclava de la tierra.

Desde lo alto de la Roca de la Gema Resplandeciente,
yo, el yogui, veo estas cosas.
Observándolas, compruebo que son fugaces y pasajeras;
contemplándolas, entiendo que comodidad y placer
son sólo espejismos, reflejos en el agua.

Veo esta vida como un conjuro y un sueño.
Surge en mi corazón gran compasión
por aquellos que no tienen conocimiento de esta verdad.

El alimento que como es el Vacío Espacial;
mi meditación es dhyana, más allá de la distracción.
Miríadas de visiones y diversos sentimientos
ante mí aparecen.

¡En verdad, el fenómeno de la existencia es extraño!
Verdaderamente entretenidos son los dharmas de los tres Mundos.
¡Oh, qué maravilla, qué maravilla!
Su naturaleza es Vacío, aunque se manifieste en todo.

Los aldeanos estaban embelesados con este canto y, con su fe fortalecida, regresaron a sus hogares con el ánimo alegre.

Ésta es la primera parte de la historia de Milarepa en Ragma.



6 MILAREPA EN JUNPAN NANKA TSANG

Reverencia a todos los gurús

De Ragma, Milarepa fue a Junpan Nanka Tsang y allí per¬maneció por algún tiempo.
Un día llegó a la choza de Milarepa un mono montado en un conejo. Por coraza llevaba un hongo y portaba arco y flecha hechos de caña. Su apariencia era tan ridícula que Milarepa no pudo con¬tener la risa. El demonio dijo al Jetsun: "Viniste aquí por miedo; si ya no temes, puedes irte". Milarepa replicó: "Comprendo perfec¬tamente que cualquier manifestación es un efecto de la propia men¬te; también veo que la esencia mental es idéntica al Dharmakaya. Tú, ¡pobre fantasma!, sea cual fuere la aparición que invoques, para mí sólo serás motivo de risa". Entonces el demonio presentó ofrendas e hizo un voto ante Milarepa. Luego, como arco iris, desapareció en el cielo. Era el rey demonio de Dro Tang.
Otro día fueron a visitar a Milarepa los vecinos de Dro Tang. Le preguntaron qué beneficio le ofrecía Junpan Nanka Tsang. En respuesta, Milarepa cantó así:

Ruego a mi gurú, el santo.
Escuchen, benefactores, les diré lo benéfico de este lugar.

Arriba, en lo alto de este hermoso y quieto Castillo Celestial
de Junpan, se reúnen oscuras nubes;
abajo, a lo lejos, corre, azul intenso, el río Tsang.

A mis espaldas se alza la Roca Roja Celestial;
flores silvestres vibrantes florecen con profusión a mis pies.

A orillas de mi cueva rugen y braman las bestias salvajes,
giran libres en el cielo los buitres y las águilas,
mientras cae menuda la lluvia.

Las abejas zumban y susurran con monótono canto,
las yeguas y sus potros caracolean y galopan alocadamente;
parlotea el arroyo entre guijarros y rocas;
en los árboles saltan y se columpian los monos
y la alondra entona alegremente su dulce canción.

Los sonidos esporádicos son mis compañeros,
inconcebible es la bondad de este lugar.

Y en este canto la narro para ustedes.
¡Oh, protectores bondadosos!
Sigan, por favor, mi sendero y mi ejemplo.
Abandonen el mal y. practiquen buenas acciones.
Con todo mi corazón, espontáneamente,
os doy esta instrucción.

Entre los benefactores había un yogui tántrico, el cual dijo a Milarepa: "Estaríamos muy agradecidos si, como un saludo o regalo de bienvenida, nos dieras, misericordiosamente, las instrucciones esen¬ciales sobre visión, meditación y acción.
Milarepa cantó en respuesta:

Entra en mi corazón la gracia de mi gurú,
ayudándome a realizar la verdad del vacío!

En respuesta a mis fervientes benefactores,
canto para complacer a deidades y Budas:

La manifestación, el vacío y la indiferenciación
son la quintaesencia de la visión.

La iluminación, la mente vacía y la concentración
son la quintaesencia de la meditación.

El desapego, el desligamiento y la completa indiferencia
son la quintaesencia de la acción.

La ausencia de esperanza, de miedo y de confusión
es la quintaesencia de la realización.

El desistimiento, el desvelamiento y la indiscriminación
son la quintaesencia de los preceptos.

Después de escuchar este canto de Milarepa, los benefactores re¬gresaron a sus hogares. Algunos días más tarde, fueron a visitar al Jetsun muchos discípulos, quienes preguntaron por su salud y bien¬estar deseándole lo mejor. Milarepa en respuesta cantó:

Me inclino a los pies de mi gurú.

En lo profundo de la floresta donde el hombre no ha hollado,
yo, Milarepa, practico alegremente la meditación.

Sin apego ni vínculo,
es igualmente placentero caminar o estar tranquilo.

Libre de enfermedad y desorden, sostengo a voluntad este cuerpo ilusorio
y aun sin dormir nunca, me siento en confortable quietud.

Residiendo en el Samadhi de la Transitoriedad paladeo el gozo;
en verdad es deleitoso mantenerse en la yoga del calor.

Sin cobardía ni desmayo,
alegremente sigo las prácticas tántricas;
sin esfuerzo perfecciono la labor;
sin ninguna distracción
permanezco en soledad y soy verdaderamente feliz.
¡Éstos son los placeres del cuerpo!

El sendero de sabiduría y el de los medios son dichosos,
la yoga de elevarse y perfeccionarse es dichosa,
dichosa la meditación de dos en uno,
dichosa Prajna, la conciencia de no ir ni venir;
dichosa la ausencia de charlas, amigos y pláticas.
Éstos son los placeres de la palabra.

Dichosa la comprensión del no codiciar;
dichoso meditar sin interrupción;
dichoso el logro sin esperanza ni temor;
dichosa la acción hecha sin apego.
Éstos son los placeres de la mente.

¡Dichosa la iluminación sin pensamiento ni mutación!
¡Dichoso el gran gozo de la pureza del Dharmadhatu!
¡Dichoso el incesante reino de la forma!

Este pequeño canto de la gran dicha que fluye libre desde mi corazón,
está inspirado por la meditación.
Por la unión de acción y conocimiento, quienes persiguen el fruto del bodhi
pueden seguir esta práctica yoga.

Los discípulos dijeron a Milarepa: "En verdad son maravi¬llosos los gozos de cuerpo, palabra y mente tal como lo has dicho. Explícanos por favor cómo se obtienen". Milarepa replicó: "Me-diante la realización de la mente". Los discípulos dijeron: "Aunque nosotros nunca seremos capaces de adquirir tal dicha y placer como los que tú disfrutas, esperamos alcanzar una pequeña porción; por lo tanto, te rogamos darnos una enseñanza clara, fácil de entender y de práctica simple, mediante la cual podamos realizar la esencia de la mente". Entonces el Jetsun cantó Los Doce Significados de la Mente.

Me inclino a los pies de mi gurú.

¡Oh protectores bondadosos! Si ustedes desean realizar la esencia
de la mente, deben practicar las siguientes enseñanzas:
Fe, conocimiento y disciplina constituyen el árbol
de vida de la mente.
Éste es el árbol que deben sembrar y cultivar.

Desapego, desligamiento, visión clara son los tres escudos
de la mente;
son luces a llevar, fortalezas en la defensa
y resguardos que deben buscar.

Meditación, diligencia y perseverancia
son los tres caballos de la mente;
¡corren rápido y vuelan veloces!
Si buscan caballos, éstos son los buenos.

Autoconciencia, autoiluminación y éxtasis
son los frutos de la mente;
siembra la semilla, madura el fruto,
refina el jugo y emanará la esencia.
Si desean frutos, éstos son los que han de buscar.

Este canto de los doce significados de la mente
surge de la intuición yoga.
Continúen en su práctica inspirados en su fe,
¡oh mis buenos protectores!

Entonces los benefactores tuvieron más fe en Milarepa y le lle¬varon muchas ofrendas. Posteriormente Milarepa decidió ir a las co¬linas nevadas de Yolmo.

Ésta es la historia de Milarepa en Junpan Nanka Tsang (Castillo Celestial de Junpan).


7 CANTO A LA ALEGRÍA DEL YOGUI

Reverencia a todos los gurús

El maestro de Yoga, el Jetsun Milarepa, acatando las órdenes de su gurú, fue de Junpan a las colinas nevadas de Yolmo. Allí vivió en la "Cueva del Tigre de Senge Tson", situada en los bos¬ques de Singalin. La diosa de Yolmo apareció en forma agraciada y, obedeciendo las órdenes del Jetsun, le prestó sus mejores servicios.
Milarepa permaneció allí por algún tiempo con ánimo profun¬damente inspirado.
Un día llegaron a visitarlo cinco monjas que procedían de Mon, las cuales se dirigieron a él de esta manera: "Se dice que este lugar es terrorífico y que es un sitio ideal para obtener gran progreso en la meditación. ¿Será esto cierto? ¿Opinas que es así?"
Milarepa cantó alabanzas al sitio:

Reverencia a ti, ¡gurú mío!
Te hallé después de hacer grandes méritos
y ahora estoy en el lugar que profetizaste.

Éste es un sitio delicioso, lugar de colinas y florestas.
En las praderas de las montañas florecen las plantas.
Danzan ondulantes los árboles en el bosque.
Para los monos éste es sitio de recreo.
Cantan armoniosamente los pájaros,
revolotean zumbando las abejas,
y del día a la noche arco iris vienen y van.

En verano e invierno cae dulcemente la lluvia
y brumas y neblinas se acumulan en otoño y primavera.
En este grato lugar, yo, Milarepa,
resido en soledad y felicidad,
meditando sobre la mente de vacío iluminante.

¡Cuan felices son las miríadas de manifestaciones!
Mientras más altibajos hay, más alegre me siento.
Feliz el cuerpo sin karma ominoso,
¡en verdad, la interminable confusión es una dicha!
A mayor temor, mayor es mi alegría.
¡Dichosa la muerte de las sensaciones y pasiones!

¡Mientras mayores sean la angustia y la pasión,
mayores serán el gozo y la alegría!
¡Qué felicidad no sentir achaques ni enfermedades,
qué felicidad: dicha y sufrimiento son uno;
qué felicidad jugar con el movimiento corporal
gracias al poder que surge de la yoga!
Saltar y correr, danzar y columpiarse
es aún más gozoso.

¡Qué felicidad cantar el canto de la victoria,
qué felicidad cantar y tararear;
aún más gozoso es hablar y cantar en voz alta!
Feliz es la mente —poderosa y segura—
que se ha empapado del reino de la totalidad.

Extrema felicidad
es la autoemanación del autopoder;
felices son las miríadas de formas, las multitudes de revelaciones.
Como obsequio de bienvenida a mis fervientes discípulos,
canto esta felicidad yóguica.

Luego, Milarepa inició a las cinco jóvenes monjas novicias y les dio instrucción verbal. Después de practicar sus enseñanzas por al¬gún tiempo, nació en ellas la luz de la realización interior. Milarepa estaba muy dichoso, y cantó el Néctar de la Instrucción.

¡Oh, mi gurú, que muestras
el inconfundible sendero de la liberación;
oh tú, el salvador perfecto, el gran compasivo,
te ruego no me dejes nunca, permanece por siempre
sobre mi cabeza como corona de joyas!

Escuchen, seguidoras del dharma,
meditabundas aquí sentadas,
¡aunque las enseñanzas del Buda son muy numerosas,
quien pueda practicar este profundo sendero
será en verdad bien dotado!

Si ustedes desean llegar a ser Buda en una sola existencia,
no deben codiciar las cosas de esta vida
ni aumentar el propio anhelo,
no sea que se embrollen entre el bien y el mal
y caigan en reinos de miseria.

Cuando presten servicios a su gurú,
guárdense de pensar "yo soy quien trabaja y él quien disfruta".
Si tienen este tipo de pensamiento,
con seguridad padecerán disputas y discordia,
y nunca podrán alcanzar lo que desean.

Cuando observen los preceptos tántricos,
cesen su asociación con los malvados,
no sea que se contaminen de influencias dañinas
y corran el riesgo de quebrantar dichos preceptos.

Cuando se ocupen del estudio y aprendizaje,
no se apeguen con orgullo a las palabras,
no sea que el fuego dormido de las Cinco Pasiones Venenosas
levante llama y consuma los pensamientos y actos virtuosos.

Cuando en retiro mediten con sus amigos,
no ambicionen demasiadas cosas,
no sea que cesen sus actos virtuosos
y se pierda su devoción.

Cuando practiquen el Sendero con Forma
de la Transmisión Susurrada,
no exorcicen demonios ni imprequen a los fantasmas para otros,
no sea que surjan demonios de vuestra propia mente
y arda,, en anhelos por bienes mundanos.

Cuando hayan adquirido experiencia y realización,
no desplieguen vuestros poderes milagrosos ni profeticen,
no sea que las palabras secretas y los símbolos se escapen,
disminuyendo los méritos y la espiritualidad interior.

Cuídense y eviten caer en ese precipicio.
No cometan actos malos. No coman alimentos seductores.
No carguen con el cadáver
ni usen palabras dulces para complacer a otros.
Sean humildes y modestas, y hallarán su camino.

Las monjas preguntaron luego a Milarepa cómo hallarían su propio camino y le pidieron más instrucción. En respuesta Mila¬repa cantó:

Rindo homenaje a mi gurú misericordioso.
Te ruego me otorgues tus ondas de gracia;
ayúdame a mí, el mendigo gozoso de meditar.

Aunque ustedes, hijas de la nueva generación,
vivan en poblados infestados de karma dañino,
el vínculo del dharma aún perdura.
Vienen ahora a mí
porque escucharon las enseñanzas del Buda
y esto evitará que se descarrilen.

Por la práctica constante de la acumulación de méritos
desarrollarán aptitud para la devoción
y entrarán en ustedes las ondas de gracia,
mientras crezca la realización verdadera.

Pero aun si hacen todo esto, de poco servirá
si no pueden alcanzar el dominio total.
Por compasión hacia ustedes les doy esta instrucción.
Escuchen con atención, ¡oh, jóvenes amigas mías!

Cuando vivan en soledad,
no piensen en las diversiones del pueblo,
no sea que el maligno surja en vuestro corazón;
vuelvan su mente hacia adentro
y hallarán su camino.

Cuando mediten con perseverancia y determinación,
piensen en los males del samsara
y en lo incierto de la muerte;
rehuyan el anhelo de placeres mundanos;
entonces crecerá en ustedes el valor y la paciencia,
y hallarán su camino.

Cuando soliciten la profunda enseñanza de la práctica,
no aspiren a la erudición ni a llegar a ser doctas,
no sea que las dominen las acciones mundanas y los deseos;
si así fuere, esta misma vida seria malgastada.
Sean humildes y modestas,
y hallarán su camino.

Cuando les lleguen en la meditación diferentes experiencias,
no estén orgullosos ni ansiosas de contarlas,
no sea que disturben a las diosas y madres.
Mediten sin distracción
y hallarán su camino.

Cuando acompañen a su gurú,
no presten atención a sus méritos o deméritos,
no sea que encuentren montañas de faltas.
Sólo con fe y lealtad
hallarán su camino.

Cuando asistan a reuniones devotas
con hermanos y hermanas en el dharma,
no piensen en dirigir el grupo o encabezar la fila,
no sea que despierten odio y deseos,
y ofendan así los preceptos.
Adáptense, compréndanse mutuamente
y hallarán su camino.

Cuando pidan limosna en la villa,
no utilicen el dharma como trampa o modo de explotación,
no sea que se fuercen a sí mismas a caer al sendero más bajo.
Sean honestas y sinceras,
y hallarán su camino.

Antes que nada, recuerden en todo tiempo y lugar:
nunca sean arrogantes ni orgullosos de sí mismas,
no sea que se sobrepasen en la propia estimación
y se sobrecarguen de hipocresía.
Si abandonan la pretensión y el engaño
hallarán su camino.

Quien ha encontrado el camino
puede pasar sus enseñanzas misericordiosas a los otros; ,
así se ayuda a sí mismo y también a los demás.
Entonces, el único pensamiento que guarda su corazón es el de dar.

Las discípulas estaban muy inspiradas con la determinación de efectuar diligentemente la práctica y de renunciar al mundo. En ellas se estableció una inalterable fe en el Jetsun y dijeron: "Que¬remos ofrecerte una mandala de oro. Por favor acéptala y danos la enseñanza empírica de la visión, la práctica y la acción".
Milarepa replicó: "Yo no necesito el oro, pueden usarlo us¬tedes para mantenerse durante su meditación. Y con respecto a la enseñanza de la visión, la práctica y la acción, les diré lo siguiente. Por favor presten atención a mi canto:

¡Oh, mi gurú! Ejemplo de visión, práctica y acción,
te ruego me otorgues tu gracia y me capacites
para estar absorto en el reino de la propia naturaleza.

Para la visión, la práctica y la acción
hay tres puntos claves que deben conocer:

Toda manifestación, el universo mismo, está contenido en la mente;
la naturaleza de la mente es el reino de la iluminación,
el cual no puede ser ni concebido ni tocado.
Éstos son los puntos claves de la visión.

Los pensamientos errantes se liberan en el Dharmakaya;
la conciencia —que es la iluminación— siempre es gozosa;
mediten de modo que no haya esfuerzo ni acción.
Éstos son los puntos claves de la práctica.

En la acción natural
crecen espontáneamente las Diez Virtudes
y se purifican los Diez Vicios.
El Vacío Iluminante no se disturba
con correcciones ni remedios.
Éstos son los puntos claves de la acción.

No hay ningún nirvana que obtener más allá,
no hay ningún samsara al cual renunciar;
en verdad, conocer la propia mente
es ser el mismo Buda.
Éstos son los puntos claves del logro o realización.

Reduzcan interiormente los tres puntos claves a uno.
Este uno es la naturaleza vacía del ser,
la cual sólo un gurú insigne
podrá ilustrar claramente.

Mucha actividad no sirve de nada;
si alguno ve la sabiduría que nace simultáneamente,
habrá alcanzado la meta.

Para todos los practicantes del dharma
esta prédica es como una joya,
es mi experiencia directa de la meditación yóguica.
Reflexionen con atención y guárdenla en la memoria,
oh, hijas mías y discípulas.

Las discípulas preguntaron a continuación a Milarepa: "Según hemos entendido, la guía inconfundible a lo largo del sendero de la práctica es orar a nuestro gurú con toda sinceridad. ¿Hay algo más allá de esto?" Milarepa sonrió y contestó: "El Árbol Guía también tiene muchas ramas". Y para explicar esto cantó:

El gurú, el discípulo y las enseñanzas secretas;
paciencia, perseverancia y fe;
sabiduría, compasión y forma humana.
Éstas son las guías de siempre a lo largo del camino.
Soledad sin conmoción ni disturbio
es guía que protege la meditación.
El gurú realizado, el Jetsun,
es guía que dispersa ignorancia y oscuridad.
Fe sin pena ni hastío
es guía que los conducirá a una felicidad segura.
Las sensaciones de los cinco órganos
son guías que conducen a la liberación del "contacto".

Las enseñanzas verbales del linaje de los gurús
son guías que ilustran los tres Cuerpos del Buda.
Los protectores, los Tres Inmaculados
son guías sin tacha ni error.
Conducido por esos seis guías,
uno alcanzará el feliz nivel de yoga,
residiendo en el reino de la no diferenciación,
donde ya no hay más visiones ni sofismas.

Permanecer en el reino del autoconocimiento y
la autoliberación
es en verdad una felicidad y una dicha;
morar en el valle donde no vive ningún hombre,
lleno de confianza y conocimiento,
permite vivir según el propio modo.
Con voz de trueno
uno entona el feliz canto de yoga.
Hacia las diez direcciones cae la lluvia de la fama;
a punto de florecer están hojas y flores de compasión.
La empresa de bodhi abarca todo el Universo.
El fruto puro del corazón-bodhi obtiene así la perfección.

Las discípulas pensaron: "Como ahora al Jetsun ya no le afecta el lugar donde viva, invitémosle a nuestro pueblo". De tal modo, dijeron a Milarepa: "Reverendo señor, como ahora tu mente es inmutable, ya no necesitas practicar meditación. Así pues, en bien de las criaturas sensibles, ven por favor a nuestro pueblo y predí¬canos el dharma". Milarepa replicó: "Practicar la meditación en soledad ya es un servicio a la gente. Aunque mi mente no cambie, es buena costumbre de un yogui seguir la tradición y permanecer en soledad".
Luego, Milarepa cantó:

Mediante la práctica de la meditación,
yo demuestro gratitud a mi gurú.
Te ruego me otorgues tu gracia,
haciendo que yo madure y me libere.

Ustedes, discípulos dotadas, seguidoras del dharma,
escuchen cuidadosamente y con atención
mientras canto sobre las profundas enseñanzas esenciales.

La gran leona de la alta montaña nevada,
orgullosa se aposenta en la cumbre del pico; no teme.
Morar en la montaña orgullosamente
es costumbre del león de las nieves.

La reina buitre de la Roca Roja
extiende sus alas sobre el ancho cielo; no teme caer.
Costumbre del buitre es volar en el firmamento.
En lo profundo del gran océano
brilla Darts, reina de los peces; ella no teme.
Costumbre del pez es nadar.

En las ramas de los encinos
los monos ágiles saltan y se columpian; no temen caer.
Tal es la costumbre del mono salvaje.

Bajo el dosel frondoso del bosque espeso
ruge y corre veloz la tigresa listada, no porque tema o se preocupe,
sino porque ésta es la manera en que, majestuosa,
muestra su arrogante orgullo.

En el bosque de la montaña Singa
yo, Milarepa, medito en el Vacío,
no porque tema perder mi entendimiento,
sino porque la constante meditación
es el modo de ser de un yogui.

Sin distracción, absorto, medita el yogui
sobre la mandala pura del Dharmadhatu,
no porque tema descarriarse,
sino porque es costumbre del yogui
mantener la autoquintaesencia.

Cuando él trabaja sobre nadis, prana y bindu,
suprime los obstáculos y errores;
no porque la enseñanza tenga en sí fallas,
sino porque es un buen modo de progresar en la realización.

Con comportamiento natural y espontáneo,
seguramente sufrirá uno altibajos incontables,
no porque haya discriminación y pensamiento dualístico,
sino porque la naturaleza causal tiende a manifestarse en todo.

Cuando el yogui mejora a otros seres
mediante demostraciones del poder del karma,
aunque aparentemente vea como reales el bien y el mal,
no se debe a que se haya descarriado en su práctica,
sino a que la verdad debe explicarse a las diversas personas
con ilustraciones apropiadas.

Aquellos grandes yoguis que han dominado la práctica,
nunca desean nada de este mundo.
Si permanecen en soledad
no es porque deseen fama,
sino porque brota naturalmente de sus corazones esa necesidad,
como señal del sentimiento verdadero
de desapego y renunciación.

Los yoguis que practican las enseñanzas del profundo sendero
siempre moran en cuevas y montañas,
no porque sean cínicos u ostentosos,
sino porque concentrarse en la meditación
es su voluntad propia.

Yo, el vestido de algodón, he entonado muchos cantos
no para entretenerme en sofismas,
sino por la salvación de ustedes, seguidoras fervientes aquí reunidas.
Desde mi corazón he dicho palabras útiles y profundas.

Entonces, las discípulas dijeron a Milarepa: "Uno puede vivir en soledad, pero es necesario tener suficiente comida y una morada adecuada donde se pueda meditar en forma apropiada". El Jetsun replicó: "Tengo mi propio alimento y morada, acerca de los cuales daré una explicación a ustedes".

Me inclino a los pies del gurú que satisface todo deseo.
Te ruego me concedas la gracia de obtener alimento benéfico
y de que pueda tener conciencia de que mi cuerpo
es la casa del Buda.
Te ruego me otorgues este seguro conocimiento.

Construí la casa por temor,
la casa de Sunyata, la vacía naturaleza del ser;
ahora ya no temo que se derrumbe.
Yo, el yogui, con la joya que satisface todo deseo,
siento alegría y felicidad doquiera que esté.

Por temor al frío, busqué abrigo;
el abrigo que he encontrado
es el Ah Shea, el calor vital.
Ahora ya no temo al frío.

Por temor a la pobreza, busqué riquezas;
la riqueza que he hallado
son las inextinguibles Siete Joyas Sagradas.
Ahora ya no temo a la pobreza.

Por temor al hambre, busqué alimento;
el alimento que he hallado es el Samadhi de Esoidad.
Ahora ya no temo al hambre.

Por temor a la sed, busqué bebida;
la bebida celestial que he hallado
es el vino de una mente atenta.
Ahora ya no temo a la sed.

Por temor a la soledad, busqué un amigo;
el amigo que he encontrado
es el goza del perpetuo Sunyata.
Ahora ya no temo a la soledad.

Por temor a descarriarme,
busqué un sendero recto a seguir;
el ancho sendero que he hallado es el Sendero de Dos en Uno.
Ahora ya no temo perder mi camino.

Soy un yogui con todas las posesiones deseables,
un hombre feliz doquiera que esté.

Aquí, en Yolmo Tagpu Senge Tson,
la tigresa lanza rugidos patéticos y trémulos,
recordándome que sus indefensos cachorros juegan inocentemente.
No puedo evitar el sentir gran compasión por ellos.
no puedo evitar el practicar con más diligencia,
no puedo evitar el incremento de esta mente-bodhi.

El emocionante grito de los monos,
tan impresionante y conmovedor,
inevitablemente hace que surja en mí profunda piedad.
El parloteo de los monitos es divertido y patético;
cuando lo escucho no puedo evitar pensamientos de compasión.

La voz del cuco es tan enternecedora,
y tan afinado el dulce canto de la alondra,
que cuando los oigo no puedo dejar de escucharlos,
y escuchándolos no puedo evitar las lágrimas.

Hasta los diversos gritos y graznidos del cuervo
son buenos amigos y auxiliares de un yogui.
Aun cuando no tenga ni un solo amigo,
es un placer permanecer aquí.
Con la alegría que brota del corazón entono este canto gozoso;
que la sombra oscura de las penas de todos los hombres
sea disipada por mi canto gozoso.

Las discípulas estaban profundamente conmovidas y un senti¬miento de hastío del samsara las invadió. Juraron ante Milarepa que nunca dejarían la montaña. Al final, mediante la práctica de la meditación, todas alcanzaron el estado de perfección. Un día, el Buda protector de Milarepa le dijo que había llegado el tiempo en que debía irse al propio Tíbet y meditar en soledad para ayudar a las criaturas sensibles. Además, el Buda protector le profetizó los éxitos de su carrera como auxiliador de la gente y divulgador del dharma. Por lo tanto, Milarepa decidió irse al Tíbet.

Ésta es la historia de la montaña nevada de Yolmo.



8 MILAREPA Y LA PALOMA

Reverencia a todos los gurús

De acuerdo con la profecía, Milarepa se fue al Tíbet. Llegó a Gu Tang y vivió en una cueva, absorto en la meditación de la Gran Iluminación. Un día se le acercó una paloma que llevaba ornamentos de oro. El ave inclinó la cabeza, hízole reverencias y giró varias veces a su alrededor. Luego voló en dirección a la Roca Inmaculada. Milarepa interpretó aquello como una bienvenida que le llegaba de parte de los subhombres. Siguió pues a la paloma, su¬biendo a la colina, donde halló un montón de blanco arroz. El ave picoteó y llevó granos en su pico a Milarepa, demostrándole hos¬pitalidad y parabienes. Milarepa, sorprendido y deleitándose, rom¬pió a cantar:

¡Oh, mi gurú bendito, Marpa Lho Draug Wa!,
en ti pienso desde lo más profundo de mi corazón.
En ti medito con honda sinceridad;
mi oración tiene por fin no separarme jamás de ti.

Fundir la propia mente con la mente del gurú es cosa feliz.
La manifestación es, en sí misma, la esencia de la realidad.
Mediante la realización de este Dharmakaya no nacido
me absorbo en el reino de la no acción.
Soy indiferente a ambas visiones, la alta y la baja;
con la mente sin esfuerzo me siento feliz y contento.

La naturaleza de la mente es Luz y Vacío.
Al comprender esa conciencia de Luz y Vacío
me absorbo en el estado original de la no acción.
Soy indiferente a las experiencias malas o buenas;
con la mente sin esfuerzo me siento feliz y contento.

Los seis sentidos y los objetos de los sentidos
se disuelven en el Dharmadhatu.
Cuando se realiza la indiferenciación de sujeto y objeto,
absorbo felicidad y pena juntas,
y entro en el estado original de la no acción.
Soy indiferente a las acciones buenas o malas.
En verdad es feliz la mente sin esfuerzo.

La naturaleza pura del Dharmakaya
es identificada por sus formas innumerables;
tales formas innumerables son el Nirmanakaya del Buda.
Con este entendimiento en la mente,
yo puedo hacer frente a cualquier circunstancia,
¡soy libre en el reino feliz de la Liberación!
¡Ya no deseo regresar al hogar del Buda!
En verdad es feliz la mente sin esfuerzo.

Entretanto, la paloma y siete compañeras acercáronse a Milarepa. Todas se inclinaron ante él y caminaron a su alrededor muchas veces, tal como lo había hecho antes la primera. Milarepa pensó: "Estas palomas deben ser subhombres; les preguntaré por si quieren decir la verdad". Así pues inquirió: "¿Quiénes son ustedes y por qué vienen aquí?" Entonces las palomas rompieron el hechizo y to¬maron sus verdaderas formas de devas femeninos. La jefa dijo: "So-mos doncellas angélicas del cielo. Venimos aquí a aprender el dharma porque tenemos mucha fe en ti. Te rogamos nos des instrucción".
En respuesta Milarepa cantó:

¡Oh, la maravillosa transformación corporal dé mi gurú!
Ruégote que amablemente me concedas tus ondas de gracia.

¡Ustedes, las ocho encantadoras doncellas del cielo
que aparecen ahora en forma de palomas,
tienen fina palabra, y de conformidad con el dharma!
Si quieren ustedes, ocho bellas doncellas del cielo,
practicar el blanco dharma del Buda,
recuerden, por favor, este canto.

Los placeres y la felicidad mundanos
parecen deliciosos y gratos,
aunque pasen pronto.

Las damas de alto rango, orgullosas y regocijadas
en sus encumbradas dignidades,
¿cuál amparo o refugio tienen?

Morar en el vehemente mundo de samsara
a veces parece grato, pero es casi una desdicha.

Si un hijo bien dotado y muy amado
no se respeta a sí mismo ni se esfuerza,
sólo tristeza dará a su padre.

Si un discípulo comete actos malos,
debe caer al samsara,
no importa cuan excelente sea su gurú.

Para ustedes, doncellas del cielo, invocadoras de las palomas,
es fácil preguntar por el dharma,
pero difícil tener profunda fe en él.
Deben recordar las inevitables desgracias
conectadas a los placeres mundanos.
Consideren las penas y miserias de esta vida
como amigos que conducen al nirvana.
Yo estoy muy agradecido
a las desgracias que he encontrado.
¡Oh, amigas, guarden esto en sus mentes y hagan lo mismo!

Sonrieron las diosas a Milarepa y le aseguraron: "Así lo hare¬mos". Luego, reverenciándolo, circundáronlo. El Jetsun preguntó a los ángeles: "¿Por qué vinieron aquí en forma de paloma?" Ellas replicaron: "Eres un yogui que no tiene el menor apego a sí mismo, ni ningún deseo por la vida mundana. Es sólo en beneficio del bodhi y por el bienestar de las criaturas sensibles que permaneces en soledad y meditas sin distracción. Con nuestros celestiales ojos fuimos capaces de verte, y con fe y respeto vinimos en busca del dharma. Pero con objeto de ocultar nuestra forma verdadera a las criaturas pecadoras, nos transformamos en palomas.
"Rogamos que Su Reverencia sea lo suficientemente bonda¬doso como para irse con nosotras al cielo y predicar allí el dharma para todos." Pero Milarepa replicó: "Tanto como dure mi vida, permaneceré en este mundo para beneficiar a las criaturas sensi¬bles. Han de saber ustedes que el cielo dista mucho de ser lugar seguro, no es eterno y uno no ha de confiar en él. Nacer en el cielo no es necesariamente algo magnífico. Deben prestar atención v seguir estas instrucciones":

A los pies de Marpa Lho Draug me inclino.
¡Oh, padre gurú! Otórgame tus ondas de gracia y tus logros.

Ustedes, ocho beldades del reino divino,
me han ofrecido blanco arroz,
fruto excelente de dhyana.
Al comerlo mi cuerpo se ha fortalecido
y mi mente se ha vivificado.
En señal de gratitud, entono este canto del dharma para ustedes.
Ahora, abran sus oídos y escuchen esmeradamente.

Aun si uno alcanza el cielo más alto de los devas blancos
¡esto no tiene valor permanente ni sentido!
Llenas de encanto y muy conmovedoras
están en el cielo estas flores de juventud,
pero aunque sean muy gratas
al final habrá separación.

Aunque el gozo celestial parece muy grande
es sólo un engañoso espejismo, una alucinación que aturde;
¡en efecto, es la causa misma
de volver al sufrimiento!

¡Al pensar en las desdichas de los seis reinos del samsara
no puedo evitar un sentimiento de disgusto y aversión,
un sentimiento de angustia y de emotiva tristeza!
Si ustedes intentan practicar la enseñanza del Buda,
deben refugiarse en los Tres Inmaculados
y orar ante ellos.

Como a vuestros padres han de considerar
a las criaturas sensibles de los seis reinos.

Den a los pobres y ofrenden al gurú.
Dediquen vuestros méritos al beneficio de todos.
Recuerden siempre que la muerte puede llegar en cualquier momento.

¡Identifiquen sus cuerpos con el cuerpo del Buda!
¡Identifiquen vuestras propias voces con el mantra del Buda!
¡Contemplen el Sunyata de la sabiduría autoconsciente
y traten de ser siempre señoras de vuestras mentes!

Las devas del cielo dijeron: "En seres ignorantes como nosotras las klesas están siempre en la mente. Danos, por favor, una enseñanza mediante la cual podamos corregir esta falta, una enseñanza en la que podamos fiarnos y practicarla frecuentemente".
En respuesta a esta petición, Milarepa cantó:

¡Reverencia a Marpa, el gurú misericordioso!
Te ruego me otorgues la bendición del remedio virtuoso.

Si ustedes, damas devas fervientes,
intentan practicar a menudo el dharma,
deben ejercitar interiormente concentración y contemplación,
Vuestro adorno será la renuncia a los asuntos externos.

¡Oh, recuerden este remedio para las complicaciones externas!
Con autocompostura y atención han de permanecer serenas.
¡Gloria es la ecuanimidad de mente y palabra!
¡Gloria es la renuncia a muchas acciones!

Si se topan con situaciones desagradables
que perturban su mente,
autovigílense y estén alertas;
adviértanse a ustedes mismas:
"El peligro de la ira está en el camino".

Si se topan con riquezas tentadoras,
autovigilense y estén alertas;
adviértanse a ustedes mismas:
"El peligro de la codicia está en el camino".

Si a sus oídos llegan palabras injuriosas,
autovigilense y estén alertas;
recuérdense a ustedes mismas:
"Sonidos injuriosos sólo son engaños del oído".

Cuando se traten con sus amigos,
autovigilense y díganse a ustedes mismas:
"Que en mi corazón no surjan celos".

Cuando estén afanadas en servicios y ofrendas,
pónganse alertas y díganse a ustedes mismas:
"Guárdeme de que el menor orgullo nazca en mi corazón".

En todo tiempo, de todas formas, autovigilense.
Siempre traten de vencer los pensamientos dañinos en su interior.
Sea lo que fuere que encuentren en su rutina diaria,
deben contemplar el vacío y la naturaleza ilusoria de ello.

Aunque aquí se reunieran
cien santos y eruditos,
no podrían decirles más de esto.
¡Que todas ustedes sean felices y prósperas!
Que todas ustedes, con corazón contento,
se consagren a la práctica del dharma.

Las doncellas celestiales estaban muy felices, y con deleite y satis¬facción tornáronse sus cuerpos nuevamente en palomas y volaron al cielo. Entonces Milarepa comió la ofrenda de arroz y se marchó al Coto Vajra de la Roca Gris.

Ésta es la historia de las doncellas angélicas (en forma de palo¬ma) y sus ofrendas.

Todas las historias anteriores se refieren a la subyugación y con¬versión de demonios por Milarepa.

SEGUNDA PARTE

MILAREPA Y SUS DISCÍPULOS HUMANOS


9 EL COTO VAJRA DE LA ROCA GRIS

Reverencia a todos los gurús

Habiendo llegado al Coto Vajra de la Roca Gris, el Jetsun Milarepa entró en estado de inspiración en la "Cueva de la Silla de Montar". Había un yogui tántrico en Gu Tang que al escuchar las prédicas del Jetsun se había sentido imbuido de profunda fe hacia él. Fue, por tanto, a Milarepa y le dijo: "Reverendo señor, a pesar de que he practicado meditación por algún tiempo, aún no he obtenido experiencias o alcanzado méritos. Probablemente ello se deba a mi ignorancia sobre el modo propio de practicarla. Te ruego seas suficientemente bondadoso como para otorgarme las enseñanzas apropiadas". Milarepa replicó: "En ese caso, es necesario que co¬nozcas todos los puntos esenciales". Entonces entonó para él el canto de Las Seis Esencias:

Las manifestaciones de la mente
exceden las miríadas de partículas de polvo
en los infinitos rayos solares;
el yogui apto conoce
la propia naturaleza de estas manifestaciones.

La realidad de la verdadera naturaleza de los seres no es producida
por causa alguna ni por alguna condición;
el yogui apto conoce
precisa y positivamente la verdad absoluta.

Aun cuando se encuentre amenazado
por un centenar de lanzas,
su visión todo conocedora no se estremecerá;
así el yogui apto domina naturalmente toda tendencia al apego.

La mente, siempre activa, es difícil de domar
aun si se la encierra en una caja de hierro;
el yogui apto sabe
que todas estas emanaciones son ilusorias.

A continuación el discípulo indagó: "Experiencias tales como las que mencionas, ¿se logran gradual o instantáneamente?" Milarepa contestó: "La gente bien dotada alcanzará instantáneamente la iluminación; el común de la gente y la de tipo inferior, en cambio, alcanzará la realización sólo gradualmente. Describiré para ti los sig¬nos de la iluminación real y también los de las experiencias que parecen iluminación, pero que son meras equivocaciones conside¬radas como reales por algunas personas".
En seguida entonó el siguiente canto para explicar las diferentes experiencias, reales y falsas, de las cuatro etapas del Mahamudra.
Me inclino a los pies del supremo gurú.

La causa del samsara es el adherirse a la realidad de la mente;
la señal consumatoria de la etapa de fijeza en un solo punto
es comprender que el desapego y la iluminante autoconciencia
son innatas e inmanentes.

En realidad se está meditando con ceguera y pasión
si uno habla del Dos en Uno
y todavía medita en la forma;
si uno admite la verdad del karma,
pero aún comete actos erróneos.
Cosas como éstas nunca se encuentran
en la etapa de fijeza en un solo punto.

Al comprender que el desapego y la mente iluminativa
están incorporadas al gozo y que
están más allá de todo juego de palabras,
uno ve la naturaleza de su mente
tan clara como el gran espacio.
Ésta es la señal de la consumación
de la etapa del alejamiento del juego de palabras.

Aunque hable de la etapa del alejamiento del juego de palabras,
uno todavía enuncia esto o aquello;
en lugar de ilustrar lo que está más allá de las palabras,
uno sólo está amontonando palabras sobre palabras.
Entonces, quien medita con apego a lo propio, aún es un ignorante.
En la etapa del alejamiento del juego de palabras
no hay nada como esto.

La indiferenciación entre manifestación y Vacío
es el Dharmakaya,
en el cual se siente que samsara y nirvana son lo mismo.
Esto es la fusión total del Buda y las criaturas sensibles.
Éstas son las señales de la etapa de percepción única
tal como muchos lo han declarado.

Quien dice que "Todo es Uno"
aún discrimina;
en la etapa de percepción única
no hay tal ceguera.

Un pensamiento vagabundo es en sí mismo esencia de sabiduría
inmanente e intrínseca.
Causa y efecto son lo mismo,

Esto es la realización del Buda de los Tres Cuerpos
que existe dentro de uno mismo.
Estas son las señales de que se ha consumado
la etapa de quietud.

Cuando se habla de quietud,
aún está activa la mente;
se habla de iluminación,
pero de hecho se está ciego.
En la etapa de quietud
no hay tal cosa.

El discípulo exclamó: "¡En verdad que estas enseñanzas son ex¬traordinarias! Para ayudar a hombres tan ignorantes como nosotros, te rogamos nos instruyas en la práctica de los Seis Paramitas". Milarepa, por respuesta, cantó:

Me inclino a los pies de los gurús perfectos.

Propiedades y riquezas son como rocío en la hierba;
si uno sabe esto, las apartará lejos de sí con mucha alegría.

Lo más precioso es nacer como un ser humano digno y sereno;
si uno sabe esto, observará esmeradamente los preceptos,
tal como si se tratara de proteger los propios ojos.

La causa que precipita hacia los reinos bajos es la ira;
si uno sabe esto, la refrenará
aun a riesgo de perder la propia vida.

Con pereza nunca se obtendrá
beneficio alguno ni para sí ni para otros;
esfuérzate, pues, en hacer buenas obras.

La verdad del Mahayana
nunca puede ser vista por una mente perturbada y vaga.
Por lo tanto, practica la concentración.
No es buscando como se encuentra al Buda.
Por lo tanto, contempla tu propia mente.

Esfuérzate con determinación y fe
hasta que las brumas otoñales se hayan disipado en el cielo.

Al oír este canto, surgió en el discípulo mucha fe y admira¬ción hacia el Jetsun, y regresó a su hogar. Algunos días después volvió hasta Milarepa acompañado de otros benefactores y de copiosas ofrendas. Todos sabían ya la historia de la vida del Jetsun e iban para aprender el dharma. Preguntaron a Milarepa cómo se las arregló para soportar las pruebas del noviciado y cómo se ejercitó en las prácticas ascéticas, pidiéndole, además, que les relatara deta¬lladamente el modo como finalmente obtuvo su iluminación. Mi¬larepa respondió con Las Seis Resoluciones.

Se confirma la fe y el anhelo por el dharma
cuando uno pierde interés en el mundo.

Es muy difícil desprenderse de los lazos del hogar;
sólo dejando la tierra nativa puede uno ser inmune a la ira.

Es difícil domeñar las ardientes pasiones hacia parientes y amigos íntimos;
el mejor modo de sofocarlas es rompiendo toda asociación.

Nunca se cree que ya se es bastante rico;
con alegría debe uno llevar su traje de algodón;
así vencerá deseo y codicia.

Es difícil evitar la atracción mundana;
adhiriéndose a la humildad
se domina el anhelo de vanagloria.

Es difícil vencer orgullo y egoísmo;
así pues, ¡vive en las montañas como los animales!

¿Queridos benefactores fervientes!
Éste es el verdadero entendimiento
que emana de la perseverancia.
Deseo que todos ustedes practiquen actos con sentido
¡y acumulen méritos!

El Dharmakaya, como el espacio,
penetra todas las criaturas sensibles,
aunque la ceguera kármica los arroje al samsara.

Es fácil vislumbrar el Dharmakaya,
pero difícil estabilizarse en su realización.
En consecuencia, uno está todavía lleno de los cinco venenos.

Si se hace estable la realización de Sunyata,
órganos y sentidos se moverán libremente, ya no atados;
entonces uno se fusiona por siempre en el Trikaya.
Ésta es la convicción que da la iluminación.

Sólo para los principiantes,
el samadhi principal y el consecuente son dos estados.
Cuando la mente se estabiliza son uno solo.
En la yoga de la detención
nunca surgen los seis sentidos de desapego;
he ahí por qué permanezco firme en el inseparable Trikaya.
Desapegado, camino con poder;
libre de atracción,
gano méritos que satisfacen todo deseo.

Un hombre sabio conoce cómo practicar
la meditación que se asemeja al espacio;
no se apega a nada de lo que hace durante el día;
con espíritu libre, no ambiciona
ni riqueza ni belleza.

Debemos ver que toda apariencia
es como bruma o niebla;
aunque se hagan votos por liberar
a toda criatura sensible,
debe saberse que cualquier manifestación
es como el reflejo de la Luna en el agua.

Sin apego, el sabio comprende que
el cuerpo humano no es sino una fórmula mágica.
Así obtiene la liberación de toda atadura.
Como el inmaculado loto que crece en él cieno,
el sabio alcanza la convicción por la práctica.

La mente es omnipresente como el espacio,
ilumina todas las manifestaciones como el Dharmakaya;
todo conoce y todo alumbra.
La veo tan clara como un cristal
en la palma de mi mano.

Al principio nada llega;
en medio nada perdura;
al final nada se va.
¡Para la mente no hay comienzo ni extinción!
Así, permanecemos en la igualdad de pasado, presente y futuro.

La mente, inmanente, es pura como el cielo;
las nubes rojas y blancas se desvanecen por sí mismas;
no pueden hallarse ni trazas de los cuatro elementos.
La mente omnipresente se asemeja al espacio: nunca se separa del reino de lo innato. Corta el sendero de los tres mundos del samsara. Ésta es la convicción de la iluminación.

Si un yogui realiza esto,
al momento de dejar su cuerpo mortal
para entrar al Bardo,
perfeccionará todos sus méritos.

Con entendimiento de la instrucción profunda
uno logra el encuentro de las Mentes Madre e Hijo;
si se fallara en lograr la unión de ellos,
aún se podrá transformar el fantasmal Bardo
en el Cuerpo Puro del Gozo,
mediante las enseñanzas de Aquel que Simultáneamente Nace.

Si se sabe que aun el Sambhogakaya
es tan irreal como una sombra,
¿cómo podrá alguien perderse?
Ésta es mi propia, infalible convicción
¡y también la convicción del yogui sobre el Bardo!

Las personas de Gu Tang quedaron firmemente convencidas de su fe y de ahí en adelante siempre llevaron ofrendas a Milarepa.
Un día muy temprano por la mañana, Milarepa, en estado de iluminación, vio a la Vajra Dakini frente a él, quien le profetizó: "¡Milarepa!, tendrás un hijo como el Sol y otro como la Luna; ten¬drás veintitrés hijos similares a estrellas y veinticinco discípulos realiza¬dos; un centenar de seres iluminados que nunca más se atrasarán; ciento ocho grandes hombres que alcanzarán la realización inicial en el sendero, y un millar de yoguis, hombres y mujeres, que entrarán al sendero. Quienes como tú tienen afinidad con el dharma y, por lo tanto, ya han escapado para siempre de los bajos senderos del samsara, están más allá de toda clasificación. En la región alta de Gung Tang hay un hombre predestinado que será tu discípulo lunar. Ve hasta allá para propiciar su salvación". Entonces Milarepa re¬solvió irse al Alto Gung Tang.

Ésta es la primera de las historias del Coto Vajra de la Roca Gris.



10 PRIMER ENCUENTRO DE MILAREPA Y RECHUNGPA

Reverencia a todos los gurús

Tal como profetizó Marpa, Milarepa fue a lo alto de Gung Tang. Cuando llegó al castillo, encontró a muchos individuos traba¬jando en la construcción de una casa, y les pidió comida. Ellos re¬plicaron: "Estamos trabajando en esta construcción. Como podrás ver, estamos muy ocupados y no tenemos tiempo para cosas como ésa que pides. Parece que tienes mucho tiempo que desperdiciar, ¿por qué no te juntas con nosotros para trabajar?"
Milarepa dijo: "Si, ahora tengo tiempo de sobra para el ocio, pero me lo he ganado, porque terminé ya la construcción de mi «casa» a mi propio modo. Aunque ustedes no me den ninguna co¬mida, no trabajaré en ninguna construcción mundana, que sin duda he de abandonar luego". Los hombres le preguntaron: "¿Cómo construiste tu casa y cuál es la razón de que desprecies tan ásperamente nuestro trabajo?"
Milarepa, en contestación, cantó:

La fe es el firme cimiento de mi casa,
la diligencia forma sus altas paredes,
la meditación configura sus grandes ladrillos
y es la sabiduría la piedra angular.
Con estos cuatro materiales construí mi castillo,
¡y durará tanto cuanto dure la verdad eterna!
Vuestras casas mundanas son mera ilusión:
prisiones para los demonios,
y es por eso que las he abandonado alejándome de ellas.

Los trabajadores dijeron: "Lo que has cantado es muy esclarecedor. Dinos, por favor, si en tu vida has tenido algo como nues¬tras haciendas, propiedades, parentelas, compañeros, esposas, hijos. Sospechamos que estas cosas son aún peores de lo que has sugerido. Dinos por favor, ¿qué posesiones tienes que sean mejores que éstas? ¿Por qué miras como indigna nuestra forma de vida?"
Milarepa contestó:

La conciencia Alaya es la buena tierra,
la enseñanza interior es la semilla que ha de sembrarse,
logros en la meditación son los retoños,
y los Tres Cuerpos del Buda son los granos maduros.
Éstos son los cuatro soportes duraderos de la hacienda celestial.
Vuestra hacienda mundana, ilusoria y engañosa,
es nada más labor esclavizante del hambriento;
¡sin duda alguna la he descartado!

El excelente almacén de Sunyata,
las joyas supramundanas,
el servicio y la acción de las diez virtudes
y la gran felicidad de la contención,
estas cuatro joyas son las propiedades eternas del cielo.
Vuestras joyas mundanas y vuestras posesiones
son engañosas e ilusorias;
como si fueran frases mágicas embaucadoras, los descarrían.
Sin duda alguna las he descartado.

Mis padres son el padre y la madre Buda,
mi rostro es el inmaculado dharma,
mis primos y sobrinos son la asamblea Sangha
y los guardianes del dharma son mis amigos.
Estos cuatro entes son mi eterna parentela celestial.
Vuestra parentela mundana es engañosa e ilusoria;
¡sin duda alguna he desechado toda asociación efímera!

El tránsito gozoso es mi padre,
la iluminación gozosa por el trabajo bien hecho es mi compañía,
el Dos en Uno es mi piel satinada y lustrosa,
la experiencia y la realización son mi traje glorioso.
Estos cuatro elementos son mis eternas esposas celestiales.
Vuestras compañías mundanas son engañosas e ilusorias;
son sólo amistades temporales, con tendencia a las querellas;
sin duda alguna las he desechado.

Mi bebé recién nacido es la mente consciente,
mi infante es experiencia y meditación,
mi niño es conocimiento y realización,
y el joven que puede guardar la doctrina es mi compañero.
Éstos son mis perdurables hijos celestiales.
Vuestra progenie mundana es engañosa e ilusoria;
sin duda alguna la he desechado.

Sinceramente deseo que yo y ustedes, buena gente de Gung Tang,
mediante la afinidad kármica de esta conversación,
nos encontremos una vez más en la Tierra Pura de Oujen.

Los aldeanos, llenos de intensa fe, presentaron sus respetos, re¬verencias y ofrendas a Milarepa. Luego, todos ellos se hicieron sus discípulos sinceros.
Después de esto, Milarepa se fue a la parte alta de la "Colina de la Cabra" (Ra La), donde encontró la "Cueva de Seda" (Zhaoo Pug). En la "Colina de la Cabra" había un joven que desde su tierna infancia había perdido a su padre. Era éste un joven muy bueno e inteligente a quien cuidaban su madre y su tío. Como tenía una memoria extra¬ordinaria, podía recitar muchas y muy largas historias de los Sutras budistas. Por ello recibía muchos regalos de la gente.
Un día, mientras pastoreaba bueyes montado en su burro, llegó hasta la cueva donde Milarepa meditaba. Pensando que había es¬cuchado un canto, bajó del burro, dejó los bueyes y se acercó a la cueva. Tan pronto como vio a Milarepa surgió en él una inefable experiencia de samadhi y, por un momento, se quedó transfigurado en éxtasis. (Después, llegó a ser el Hijo del Corazón de Milarepa, el renombrado Rechung Dorje Dragpa.)
Así, habiendo despertado de su karma, el muchacho profesó una fe inmutable al Jetsun. Ofreciéndole, pues, sus servicios, se quedó con él para aprender el dharma y se olvidó por completo de su ma¬dre y de su tío. Por supuesto que, debido a esto, ya no recibió nin¬gún dinero, y tanto la madre como el tío pensaron: "¿Qué le habrá sucedido? ¿Dónde estará? ¿Ya no le pagarán nada?" Comenzaron a preguntar a los benefactores si ya no le pagaban a Rechungpa. Todos dijeron que sí le habían pagado y añadieron información sobre dón¬de podía estar el muchacho y cómo, tal vez, fuera posible que todos los regalos se los hubiese dado a Milarepa. Entonces, por todos los medios, madre y tío trataron de disuadir a Rechungpa de que continuara con esa vida, pero de nada les valieron sus argumentos. El joven permaneció con Milarepa y aprendió el dharma. Pronto la experiencia y la realización de la meditación crecieron en él. Gra¬cias al dominio de la yoga del calor fue capaz de llevar sólo un traje de algodón, y por ello le pusieron el nombre de Rechungpa.
Mientras, la madre y el tío de Rechungpa, que estaban muy enojados, le enviaron una olla en la cual habían puesto una maldi¬ción. Como resultado, Rechungpa contrajo lepra. Esperando cu¬rarse, se confinó por sí mismo en una ermita para dedicarse a la me¬ditación.
Un día llegaron cinco yoguis hindúes y Rechungpa les ofreció un poco de la cebada tostada que le habían mandado su madre y su tío. Mientras los hindúes comían exclamaron: "¡Qué enfermedad mortal! ¡Qué enfermedad mortal!" Supieron que Rechungpa tenía lepra. Rechungpa les preguntó si había alguna cura. Uno de los yoguis dijo: "En verdad eres persona digna de lástima y llena de simpatía; me duelo de ti. Tengo un gurú llamado Wala Tsandra que tal vez pueda curarte. Como él no vendrá al Tíbet, tú deberás ir a la India". Y así, Rechungpa pidió permiso al Jetsun para irse. Milarepa estuvo de acuerdo y como regalo de despedida cantó:

Ruego a mi gurú, a quien debo gratitud inmensa,
proteja y bendiga a mi hijo, Rechungpa.

Hijo, debes renunciar al mundo
y trabajar reciamente por el dharma.
Al gurú patrón Buda ya los Tres Inmaculados
debes orar con sincero corazón
y no sólo con palabras.
Recuerda esto mientras viajes a la India.

Tomando el alimento de la perseverancia en el samadhi,
llevando el traje de Ah Tung
y jineteando el caballo del mágico prana mental,
debes, hijo mío, viajar hacia la India.
Siempre has de guardar la mente limpia y sin ilusión,
siempre has de recordar el brillo plateado
del espejo de los preceptos tántricos
y observarlos sin vejación.
Recuerda esto, hijo mío, cuando viajes a la India.

Si eres perseguido y capturado por bandidos,
debes recordar la inutilidad
de las ocho demandas mundanas.
Reúne tus poderes y méritos.
Con mente humilde y feliz viaja a la India.

Hijo mío, con mis sinceras oraciones y bendiciones,
deseo te restablezcas de tu enfermedad y disfrutes larga vida.

Luego, Milarepa reanudó su meditación en la cueva. Rechung¬pa tapó la entrada de la cueva con lodo, y partió hacia la India con los yoguis. Al llegar allá se encontró con Lama Wala Tsandra quien consintió en darle las enseñanzas completas sobre el Iracundo Sos¬tenedor del Trueno con Alas de Águila. Después de practicar esto por algún tiempo, Rechungpa se curó.
Cuando regresó al Tíbet y llegó al Valle Feliz, preguntó a un nativo dónde se encontraba el Jetsun; aquél le respondió: "Hace algún tiempo oí decir que había un yogui llamado Milarepa; pero recientemente nada he vuelto a saber de él". Al oír esto Rechungpa se sintió muy contrariado. Pensó: "¿Habrá muerto mi gurú?" Y con gran tristeza siguió hasta la "Cueva de Seda". Vio que aún estaba ahí el lodo con que había clausurado la cueva y pensó: "Me pregunto si el Jetsun estará muerto allí dentro". Derribó la pared y entró. Al ver a Milarepa sentado erguido y absorto en la meditación, sintió una inmensa alegría y un gran alivio. Preguntó al Jetsun por su salud y bienestar. En respuesta, Milarepa, saliendo de su meditación, cantó:

Me inclino a los pies de Marpa el Misericordioso.

Porque he dejado mi parentela, soy feliz;
porque he abandonado el apego a mi tierra, soy feüz;
desde que he hecho caso omiso de este lugar, soy feliz;
porque no llevo vestidura de arrogante sacerdote, soy feliz;
porque no dependo de hogar ni familia, soy feliz;
no necesito ni esto ni aquello, por eso soy feliz.
Porque soy poseedor de la gran riqueza del dharma, soy feliz;
porque no me preocupo de propiedades, soy feliz;
porque no temo perder cosa alguna, soy feliz;
como no temo al agotamiento, soy feliz;
por haber comprendido plenamente la esencia mental, soy feliz;
como no necesito esforzarme en agradar a mis benefactores, soy feliz;
al no tener fatiga ni debilidad, soy feliz;
como no necesito prepararme para nada, soy feliz;
como todo lo que hago está de acuerdo con el dharma, soy feliz;
como nunca deseo moverme, soy feliz;
como el pensamiento de la muerte no me causa temor, soy feliz;
bandidos, ladrones y rateros no me molestan;
por lo tanto, ¡todo el tiempo soy feliz!
Ya que he obtenido las mejores condiciones para la práctica
del dharma, soy feliz;
por evitar las malas acciones y dejar el pecado, soy feliz;
hollando el sendero de los méritos, soy feliz;
divorciado del odio y de la injuria, soy feliz;
perdidos orgullo y celos, soy feliz;
comprendiendo la maldad de los ocho vientos mundanos, soy feliz;
absorto en la quietud y la ecuanimidad, soy feliz;
utilizando la mente para espiar a la mente, soy feliz;
sin esperanza ni temor, soy por siempre feliz.
En la esfera de la iluminación sin apego, soy feliz;
la sabiduría sin distinciones del Dharmadhatu
es en sí misma felicidad;
suspendido en el reino natural de lo inmanente, soy feliz;
por dejar que los seis grupos de conciencias se vayan
y retornen a su naturaleza original, soy feliz.
Las cinco puertas radiantes de los sentidos me hacen feliz,
detener una mente que va y viene es felicidad;
¡oh, tengo tanta felicidad y alegría!

Éste es un canto de contento,
es una canción de gratitud a mi gurú
y a los Tres Inmaculados.
No quiero otra felicidad.

Mediante la gracia de Sudas y gurús
mis benefactores me proveen de comida y ropa;
cuando muera estaré alegre
porque no tengo ni malas acciones ni pecados.
Mientras vivo, soy feliz con mis buenos actos y virtudes.
Disfrutando de la yoga soy de veras muy feliz.
Pero, Rechungpa, ¿cómo estás? ¿Se cumplió tu deseo?

Rechungpa dijo a Milarepa: "Ya estoy de nuevo bien. Ob¬tuve lo que quería. De ahora en adelante deseo permanecer en so¬ledad, cerca de ti. Te ruego seas bondadoso y me des más instruc¬ciones para la vida interior". Milarepa dio a Rechungpa enseñanzas adicionales y se quedó con él en la "Cueva de Seda". Mediante la continua práctica de la meditación, Rechungpa alcanzó experiencia y realización perfectas.

Ésta es la historia del encuentro entre Milarepa y su Hijo del Corazón, Rechungpa, en la cueva de Zhaoo.



11 ADMONICIÓN SOBRE LA "RARA OCASIÓN DE PRACTICAR EL DHARMA"

Reverencia a todos los gurús

Desde Zhaoo, el Jetsun Milarepa fue a la "Cueva de la Luz" de Runpu y allí permaneció algún tiempo. Un día fueron a visitarlo algunos jóvenes coterráneos suyos y le dijeron: "En tiem¬pos pasados destruiste a tus enemigos por venganza y ahora prac¬ticas el dharma de este modo poco común. ¡En verdad que esto es maravilloso y extraordinario! Estando cerca de ti es imposible dejar de experimentar un sentimiento de religiosa devoción; pero al llegar a nuestras casas nos sentimos preocupados nuevamente por los asun¬tos mundanos. ¿Cómo podríamos corregir esto?" Milarepa replicó: "Si uno está realmente decidido a liberarse a sí mismo de los sufri¬mientos del samsara, tales como nacimiento, vejez, enfermedad y muerte, ha de tener en paz la mente todo el tiempo, sin necesidad de hacer ningún esfuerzo. De otro modo deberá tener en cuenta que los sufrimientos de la vida futura pueden ser mucho más intensos y prolongados que los de la presente, y la carga podrá ser también más pesada. Por tanto, es de primerísima importancia dar pasos pre¬paratorios para la próxima vida.
"Escuchen, por favor, entonaré un canto para ustedes."

Nosotros, los seres humanos que nos movemos en el mundo,
flotamos en la fluida corriente
de los cuatro sufrimientos.
Comparadas con eso, cuánto más temibles
se vislumbran las incesantes indas futuras en el samsara.
Entonces, ¿por qué no preparar un bote para la travesía?

La condición de nuestras vidas futuras es mucho más aterradora
y merece más atención que los espantosos demonios,
fantasmas y Yama.
Entonces, ¿por qué no procurarse un guía?

Las pasiones pavorosas —codicia, odio y ceguera—
no son tan terroríficas como la posible condición
de nuestro futuro desconocido.
Entonces, ¿por qué no prepararse un antídoto?

Grande es el imperio de los tres reinos del samsara;
pero mayor aún es el camino interminable del nacer y morir.
Entonces, ¿por qué no abastecerse de provisiones?
Si no tienen seguridad en ustedes mismos,
es mejor que practiquen el dharma.

Los jóvenes dijeron: "Tu admonición es muy útil. Vendremos a practicar el dharma contigo. Sin embargo, como no tiene sentido castigarse a sí mismo con prácticas de extremo ascetismo, te rogamos que a fin de proteger los bienes de tus benefactores y discípulos, guar¬des para ti una mínima parte de sus pertenencias a modo de recuer¬do. Además, no entendimos bien lo que has dicho en tu canto. Por favor, acláralo".
En respuesta, Milarepa cantó:

La guía del samsara y del nirvana es tener
confianza en un gurú calificado;
caridad generosa provee para la jornada;
como la Luna creciente brilla en la oscuridad,
así la verdadera experiencia de la meditación
ilumina nuestra mente.
Ésta es la compañía que hemos de buscar como guía.

Donar a la causa del dharma la riqueza acumulada
alista nuestro bote para cruzar la corriente del samsara.
Sosteniendo la visión sin fanatismo sectario
podrá uno meditar sin distraerse.

Si la acción es acorde con las enseñanzas budistas,
los preceptos son claros y el gurú está complacido.
La recompensa es morir sin retornar.

Parentela, benefactores y discípulos
nada significan para mí, el yogui;
sólo ustedes, criaturas mundanas, los necesitan.

Fama, grandeza y honores
nada significan para mí, el yogui;
quienes persiguen los ocho deseos, sí los necesitan.

Prosperidad, bienes y vida social
nada significan para mí, el yogui;
quienes persiguen la fama sí los requieren.

Pulcritud, baño y salubridad
nada significan para mí, el yogi;
nunca los he requerido.
Eso es lo que ustedes, jóvenes, necesitan.
Esas doce cosas no me conciernen.

Bien sé que no cualquiera
puede practicar esas cosas;
pero ustedes, jóvenes aquí reunidos,
¡recuerden la "charla jactanciosa" de este viejo!
Si desean vida feliz o felicidad en la vida,
practiquen el dharma.
Eviten las distracciones y permanezcan en soledad.
Apegúense a la ermita con perseverancia.
Anhelen al estado búdico y crecerán en fortaleza.
Entonces se desvanecerán los cuatro demonios.

Entre los jóvenes había uno bien dotado, más inteligente, tra¬bajador y compasivo, el cual dijo a Milarepa: "Gurú mío, es debido solamente a que estamos apegados a los asuntos de esta vida que hemos sido negligentes con el destino de nuestras vidas futuras. Te rogamos nos aceptes como tus siervos. Renunciaremos a esta vida y nos dedicaremos a prepararnos para nuestras vidas futuras. Según esto, sé, por favor, bastante generoso y danos más instrucciones".
"Un cuerpo humano, libre y conveniente, es una joya preciosa", replicó Milarepa, "y tener la ocasión de practicar el dharma es muy raro, como es difícil hallar entre cien budistas uno serio. Si consi¬deran la dificultad de encontrar el gurú preciso y otras condiciones favorables necesarias para practicar budismo, han de estimarse a us¬tedes mismos como gente muy afortunada, ya que ahora han encontrado todo lo que requieren. ¡Ea!, pues, no desaprovechen esto y practiquen el dharma". Luego Milarepa cantó:

Escapar de las ocho sujeciones es difícil,
como lo es obtener la forma libre y conveniente.

Darse cuenta de las penas del samsara
y buscar el nirvana ¡es difícil!

¡Entre un centenar de buscadores del bodhi es difícil hallar
uno que reúna las condiciones favorables!

Renunciar a los placeres de esta vida es duro,
como lo es hacer uso pleno de la gema que es el cuerpo humano.

Rara es la ocasión de encontrar al gurú compasivo que
conozca las enseñanzas internas tradicionales y apropiadas.

Un discípulo sincero y ferviente
con aptitud para practicar el dharma es más raro aún.

Encontrar o conseguir el temple del que no teme
ni se conmueve es más difícil.

Encontrar un compañero afín cuya visión,
práctica y escuela estén de acuerdo con uno, es raro.

Obtener un cuerpo sin dolores ni enfermedades,
capaz de soportar prácticas duras, ¡es difícil!

Aun cuando hayan llenado todas estas condiciones
¡será difícil concentrarse en la meditación!

Éstas son nueve condiciones severas;
¡qué formidable y cabal ha de ser
conquistarlas con determinación y práctica!

El joven, al oír esta admonición, no pudo refrenar su gran fe en el Jetsun y así, le prometió servirlo. Milarepa le dio entonces iniciación e instrucciones. Posteriormente llegó a ser un yogui reali¬zado y alcanzó la liberación. Fue conocido como Tsapu Repa, el discípulo considerado hijo íntimo de Milarepa.

Ésta es la historia de Tsapu Repa con Milarepa en la "Gran Cueva de la Luz".



12 EL PASTOR EN BUSCA DE LA MENTE

Reverencia a todos los gurús

Un día el Jetsun Milarepa bajó en busca de alimentos y limos¬nas desde la "Cueva de la Gran Luz" hasta la Villa Feliz de Mang Yul. Al ver a mucha gente reunida en el centro del poblado, le dijo: "Amados benefactores, por favor denme algún alimento esta mañana". Ellos preguntaron: "¿Eres tú el yogui de quien todos hablan, que en un principio residía en Ragma?" Él replicó: "Sí, yo soy". Entonces surgió en todos un gran respeto interno y gritaron: "¡Ah, aquí viene el famoso yogui!"
Entre ellos había una pareja que no tenía hijos. Invitaron a Milarepa a su casa y le sirvieron diciéndole: "Amado lama, ¿dónde están tu hogar y tus parientes?" Milarepa contestó: "Soy un pobre mendigo que ha dejado a sus parientes y a su tierra nativa y que, también, ha sido abandonado por ellos mismos". "Si ése es el caso", dijeron ellos, "¡te adoptaremos en nuestra familia! Tenemos una buena faja de tierra que podemos darte; luego podrás casarte con una mujer atractiva, y pronto tendrás familia". Milarepa replicó: "No tengo necesidad de estas cosas; te diré por qué".

Al principio hogar y tierras parecen placenteros;
¡pero son como escarpelo que lima nuestro cuerpo,
nuestra palabra y nuestra mente!
¡Llegan a ser como un fatigoso labrar y cavar!, y cuando
la semilla plantada no retoña nunca, ¡se ha trabajado en vano!
¡Al final eso se torna tierra miserable, desolada y abandonada,
lugar de espíritus hambrientos y de fantasmas voraces!
Cuando pienso en el almacén para embodegar acciones pecaminosas
se me encoge el corazón; ¡no quiero estar en esta prisión de lo pasajero,
no deseo juntarme con vuestra familia!

El matrimonio le dijo: "¡Te rogamos que no hables así! Te encontraremos una buena muchacha de familia prominente que sea digna novia tuya y que se acomode a tu gusto. Por favor, considé¬ralo". Milarepa cantó:

La mujer es al principio como un ángel celestial;
mientras más la miras, más quieres verla.
A edad mediana tórnase en demonio con ojos de cadáver.
Si le dices una palabra, te espetará dos;
te jalará de los cabellos y golpeará tu rodilla;
si la golpeas con tu bastón, te dará un golpe con el cazo.
Al final de la vida se vuelve una vaca vieja sin dientes,
¡sus airados ojos arderán con fuego demoníaco
penetrando hondo en tu corazón!
Me mantengo alejado de mujeres para evitar peleas y querellas,
no apetezco esa joven novia que ustedes han mencionado.

Entonces el esposo dijo: "Querido lama, es cierto que cuando se envejece y se acerca la muerte ya no se tiene la misma capacidad para disfrutar de la vida ni para gozar tanto como cuando se era joven. Pero si no tengo hijo, mi pena y disgusto serán insoportables. ¿Por qué no tú? ¿Acaso no necesitas para nada un hijo?" Milarepa, en respuesta, cantó:

Cuando joven, un hijo es como un príncipe de los cielos;
tanto lo amas que difícilmente soportas la pasión.
A la edad mediana se torna rudo y exigente,
y aunque le des todo, siempre querrá más.
A sus propios padres arroja de su casa,
invitando en su lugar a su encantadora dama.
Su padre lo llama, pero él no responde;
su madre llora, mas él no la escucha.
Luego los vecinos ventajosos murmuran y cuentan mentiras.
De este modo aprendí que quien un día fue nuestro hijo,
tórnase luego en nuestro enemigo.
Con esto en la mente, renuncio a las ligaduras del samsara.
No tengo apetito de hijos ni sobrinos.

Ambos, esposo y esposa, estuvieron de acuerdo con él y repli¬caron: "Lo que has dicho es realmente una verdad. Algunas veces nuestros propios hijos se tornan enemigos. Tal vez sea mejor tener una hija. ¿Qué piensas de esto?" En respuesta, Milarepa cantó:

Cuando joven, una hija es como un ángel celestial,
más atractiva y preciosa que las joyas.
A edad mediana es buena para nada.
Ante su padre, abiertamente se lleva las cosas;
en secreto y a espaldas de su madre, pilla lo que puede;
si sus padres no la miman y satisfacen todos sus deseos,
sufrirán su rudeza y mal humor.
Al final, con su cara enrojecida, tomará el mando.
Lo óptimo será que sea servicial y devota con los otros;
lo pésimo, que acarree desastres y contratiempos.
Las mujeres siempre son causa de líos;
con esto en mente, uno evitará desgracias irreparables.
Por las mujeres, fuente primaria del sufrimiento,
no siento apetito.

Luego, esposo y esposa dijeron: "Tal vez uno no necesite hijos ni hijas, pero sin parientes la vida será miserable y desamparada, ¿no es así?" Milarepa cantó nuevamente:

Al principio, cuando un hombre complace a sus parientes,
está feliz y contento; los sirve con entusiasmo,
los entretiene y charla con ellos;
luego, comparte su carne y su vino.
Cuando algo les ofrece, recibe reciprocidad.
Al final, son causa de odios, codicias y amarguras;
son fuente de infelicidad y de pesares.
Con esto en mente, renuncio a los gratos y sociables amigos;
no apetezco parentelas ni vecinos.

Luego, la pareja dijo: "Ciertamente, uno quizá no necesite de los parientes. Sin embargo, como tenemos tantas propiedades, ¿no te gustaría tener alguna y cuidarla?" Milarepa replicó: "Tal como el Sol y la Luna que no cesan de brillar sobre pequeños luga¬res, así yo me dedico al bienestar de todas las criaturas sensi¬bles. Por lo tanto, no podría convertirme en miembro de vuestra familia. Con sólo mirarme, ambos se han beneficiado tanto en esta vida como en sus vidas futuras. Haré votos por que nos encontremos en la Tierra Pura de Oujen". Milarepa entonó otro canto:

Al principio, la riqueza nos regocija
y hace que otros nos envidien.
No importa cuánto tengamos, nunca sentiremos que es bastante,
hasta que ya estemos atrapados por el demonio de la miseria.
Entonces será ya difícil gastarlo en actos virtuosos.

La riqueza atrae enemigos y excita a los fantasmas.
Trabajamos con ahínco para reunir riquezas que otro gastará;
al final se lucha entre la vida y la muerte.
Amasar riqueza y dinero invita al enemigo;
por ello he renunciado a las ilusiones del samsara.
No siento apetito de tornarme víctima de demonios tramposos.

Estos cantos dieron a la pareja una inquebrantable fe en Milarepa y por ello repartieron sus posesiones para bien del dharma. Comenzaron a practicar las enseñanzas del Jetsun y por siempre fueron exonerados de volver a caer a los tres reinos bajos. Cuando murieron entraron al sendero (bodhi) y paso a paso, se acercaron al estado búdico.
Después de esto, el Jetsun regresó a la Cueva Bodhi de Ragma. Sus primeros benefactores ofreciéronle servicios y ofrendas, y allí permaneció con ánimo inspirado.
Un día, dos jóvenes pastores vinieron hasta él. El más joven preguntó: "¿Querido lama, tienes compañía?"
Milarepa replicó: "Sí que tengo".
"¿Quién es?"
"Su nombre es «Amigo Corazón-Bodhi»."
"¿Dónde está él ahora?"
"En la Casa de la Semilla de la Conciencia Universal."
"¿Qué quieres decir con eso?"
"Mi propio cuerpo."
El muchacho mayor dijo entonces: "Lama, mejor nos vamos, ya que no puedes guiarnos". Pero el más joven habló: "¿Quieres decir que esa conciencia es la propia mente y que el cuerpo físico es la casa de la mente?"
"Sí, eso es lo correcto."
El muchacho continuó: "Sabemos que si bien una casa común¬mente pertenece a una sola persona, mucha gente puede entrar ahí; por eso siempre vemos que varias personas viven en una casa. Del mis¬mo modo, ¿hay una sola mente en un cuerpo o hay muchas? ¿Si hay varias cómo es que pueden vivir juntas?"
"Bueno, respecto a eso de que haya una o varias mentes en el cuerpo, lo mejor es que lo contestes por ti mismo."
"Trataré, reverendo."
Entonces los jóvenes recogieron sus cosas y se marcharon a sus hogares.
A la mañana siguiente el más joven regresó y le manifestó a Milarepa: "Querido lama, anoche traté de descubrir qué es mi mente y cómo trabaja. La observé cuidadosamente y encontré que sólo tengo una mente. Aunque uno lo pretenda, no puede eliminarla. Mientras más desea uno descartarla, menos se va. Si trata de agarrarla, se escapa; tampoco se le puede sujetar por fuerza. Si uno desea que se quede, no permanece. Si la ignora, aún sigue ahí. Si intenta atraparla, no lo logra. No puede ser vista aunque de¬sees verla; ni puedes conocerla aunque así lo intentes. Si piensas que es una entidad existente y la quieres desechar, no te dejará. Si piensas que no existe, sentirás que te rodea. Es algo iluminativo, consciente, despierto, pero incomprensible. En resumen, es difícil decir qué es realmente la mente. Sé, por favor, bondadoso y explícame el significado de la mente".
En respuesta, Milarepa cantó:

Escúchame, querido pastor, protector de ovejas.
Por el solo hecho de escuchar hablar del sabor del azúcar,
no podrás experimentar la dulzura;
aunque nuestra mente entienda lo que es dulcedumbre,
no podrá experimentarlo directamente.
Sólo la lengua puede conocerla.

Del mismo modo, no puede uno ver plenamente
la naturaleza de la mente,
aun cuando tenga un vislumbre de ello
por lo que otros han señalado.
Si uno no confía en su vislumbre
y sigue buscando la naturaleza de la mente,
al fin la verá toda completa.
Querido pastor, observa de este modo
la naturaleza de tu mente.

"En ese caso", dijo el pastor, "dame la instrucción que señala y esta misma tarde la observaré. Mañana regresaré y te diré el resultado". Milarepa replicó: "Muy bien, cuando llegues a tu casa, trata de hallar el color de tu mente. ¿Es blanca, roja o qué? ¿Cuál es su forma? ¿Es oblonga, redonda o cómo? También procura en¬contrar en qué lugar del cuerpo reside".
A la mañana siguiente, en cuanto salió el Sol, echó el pastor sus borregos adelante y se vino a donde Milarepa, quien le pregun¬tó: "¿Trataste anoche de encontrar cómo es la mente?" El muchacho replicó: "Sí, lo hice".
"¿Qué aspecto tiene?"
"Bueno, es límpida, lúcida, móvil, impredecible e inatrapable; no tiene color ni forma. Cuando se asocia al ojo, ve; cuando se asocia al oído, escucha; cuando a la nariz, huele; cuando a la len¬gua, saborea y habla, y cuando se junta a los pies, camina. Si el cuerpo está agitado, también la mente se inquieta. Normalmente la mente dirige al cuerpo; cuando éste se halla en buenas condi¬ciones, la mente lo puede regir, pero si el cuerpo se enferma o se torna viejo, decadente o senil, la mente lo deja atrás sin pensarlo más, tal como si tiráramos una piedra después de habernos lavado. La mente es muy realista y adaptable. Por otra parte, el cuerpo no permanece quieto ni subyugado, sino que frecuentemente es causa de conflictos mentales. Provoca sufrimientos y penas hasta que la mente pierda su autocontrol. Durante la noche, en el estado de sueño, la mente se va; ciertamente está muy ocupada y trabaja duro. Tengo muy claro ahora que todos mis sufrimientos son causados por la mente."
El Jetsun cantó:

Escúchame, joven pastor.
El cuerpo está entre la conciencia
y la subconciencia,
¡y la mente es el factor crucial y decisivo!
Quien siente sufrimiento en los reinos inferiores
es el prisionero del samsara,
y es la mente la que puede liberarlo.
¿En verdad quieres llegar a la otra orilla?
¿En verdad suspiras por la Ciudad del Bienestar
y de la Liberación?
Si deseas ir, querido hijo, puedo mostrarte el camino
y darte las instrucciones.

El pastor replicó: "Ciertamente, querido lama, he decidido se¬guirlo". Milarepa preguntó: "¿Cuál es tu nombre?"
"Sangje Jhap."
"¿Qué edad tienes?"
"Dieciséis años."
Entonces el Jetsun le dio las instrucciones para "refugiarse", explicándole brevemente los beneficios de ello y su significado. Luego dijo: "No ceses de repetir la oración ahora que llegues a tu casa, y mientras tanto trata de averiguar quién busca el refugio: el cuerpo o la mente. Mañana me dirás los resultados".
A la mañana siguiente el pastor vino donde Milarepa y le dijo: "Querido lama, anoche traté de indagar cuál de los dos, el cuerpo o la mente, tomaba refugio, y encontré que ninguno de los dos. Primero observé el cuerpo. Cada parte, de cabeza a pies, tie¬ne su nombre. Me pregunté a mí mismo: «¿Acaso es el cuerpo como un todo quien toma refugio?» No puede ser así, pues cuando la mente deja el cuerpo, éste ya no existe más. Entonces la gente lo llama cadáver y ciertamente no podemos llamarlo buscador del re¬fugio. Más adelante, cuando se desintegra, deja de ser cadáver; por lo tanto no puede ser el cuerpo lo que toma refugio en el Buda. Entonces me pregunté a mí mismo: «¿Es la mente la que se refugia?» Pero el buscador del refugio no puede ser la mente porque ésta es la mente y nada más. Si uno dice que la mente actual es la mente real y que la otra, la que continúa, es la que toma refugio, habrá dos mentes y tendrá que nombrárselas mente actual y mente futura. Además, cuando suceda el hecho de tomar refugio, va la mente ac¬tual y la futura habrán pasado. Si uno dice que ambas toman refugio, entonces la mente se torna en algo inmutable, algo que nunca crece ni deja de existir. Si así fuera, tanto en las vidas pasadas como en las futuras y en los seis reinos del samsara no necesitamos ninguna otra cosa que no sea este buscador de refugio. Pero no puedo re¬cordar nada parecido en mi vida pasada; ni puedo saber qué suce¬derá en mi vida futura. La mente del año pasado y la de ayer se han ido; la de mañana aún no llega; la presente fluye, no perma¬nece. Por favor, Maestro mío, explícame. ¡Todo lo entrego a ti; tú conoces todo, tú sabes lo que necesito!" Así, Milarepa cantó:

Pido sinceramente a mi gurú,
quien ha realizado la verdad del no-yo.
Le ruego con cuerpo, palabra y mente,
le ruego con gran fe y sinceridad
que me bendiga a mí y a mis discípulos.
¡capacitándonos para realizar la verdad del no-yo!
¡Ten piedad de nosotros y líbranos de la compulsión
del apego egocéntrico!

Escucha atentamente, querido pastor.
El apego a la noción del ego
es característico de esta conciencia.
Si uno mira dentro de la propia conciencia,
¡no se verá ningún ego; porque allí nada se ve!

Si uno puede practicar la enseñanza del Mahamudra
y sabe cómo ver nada, algo verá.

Para practicar la enseñanza del Mahamudra
se necesita como fundamento mucha fe, humildad y celo.
Por sendero deberá uno entender la verdad del karma
y de la causalidad.
Para obtener el logro de
la iniciación, la instrucción y la enseñanza interior,
debe uno depender de un gurú.

Para recibir la enseñanza
se requiere que un discípulo posea méritos,
que no repare en incomodidades ni sufrimientos;
se requiere valor de no tener nada,
¡el desafiar la muerte!
Querido pastor, ¿puedes hacer estas cosas?
Si es así, estás bien destinado;
si no, mejor no hablemos del asunto.
Pregúntate a ti mismo y piénsalo con esmero.

Cuando buscas el "yo" (como anoche),
no puedes encontrarlo.
Esta es la práctica del no-yo de la personalidad.
Si quieres practicar el no-yo de la existencia
sigue mi ejemplo y medita durante doce años;
entonces comprenderás la naturaleza de la mente.
¡Piénsalo bien, querido muchacho!

El pastor dijo: "Te ofrezco mi cuerpo y mi cabeza. Por favor hazme entender mi propia mente, clara y definitivamente". El Jetsun pensó: "Veré si este muchacho puede realmente practicar"; luego dijo: "Ruega primero a los Tres Inmaculados, luego visua¬liza una imagen del Buda frente a tu nariz". En seguida Milarepa le dio instrucciones para la concentración y lo despachó.
No hubo señal del muchacho durante siete días. Al séptimo día el padre vino a Milarepa, diciéndole: "Querido lama, mi hijo no ha vuelto a casa en toda la semana. Esto es muy extraño. Pen¬sando si se habría perdido, pregunté a los otros pastores que han estado con él y me dijeron que había venido contigo en busca del dharma y que luego se había ido a casa. ¿Pero dónde está?" "Estu¬vo aquí", replicó Milarepa, "pero no ha regresado en estos siete días". El padre estaba profundamente preocupado y lloraba amargamente cuando dejó a Milarepa. Luego salió mucha gente en busca del muchacho, hasta que al fin lo encontraron sentado en una cueva muy erguido con sus ojos bien abiertos mirando al frente. Le pregun¬taron: "¿Qué estás haciendo aquí?" Y él respondió: "Practico la meditación que me enseñó mi gurú". "¿Por qué no has vuelto a tu casa en estos siete días?" "¡Apenas he meditado un ratito, ustedes bromean!" Así diciendo, vio el Sol y se dio cuenta de que era más temprano que cuando se sentó a meditar y confundido preguntó: "¿Qué ha pasado?" A partir de ese día la familia del muchacho tuvo muchas dificultades con él porque perdió casi por completo la noción del tiempo. Lo que para él era apenas un día, eran cuatro o cinco para los demás. Muchas veces los padres tuvieron que mandar gente a buscarlo. Entonces tanto él como su familia comenzaron a sentirse incómodos. Ya en ese extremo, su familia le preguntó si no sería mejor que se fuera a vivir con Milarepa por su propio bien. Él con¬testó que nada podría ser mejor que eso. Así pues, lo proveyeron de alimento y lo enviaron con su Maestro.
Primero Milarepa le dio los preceptos de las cinco virtudes, predicándole la doctrina del dharma, y luego le concedió la ense¬ñanza de la sabiduría innata. Mediante la práctica el muchacho fue obteniendo gradualmente mejores experiencias durante la medi¬tación, y Milarepa estaba muy complacido. Sin embargo, con objeto de aclarar los conceptos erróneos del muchacho sobre la naturaleza de la verdadera realización, cantó así:

Me inclino a los pies de Marpa,
quien recibe la gracia de Naropa y Medripa.

Quienes practican el dharma con sus bocas,
mucho hablan y parece que tuvieran mucha instrucción;
para cuando se comprende que ha llegado
el tiempo de dejar el cuerpo muerto,
el predicador, la boca trabada, es lanzado al espacio.

Cuando la clara luz brilla, ¡la ceguera la tapa!
La ocasión de ver el Dharmakaya a la hora de la muerte
se pierde por miedo y confusión.

Aun cuando uno gaste su vida estudiando el canon, de nada servirá a la hora de la partida de la mente.

¡Qué pena! Aquellos yoguis sobresalientes que por largo tiempo
han practicado la meditación,
confunden la experiencia psíquica de iluminación
con la sabiduría trascendental
y son felices con esta forma de autoengaño.
No podrán unir la Luz de Madre e Hijo
cuando brille, al momento de la muerte,
la sabiduría trascendental del Dharmakaya.
Como la meditación no podrá ayudarlos cuando mueran,
estarán aún en peligro de renacer en reinos inferiores.

¡Hijo querido, el mejor entre los laicos, escucha!

Cuando tu cuerpo mantiene la postura
y tu mente se absorbe profundamente en la meditación,
debes sentir que tanto el pensar como la mente desaparecen.
Sin embargo, esto es sólo la experiencia superficial de dhyana.
Con la práctica constante y la pureza de la mente,
uno siente una autoconciencia radiante
brillando como una lámpara.
Es pura y reluciente como una flor,
es como contemplar lo llamativo, lo vivo
en el vasto y vacío cielo.
La conciencia de la vacuidad es límpida, transparente y vivida.

Este no pensar, esta experiencia radiante y transparente
no es sino el sentimiento de dhyana.
Con este buen fundamento
deberá uno propiciar oraciones a los Tres Inmaculados,
penetrando en la realidad con profundo pensar y contemplación.
Entonces se podrá atar la sabiduría del no-yo
con el benéfico cordel vital del profundo dhyana.
Con la fuerza de la bondad y la compasión
y con el voto altruista del corazón-bodhi
podrá verse directa y claramente
la verdad del sendero de la iluminación,
del cual nada puede verse y, sin embargo, todo es
claramente evocado en una visión.
Se verá cuan falsos eran los temores
y esperanzas de la propia mente.
Sin llegar, se alcanzará el lugar del Buda;
sin ver, se evocará en una visión el Dharmakaya;
sin esfuerzo, se hará fácilmente cualquier cosa.

Querido hijo buscador de la virtud,
guarda en tu mente esta instrucción.

Luego Milarepa dio al muchacho la iniciación completa y las instrucciones verbales. Después de practicarlas, el muchacho obtuvo experiencias superlativas y la realización. Se le conoció como a uno de los "Hijos del Corazón" del Jetsun, con el nombre de Repa Sanje Jhap.

Ésta es la historia de la segunda visita de Milarepa a Ragma y de su encuentro con Repa Sangje Jhap.



13 CANTO DE LA REALIZACIÓN

Reverencia a todos los gurús

El Jetsun Milarepa regresó a Nya Non desde el Pueblo Feliz de Mang Yul. Sus benefactores de antes estaban felices de vol¬verlo a ver y le rogaron que se quedara en Nya Non permanentemente. Al pie de un gran tronco había una roca con forma de vientre, bajo la cual había una cueva; ahí puso Milarepa su morada. Luego el venerable Shaja Guna y algunos benefactores de Nya Non llegaron a preguntarle qué progresos y realizaciones había obtenido durante su permanencia en otros sitios. En respuesta, cantó así:

Reverencia a Marpa el Traductor.

Durante mi estadía en otras partes
comprendí que nada es;
me liberé de la dualidad de pasado y futuro;
aprendí que los seis reinos no existen.
Quedé de una vez y por siempre liberado de vida y muerte,
y entendí que todas las cosas son iguales.
No estaré más atado al placer ni al dolor.
Entendí que todo lo que percibo es una ilusión,
y fui liberado del tomar y el dejar.
comprendí la verdad de la igualdad,
y fui liberado tanto del samsara como del nirvana.
También comprendí que la práctica,
los pasos y las etapas son meras ilusiones.
Así pues, mi mente está exenta de esperanza y miedo.

Los benefactores nuevamente le preguntaron: "¿Qué más enten¬diste?" Milarepa replicó: "Bien, para complacerlos entonaré un canto apropiado, un canto de esperanza":

Nuestros padres suministran la causa externa y las condiciones,
nuestra simiente de conciencia universal está adentro;
el cuerpo humano puro adquirido está entre esas dos entidades.
Con estas tres dotes uno se mantiene apartado de
los tres reinos miserables.
Al observar el embarazoso proceso del nacimiento
en el mundo exterior,
crecerá dentro de uno el anhelo de renunciación y la fe en el dharma.
Además debe uno recordar siempre las enseñanzas del Buda;
así se librará uno de la parentela mundana y de los enemigos.

El padre gurú suministra ayuda desde afuera;
el autodiscernimiento surge del esfuerzo interior;
entre ambos crece confianza y convicción.
De este modo uno se libera de duda y confusión.

Uno piensa en las criaturas sensibles de los seis reinos por afuera,
mientras un amor sin límites brilla en el interior de la mente.
Entre ambos actos aparecen las vivencias de la meditación.
De este modo queda uno libre de la compasión parcial.

Afuera, los tres reinos son autoliberados;
adentro, la sabiduría, autopresente, resplandece brillando;
entre aquéllos y ésta se alza firme la fe en la realización.
Esto dispersa la ansiedad y el miedo.

Los cinco deseos se manifiestan afuera;
la sabiduría del desapego brilla adentro;
una sensación de tener dos percepciones en una
se experimenta entre aquéllos y ésta.
Así se libra uno de la distinción entre prosperidad e infortunio.

La ausencia de actos y hechos se manifiesta afuera;
adentro se ve cómo se van el miedo y la esperanza,
entre ambos, y a distancia de uno, está la dolencia que provoca el esfuerzo.
Así se libera uno de escoger entre bien y mal.

El venerable Shaja Guna le dijo a Milarepa: "Querido Jetsun, tu mente ha estado largo tiempo absorta en la pureza; pero, aunque antes ya he estado contigo, nunca he recibido una enseñanza defi¬nitiva y convincente. Te ruego me des iniciaciones e instrucciones". El Jetsun condescendió a la súplica e hizo que comenzara la práctica.
Después de un tiempo, Shaja Guna tuvo una experiencia, y volvió con Milarepa, diciéndole: "Si samsara y la manifestación no existen, no hay necesidad de practicar el dharma; si la mente no existe, no hay necesidad de tener un gurú; pero si no hay gurú, ¿cómo puede uno aprender la práctica? Por favor explica la natu¬raleza de estas cosas e ilumíname sobre la esencia de la mente".
Milarepa cantó:

La manifestación no es algo que llega a ser;
si uno ve que algo pasa, esto es mero apego.
La naturaleza del samsara es la ausencia de sustancia;
si uno ve sustancia ahí, es una mera ilusión.

La naturaleza de la mente es dos-en-uno;
si uno discrimina o ve opuestos
es debido al propio apego y afecto.

El gurú calificado es el poseedor del linaje;
es de locos crear nuestro propio gurú.

La esencia de la mente es como el cielo:
a veces está sombreada por las nubes del pensar que fluye.
Entonces el viento de las enseñanzas del gurú interno
sopla y aleja las nubes flotantes;
sin embargo, el fluir del pensar es en sí mismo la iluminación.
La experiencia es tan natural como la luz del Sol y de la Luna;
a pesar de que está más allá de espacio y tiempo.

Está más allá de toda palabra y descripción.
Pero crece la certeza en nuestro corazón
como si muchas estrellas brillaran;
cuando así resplandece, surge magnífico el éxtasis.

Más allá del juego de palabras yace la naturaleza del Dharmakaya;
esto está libre de la acción de los seis grupos.
Es trascendente, sin esfuerzo y natural;
más allá de lo que puede captar el propio yo o el no-yo.
Residente eterna de esa morada es la sabiduría del desligamiento.
Es asombroso el Trikaya (tres en uno).

Luego le dijo a Shaja Guna que no se apegara al placer ni a la fama ni al mundo, sino que dedicara toda su vida y su empeño a la práctica del dharma.
Después Milarepa cantó:

¡Escúchame, tú, hombre bien dotado!
¿Acaso esta vida no es incierta e ilusoria?
¿Acaso sus placeres y regocijos no son como espejismos?
¿Hay algo de paz en este samsara?
¿Acaso su falsa felicidad no es irreal como un sueño?
¿Alabanza y reproche no son tan vacíos como un eco?
¿No son acaso todas las formas lo mismo que la naturaleza de la mente?
¿Acaso no son idénticos la propia mente y el Buda?
¿Y el Buda no es lo mismo que el Dharmakaya?
¿Y el Dharmakaya no es idéntico a la verdad?

Los iluminados saben que todas las cosas son mentales;
por lo tanto, uno debe observar su mente día y noche.
Si la observas, aun así nada verás;
fija entonces tu mente en ese estado que trasciende toda visión.

No hay ninguna entidad propia en la mente de Milarepa.
Yo, en mí mismo, soy el Mahamudra;
porque no hay diferencia alguna entre meditación estática y activa,
no tengo necesidad de estados diferentes en el camino.
De cualquier modo que se manifiesten, su esencia es vacío.
No hay atención ni desatención en mi contemplación.

He experimentado la percepción de la inexistencia;
comparada con otras enseñanzas, ésta es la óptima.
La práctica yoga de nadis, pruna y bindu
las enseñanzas del Karma Mudra y del Mantra Yoga,
las prácticas de visualización del Buda
y de las cuatro posiciones puras,
son sólo los primeros pasos del Mahayana.
Practicarlos no desarraiga la codicia ni el odio.

Graba firmemente en tu mente esto que canto;
todas las cosas son de la propia mente, la cual es vacío,
Quien nunca se aparta de la experiencia y realización de vacío,
realiza sin esfuerzo toda la práctica del culto y de la disciplina.
¡Es en esto donde se basa todo mérito y todo prodigio!

Así cantó Milarepa, y el maestro, Shaja Guna, se dedicó a meditar. Obtuvo extraordinaria comprensión y llegó a ser uno de los íntimos hijos discípulos del Jetsun.

Ésta es la historia de cómo Milarepa hizo madurar al sacer¬dote Shaja Guna de Nya Non en la "Cueva del Vientre".



14 PAPEL DE LA MUJER EN EL DRAMA

Reverencia a todos los gurús

Una vez el Jetsun Milarepa se fue a meditar a la montaña lla¬mada "Paso Norte del Caballo". De camino pasó por Gebha Lesum en el distrito de Jung. Era otoño, y los aldeanos estaban ocu¬pados en la recolección de las cosechas. En un campo muy grande, había una muchacha como de unos 15 años que dirigía a un grupo de labriegos. Parecía tener todas las cualidades de un ángel de sabi¬duría (Dakini). Milarepa se le acercó y le dijo: "Querida patrona, dame algo por favor". "Querido yogui, te ruego vengas a casa", replicó la muchacha; "está más arriba; espérame en la puerta, iré en seguida".
En conformidad, Milarepa fue a la casa, empujó la puerta con su cayado y entró. De pronto una mujer vieja y fea, con las manos llenas de ceniza, corrió hasta él increpándolo: "¡Yogui miserable, yogui pordiosero, jamás te quedas en un mismo sitio! ¡Si es verano salen todos ustedes a pedir leche y mantequilla; si es invierno vienen por granos! ¡Sospecho que ahora has entrado a hurtadillas para robar las joyas de mis hijas y de mis nueras!" Temblando, estremecida por la furia iba a lanzarle las cenizas a Milarepa, cuando éste dijo: "¡Espera un minuto, abuela! Te ruego me escuches". Y entonó un canto de nueve significados:

Arriba está el cielo propiciador,
abajo los tres senderos miserables;
entre ambos están los que no tienen libertad
para escoger su nacimiento.
Estos tres convergen en ti.
¡Abuela, eres una mujer enojona
y disgustas al dharma!
Pregunta a tus propios pensamientos y examina tu mente.
Debes practicar la enseñanza del Buda,
necesitas un gurú calificado y confiable.
Piensa con atención, querida dama;
al principio, cuando fuiste enviada aquí,
¿soñaste acaso llegar a ser un día una vieja cabra?

De mañana te levantas,
en la noche te acuestas,
en el intervalo haces el interminable quehacer hogareño;
vas engordando en el quehacer de estas tres cosas;
abuela, eres una criada sin sueldo.
Pregunta a tu propio pensamiento, examina tu mente,
debes practicar la enseñanza del Buda;
necesitas un gurú calificado y confiable,
y entonces todo será diferente para ti.

La cabeza de familia es lo más importante;
luego, ingresos y ganancias son lo más codiciado;
hijos y sobrinos son muy deseados.
Estás atada por estos tres.
Abuela, no hay participación para ti.
Pregunta a tu propio pensamiento, examina tu mente,
debes practicar la enseñanza del Buda.
Necesitas un gurú calificado y confiable,
y entonces todas estas cosas serán diferentes para ti.

Obtener lo que quieres aunque robes,
alcanzar lo que deseas aunque estafes,
pelear con tus enemigos sin considerar
la muerte ni los daños.
Estás sujeta a estas tres cosas.
Abuela, ardes en furia
cuando te lanzas sobre tu enemigo.
Pregunta a tu propio pensamiento, examina tu mente,
debes practicar la enseñanza del Buda.
Necesitas un gurú calificado y confiable,
y entonces las cosas serán diferentes para ti.

Murmuras sobre las otras mujeres y sus modales;
esto es lo que te interesa;
estás atenta
a los asuntos de tu hijo y tu sobrino.
Te solazas hablando de viudas y parientes.
Estas cosas te encantan.
Abuela, ¿eres tan gentil cuando criticas?
Pregunta a tu propio pensamiento, examina tu mente,
debes practicar la enseñanza del Buda.
Necesitas un gurú calificado y confiable,
y entonces las cosas serán diferentes para ti.

Levantarte de una silla es como jalar un muñeco
con piernas débiles;
te meneas como una pata rapaz;
tierra y rocas se estremecen
cuando caes en tu asiento;
tu cuerpo está senil y desmayado.
Abuela, no tienes más que obedecer.
Pregunta a tu propio pensamiento, examina tu mente,
debes practicar la enseñanza del Buda.
Lo que necesitas es un gurú calificado y confiable,
y entonces podrás comprobar cómo cambias.

Tu piel está estriada y encarrujada;
tus huesos se asoman puntiagudos bajo tu piel rugosa;
estás sorda, ciega, imbécil, excéntrica y tembleque;
estás tres veces deforme.
Abuela, tu cara fea está llena de arrugas.
Pregunta a tu propio pensamiento, examina tu mente,
debes practicar la enseñanza del Buda.
Necesitas un gurú calificado y confiable,
y entonces serán diferentes las cosas para ti.

Tu comida y tu bebida son frías y asquerosas,
tu blusa es pesada y está rota,
tu cama es tan áspera que maltrata la piel;
estas tres son tus compañeras constantes.
Abuela, ahora eres una infeliz,
¡mitad mujer, mitad bruja!
Pregunta a tu propia mente y examina tu pensamiento.
Debes practicar la enseñanza del Buda.
Lo que necesitas es un gurú calificado y confiable,
y entonces serán diferentes las cosas para ti.

Alcanzar nacimiento más alto y liberación
es más difícil que ver una estrella en el día;
caer al sendero miserable del samsara
es fácil y sucede a menudo.
Ahora, con temor y pesar del corazón,
ves cómo se aproxima la hora de la muerte.
Abuela, ¿puedes enfrentar la muerte con confianza?
¡Pregunta a tu propia mente y examina tu pensamiento!
Lo que necesitas es practicar la enseñanza del Buda,
lo que necesitas es un gurú calificado y confiable.

Después de escuchar este canto tan profundo y melodioso, la vieja se sintió muy conmovida, y una gran fe se desarrolló en ella hacia el Jetsun. Sin darse cuenta aflojó sus puños y la ceniza resbaló de entre sus dedos hasta el suelo. Se arrepintió de lo que había hecho al Jetsun, y así, afectada por sus palabras y su compasión, no pudo contener el llanto.
Mientras tanto la joven del campo, llamada Bardarbom, en¬traba a la casa. Al ver a la anciana llorando se volvió hacia Milarepa y le gritó: "¿Qué pasa aquí? Tú, seguidor del Buda, has golpeado a una pobre vieja?" La abuela intervino rápidamente: "No, no, por favor, no lo acuses equivocadamente. Me ha dado una lección tan útil y exacta que estoy profundamente conmovida. También me ha despertado respecto a mi descuidada religión. Me produjo tan gran¬de arrepentimiento que no puedo evitar el llanto. Oh, tú eres jo¬ven y diferente a mí; tienes tanta fe como riquezas, y eres muy afortunada al haber encontrado un Maestro como Milarepa. Debes ofrecerle servicios y ofrendas, y pedirle sus enseñanzas e instrucciones".
La muchacha contestó: "¡Ustedes dos son maravillosos! ¿Eres el gran yogui Milarepa? Sólo el encontrarte ya me ha otorgado grandes méritos. Si amablemente quisieras decirnos tu linaje nos inspirarías, así como a tus otros discípulos. Seguro que cambiaría nuestro corazón. Te ruego, pues, que nos cuentes".
Milarepa pensó: "Ésta es una mujer bien dotada; llegará a ser una buena discípula". Y entonces cantó:

El omnipresente Dharmakaya es el Buda Samantabhadra;
el majestuoso Sambhogakaya es el Buda sostenedor del rayo;
el salvador de las criaturas sensibles,
el Nirmanakaya, es Gautama el Buda.
Se pueden hallar las enseñanzas de todos
estos tres Budas en mi linaje.
Así es el linaje de este yogui; ¿puedes confiar en esto?

"En verdad tu linaje es magnífico", dijo Bardarbom, "es lo que la montaña nevada al río, fuente original de todo bien. He escu¬chado decir a las personas que tú, seguidor del dharma, tienes un Maestro que podría llamarse, por así decir, «Gurú apuntador externo». Y que confiando en él, uno es capaz de observar y ver interiormente el así llamado Increado Dharmakaya. ¿Qué clase dq gurú tienes? ¿Quién es tu gurú primario?"
Milarepa replicó: "Entonaré un pequeño canto para explicar las cualidades de un gurú genuino".

El gurú que indica desde lo externo el verdadero conocimiento
es tu gurú exterior;
el gurú que desde dentro elucida la conciencia de la mente interior
es tu gurú interno;
el gurú que ilumina la naturaleza de tu mente
es tu verdadero gurú.
Soy un yogui que tiene los tres gurús,
¿hay aquí algún discípulo que desee tener fe en ellos?

"Estos gurús son extraordinarios", exclamó la muchacha. "Es cual una sarta de joyas en cadena de oro. Pero antes de obtener las enseñanzas de ellos, ¿qué clase de iniciación se requiere?" Mila¬repa cantó:

El vaso colocado en tu cabeza
es la iniciación externa;
la comprobación de la identidad de tu propio cuerpo
y el cuerpo del Buda
es la iniciación interna;
la iluminación del autorreconocimiento de la esencia mental
es la verdadera iniciación.
Soy un yogui que ha alcanzado las tres,
¿hay aquí algún discípulo que desee alcanzarlas?

Bardarbom gritó: "¡Estas iniciaciones son realmente profundas! Son cual la majestad del león que sobrepasa a cualquier otro animal. He oído decir que antes de la iniciación se da una enseñanza ab¬soluta llamada «Conciencia que conduce al Sendero». ¿Qué es eso? Sé amable, por favor, y explícamelo".
En respuesta Milarepa cantó:

La enseñanza externa es oír, pensar y practicar;
la enseñanza interna es la clara elucidación de la conciencia;
la enseñanza absoluta es la disociación
o separación de la experiencia y la realización.
Soy un yogui que tiene las tres enseñanzas,
¿hay aquí algún discípulo que desee obtenerlas?

Bardarbom declaró: "Realmente estas enseñanzas son como un espejo inoxidable que refleja nítidamente las imágenes". Milarepa replicó: "Después de obtener estas enseñanzas puede uno irse a una ermita para meditar y practicar". La muchacha preguntó: "¿Quieres decirme algo sobre estas prácticas?"
Milarepa cantó en respuesta:

Vivir en una choza austera, desierta y solitaria
es la práctica externa;
completo descuido o desatención del propio cuerpo
es la práctica interna;
conocimiento total del Absoluto único
es la práctica absoluta.
Soy un yogui que conoce las tres.
¿hay aquí algún discípulo que desee aprenderlas?''

Después de escuchar esto la muchacha dijo: "La práctica que mencionaste es como un águila inmensa volando sobre los cielos. Su esplendor nubla el de cualquier otro pájaro", y continuó: "He oído decir a la gente que algunos yoguis saben de una enseñanza lla¬mada «Práctica Pai» , la cual es muy útil para progresar en la medi¬tación. ¿Podrías decirme algo al respecto?"
Milarepa cantó:

La mente se tranquiliza
aplicando la enseñanza externa "Pai"
al fluir del pensamiento que nos distrae.
La mente despierta de su pereza
aplicando a la conciencia la enseñanza interna "Pai".
Descansar la mente en la naturaleza innata es
la absoluta enseñanza "Pai".
Soy el yogui que conoce las tres,
¿hay aquí algún discípulo que desee conocerlas?

"¡Ésta tu enseñanza «Pai» es realmente maravillosa!", exclamó Bardarbom, "es cual la orden o mandato del emperador; acelera o intensifica los propios logros. Pero si uno la practica ¿qué expe¬riencias obtendrá?" Milarepa en respuesta cantó:

Uno experimentará la admirable y omnipresente
raíz de la no acción.
Uno experimentará el sendero de la no acción,
la espléndida transparencia.
Uno experimentará el fruto de la no acción
el excelente Mahamudra.
Soy un yogui que ha experimentado todo ello,
¿hay aquí algún discípulo que desee hacer lo mismo?

Bardarbom dijo: "Estas tres experiencias son como el brillante Sol resplandeciente desde un cielo sin nubes, delineando clara y dis¬tintamente toda cosa en la Tierra. ¡En verdad que es maravilloso! ¿Pero qué certeza obtuviste mediante ellas?" Milarepa cantó nueva¬mente:

No cielo y no infierno es la certeza del conocimiento,
no meditación y no distracción es la certeza de la práctica,
no esperanza y no temor es la certeza del logro.
Soy un yogui con estas tres certezas,
¿hay aquí algún discípulo que desee obtenerlas?

Entonces la muchacha se sintió llena de fe en el Jetsun. Se in¬clinó a sus pies y con gran veneración lo pasó al cuarto interior, donde le dio servicio perfecto y ofrendas. Luego le dijo: "Amado gurú, hasta ahora he estado envuelta en la ignorancia y por ello no soy capaz de pensar en las verdaderas enseñanzas. Ahora, gracias a tu magna compasión, tómame como tu sierva y discípula". Entonces la muchacha se dio cuenta plena de sus faltas pasadas y su egocentrismo. Luego cantó:

¡Oh! ¡Tú, Maestro inmaculado!
¡Tú, el más perfecto entre los hombres, encarnación del Buda!
¡Cuan estúpida, ciega e ignorante soy!
¡Cuan equivocado y pecador es este mundo!
El calor del verano es tan agradable que
dispersa las frescas nubes,
y yo no encuentro refugio en la sombra.
El frío del invierno es tan severo
que aunque las flores aún crezcan,
no las puedo encontrar.
La influencia de mis negativos pensamientos habituales es tan fuerte
que nunca puedo verte como un ser realizado.

Déjame contar mi historia:
debido a mi karma lleno de pecados,
me dieron este cuerpo inferior (de mujer).
No comprendo la identidad de mi propio ser y el Buda,
debido al obstáculo demoniaco de este mundo;
desidiosa ante la necesaria diligencia,
apenas si pienso en la enseñanza del Buda;
aunque deseo el dharma,
malgasto el tiempo por pereza e inercia.

Para una mujer, un nacimiento próspero significa
ataduras y sujeción.
Para una mujer, un nacimiento bajo significa
pérdida de la compañía.
A veces hablamos de suicidio a nuestros esposos;
menospreciamos y abandonamos a nuestros benevolentes padres,
nuestra ambición es grande, pero pequeña nuestra perseverancia.
Somos expertas en falsear, ingeniosas al calumniar,
fuente de noticias y murmuraciones.
Somos aquellas que deben ser mantenidas
lejos del prometido,
pues aunque a todos damos comida y dinero,
siempre estamos difamando, atormentando y rabiando.
Rara vez pensamos en lo transitorio y en la muerte,
los obstáculos del pecado nos siguen como sombras.
Ahora, con mucha sinceridad,
anhelo con ansiedad el dharma.
Te ruego me des una enseñanza fácil de practicar y de entender.

Esto complació mucho a Milarepa y en respuesta cantó:

¡Muchacha feliz y afortunada!,
¿debo elogiar o menospreciar tu historia?
Si la elogio te sentirás orgullosa;
si la menosprecio te enojarás;
si te digo la verdad, tus faltas ocultas
quedarán a la vista.

Escucha, pues, el canto de un viejo:
si sinceramente deseas practicar el dharma,
lava la mugre que cubre tu cara
y barre la inmundicia que hay en tu corazón.

La sinceridad y la honestidad son buenas,
pero mejor aún son la modestia y la humildad.
Aun cuando puedas dejar a tu hijo y a tu marido,
mejor aún es confiar en un gurú calificado.
Podrás abandonar la vida mundana,
pero mejor aún es esforzarse por la futura iluminación.
Podrás renunciar a la tacañería y la avaricia,
pero mejor aún es dar sin límite.
Es de sabios conocer estas cosas.

Con buen humor, actúas y jugueteas
tan astutamente como una rata.
Puedes ser muy elocuente
y, sin embargo, no tener el dharma en tu corazón.
Actúas como una pava real salvaje,
sabes mucho de coquetería,
pero muy poco de devoción.
Querida, estás llena de marrullerías y falsedades
tal como un comerciante en el mercado.
Es difícil para ti practicar el dharma.

Si quieres practicar correctamente
la enseñanza del Buda
debes seguirme a mí y a mi sendero.
Medita sin distracción en una montaña remota.

Bardarbom cantó:

¡Tú eres el Jetsun, el yogui precioso!
Seguramente que uno obtiene beneficio asociándose contigo.
En el día estoy ocupada trabajando,
en la noche me voy a la cama.
Soy esclava del quehacer casero,
¿cómo puedo hallar el tiempo para practicar el dharma?

Milarepa replicó: "Si deseas seriamente practicar el dharma debes aprender que los asuntos mundanos son tus enemigos y que, por lo tanto, debes renunciar a ellos". Luego entonó el canto lla¬mado de Las Cuatro Renuncias:

¡Escucha, muchacha afortunada,
tú que tienes riqueza y fe!
Las vidas futuras duran más que ésta.
¿Sabes cómo asegurar el porvenir?
Dar con corazón mezquino
como quien echa comida al perro guardián ajeno,
sólo trae más daño que provecho,
devolviéndonos un trago amargo.
Ahora que conoces su mal, renuncia a la tacañería.
¡Escucha, muchacha afortunada!
Sabemos menos de esta vida que de la próxima.
¿Estás preparada con tu lámpara lista?
Si no lo estás,
medita en la "Gran Luz".
Si escoges ayudar a un enemigo ingrato,
ganarás no un amigo, sino perjuicios.
Cuídate de actuar ciegamente;
cuídate de este mal y descártalo.

¡Escucha, muchacha afortunada!
Las vidas futuras son peores que ésta.
¿Tienes ya guía o escolta para tu jornada?
Si no tienes la compañía conveniente
confía en el sagrado dharma.
Cuídate de parientes y allegados;
ellos estorban y se oponen al dharma.
Nunca ayudan, sólo sirven para dañarlo a uno.
¿Sabes que tu parentela es tu enemiga?
Sí así es, seguramente la dejarás.

¡Escucha, muchacha afortunada!
La jornada de la vida futura
es más azarosa que ésta.
¿Has preparado el caballo fino de la perseverancia
para atravesarla en él?
Si no lo has hecho, debes trabajar
duro y con diligencia.
la excitación del principio pronto disminuirá;
cuídate del enemigo "inercia" que lo desvía a uno.
Prisa y excitación no tienen utilidad alguna;
sólo causan daño.
¿Sabes ya que tus enemigos son pereza y capricho?
Si entiendes mis palabras, debes apartarlos.

Bardarbom dijo: "Querido lama, no tengo nada preparado para la vida futura, pero quiero comenzar ahora. Te ruego seas tan ama¬ble de enseñarme la práctica". Luego, con gran sinceridad, le im¬ploró. Milarepa estaba encantado y replicó: "Me alegra que desees sinceramente dedicarte a la religión. Según la tradición de mi linaje no es necesario cortarse el pelo ni cambiar de nombre. Uno puede alcanzar el estado búdico como laico o como monje. Sin cambiar su condición puede uno llegar a ser un buen budista". Luego entonó el canto titulado: Las Cuatro Parábolas y los Cinco Significados, dán¬dole instrucción para la "práctica mental".

¡Escucha, muchacha afortunada,
tú que tienes riqueza y fe!
Piensa en la magnitud del cielo,
medita en la vastedad que no tiene centro ni bordes.

Piensa en el Sol y la Luna,
medita en sus luces
sin tinieblas u oscuridad.

Semejando a la inmutable, sólida montaña frente a ti,
medita con firmeza y solidez.

Como el océano, infinito en grandeza
e insondable en profundidad,
absórbete en intensa contemplación.
Así has de meditar en la propia mente;
así, sin error ni duda, has de practicar.

Luego Milarepa la instruyó en las prácticas físicas y mentales, y la mandó a meditar. Poco después la muchacha obtuvo algunas experiencias; con miras a disipar sus dudas y a derribar sus obs¬táculos, vino a Milarepa y cantó así:

¡Oh tú, el Jetsun, el gurú inmaculado,
tú, hombre de consumación,
transformación corporal del Buda!

¡Estoy muy bien cuando contemplo el cielo!,
pero me siento incómoda cuando pienso en nubes,
¿cómo debo meditar en ellas?

¡Estoy bien cuando contemplo el Sol y la Luna!,
pero me siento incómoda cuando pienso en estrellas y planetas,
¿cómo debo meditar en ellos?

¡Estoy bien cuando contemplo la sólida montaña!,
pero me siento incómoda cuando pienso en árboles y arbustos,
¿cómo debo meditar en ellos?

¡Estoy bien cuando contemplo el gran océano!,
pero me siento incómoda cuando pienso en olas,
¿cómo debo meditar en ellas?

¡Estoy bien cuando contemplo la naturaleza
de la propia mente!,
pero me siento incómoda cuando topo
con el incesante fluir de los pensamientos,
¿cómo debo meditar en ellos?

Después de escuchar su canto, Milarepa se sintió muy compla¬cido. Supo que ella en verdad había tenido experiencias en la medi¬tación. Así pues, para aclarar sus dudas y favorecer su comprensión, cantó:

¡Escucha muchacha afortunada,
tú que tienes riqueza y fe!

Si te sientes bien cuando meditas en el firmamento,
del mismo modo será con las nubes;
las nubes son manifestación del firmamento;
¡por lo tanto, descansa directamente en la esfera celeste!

Las estrellas son sólo reflejos del Sol y de la Luna;
si puedes meditar en ellos, ¿por qué no en las estrellas?
¡Absórbete, pues, en la luz del Sol y de la Luna!

¡Arbustos y árboles son manifestación de la montaña;
¡si puedes meditar bien en ella, así será con los árboles!
Así pues, ¡permanece en la firmeza de la montaña!

Las olas son sólo movimiento del océano;
si puedes meditar bien en eso, ¿por qué no en las olas?
Así pues, ¡disuélvete directamente a ti misma en el océano!

El fluir del pensamiento que disturba es manifestación de la mente;
si puedes meditar bien en ella, ¡igual será con el fluir del pensamiento!
Así, pues, ¡disuélvete en la esencia misma de la mente!

De ahí en adelante, Bardarbom se esforzó en contemplar la naturaleza real de la mente, y al fin alcanzó en una vida la perfecta rea¬lización. Cuando murió, voló con su cuerpo humano a la tierra pura de las Dakinis. Toda la gente escuchó el sonido del tamborcito que tocaba en ese momento.

Ésta es la historia del encuentro de Milarepa con su discípula Bardarbom, una de sus cuatro herederas, en el sitio llamado Gebha Lesum de Jung.



15 CANTO DE LA POSADA

Reverencia a todos los gurús

Después de meditar en Jundhagho ("Paso Norte del Caballo") el Jetsun Milarepa fue a hacerlo a Shri Ri; durante el camino se alojó en una posada en Yei Ru Jang. También estaban ahí alojados un erudito llamado Yaugru Tangbha con muchos monjes dis¬cípulos y un mercader llamado Dhawa Norbu ("Joya de la Luna") con su gran escolta. Milarepa pidió limosna al comerciante o mer¬cader, quien le dijo: "Ustedes, yoguis, están acostumbrados a di¬vertirse tomando lo que pertenece a otros; ¿por qué no tratan de ganarse su propio sustento? ¡Sería mucho mejor si se pudieran man¬tener por ustedes mismos!" Milarepa replicó: "Es cierto que si-guiendo tu modo de vida se obtiene felicidad y alegría inmediatas, pero esta alegría será causa de futuros sufrimientos. Éste es el punto importante que ustedes descuidan. Escucha ahora mi canto de Los Ocho Recordatorios":

Ahora te gusta estar en castillos y ciudades populosas;
pero recuerda que ellos caerán en ruina
después de que te vayas de esta tierra.

Ahora te gusta ir tras el señuelo
del orgullo y la vanagloria;
¡pero recuerda que a la hora de la muerte
no te ofrecerán ningún refugio ni albergue.

¡Allegados y parientes son la gente con quien te gusta vivir!;
¡pero recuerda que a todos dejarás atrás
cuando llegues a tu fin en este mundo!

Sirvientes, riqueza e hijos
son cosas que te gusta tener;
¡pero recuerda que a la hora de la muerte
nada podrás llevarte en tus manos vacías!

Vigor y salud te son queridos ahora;
¡pero recuerda que a la hora de la muerte
tu cadáver será envuelto y llevado lejos!

Ahora tus órganos están sanos,
tu sangre y tu carne son fuertes y vigorosos;
¡pero recuerda que a la hora de la muerte
ya no estarán más a tu disposición!

Ahora te gusta comer alimentos y dulces deliciosos;
¡pero recuerda que a la hora de la muerte
tu boca dejará correr la saliva!

¡Cuando pienso en todo esto no puedo menos
que procurar las enseñanzas del Buda!
Las diversiones y placeres de este mundo
no me atraen.

Yo, Milarepa, canto estos ocho recordatorios
en la casa de huéspedes de Garakhache de Tsang;
con palabras claras doy estas advertencias útiles,
¡los insto a acatarlas y practicarlas!

Así cantó, y su canción impresionó tanto al comerciante Dhawa Norbu que exclamó: "Querido lama, lo que has cantado es cier¬tamente verdadero y está claro, y a mí me ha hecho pensar en el dharma. Te ruego me instruyas en la práctica de la enseñanza del Buda". En respuesta, Milarepa cantó:

La ermita escarpada es el sitio de la virtud,
gurú con conocimiento y práctica es la joya preciosa.
A él le debemos orar con sinceridad y reverencia;
sin errores han de practicarse las enseñanzas.

Quien siente que su mente corre salvaje,
debe aplicar su visión (del vacío) para curarse.
Así se liberan los apegos de la mente.
¡Qué maravilloso es esto!

Quien siente enferma su mente,
debe pedir la limosna de la indiscriminación.
Entonces experimentará la autoliberación
de los sitios por los cuales viaja.
¡Qué maravilloso es esto!

Quien siente desagrado por sus experiencias de meditación,
debe compararlas y discutirlas con un gurú reconocido.
Hablar y convivir con yoguis experimentados,
¡sin duda ayudará a la mente!

Si surgen alguna vez la duda y el escepticismo,
uno debe leer las sabias sentencias del Buda.
La convicción en la verdad de las palabras del dharma
hace crecer en el corazón la fe y la confianza.

Quien se sienta incómodo e indispuesto,
debe orar a su padre gurú
con toda honestidad;
así será bendecido y su mente se tornará tranquila.

Además, debemos pensar en esos hombres sin fe
que dejan sus cuerpos en la cama del samsara,
que reposan sus cabezas en la almohada de los cinco venenos
y desparraman el estiércol de sus pasiones
en las diez direcciones.
Debemos buscar al médico que pueda curarlos.
Con la devoción de las tres puertas
debemos hacer el diagnóstico;
mediante los seis méritos del gurú-doctor
debemos dar la medicina.

Entonces estaremos seguros de alcanzar los tres cuerpos,
¡y la curación de las cinco pasiones venenosas!

Para obtener perdón y disculpa
debemos dar ofrendas sinceras.

Al escuchar este canto la fe del comerciante en el Jetsun quedó confirmada. Desde entonces siguió las instrucciones del Jetsun como seglar y practicó el dharma, llegando a ser un muy buen yogui.
Al mismo tiempo en la posada donde Milarepa apareció como asceta, el doctor erudito Yaugru Tangbha estaba predicando el dharma. Sus discípulos monjes recitaban atareados las oraciones de la tarde, y sentados en cuclillas practicaban samadhi durante el día. También efectuaban ceremonias religiosas y comenzaban sus sermones
antes del alba.
Un día, Milarepa fue a la congregación durante la comida del mediodía para pedirles un poco de alimento. Algunos monjes dije¬ron: "¡Qué facha de hombre, da lástima! Se viste y actúa como yogui, pero ni practica ni aprende nada del dharma; sin ningún cono¬cimiento ni deseo de meditar, fracasa hasta en el recitar de una sim¬ple oración, ¡y todavía pide limosnas a los monjes! ¡Qué lástima!" Y todos sintieron mucha piedad y tristeza por él. Entonces Milarepa les dice: "Mi mente siempre está feliz y cómoda porque simultánea¬mente puedo practicar las diferentes devociones, tales como recitar mantras y visualizar los cuerpos de los dioses mientras aprendo y des¬arrollo las enseñanzas del Buda. Escuchen por favor mi canto":

Los Tres Inmaculados todo soportan.
En el reino de la conciencia de la no acción,
los he realizado.
¿Por qué, pues, tengo que orar a ellos?
¡Feliz es la práctica de la yoga sin mantra ni murmullos!

El que otorga los dos poderes es
el Buda protector.
En el reino de la gran iluminación
he realizado completamente
al Buda sin origen;
¡por lo tanto no necesito practicar la yoga del levantar!
¡Feliz la experiencia
de identificar el propio cuerpo con el del Buda!

Las Dakinis barren todo obstáculo y
destruyen las desgracias;
en el reino de la propia esencia, plano del origen,
he realizado esto completamente,
¡por eso no tengo necesidad del ritual de la ofrenda!
¡Feliz la yoga
en la cual los seis órganos se relajan a su gusto!

Las aprehensiones son la fuente de los obstáculos.
En el reino de la esencia del dharma
he identificado las visiones demoníacas con la perfección;
por lo tanto no necesito exorcismos.
¡Feliz la yoga
en la cual el Dharmakaya se identifica con las aprehensiones!

Palabras, escritos, dogmas
y lógica las absorbo
en el reino de la conciencia iluminativa.
No hay para mí necesidad de aprender.
¡Feliz la experiencia de la yoga
fuente de todos los Sutras!

Entonces el doctor Yaugru le dice a Milarepa: "Querido yogui, tu experiencia y comprensión son verdaderamente maravillosas. Sin embargo, de acuerdo a los principios del budismo, un objeto o ense¬ñanza debe darse de tal modo que los principiantes puedan apren¬der; hasta es deseable y útil animar a las personas para que tomen el hábito anaranjado para practicar actos virtuosos. ¿No es así?" Milarepa replicó: "Tal vez ésa sea la enseñanza de tu escuela, puedes hacer lo que te plazca. Pero mi enseñanza es un poco diferente. En ella, si uno la siente, ¡nada hay de que avergonzarse, con eso es suficiente! Por lo que he visto, vuestra forma de devoción es así, juzga por ti mismo y ve si lo que voy a decir es verdad":

Me refugio en los Tres Inmaculados;
que mi gurú compasivo me proteja y me bendiga.

Usted, doctor erudito de los ocho compromisos mundanos,
¿cómo puede disipar la ignorancia y distracción de los otros si
no ha conquistado su propia mente?

Bajo el blanco dosel se yergue un bello pavo real,
¡pero se desvanece tan rápidamente como el relámpago!;
piense, mi querido doctor, ¿no es esto así?

La cocina del monasterio que está detrás del poblado
es un símbolo de miseria y despojo;
piense, mi querido doctor, ¿no es esto así?

¡Asistir a un bullanguero mitin público
es como dar vueltas en una arena llena de adversarios furiosos!;
piense, mi querido doctor, ¿no es esto así?

La acumulación de caballos, ovejas y joyas
es como rocío sobre el pasto
bajo el tibio aliento del viento,
piense, mi querido doctor, ¿no es esto así?

¡El ilusorio cuerpo humano con su montón de pasiones es como un cadáver al que se le ha dado un baño de oro!;
piense, mi querido doctor, ¿no es esto así?

Mujeres guías que practican sin experiencia interna
son una parodia de dignidad y una desgracia;
piense, mi querido doctor, ¿no es esto así?

Los alimentos y ofrendas en un círculo sacrificial
son como la recaudación de impuestos de un inspector soberbio;
piense, mi querido doctor, ¿no es esto así?

Adivinación, astrología y rituales Bon.
Estos tres dharmas citadinos son como tretas de estafador;
piense, mi querido doctor, ¿no son así?

Los himnos melodiosos que encantan a los discípulos
son como las invocaciones melodiosas del demonio dragón;
piense, mi querido doctor, ¿no son así?

País, hogar y campos no son posesiones verdaderas,
sino ilusorias y tormentosas como arco iris para los jóvenes;
piense, mi querido doctor, ¿no es esto así?

Inducir y dominar discípulos mediante fraude e hipocresía
es como ser lacayo de muchos amos;
piense, mi querido doctor, ¿no es esto así?

¡Predicar sin la esencia
es una mentira y un fraude!;
piense, mi querido doctor, ¿no es esto así?

Si no puede ayudarse a usted mismo,
¿cómo podrá ayudar a los otros?

Después de escuchar este canto, el doctor Yaugru tuvo una ac¬titud muy reverente hacia el Jetsun. Levantándose de su asiento se inclinó ante él, con sus ojos llenos de lágrimas, y expresó: "Lo que dices es muy cierto. Te ruego me enseñes el dharma ayudándome a ser tu discípulo".
Entre los discípulos del doctor Yaugru había un monje joven llamado Sevan Dunchon Shawa, quien siguió al Jetsun, obteniendo de él la iniciación e instrucciones. Habiéndose dedicado a la medi¬tación, obtuvo la más alta realización. Fue uno de los hijos del cora¬zón del Jetsun conocido como Sevan Repa de Dodra.

Ésta es la historia de cómo Milarepa encontró a su discípulo Sevan Repa en la casa de huéspedes de Garakhache, de Yei Ru Jang en Tsang.



16 EL BANDIDO DISCÍPULO

Reverencia a todos los gurús

Cuando el Jetsun Milarepa estaba meditando en Shri Ri de Deut Jal, llegaron a su ermita unos bandidos. Como no pu¬dieron encontrar ni comida ni ropa y se enteraron de cómo él vivía y hacía sus devociones, inevitablemente surgió en ellos una gran fe hacia el Jetsun y le dijeron: "Querido lama, este lugar es muy malo. Debido a las condiciones desfavorables que aquí hay, ha de ser difícil conseguir alimento. Por favor, ven a nuestra tierra y te pro¬veeremos de lo que necesites".
Milarepa replicó: "Es cierto que aquí las condiciones no son favorables, pero tengo todo lo que es propicio a mi devoción. Aun¬que el lugar de ustedes sea mejor, no deseo ir allá. En vez de eso y por mi bien, desearía que trajeran de su tierra a gente devota y bien dotada para que practicara conmigo la meditación". Y entonó el canto llamado Bienvenidos los que meditan en Shri Ri:

Shri Ri, lugar hermoso en Jal,
está lejano si rodean, pero cercano si se aproximan.
Vengan aquí, devotos fervientes y elegidos
y todo aquel que desea dejar mundo y vida.

Aquí está la maravillosa tierra de Shri Ri,
lejos de todo pueblo,
¡mas cercana al meditar y al logro!
¡Vengan a Shri Ri, devotos fervientes y elegidos
y todo aquel que desea dejar mundo y vida!

Aunque aquí el agua es escasa, son muchas las diosas.
¡Vengan a Shri Ri, ustedes, discípulos
fervientes y bien dotados!
Vengan a Shri Ri de Jal, ustedes los que repudian
este mundo y esta vida.

Aquí está la maravillosa tierra de Shri Ri de Jal.
Es un lugar bendito, el palacio de Dem Chog,
¡el que dispensa logros y poderes!
¡Vengan a Shri Ri, ustedes, devotos
fervientes y bien dotados,
los que repudian inundo y vida!

Esta es la tierra encantada de Shri Ri de Jal,
donde moran los maravillosos hermanos guardianes,
¡los que destruyen los obstáculos y dificultades de ustedes!
Vengan a Shri Ri, ustedes, devotos fervientes y señalados
y todos los que repudian mundo y vida.

Al escuchar este canto el jefe de los bandidos sintió que su fe se hacía más profunda y, postrándose ante Milarepa, le prometió regresar pronto. Algún tiempo después, cuando regresó, traía consigo una gran turquesa, pero no sabía cómo ofrecerla a Milarepa. Como también tenía un pequeño regalo, decidió ofrecérselo primero.
Milarepa sonrió y le dijo: "¡No dudes! Puedes regalarme la turquesa aunque yo no use joyas. La aceptaré para que tus méritos se perfeccionen". Supo entonces el bandido que Milarepa poseía el don milagroso de leer los pensamientos de los demás, y le ofreció la turquesa. Después de aceptarla, Milarepa dijo: "Te devuelvo ahora esta joya con la esperanza de que la utilices como sustento durante tu devoción".
El jefe pensó: "¡Qué estupendo!" ¡No tiene el menor deseo de dinero!", y su fe en el Jetsun quedó confirmada. Entonces Mila¬repa le dio la iniciación y las instrucciones. Después de practicarlas alcanzó experiencias superlativas y al final, la realización. Más tarde fue conocido como Drigom Linkawa y llegó a ser uno de sus discí¬pulos del corazón.

Ésta es la historia de cómo Milarepa encontró a Drigom Repa en Shri Ri de Jal.



17 EL ENCUENTRO EN EL ARROYO DE PLATA

Reverencia a todos los gurús

El gran yogui Jetsun Milarepa estaba meditando un verano al norte de Shri Ri. Cuando llegó el otoño y la cosecha estuvo lista, salió a pedir limosna y se quedó dormido en el Alto Gog Tang. Soñó con una joven lozana de cabellos dorados y brillantes cejas que conducía a un joven de unos veinte años. Ella dijo: "Milarepa, en el loto de tu corazón tendrás ocho pétalos. Éste es uno de ellos. Te ruego lo bendigas y lo eduques". Luego desapareció.
Al despertar, Milarepa pensó en el significado del sueño. Co¬ligió que la joven debía de ser una Dakini y que los "ocho pétalos" serían ocho discípulos superlativos y señalados, hijos de su corazón. "Seguramente que hoy he de encontrarme con un discípulo cuyo karma ya está exhausto; haré lo más que pueda por ayudarlo". Así pensando, trepó por el camino que conduce a Bong. Cuando llegó al arroyo que corría como si fuera de plata, tomó una pequeña siesta. Al poco rato un joven jineteando un caballo se le acercó preguntán¬dole: "¿Por qué duermes aquí, querido yogui?" Milarepa respondió con otra pregunta: "Querido benefactor, ¿adonde vas?" "Voy a cru¬zar este arroyo para seguir a Din Ri". Entonces Milarepa le dijo: "Debido a mis años se me hace difícil cruzar las aguas, ¿podrías pasarme tú?" El joven replicó: "Tengo mucha prisa en llegar, porque voy a jugar allá con unos jóvenes; no puedo llevarte conmigo. Ade¬más, podría dañar mi caballo al cargarlo tanto". Así diciendo, siguió adelante sin siquiera volver la cabeza.
Entretanto, Milarepa, con sincera concentración, entró en el samadhi de la unión con el gurú. Conteniendo el aliento, caminó suavemente sobre el agua y se deslizó tranquilamente hasta la otra orilla. Al volverse vio que el joven y su caballo estaban hundidos en medio de la corriente donde se habían caído de golpe. Mientras tanto el joven había observado cómo Milarepa cruzó hasta la otra orilla sin mojarse. A pesar de que lo había visto con sus propios ojos, no podía creerlo y murmuró consigo mismo: "¿Qué me pasa, tengo alucinaciones? Si no es así, este hombre nació para flotar". Cuando llegó a la otra orilla se acercó a Milarepa y, observando cuidadosa¬mente sus pies, pudo comprobar que ni siquiera estaban húmedos; entonces surgió en él gran fe hacia el Jetsun y gritó: "No me había dado cuenta que eres un lama realizado. Me arrepiento mucho de no haberte dado ayuda subiéndote a mi caballo. Te ruego me per¬dones y aceptes mis excusas". Así diciendo, se inclinó muchas veces ante Milarepa. Con gran fe y sinceridad preguntó: "Lama, ¿de dónde vienes?, ¿a qué orden perteneces?, ¿quién es tu gurú?, ¿dón¬de está tu templo?, ¿qué meditación practicas?, ¿desde dónde venías esta mañana?, ¿dónde pasarás la noche?" En respuesta el Jetsun cantó:

¡Ah, mi buen joven amigo!
¡Escúchame, joven mundano!

¿Sabes quién soy? Yo soy el yogui Milarepa;
vengo de Gung Tang.
Mis pies han marchado por todo Weu y Tsang
mientras aprendía órdenes y decretos.

Desde el misericordioso gurú Ngomi hasta el lama Rondonlaga,
he estudiado con diez gurús y aprendido los cinco tantras,
también las filosofías y los puntos de vista del dharma.

He aprendido de mi Maestro Lhaje Nu Chon
el terrible exorcismo de los planetas Negro y Rojo.
Aunque él era experto,
no pudo nunca disipar mis dudas.

Entonces escuché decir que había un maestro excelente,
el cual vivía en el Sur, en el valle del río circular.
El estaba bendito por los Señores Naropa y Medripa.
Y había experimentado la esencia mental que es como madre,
convirtiéndose en maestro del control de su cuerpo.

Vivía junto al río del Sur.
Él, cuya fama se ha esparcido ampliamente,
es el padre gurú, Marpa el Traductor.

Con sólo oír su nombre mi piel
hormiguea y mis cabellos se erizan,
A pesar de lo duro de la jornada,
me abrí camino hasta él.
El solo hecho de mirar su rostro cambió mi corazón,
Él es el único gurú en mi vida,
el inmaculado, el misericordioso Lho Draug Wa.

No tenía dinero ni riqueza que ofrecerle,
por eso entregué mi cuerpo a su servicio.
De él aprendí el profundo Tantra Hevajra
y las enseñanzas de Naropa sobre el sendero eficaz.
Hice votos y obtuve las cuatro iniciaciones
del bendito Dem Chog.

Cuando realicé la esencia del Mahamudra,
vi claramente la naturaleza real de la mente;
realicé en pleno lo fundamental de "más allá de las palabras".

En las cuatro enseñanzas como ríos
de la sucesión susurrada
practiqué la profunda doctrina de las nueve esencias.
Habiendo practicado el arte de manipular nadis, prana y bindu,
completé el dominio de mente y prana.

Soy un yogui que puede morar en el firmamento;
porque he unido los cuatro elementos, no temo al agua.

Para que lo sepas, mi templo es Shri Ri.
Esta mañana vengo del Alto Gog Tang;
no estoy seguro de adonde iré esta noche;
para mí, éste es el modo de vida del yogui.

¿Has oído lo que he cantado,
tú, mi joven alegre que sólo buscas placeres?

Al escuchar este canto se estableció en el joven una inalterable fe en el Jetsun. Sus lágrimas corrían incesantes. Puso las riendas de su caballo negro en manos de Milarepa, y cantó así:

¡Eres tú el sabio irreconocido, hombre del más allá!
Eres el Buda que tan raramente encontramos,
tus instrucciones son las prédicas del Nirmanakaya.

Me parece haber escuchado antes tu nombre,
pero aún no estoy seguro.
Me parece que te he visto antes,
pero tampoco estoy seguro.

No sé si la reverencia que ante
ti hago sea suficientemente sincera;
si son impropias mis preguntas, irreverente mi talante,
te pido perdón, pues no te conozco.

Éste mi caballo negro corre como el viento.
Cuelga de su cuello hermosa campana;
en sus ancas de fina raza
lleva mantilla suave y tibia;
en sus lomos, fuerte silla de madera;
la cincha está adornada con aceros de Mon,
un delicado nudo luce en su garganta roja;
sobre la jáquima de un gris rojizo
los bucles del copete caen cual sonrisa de tigre,
luciendo brillantes como una estrella espejada.

Fuete en mano, ejerce tu mando;
sacude las bridas y te obedecerá y correrá.
¡Cuando vea ante sí la bandera
ganará la carrera!
Cuando ordenes: "¡Corre rápido!", galopará a toda velocidad.
Para un hombre de mundo su caballo es su orgullo.
Te doy este fino corcel como un presente,
te ruego me guardes del infierno en el cual podría caer.

Al terminar su canto el joven ofreció a Milarepa su caballo, pero el Jetsun no lo aceptó; le dijo que él tenía otro aún mejor. Así cantó:

¡Escúchame, querido benefactor!
Tengo un caballo de prana-mente;
lo adorno con la chalina de seda de dhyana;
es su piel la mágica etapa siguiente de dhyana;
su silla es la autoconciencia que ilumina;
mis espuelas son las tres visualizaciones;
sus grupas, la secreta enseñanza de las dos puertas.

Su jáquima es el prana de la fuerza vital;
el rizo de su copete, el tiempo de tres señales;
la tranquilidad interior es su adorno,
su brida es el movimiento corporal,
y la inspiración que siempre fluye es su freno.

Galopa salvajemente a lo largo del sendero central de la espina dorsal.
Es un caballo de yogui, éste es mi corcel.
Cabalgando en él uno escapa del lodo de samsara,
siguiéndolo se alcanza la tierra firme del bodhi.

Querido benefactor, no necesito tu caballo negro,
¡joven, sigue tu camino, busca placeres!

El joven dijo para sus adentros: "Aunque Milarepa no quiera mi caballo, sus pies están descalzos. ¡Con toda seguridad necesita un par de zapatos!" Con este pensamiento en mente, ofreció los suyos a Milarepa, cantando así:

Reverendo yogui, santo realizado como una joya,
que debido a que en tu corazón no hay apego
vagas sin ruta fija, de sitio a sitio.
Algunas veces encontrarás perros de dientes filosos;
otras, caminarás por zarzales y desfiladeros;
y podrán herirse tus pies descalzos.

Es penoso caminar sin zapatos;
estas botas azules serán tus fieles servidoras.
Con sus corvejones de bronce en el talón
y sus bordados de seda, son costosas;
un zapatero competente las hizo
con pieles de ante, yak salvaje y cocodrilo.
Estas botas son mi distintivo, el distintivo de un hombre joven,
y ahora te las ofrezco.
Te ruego me otorgues tu compasiva bendición.

Así cantó, pero el Jetsun no aceptó su regalo. Dijo al mucha¬cho que él tenía un par de botas mejor que ése, y cantó:

Escúchame, joven ferviente.
Esta tierra de oscuridad y de visiones cegatas
es parte de los tres reinos del samsara.

Llena está de lodo su pradera insaciable, lleno de zarzas
su pantano celoso, salvaje y maligno es el perro furioso
de su odio, peligrosa y empinada la colina de su orgullo.

Pero yo ya crucé los cuatro ríos
y llegué a la playa de la tierra pura.
Corté mis botas con piel de la renuncia al samsara
y con cueros del despertar de lo transitorio e iluso.
He hecho mis botas con la artesanía de la profunda fe en el karma,
con la tintura del desapego a las miríadas de formas
y con el tejido y el cordel de la devoción;
las hebillas son las enseñanzas de las tres ataduras.
Estas son mis botas, las botas de un yogui; no deseo las tuyas.
Mi querido benefactor, ya puedes irte a tu casa.

Entonces el joven dijo: "Reverendo, a pesar de que tú no quie¬res aceptar mis botas, insisto en ofrecerte mi saco verdirrojo bueno para dormir con él, pues veo que tienes solamente un traje delgado con el que apenas cubres tu cuerpo. Tú has de sentir frío todo el tiempo. ¡Por favor acepta mi saco!" Así implorando para que Mila¬repa tomara el saco, el joven cantó:

Apreciado y realizado gurú,
liberado de todo apego al ego
vagas sin límites mentales.

A veces trepas la cima de una montaña;
otras veces duermes profundamente en la calle de una ciudad.
Vestirse con una delgada tela es como estar muerto de hambre;
peor debe ser andar desnudo y padecer frío.

Este es mi saco mejor corlado,
hecho de la tela mandan verdirroja;
el frente es de seda,
los forros son de la mejor calidad;
está adornado con piel de lince.
Un reborde de piel de nutria sujeta el dobladillo,
las almohadillas de los hombros están bien bordadas.
Es ligero de llevar y magnífico de ver;
con él no se siente ni un poquito de aire,
pues es un saco estupendo.
Te ruego lo aceptes, reverendo padre;
te ruego me bendigas y me otorgues tu gracia.

Pero Milarepa no lo tomó, y replicó: "Tengo un saco más ex¬celente que el tuyo". Y cantó:

¡Escucha, joven elocuente!
Sobre las ciudades de los seis reinos del samsara
sopla con furia el demoníaco viento kármico;
¡guiado por los sentidos y privado de libertad,
vaga uno entre vida y muerte, errando en el Bardo!

A veces trepa uno a la cima de la montaña
en el estado de sueño entre vida y muerte.
A veces uno duerme en la calle
de la ciudad de Bardo del samsara.

Por mi parte, aspiro al reino de la realidad,
y con el bordado de inmaculada disciplina
adorno el vestido de la mente y el corazón puros.

La claridad mental es el sastre
que hace mis trajes en el molde de las tres yogas.
Los forros de mi saco son el arte
de unir los tres puntos claves.
Abrillanto las almohadillas de los hombros
con la magna luz que brilla al tiempo de la muerte.
Corto el dobladillo de la iluminación del Bardo
a la medida de los puros cuerpos mágicos.

Éste es mi saco, el saco de un yogui;
no deseo el tuyo.
¡Vete pues, joven benefactor, y sé alegre!

El joven replicó: "Reverendo, como no quieres aceptar mi saco aunque tus ropas son bien delgadas, toma por favor este chaleco". Y en seguida cantó para persuadirlo:

Gurú preciado, supremo ser,
en verano, bajo el Sol brillante
cuando se escucha el canto del cuco,
uno puede andar desnudo sin sentir frío.
Pero en invierno cuando brilla la Luna fría
y las tormentas enceguecedoras caen sobre las colinas,
los trajes de algodón o de seda son muy delgados
y el frío hiere feroz como una flecha.

Padre Jetsun, esta penalidad
es mucho para ti.
He aquí un chaleco gris verdoso
con dobladillo de piel marrón
y con su seda llamativa de cinco colores;
la tela es de fina calidad.
Te lo ofrezco,
por favor acéptalo y otórgame tu bendición.

Pero Milarepa no quiso tomarlo, arguyendo que tenía uno aún mejor, y cantó:

Benefactor generoso, escúchame con atención.
Con la ceguera como guía
he vagado por senderos peligrosos;
golpeado por los vientos pasionales, ora cálidos, ora fríos,
calado fui por la lluvia del karma de retribución.
Agotado por estas penalidades,
ansiaba la Ciudad de la Libertad.

Con la tela del calor vital Ah Shea
está hecha la solapa de los cuatro chakras.
Mi sastre es la mente-prana interior
que calienta el Tig Le y lo hace fluir;
la experiencia de inmersión en el vacío gozoso
es la aguja que he usado para coser.
El calor vital innato es el traje.
¡Ahora para mí es lo mismo verano que invierno!

Aunque tus trajes de lana son bellos,
mi camisa de algodón es más liviana y me da comodidad;
querido benefactor, no quiero tus trajes;
ahora debes irte a casa.

El joven replicó: "Aunque no aceptes mi saco, debes estar ya cansado por tan larga práctica de meditación. Sé amable y acepta mi turbante, el cual podrás cambiar por algo de carne que nutra y sustente tu cuerpo". Y cantó:

Yogui preciado, tú, supremo ser,
disgustado con el samsara, has anhelado con ansia
la liberación de la rueda de nacimiento y muerte.
Has meditado largamente
y has practicado tus devociones.

Por ello alguna vez sentirás frío.
¡Mi magnífico tocado
es la maravilla de la India!
Su armazón de metal precioso fue hecho
por un artesano diestro.
Esta recubierto con piel de cocodrilo y de buitre,
y orlado con plumas de los más bellos pájaros.
Su precio iguala al de un yak grande.
Te lo ofrezco a ti, Buda Nirmanakaya.
Puedes cambiarlo por mucha carne
para tu alimento y bienestar.
Te seguiré verano e invierno
y te ofreceré mis homenajes.

Pero Milarepa tampoco aceptó esta oferta. En lugar de ello cantó:

¡Mi querido joven,
no pierdas la cabeza!
Sigo el gran linaje de Naropa,
quien ha dominado por completo el
arte de las causalidades cósmicas.
Maestro de prácticas profundas,
no temo al elemento aire interno
ni dependo de carne de halcón.
Me siento contento y alegre con el viento penetrante.

Sobre la corona de mi cabeza
hay una joya tan espléndida como el Sol y la Luna,
en la cual se sienta mi gurú Marpa el Traductor.
La joya está adornada con ornamentos de huesos humanos.
Él es el Buda de la transformación corporal,
gema que satisface todo deseo.
Si lo ves con ojos de veneración,
¡verás que es el Buda Dorje Chang!
Te guardará por siempre, como a un hijo.
Este raro turbante es mi adorno secreto.
El sublime gurú que está sobre mi cabeza es muy bello.
Querido muchacho, no quiero un turbante;
¡parte ya con el corazón contento!

El joven pensó: "Este reverendo lama no acepta ninguno de mis regalos; tal vez los considera insignificantes". Entonces desató la cadena de la joya que llevaba al cuello, la cual era una fina pieza de jade, y cantó:

Preciado gurú, ser supremo,
te esfuerzas en la devoción sin apego en tu corazón.
¡Para ti todas las cosas materiales son sólo ilusión!
No tienes deseos de bienes ni riqueza.
En mí ha surgido una profunda fe hacia ti.

Es vergonzoso dar de mala gana los tesoros de nuestro padre;
la gente nos despreciaría desde el fondo de su corazón;
podría uno tornarse un fantasma miserable.
Por lo tanto, ruego a Vuestra Reverencia
no rechazar este jade.
Este jade blanco translúcido con seis caras
relumbra brillante como una chispeante luz.
La suave piel de venado y la roja amapola
hacen el conjunto aún más elegante.
Con este jade nunca serás pobre.
Te lo ofrezco como ornamento para tu cuello.
Por favor, otórgame tu gracia
y concédeme las enseñanzas del Buda.

Y ofreció el joven la joya al Jetsun, pero Milarepa tampoco quiso aceptarla diciendo: "No necesito tu jade; tengo una joya que es mucho más preciosa. Escucha mi canto":

Escucha, mi querido benefactor,
tú, el que tiene un buen padre.
Yo, el yogui, ando errante
a lo ancho y a lo largo de todas las regiones.
Mendigo el alimento por calles y puertas.
No siento gula por la buena comida
ni añoro posesiones.
No hay término a la codicia humana. Ni atesorando inmensas riquezas logra uno el contento. No te envidio ni a ti ni a tus tesoros.

El mayor tesoro es la alegría en mi corazón;
mi riqueza son las enseñanzas de la estirpe susurrada;
mi ornamento es devoción al dharma.
Me engalano con la retención de la atención;
mi entretención es la yoga de los cuatro periodos;
mi adoración es el conocimiento mental grande y pequeño.
No necesito tu pendiente de jade.
Querido muchacho, ten ánimo alegre y sigue tu camino.

El joven pensó: "Esto me pasa porque soy un gran pecador. ¿Acaso por eso Su Reverencia no me concede su gracia?" Dijo a Milarepa: "Es natural que un ser tan superior corno tú no desee estas posesiones ilusorias. Te ofrezco ahora mis tres compañeros. De ahora en adelante nunca portaré espada ni mataré a ninguna criatura sensible. Te ruego me otorgues la ordenación. ¡Ruego me protejas con tu gracia compasiva!" Así diciendo, desató su zurrón y cantó:

Oh lama supremo y compasivo,
siempre he visto al enemigo como tal
y nunca perdí de vista a mis rivales.
De la derecha, desato mi aljaba de madera;
de la izquierda, tomo mi arco ornado,
¡y de la cintura mi afilada espada,
con la cual desilusiono a todos mis enemigos!
Con estas tres cosas a mi lado
soy como un bandido impío.
Cuando aparezco ante mis enemigos
sus corazones tiemblan y se estremecen sus cuerpos.
¡Como yaks espantados, huyen!
Pensando en ellos y en mis fechorías,
siento remordimiento y pesar.
Hoy te ofrezco mis tres compañeros.
Observaré estrictamente los preceptos
y te seguiré doquiera vayas.

Pero Milarepa siguió inexorable, y le dijo: "No creo que pue¬das guardar tu voto. Ni necesito tus tres compañeros porque los míos son mejores. Escucha ahora mi canto":

Escúchame, intrépido luchador.
Los cinco venenos hostiles corren salvajes
por la tierra de los pensamientos malignos.
¡Quien no renuncia al combate "de suma importancia"
será apresado y perderá su oportunidad de ser libre!
Batallas y ejércitos no son para el yogui.

El mundo exterior es mi aljaba,
la autoiluminación interior de desapego
es mi vaina de piel de leopardo.
Mi arma es la espada de la gran sabiduría.

Mi soga es el sendero de dos en uno;
mi guardaespaldas es el mérito de la meditación.
Éstos son mis sentidos internos ocultos.

Sobre la cuerda del arco del vacío último innato
coloco con firmeza la muesca del corazón-bodhi;
disparo al ejército de los cinco venenos
la flecha de las cuatro infinitudes
No hay duda de que ganaré la batalla;
destruiré a los enemigos hostiles llenos de deseo.

Éste es mi modo, el modo de conquistar de un yogui.
No tengo interés en tus regalos.
Joven benefactor, siéntete animoso y vete.

El joven dijo: "¡Reverendo señor! Aunque no aceptes mi ofrenda de los tres compañeros, debo recibir tu bendición. Por lo tanto, te ruego aceptes mi cinto y mi cuchillo". Y cantó así:

Tú, yogui, que eres el Buda viviente,
a pesar de que muchos conocen el dharma,
pocos pueden practicarlo.
Es difícil encontrar uno entre cien
que pueda dar prueba de su realización.
No pediré la enseñanza a ningún otro,
aunque él conociera un mundo de dharma.
Sólo a ti, el Buda viviente, el padre Repa.
Tus enseñanzas surgen de un trabajo duro
y es por ello que ya no oso preguntar sin pagar antes.

En el centro de Nepal fluye un río tempestuoso
que tiene a su derredor nubes como pilares.
En la cascada de este torrente impetuoso
fue hecha con ornamentos de plata esta vaina que
cuelga de mi cinto de cordeles de oro y plata.
¡Todo mi cuerpo relumbra cuando los llevo puestos!
Te ofrezco ahora este cuchillo y este cinto.
Luego te preguntaré por las enseñanzas.

El joven entregó a Milarepa su cinto y su cuchillo. El Jetsun dijo: "De momento no puedo darte enseñanza ni instrucciones; tam¬poco quiero tus regalos. Tengo un cinto mejor que el tuyo. Escucha mi canto":

¡Escúchame, joven ingenioso!
Del techo de mi choza en la montaña nevada
fluye la quintaesencia de leche y néctar.
Aunque no es de oro y joyas,
no la vertería en jarro de barro.

¡Alrededor de la cintura de este hombre pobre de fuerte voluntad
está atado el cinto de algodón de la devoción apasionada!
Ausencia de pretensión e hipocresía
es el modelo de mi cinto.
Sabiduría brillante es mi cuchillo;
su vaina, la confianza en las tres medidas.
Fe y diligencia en el dharma es mi cordel de oro y plata.
La belleza del dharma es la gloria sobre todo.

Que me castiguen las diosas
si en el pasado he pedido riquezas o dinero
por mi enseñanza.
Tampoco ahora lo haré.
Querido joven, puedes irte a casa;
no quiero tus regalos.

El joven dijo nuevamente a Milarepa: "¡Reverendo Señor! Cier¬tamente no tienes el menor deseo de riquezas ni bienes. Pienso que, sin embargo, no pondrás reparo en aceptar un templo en un lugar apacible donde podrás morar". Así diciendo cantó:

Eres un verdadero yogui, un trabajador ascético,
que está fastidiado de las cosas mundanas
y es indiferente al mundo.
¡Renunciaste a tu tierra nativa y te fuiste lejos!
Sin destino en mente, vagas por doquiera.
Aunque para ti dé igual una cosa u otra, un hogar permanente ayudará tu inspiración.
Busquemos un buen sitio en las colinas para construir un templo, ¡hagamos las columnas inmaculadas y altas!
Colgando sobre esas columnas, brillarán el Sol y la Luna.
Sobre el amplio piso del templo
dibujaremos una mandala con piedras de colores.
Plantaremos flores por todas partes
y cavaremos un profundo foso alrededor.
Los ornamentos Ka Be serán de madera,
y una pagoda con ocho adornos hará más hermoso el lugar.
Allí estará una capilla para el culto y habrá gran reverencia.
Por favor, acéptalo como tu morada.
¡Así tendrás por fin una morada confortable!

Pero Milarepa tampoco quiso aceptar esta oferta. Dijo: "No deseo estar en ningún templo ni quiero hacerlo mi hogar. Tampoco sé nada de cómo agradar a las personas. Escucha ahora":

¿Ignoras, mi confundido mozalbete,
que este mundo es transitorio e irreal?
Cuando llegues ante el rey de la muerte
tu dinero de hombre rico no valdrá nada;
allí tu riqueza no podrá chantajear;
allí no hallarás dónde blandir la espada de hombre fuerte,
ni habrá lugar para danzar o pavonearse.
Tu carne será como polvo.

Porque temo que cosas como éstas me puedan suceder,
me encierro en un lugar de estricta austeridad.

El templo donde moro es la mente interior innata;
el ornamento Ka Be es el prana constante;
erijo los pilares de lo real
sobre el basamento de la inmutabilidad.
Sol y Luna son la yoga de elevarse y perfeccionarse.

Sobre el suelo del calor de dhyana
dibujo el mandala de la observación clara.
¡La experiencia del gozo, de la iluminación y del vacío mental
son las bellas flores de mi jardín!
Rodeando la pagoda de las diez virtudes
está el foso profundo del Vacío.
Éste es mi templo, el de un yogui;
no necesito el tuyo.
¡Mi joven benefactor, siéntete animoso y vete!

El joven dijo a Milarepa: "Reverendo señor, a pesar de que no quieras el templo, ten en cuenta que este débil cuerpo humano está sujeto a enfermedades. Tengo una hermana muy capaz, que tiene mucha fe en el dharma. Me gustaría ofrecértela como tu sierva Jomo. Por favor, no la desdeñes, acepta esta ofrenda". Y cantó así:

Reverendo yogui que perseveras en la ermita,
aunque te hayas dado cuenta plena de los defectos
de las mujeres y no tengas deseo carnal,
este frágil cuerpo humano puede enfermarse
y por eso uno siempre necesita de una compañía solícita.

Te ofrezco a mi única hermana,
amada por sus tres hermanos.
Procede de linaje poco común:
su padre y su madre son de noble estirpe;
es heredera de regia tradición.
No la confundas considerándola de cepa común;
entre la multitud es la que roba los corazones.
Radiante como un arco iris, es más hermosa que los ángeles.
Los trajes de algodón se ven en ella como de seda fina.
Joyas y oro adornan su cabeza;
gemas relucientes y collares de perlas
no pueden opacar su belleza radiante.
Difícil de pintar es su garbo y su encanto.
Sus pretendientes han sido muchos,
pero a ninguno hemos dado nuestro consentimiento.
Hoy, te la ofrezco a ti, Buda Nirmanakaya.
Te ruego no desdeñes mi ofrenda.

Pero Milarepa no quiso aceptar. Dijo: "No hablemos como locos. Ya he renunciado a los lazos familiares. No estoy interesado en una mujer apegada al ego. La llamada fe de la gente común es inestable y sujeta a cambio. Soy un viejo mendigo sin familia ni parientes. Si me la dieras, la gente se reiría de ti. Después de todo te arrepentirías de haberlo hecho. No tengo ningún deseo de llegar á ser tu cuñado. Tengo una consorte que es mucho mejor que tu hermana. Escucha" :

En general, joven señor,
las mujeres son la causa de la lujuria y del apego.
Una mujer calificada para la iluminación es ciertamente muy rara.
Tener compañía angélica en el sendero bodhi
es un prodigio y una maravilla,
aunque tú mismo lo hayas exagerado un poco.
Por eso es que la práctica mudra es tan dura.

Mi mujer maravillosa, libre de lujuria, es Sunyata.
En su rostro hay compasión
y bondad en su sonrisa.
Sus trajes son los elementos rojo y blanco;
sus ornamentos de seda son la unidad de dos en uno.
Su ceñidor es la acción indiscriminadora
y sus adornos son los cuatro gozos.
Su collar hace que todas las cosas se perciban como una.
Es una mujer encantadora.
¡Su origen es la realización de la verdad!
Ésta es mi esposa, la consorte del yogui.
No tengo interés en tus mujeres samsáricas.
¡Joven benefactor, ya es tiempo de que te vayas!

Sabiendo que Milarepa no iba a aceptar su ofrecimiento, el joven dijo: "Aunque para tu mente iluminada no hay cosa tal como ver¬güenza o deshonra, para ser benévolo y evitar posible escándalo entre la gente, te ofrezco con toda sinceridad estos pantalones. Por favor acéptalos". Y cantó así:

Tú yogui, tú que nada tienes que ocultar,
sino sigues el sendero tántrico
viviendo desnudo en las montañas,
tu pene joyante, descubierto tan abiertamente,
puede ser visto por todos a cualquier hora.

Aunque estás libre de cualquier idea de pena o vergüenza,
nosotros, hombres mundanos, nos avergonzamos
de exhibiciones indecentes.
Aun el Buda perfecto, el Ser plenamente iluminado
sigue discretamente las costumbres mundanas.

Estos pantalones son de mi propio uso;
están hechos de la mejor lana
hilada por mi madre y mi hermana.
Mi noble esposa tejió la tela de lana,
la hija del vecino la tiñó para mí,
y mi amable tío la cosió.

Con estos vestidos cubrimos las partes pudendas.
A ti te ofrezco, pues, estos pantalones.
Te ruego que no vuelvas a decir:
"Yo no los necesito".

Milarepa replicó: "¡Querido joven, parece que nada conoces acerca de la vergüenza! Mis órganos cuelgan con toda naturalidad. Nada chistoso hay al respecto; ¿por qué, pues, te ríes? Al principio, salí desnudo del vientre de mi madre. Cuando llegue la muerte, dejaré el cuerpo sin cubrirlo. Y por eso ahora nada tengo que ha¬cer acerca de ello. Tampoco me preocupo por saber algo sobre esa mentada «vergüenza» inventada por ustedes. Escucha ahora":

¿Por qué, mi querido mozuelo,
han de ser vergonzosas las cosas irreprochables?
Esto es simplemente el órgano masculino de nacimiento natural.
No puedo entender esa mentada "vergüenza" de ustedes.
De las cosas que de veras avergüenzan sí que son ignorantes.

Cuando ven el pecado, el mal y los actos mezquinos
no se avergüenzan de ellos.
Deja decirte cómo guardo el respeto a mí mismo:

Mi lana fina es el corazón-bodhi puro,
con el cual hilo la urdimbre de las cuatro iniciaciones;
el traje que tejo es el sendero de liberación del samadhi;
el tinte que utilizo está hecho de virtudes y buenos deseos;
mi tío sastre es el sentido de una discreción meticulosa,
con la cual se hacen los pantalones del respeto propio.
Éstos son los pantalones que dignifican y dan altruismo,
¡por eso no necesito los tuyos!
¡Querido benefactor, ya puedes irte a casa!

El joven pensó: "Este gran hombre no aceptará nada de lo que le ofrezca. Mejor averiguo dónde vive y hacia dónde va. Trataré por todos los medios posibles de hacer que visite mi tierra natal". Y dijo así: "Como no aceptas nada de lo que te ofrezco, ven a mi tierra y dime también, por favor, dónde vas ahora. Ha de haber algún destino en tu mente para que hayas escogido esta ruta en particular. Por favor no me ocultes tu intención, dime la verdad".
Milarepa replicó: "Hijo, nada tengo que ocultarte. Durante la siega voy a Din Ri a pedir limosnas. Cuando la cosecha está desgra¬nada voy a Nya Non. En el invierno me quedo en los sitios más remotos donde sólo habitan pájaros y marmotas". El joven pensó: "Al cabo de unos días debo invitarlo a casa para que ruegue por nosotros. Me encantaría que aceptara". Y cantó así:

Gurú inmaculado, transformación corporal del Buda,
dices que vas a Din Ri a pedir limosnas;
pero ése es lugar detestable que no tiene méritos.
Aunque arriba cuelga la vastedad del cielo,
¡a virtud de esas personas es tan pequeña
como un grano de mostaza.
¡Sus manos están tan apretadas corno las puertas
atrancadas del salón de congregación!
La harina vale más que oro.
Mil súplicas de limosnas son pérdida de tiempo;
la pobreza y el hambre se enseñorean en el lugar.

La tierra de Nya Non está llena de acechanzas,
es el paraíso de bandidos y asesinos.
Los leprosos son ahí multitud
y abundan eriales y cementerios.
Tan temible es ese país que uno no desearía
atravesarlo sin un centenar de amigos,
ni se aventuraría a dar tres pasos sin un guía.
Ese maldito lugar, Nya Non, es de la peor reputación.

La frontera nepalesa-tibetana es fría y alta,
tierra de nieve y ventisca tormentosa.
¡Sus pobladores son tan brutos como muías!
Fluyen sus ríos hacia el sur de Nepal,
donde los valles bajos vaporean de calor
y los peligrosos puentes de sogas
cuelgan por encima de las rocas.
En Nepal el calor y la enfermedad ponen en peligro la vida,
la gente del Sur habla una lengua diferente
y los árboles son rígidos como cadáveres.
Con todo mi corazón deseo que no vayas ahí;
por favor, pospón tu viaje.
Aunque no tomes mis regalos,
te ruego concedas mi deseo
y visites mi tierra por dos semanas.

Milarepa replicó: "Lo que no puedo tolerar por sobre todas las cosas, es un benefactor arrogante. No estoy interesado en ir a tu país. Y acerca de Nya Non y Din Ri, los conozco mejor que tú. Escucha mi canto":

Tú, joven arrogante con intensos deseos,
escucha con fe mi canto.
Es difícil hallar un hombre inmaculado y de méritos,
difícil hallar el lugar donde residen los hombres virtuosos,
porque los tiempos han cambiado.

Soy un yogui que piensa y dice lo que siente,
pero nunca he propalado murmuraciones maliciosas.

Aunque la harina es muy estimada en Din Ri,
para mí no es difícil obtenerla.
Sin embargo, prefiero el sabor de los cinco néctares
y nunca me harto con manjares sabrosos.

Soy un yogui abandonado, que por alimento tomo
el samadhi interior de la indiscriminación.
Por eso el deseo de comer algo sabroso no me atrae.
En tiempos de hambre estoy alegre y tranquilo.

Aunque los senderos sean peligrosos y temibles,
mi oración al Uno Misericordioso no falla.
Los Tres Inmaculados son mi resguardo seguro y mi refugio;
las diosas de los tres lugares siempre serán mis guías.
Mi compañero inseparable es la mente-bodhi;
mis protectores son los guardianes de las ocho divisiones.

Como carezco de posesiones, no tengo enemigo.
Me reúno amigable y alegremente con los bandidos.
Aunque Nya Non pueda ser de mala reputación,
las personas ahí son cándidas e ingenuas.

Como en los viejos tiempos,
son honestos y francos,
despreocupados y alegres;
pero comen y beben con moderación;
cuidan las cosas a su modo
y así florecen bosques y valles.

Respecto a mí, no me interesa la riqueza mundana;
tampoco me atraen la comida ni la bebida.
Contento, no me preocupo de holgazanear ni divertirme;
cuando medito, mi samadhi es profundo.

Por eso voy a Nya Non.
Como he dominado el arte del fuego de Dumo,
no temo frío ni calor;
alegre y tranquilamente veo caer la nieve.

Ya hoy no hallo razón para demorar el viaje,
pero no iré a tu tierra;
detesto los benefactores orgullosos y altaneros.
¿Cómo puedo congraciarme con lo que desconozco?
Sube a tu caballo, que se hace tarde.
Mi querido y satisfecho joven,
es tiempo de que te vayas;
que tu salud sea buena y larga tu vida.

Después de oír este canto de rechazo, el joven se sintió afligido y disgustado. Y dijo: "Reverendo Señor, sea lo que fuere que te ofrezco, tú no lo aceptas. Sea cual fuere la instrucción que te pido, tú no me la otorgas. Me doy cuenta de que soy muy pecador. Juro que no iré a ninguna parte y que aquí mismo me mataré ante tu propia vista". Así diciendo, sacó su cuchillo tan filoso como navaja de afei¬tar, y presionando con la punta su corazón, cantó así:

Escúchame, reverendo yogui,
en esta mañana auspiciosa, mientras galopaba por mi camino,
vi a un hombre desnudo reposando junto al arroyo plateado.

Me dije: "¿Será un yogui loco
o un bromista imprudente?
Al exhibir sin vergüenza su cuerpo desnudo,
¡ha de ser un tonto fuera de sus cabales!"

Por lo tanto, lo que en mí surgió no fue fe, sino desdén;
rechacé toda idea de hacerte compañía, y seguí solo.
Tú, reverendo, estás bien enterado de esto.
Y si hice mal, ahora con pesar me arrepiento.

Cuando cruzabas el río azul
para posarte en la otra orilla,
te vi volar sobre el agua
como un águila en los cielos.
Remontándote como viento en el espacio,
te vi volar.
Desplegando tus milagrosos poderes,
te vi planear sobre el río Tsang
y alcanzar la otra orilla.
Yo estaba atónito y regocijado
de ver persona tan realizada.
Orgulloso y feliz como soy, surgió en mí la vanidad:
pensé que yo era persona bien dolada,
con pocos obstáculos y pocos pensamientos envidadores;
pensé que era buen receptáculo para el dharma;
pensé que era persona virtuosa y señalada
con grandes méritos y deseos puros.

Desde el día en que nací
nunca había sido tan feliz como hoy.
Tú no tienes el menor interés en
riqueza, propiedades y comodidades
que te he ofrecido.
Nunca había oído hablar de un yogui como tú en el Tíbet;
nunca había encontrado un budista tan perfecto,
tan maravilloso y extraordinario.

En este auspicioso día de mi peregrinar,
¡hago ofrendas e imploro en todas las formas posibles!
Así tan magnífico y extraordinario como eres tú,
no has prestado atención a lo que he dicho.
Siento que soy muy ignorante y digno de compasión;
entiendo que soy estúpido y sin mérito alguno;
estoy terriblemente confuso y descorazonado.
Con sentimiento de frustración, he perdido mi ruta.
¡Empiezo a creer que no tengo capacidad para el dharma!,
¿pues qué sentido o utilidad tendría
la oportunidad de encontrar a un Buda,
si de él no se recibe ni un discurso?
¿Cómo podría uno reunirse con sus paisanos
sin decirles nada?
¡Mejor que regresar con esta vergüenza
es terminar de una vez frente a ti!
Todo está sujeto a morir a su tiempo;
ahora para mí es mejor morir,
morir ante santo tan realizado
cuando mi corazón rebosa de dharma.
¡Oh, reverendo Jetsun totalmente realizado!
Después de escuchar la triste historia de este pobre mozo,
sabrás, con tu mente omnisciente, qué decir.

Al oír esta sincera oración, Milarepa pensó: "En verdad que tiene gran honradez y sinceridad. Debe haber un voto mutuo entre nosotros. La profecía que la diosa me hizo en sueños parece llegar a cumplimiento. Debo, pues, aceptarlo". Y entonces cantó:

¡Escúchame, benefactor querido!
Tienes celosa aspiración de actos virtuosos.
Debes ser hombre de poco pecado o de poco karma maligno.

Como tienes intenso anhelo al solicitar de mí el dharma,
¡haz de tener ciertamente poca vanidad y poco orgullo!

Diligente y entusiasta,
no puedes ser perezoso.
Como has hecho ofrendas generosas,
no puedes ser mezquino o codicioso.

Tu inteligencia y simpatía son convenientes;
tienes, pues, poca ignorancia y escaso odio.

Como me rindes homenaje y respeto,
debiste en vidas previas
estar relacionado estrechamente con el dharma.

En esta mañana auspiciosa, yo, el
vagabundo de Gung Tang,
y tú, el joven del bajo Jhal Khrum,
nos hemos encontrado en la ribera de este río azul.
Parece que nuestra esperanza de pasadas vidas
arregló este encuentro;
era destino nuestro encontrarnos ante el "Arroyo de Plata".
Debes ser uno cuyo karma es sin tacha,
uno que ha despertado de los pensamientos habituales
propios del almacén de la conciencia.

Joven benefactor, entono este canto auspicioso para ti.
Como has oído ya enseñanzas genuinas,
¿ahora estás interesado en practicar el dharma?

Si en tu corazón ha surgido la fe,
si no prestas atención a ganancias mundanas,
si realmente deseas seguirme,
sabe que la parentela es plan del diablo
para obstaculizar el dharma;
no pienses en ellos como reales, sino rompe
tu apego hacia ellos.

Dinero y placeres son los mensajeros del diablo;
es pernicioso asociarse a ellos.
Renuncia a ellos y a todas las cosas que te aten.

La soga del diablo es el deleitarse en los placeres;
piensa en la muerte para que venzas tus deseos.
Los compañeros jóvenes son la trampa tentadora del diablo;
sabiendo que son ilusorios, obsérvalos atentamente.

Nuestra tierra nativa es la mazmorra del diablo;
prisionero de ella,
será difícil alcanzar la liberación.
Trata de escapar en seguida;
deja todo a un lado y lucha por el dharma.
¡Sólo mediante la acción instantánea podrás tener éxito!

Con el tiempo decaerá tu cuerpo engañoso.
Es mejor que ahora te asocies con el dharma.

El pájaro veloz de tu mente volará a cualquier lado;
¡es mejor que ahora aletees camino al cielo!

Si crees y sigues lo que te he dicho,
serás receptáculo augusto del dharma.
Recibirás bendiciones e instrucciones;
la profunda enseñanza del lenguaje susurrado
también te será impartida.

¡Hijo mío! Éste es el inicio de tu jornada
en el sendero bodhi.
Aun yo, el yogui, me regocijo ante el hecho.
¡También tú, joven, debes estar contento y alegre!

El joven estaba indescriptiblemente feliz cuando escuchó este canto. Con gran excitación se inclinó a los pies del Jetsun, haciendo muchas reverencias y circunvalándolo muchas veces. Luego hizo voto de regresar, y partió.
Cuatro meses después, estando Milarepa en Manlun Chubar de Drin, llegó de visita el joven con su sobrino. El tío ofrendó una pieza de inmaculado jade y el sobrino la mitad de una onza de oro; pero el Jetsun no aceptó los regalos.
Por ese tiempo, el traductor Bhari estaba construyendo una es¬tupa del Tsudor Namjhal Buddha en Drin, por lo que Milarepa les dijo: "Para mí no es necesario aceptar vuestras ofrendas, denlas a Bhari el Traductor y pídanle que los inicie. La instrucción Pith, se las daré yo mismo".
De acuerdo con esto, ellos se fueron con Bhari el Traductor pi¬diéndole que les impartiera en su totalidad la iniciación de Dem Chog. Así pues, Bhari les otorgó las enseñanzas externas de Tsudor Namjhal, la práctica Me Ru Sinha para prolongar la vida y las enseñanzas del Buda del cumplimiento. También les dio las ense¬ñanzas internas de Dem Chog, es decir, la práctica de las siete pa¬labras, las instrucciones de la diosa símbolo del gurú y la práctica de la meditación de la diosa Kurukulla. Después de lo cual ellos lo acompañaron al monasterio Sajya.
Luego el mozo regresó con Milarepa y vivió con él durante cinco años. Del Jetsun obtuvo la enseñanza de los renombrados seis yogas de Naropa y las enseñanzas del Mahamudra transmitidas por el gran Maestro Medripa. Como practicó diligentemente estas enseñanzas, Milarepa también le impartió toda la instrucción medular. Inicialmente el joven fue llamado Dharma Wonshu y luego, Milarepa le dio el nombre de Repa Shiwa Aui (el vestido de algodón luz de paz). Él era muy sensual antes de entrar a la religión; pero luego, gracias a su devoción, renunció al mundo. Hizo votos ante Milarepa de que por el resto de su vida nunca más usaría zapatos de cuero, ni más que una prenda de vestir de algodón, así como de que ya no regresaría nunca más a su tierra nativa, ni reservaría provisiones para más de dos días. Con gran diligencia se absorbió a sí mismo en sus devociones y finalmente obtuvo buenas experiencias. Milarepa estaba encantado con sus progresos, y cantó:

Me inclino ante todos los gurús.
Grande es la bendición
de los gurús misericordiosos
del linaje práctico;
¡magníficas y poderosas son las instrucciones claves
de Marpa y Mila!
Tú, Shiwa Aui, eres perseverante
y trabajas con tesón;
mediante la gracia de las Dakinis
has alcanzado buen entendimiento.
Hijo querido, si deseas consumar tu meditación, refrena el chisme y la charla vana; no pienses en las nobles glorias del pasado; permanece en el valle adonde ningún hombre viene;
guárdate de malas compañías y examínate a ti mismo:
no anheles ser un gurú;
sé humilde y practica diligentemente;
nunca esperes alcanzar rápidamente la iluminación,
sino medita hasta morir.
Olvida palabras y estudios,
practica las instrucciones claves.
Si de veras quieres beneficiarte,
concéntrate en tu devoción.

Shiwa Aui replicó: "Justamente has dicho que quien mucho aprende y no practica está propenso a apartarse y salir fuera. Te ruego me expliques esto un poco más".
Milarepa contestó: "Con eso quiero decir que hay un peligro en el apego por los asuntos mundanos de esta vida, cuando uno no ha renunciado del todo a ellos. Otro peligro es que esa persona pierda el punto clave de la práctica. En la enseñanza de la «línea Marpa» no tenemos estos errores o peligros porque nunca prestamos aten¬ción ni al mundo ni a las charlas. En lo que hacemos hincapié es en la práctica verdadera. Escucha mi Canto de los Peligros y Falacias":

Reverencia a los sagrados gurús.

Escucha aquellas palabras elevadas y esa pomposa plática,
mira aquellos charlatanes empeñados
en argumentos fervientes.

Cuando hablan parece que quieren asustarte,
cuando duermen parecen dormitar pomposamente,
cuando caminan lo hacen como arrogantes mongoles,
peligros y obstáculos los circundan.

Los tres reinos y las seis regiones están expuestos
para siempre a deseos que conducen a las criaturas
sensibles al peligro.

Hay siete peligros de los que te debes cuidar:
caer en la beatífica paz Hinayana,
utilizar tus conocimientos budistas
para conseguir alimento,
inflarte con orgullo de sacerdote,
caer en la locura yóguica,
entregarle a los discursos huecos,
caer en la trampa de la nada.
Así la ignorancia es causa de falacias y peligros.

La enseñanza del linaje susurrado
es el aliento de las Dakinis.
No dudes nunca de esta verdad, pero si lo haces,
recuerda que la duda ocurre
por influencia del demonio.

Shiwa Aui, ¿cómo podrás alguna vez errar el camino
si estás junto a mí, el vestido de algodón?

Deja ya tus dudas y medita;
quien confía en la verdadera enseñanza
nunca errará el camino.

No pienses ya, hijo mío, en conocimiento de palabras sin sentido,
sino concéntrate en tus devociones
y pronto alcanzarás la gran realización.

Por lo tanto, Shiwa Aui abandonó su búsqueda del conocimiento de palabras y se concentró en su devoción sin pensar para nada en ropa o comida.
Un día se presentó ante Shiwa Aui un amigo. Al ver su cuerpo en¬juto por la falta de comida y de ropa, malentendiendo lo que veía, sintió piedad por él y le dijo: "Dharma Wonshu, eras una alegre chispa de una familia rica, pero ahora te ves viejo y pobre sin ropa ni alimentos. ¡Qué pena!, ¡qué pena!" Shiwa Aui contestó:

¡Oh padre mío gurú, el Jetsun, el real Buda,
campo de ofrendas para mis padres!
Hermanos, hermanas y toda parentela
da origen al samsara;
pero ahora yo he renunciado a ellos.
El Jetsun es mi compañero y camarada único en el dharma;
él solo es la fuente de la enseñanza del Buda;
con él, el Buda real, permanezco en soledad.

Un grupo de tres o cuatro conduce sólo a charlas huecas;
para evitar eso permanezco en soledad.

Libros y comentarios sólo acarrean orgullo,
pero el Buda auténtico da
en una sentencia la instrucción medular.
Por eso he renunciado a todo libro y comentario
confiando en la inequívoca instrucción Pith.

El templo del ermitaño es un lugar cercano al Buda,
donde practico actos virtuosos y acumulo méritos.

Mientras más tiene uno, más desea;
por eso renuncié a mi hogar y dejé mi tierra nativa.

El país que no tiene cerco fronterizo es
el lugar cercano al Buda,
donde el creyente puede practicar actos virtuosos.

Socios y sirvientes causan ansiedad y apego;
por eso he renunciado a ellos para siempre.

En el hombre surgió una gran fe después de escuchar el canto de su antiguo amigo; por eso le ofreció muchas cosas buenas. Milarepa se regocijó con este incidente.
Desde ese día en adelante Shiwa Aui sirvió a Milarepa hasta que su gurú entró al nirvana. Durante el curso de su vida aprendió las enseñanzas completas de Milarepa, y así evitó errar el camino en sus experiencias y comprensión durante la meditación.
El sobrino, conocido como el tonto y poderoso Sang Jye Jhab, no actuó como buen Repa. Construyó un templo pequeño en las afueras de Nya Non, con lo cual el Jetsun se sintió ligeramente disgustado.
Después del nirvana de Milarepa, Shiwa Aui se fue a practicar meditación a la cueva de Man Chu en el Valle de Goh de Padru. Al final obtuvo la perfecta iluminación y méritos del sendero. Obtuvo el logro-de-la-liberación-de-obstáculos y por eso fue capaz de pasar a través de las rocas de la cueva a la tierra pura de las diosas en esta vida.

Ésta es la historia del encuentro de Milarepa y su discípulo, el vestido de algodón, Shiwa Aui, en el "Arroyo de Plata".



18 CANTO DEL CAYADO

Reverencia a todos los gurús

La única posesión del Jetsun Milarepa, después de haber re¬nunciado a todas sus pertenencias mundanas y a las cosas ma¬teriales, era un cayado de caña. Un día, llevando su cayado, Milarepa se fue a pedir limosnas con su discípulo Sevan Repa hasta el valle de Jen. Llegaron a una rústica casa que se levantaba cerca del río. A excepción de una anciana no había allí ni un alma viviente. Milarepa le pidió limosna, pero ella dijo: "Soy una anciana que carece de un centavo; pero al otro lado del campo vive un hombre rico de nombre Shang Chub Bar, quien está trabajando en su ha¬cienda. Vayan allá, pídanle a él y sus deseos serán satisfechos".
Cuando llegaron a la casa del acaudalado hombre vieron a éste escogiendo la semilla para sembrar. Milarepa le dijo: "Querido patrón, nos han dicho que eres rico y venimos aquí por limosna". El hombre contestó: "Es grato ofrecerles limosna; pero, si real¬mente eres un yogui, comprenderás sin duda el sentido simbólico de las cosas y por lo tanto serás capaz de predicar un sermón ejemplar. Ahora, por favor, utiliza mi hacienda como parábola y entona un canto de prédica". Entonces el Jetsun y Sevan cantaron al unísono:

Oh mi arrogante y orgulloso benefactor,
escúchame, rico hombre de Ngan Tson.

En este mes de primavera los aldeanos
del Tíbet están ocupados en sus granjas.
Yo, el yogui, también siembro.

Sobre los malos campos del deseo,
esparzo el fertilizante de la práctica preparatoria;
abono el campo con el estiércol de los cinco néctares;
siembro la semilla de la mente sin confusión,
y la echo junto con el pensamiento que discierne.
Aro con los bueyes de la no-dualidad
que van atados al arado de la sabiduría;
el mecate de la nariz es la observancia de los preceptos
y la cincha es el esfuerzo de la no distracción.
El látigo es diligencia y las bridas son destreza.
Con estos instrumentos y esfuerzos brota el botón del bodhi;
cumplida la estación, mis frutos madurarán.
Tú eres un granjero que cosecha cada año;
yo cultivo para la eternidad.
Cuando cosechas, estás orgulloso y alegre.
Al final, ¿cuál de nosotros estará más feliz?

Como alegoría he predicado este canto de la siembra.
Aunque eres orgulloso y arrogante, conténtate y alégrate,
acumula méritos para tu propio beneficio
haciendo muchas ofrendas.

El hombre contradijo: "Querido yogui, veo que traes un cayado en tu mano. ¿Qué significado tiene? ¿Es una distracción, como un juguete para un niño, o es el apoyo de un lunático? Dime, por favor, ¿para qué es?". Entonces Milarepa cantó:

¡Escucha; querido protector inquisitivo!
¿Sabes quién soy?
Soy el yogui Milarepa,
que sigue en el sendero del ascetismo;
soy un yogui grande en fortaleza y perseverancia,
el cual no tiene limitaciones.

El cayado en mi mano
crecía en el hueco de una roca.
Fue cortado con una hoz y se tornó
compañero de varones salvajes.

Viene de Nepal, del Sur;
y de él cuelgo los sutras mahayanas;
lo traigo al mercado;
me lo regaló un seguidor ferviente.
Esta es la historia de mi bastón.
Si no entiendes su significado,
escúchame con atención:

Su firme base, cortada cerca de la raíz,
simboliza "cortado" del samsara.
Su delgado final, cortado muy cerca de lo alto,
simboliza la siega de toda duda y confusión.
Tiene dos cubitos de largo que representan
las cualidades gemelas de un budista.

En cuanto a su buena calidad y flexibilidad, es como
la esencia original de la mente buena y sonora.
El barniz, de un agradable marrón, es como
la gran armonía de la "naturaleza original de la mente".

Recto y dócil, es el símbolo de
la práctica y la devoción sin error.

Las ranuras delgadas que ves indican
la perfección del sendero bodhi,
los cuatro segmentos de la caña
son los cuatro deseos infinitos,
los tres nudos simbolizan los tres cuerpos del Buda.
Nunca le cambia el color. Eso significa
la realidad inmutable del Principio base.
Su cabeza, curvada y recubierta, señala
que la naturaleza de lo real está "más allá del juego de palabras";
su apariencia blanca y brillante es como
el dharmakaya inmaculado y puro.

Los agujeros simbolizan la naturaleza vacía de todos los seres,
los puntos o lunares son símbolo del solo Tig Le.
Las dispersas manchas negras quieren decir
que un yogui tibetano y sus discípulos
tienen escasos pensamientos que los disturben.

Ésta, la más excelente de las cañas, semeja
mi devoción y práctica en acatamiento al dharma.
Su elegancia y encanto son como
la sinceridad y la fe de mis discípulos.

El casquillo de hierro en la punta significa
la perseverancia del yogui en la ermita.
El asa recubierta de cobre es
el dominio y la atracción sobre las dakinis.

La uña sujeta a la punta equivale
a la bravía diligencia de los yoguis;
el anillo de bronce que le cuelga es la representación
del aumento de méritos internos.

El ornamento de Sha fíram que pende
es la flexible comprensión del yogui.
Los dos cordeles entretejidos representan
la entrada del doble camino en uno solo,
los entreverados lazos de madre e hijo,
el encuentro con la madre de los tres cuerpos.

Los ornamentos de hueso que cuelgan del cayado
significan los muchos viajes para el yogui.
El pedernal y el fuelle significan
que todo lo que vea y encuentre
será amigo del yogui.

La concha blanca pendiente del cayado,
me dice que debo dar la vuelta a la rueda del dharma.
La banderola de cuero simboliza
la actitud del yogui que no teme ni se avergüenza.

El espejo que cuelga del cayado
es la iluminación que brilla dentro.
El afilado cuchillo indica
que la pena de las pasiones será cortada.
El cristal de roca equivale
a la purificación de los corrompidos pensamientos habituales.

La cadena de marfil, colgante del cayado,
es la cadena del respeto entre gurú y discípulo.
El juego de campanas simboliza mi gran reputación;
los cordones rojiblancos de lana,
que numerosos serán mis discípulos.

El hermoso cayado que sostengo
es medio y símbolo del triunfo sobre los seres demoníacos.
Patrón, has preguntado por el significado de este cayado,
lo cual prueba que tienes sinceridad y fe.
Este encuentro testimonia
nuestros deseos puros acumulados en vidas pasadas.

Para los humanos y los devas, los cuales conciben todo símbolo,
he cantado este "canto del cayado blanco".
Reverencia y aprecia su enseñanza del dharma.
Querido patrón, espero que practiques el dharma
y obtengas suprema felicidad.

En el corazón del hombre rico surgió una gran fe. Postrándose a los pies de Milarepa, dijo: "Querido lama, te serviré desde ahora hasta el día de mi muerte. Por favor, ven y vive permanente¬mente en mi casa". Pero el Jetsun y Sevan Repa no prometieron estar más de siete días, diciéndole: "No deseamos aceptar tus ofrecimientos mundanos". Al cabo de esos días, cuando se dis¬ponían a partir, el hacendado gritó: "Como ustedes han resuelto partir, por favor, antes de irse expónganos sus experiencias y rea¬lizaciones durante la meditación". En respuesta el Jetsun y su discípulo cantaron al unísono.

Escúchame, ferviente bienhechor,
¡que eres adinerado pero imprudente!
Es fácil hablar del dharma, pero difícil practicarlo.

Oh ustedes, gente confusa y mundana,
siempre están desperdiciando su tiempo en el ocio.
Aunque la mente les está diciendo: "Debo practicar el dharma",
sus vidas se pierden en el dcsVzorsc de las horas.
Ahora deben decidirse a empezar la práctica.

El agua fría de la montaña
cura las enfermedades de la vesícula,
Pero sólo los guacos y los pájaros pueden alcanzarla;
las bestias del valle no tienen acceso a ella.

La espada de hierro celestial, que cae cuando truena,
es lanza que destruye al enemigo,
pero sólo el elefante protector de la tierra
puede agarrarla y utilizarla con eficacia;
los elefantes pequeños carecen de fuerza.

El néctar del cielo es la esencia de la longevidad
que guarda por siempre el vigor corporal,
pero sólo el santo gurú Nagarjuna puede usarlo;
no todos los que practican el dharma.

El arca de oro que alegra
es tesoro que erradica la pobreza;
pero sólo "el príncipe del plenilunio" puede poseerla;
no es para gente común.

La gema maravillosa que está en el fondo del océano
es el prodigio que otorga todo deseo,
pero pertenece al dragón de la felicidad;
los hombres de la Tierra no pueden obtenerla.

En verdad que tiene una gran vista el palacio
del cielo gozoso.
pero sólo el gurú Asanga se recrea en ella;
ningún ser humano puede llegar allí, ni verla.

La medicina de los seis méritos
puede curar fríos y fiebres.
Está hecha de madera del tsan dan,
y no de algún otro árbol.

Las diez virtudes blancas de la ley de causa y efecto
capacitan para escalar los altos reinos,
pero sólo quienes tienen fe pueden practicarlas;
los grandes pecadores no son libres.

La instrucción medular del gurú
capacita para ganar la más alta iluminación,
pero sólo aquel que tiene un karma propicio puede aprenderla y practicarla;
sin capacidad o karma es escasa la oportunidad.

La preciosa instrucción-medular de la sucesión oral
capacita sin falta, para llegar a ser Buda,
pero sólo determinados hombres pueden seguirla;
no los buscadores de placeres como ustedes.

La pobreza se acaba teniendo comida y riqueza,
la cual los listos y generosos pronto amasan,
pero los míseros nunca pueden disfrutarla.

La generosidad es un mérito del cual uno puede ufanarse.
Tú, rico hombre de Ngan Tson, la tienes;
pero no todos los acaudalados son generosos.

Yo, Milarepa y el discípulo Se Ston Repa,
debido a votos formulados en vidas pasadas,
nos hemos quedado
contigo, rico hombre de Jenlun Ngan Tson,
durante siete deliciosos días. Ahora tenemos que irnos.
¡Salud y larga vida para ti y los tuyos!

Luego, Milarepa expresó: "Me has ofrecido alimento y hospe¬daje. Y yo he predicado para ti. Esta relación es importante. Quien reverencia y se regocija en el dharma, y tiene todo el tiempo fe, está plantando la semilla del dharma, de la cual nacerá en vidas futuras la sabiduría innata. Quien practique correctamente un buen voto no tendrá que aprender muchas enseñanzas. Tampoco tendrá que asociarse mucho tiempo con su gurú. Si las condiciones externas y la semilla en el interior de nuestra propia mente se encuentran, aunque por algún tiempo se pierda el camino, el poder de esa semilla-voto nos conducirá finalmente al sendero correcto. Por lo tanto, la fe y la sinceridad son muy importantes. Hoy en día, como la gente no acumula méritos (practicando actos virtuosos), apenas si notan los méritos internos de los otros, sólo reparan en sus faltas, aunque éstas sean pequeñas e insignificantes. Si tienes fe en mí no habrá diferencia alguna en el hecho de que yo viva lejos o cerca de ti. Si viviéramos muy cerca y nuestras relaciones comunes se volvieran muy íntimas, lo único que surgiría de ella serían con¬flictos y discordia. Creo que de momento, es muy difícil para ti ser un perfecto practicante del dharma. Debes tratar de comprender tus pensamientos habituales. De cualquier modo, haré un voto por ti y también tú trataras de orar y tener fe en mí. Si ahora practicas actos virtuosos y pones tu fe en el dharma, nacerás en un país especial y favorable, con condiciones perfectas y medios propicios (para practicar el dharma). Para un verdadero seguidor del dharma no hace falta ir a diferentes sitios. Nuevamente repito: quien ve muchas faltas en los demás, es en sí una persona ignorante. Para ustedes los mundanos su tierra natal es siempre lo mejor, también son afectos a las grandes ceremonias religiosas. Pero si están lle-nos de buena voluntad y dan provisiones generosas a un simple men¬digo, será suficiente. No tiene caso decir "esta enseñanza es buena, y aquella otra es mala"; nunca deben ser sectarios. Difícil les será imitarme. No puede la zorra ir donde salta el león, se quebrará el espinazo si intenta imitarlo. Ciertamente, para la mayoría de los amantes del dharma, será muy difícil seguir mi modo de practi¬carlo. Espero que tú, el aristócrata, nunca perderás la fe en el dharma".
Al terminar estas palabras, Milarepa y su discípulo se fueron en busca de más limosnas, y pronto llegaron a un pueblo donde encontraron a un yogui que parecía y llevaba indumentaria de se¬guidor tántrico. Este yogui se dirigió a Milarepa: "Amado yogui, ¿de dónde vienes? A juzgar por tu apariencia parece que eres persona de visión y práctica puras y acción equilibrada. ¿Tienes algo útil que decir para que mi progreso avance?" Milarepa replicó: "¿Tienes tú verdadera comprensión de lo que significa la visión, la práctica y la acción? Si no es así, podría explicarte sobre la mía propia, pero tal vez ni lo apreciarías. Mejor será que esta mañana dejemos propiciamente establecida una relación kármica entre los dos". "No importa —dijo el yogui—. Te daré limosna. Yo también soy maestro de tantrismo, y tengo algún conocimiento de estas cosas. Según mi escuela, la visión, la práctica y la acción son como esto... "Y así largamente, expuso la enseñanza. Luego pre¬guntó a Milarepa: "¿Tu escuela coincide con la mía?" Milarepa contestó: "Quien no teme al samsara, renuncia al mundo y sigue las instrucciones de un gurú calificado, con un intenso deseo de alcanzar inmediatamente el estado búdico; pero, guiado por sus ape¬gos y sus instintos demoníacos, estará propenso a convertirse en charlatán. Aunque pueda hablar largamente sobre la visión, la práctica y la acción estaré perdido". Y el Jetsun cantó así:

¡Escucha, gran maestro!
Difícil es ayudar a otros si no se renuncia a este mundo.
Si no comprendes que samsara y nirvana son uno,
y tienes ideas imaginarias y brumosas en tu mente,
condescenderás a gratificar tus sentidos libremente
y serás arrastrado por el torrente de los ocho deseos.

Debes observarte con atención y preguntarte:
"¿He realizado la verdad del dos en uno
que está más allá de los extremos,
o me he lanzado yo mismo sobre los cuatro límites?

¿Está mi práctica libre de 'esfuerzo mental'?
¿Estoy obsesionado por el fantasma de 'nombre y sustancia'?
¿El embeleso de mi bendito samadhi
es un estado ilusorio, viciado por el apego codicioso?

¿He sido sacudido por las leyes de la forma
sin gracia ni bendición?
Cuando medito en la identidad de la manifestación y el gurú
¿vaga mi conciencia?

Cuando muestro la verdad mediante los símbolos tántricos,
¿he enseñado la verdad más allá de todos los símbolos?
¿He manchado con 'esfuerzo intencional' y he distorsionado
la propia mente original pura?

¿He hecho lo que he querido
en modo tal como nunca lo haría un lama?
¿Me he preguntado alguna vez: '¿Soy conciente
de que la prosperidad mundana y sus logros
son sólo obstáculos puestos así por el demonio?

Si no comprendes ni practicas
con gracia las enseñanzas de la estirpe,
el demonio te confundirá con sus artes.
Entonces nunca podrás liberarte
de los reinos y miserias del samsara.
Entrégate a una genuina estirpe, y practica
tus devociones sin apego ni autocomplacencia.

Al oír este canto, el maestro se volvió hacia Milarepa lleno de fe y confianza, y exclamó: "¡Esto es en verdad maravilloso!" Se postró a los pies del Jetsun y lo invitó a su casa, dándole ofrendas perfectas y sirviéndole. Luego le pidió lo aceptara como discípulo. Conociendo el Jetsun que era persona dotada, concedió lo pedido. Así pues, regresaron los tres a la montaña nevada de Lashi. Después de recibir la iniciación y la instrucción medular, el yogui tántrico obtuvo logros y alcanzó el estado de la liberación. Finalmente su destino lo llevó a ser uno de los hijos del corazón de Milarepa, y fue conocido con el nombre de Changchub Jarbo, el maestro de Ngan Tson.



19 LAS VEINTIUNA EXHORTACIONES

Reverencia a todos los gurús

Una noche, mientras meditaba en la Montaña Nevada de Lashi, Milarepa soñó que una joven muy bella, ataviada con joyas y ornamentos de hueso, llegó hasta él y le dijo: "Yogui Milarepa, debes seguir las instrucciones de tu gurú, vete a la montaña nevada Di Se y medita allí. De camino encontrarás a una persona bien dotada y destinada a la cual has de guiar e influir según su necesidad". Después de decir esto la joven desapareció. Cuando Milarepa despertó, reflexionó: "Este mensaje debe en-\ arlo el patrón Buda y la dakini para permitir que repare la deuda que tengo con mi gurú. Debo aceptar su pedido y partir enseguida".
Camino a Di Se desde Lashi, encontró a un nativo de Nya Non llamado Dhamba Jhaupu. Este hombre invitó a Milarepa a su casa, le obsequió con grandes ofrendas y organizó una fiesta en su honor. Durante la fiesta le dijo al Jetsun: "Por el bien de los discípulos aquí reunidos, te ruego ser bondadoso y predicarnos el dharma que florece dentro de ti. Arregla tu prédica en un canto y entónalo para nosotros".
Así, Milarepa cantó "Las veintiuna exhortaciones a la mente":

Grande es el sendero eficaz del tantra
y la instrucción medular del gurú,
también lo es la perseverancia y la resolución;
con las tres grandezas.

Pon el prana de la vida activa en su punto clave,
la esencia mental en su estado natural,
y la conciencia bajo el autoexamen;
son las tres entradas.

Cumplir satisfactoriamente los mandatos de mi gurú,
alcanzar los deseos de mi corazón
y ser altruista sin esfuerzo; son los tres logros.

Desaparición de los demonios y de los obstáculos externos,
extinción de los deseos y pasiones,
cesación del desorden y las enfermedades corporales;
son las tres ausencias.

Mi eficacia y habilidad en el lenguaje,
mi elocuencia al contestar preguntas,
mi conocimiento de la naturaleza y aspectos de la mente;
son los tres adelantos.

Veo claramente que el gozo carece de sustancia,
veo todas las cosas manifiestas sin discriminación,
veo claramente eso que está más allá de la palabra;
éstas son las tres visiones.

Cuando la asamblea de los hombres
conduce a la alegría y congrega a las dakinis,
se tienen las tres reuniones.

Estas veintiuna exhortaciones a la mente
son fruto de mi experiencia de meditación;
todo seguidor del dharma debe apreciarlas,
especialmente mis seguidores e hijos.

Demasiada instrucción impide la liberación.
Sigan y practiquen las preciosas palabras
que he cantado para esta asamblea.

Entonces Dhampa Jhaupu sirvió a Milarepa, quien le dio la iniciación y la instrucción medular. Después de practicar por un tiempo estas enseñanzas, alcanzó las experiencias y la realización y luego llegó a ser uno de los "hijos íntimos" del Jetsun.

Ésta es la historia del encuentro de Milarepa con Dhampa Jhaupu.



20 ENCUENTRO CON KAR CHON REPA

Reverencia a todos los gurús

Tal como lo predijo la profecía de Marpa, Milarepa se fue a la montaña nevada Di Se con algunos de sus discípulos. Cuando llegaron al lago Lowo, uno de los discípulos se sintió enfermo y no quiso seguir adelante; por lo tanto, se interrumpió el viaje. Ese verano Milarepa se quedó en el alto Lowo y allí predicó el dhar¬ma. Cuando vino el otoño y Milarepa estaba por partir hacia la montaña nevada Di Se, discípulos y benefactores le dieron gran despedida. Rodeándolo, le obsequiaron ofrendas y reverencias. Los benefactores le pedían algunas instrucciones más, ya que todos sabían que nadie podía estar seguro de volverlo a ver. En respuesta, Mila¬repa cantó La práctica correcta del yoga:

Yo, Milarepa, el hombre, el yogui del Tíbet,
tengo escasa cultura, aunque mi instrucción es grande.
Poco duermo, aunque persevero en mi meditación,
humilde soy de corazón, pero grande en perseverancia.

Al conocer una cosa, conozco todas;
por conocerlas a todas, sé que son una sola.
Soy un experto en la verdad absoluta.

Mi cama es chica, pero soy libre de estirar las piernas.
Mis vestiduras son delgadas, pero mi cuerpo tiene calor.
Como poco y, sin embargo, estoy satisfecho.

Soy aquel que veneran todos los yoguis,
aquel a quien vienen todos los fervientes, el guía
en el peligroso sendero de la vida y la muerte.
Sin apego a ningún hogar,
no tengo morada fija;
despreocupado de todo, hago lo que quiero.

Ninguna posesión codicio. No discrimino
entre alimentos limpios o sucios.
Casi no sufro por los aguijones de la pasión.

Tengo escasos deseos porque me doy mínima importancia,
no codicio cosas objetivas ni subjetivas;
Por eso puedo desatar los nudos del nirvana.

Consuelo a los viejos cuando se lamentan;
soy amigo de los jóvenes en sus diversiones.
Soy un yogui vagabundo en toda región,
que desea que los dioses y los humanos vivan felices.

Al escuchar este canto dijeron a Milarepa: "Seguro que ésa es tu vida y tu práctica; pero dinos qué podemos hacer nosotros. Sé lo suficientemente bondadoso como para darnos a nosotros tus dis¬cípulos algunas instrucciones y recomendaciones". El Jetsun enfatizó lo transitorio de todos los seres, aconsejándoles que deberían practicar el dharma con sinceridad. Y cantó "El canto de lo tran¬sitorio con ocho símiles".

Discípulos fieles aquí reunidos,
pregúntense a ustedes mismos:
"¿He practicado el dharma con mucha seriedad?
;Ha surgido en mi corazón la más profunda fe?"
Quien desee practicar el dharma y alcanzar una fe
que ya no dé marcha atrás,
debe escuchar esta explicación sobre las verdades mundanas
y valorar bien su significado.

Escuchen estas parábolas y metáforas:

Una pintura en oro,
flores de azul turquesa,
raudales en el valle arriba,
arrozales en el valle abajo,
abundancia de sedas,
una joya de valor,
la Luna en creciente
y un hijo muy querido;
éstos son los ocho símiles.

Nadie ha cantado antes
palabras tan casuales como éstas.
Nadie entendería su significado
si no escuchara el canto entero.

La pintura en oro se desvanece una vez aplicada.
Esto muestra la naturaleza ilusoria de toda criatura
y prueba la naturaleza transitoria de toda cosa.
Piensen, y entonces desearán practicar el dharma.

Las bellas flores de azul turquesa
mueren con el tiempo y la helada.
Esto muestra la naturaleza ilusoria de toda criatura
y prueba la naturaleza transitoria de toda cosa.
Piensen, y entonces desearán practicar el dharma.

Los raudales saltan vertiginosos en el valle arriba,
pero en la planicie baja se tornan débiles y modosos;
Esto muestra la naturaleza ilusoria de toda criatura
y prueba la naturaleza transitoria de toda cosa.
Piensen, y entonces desearán practicar el dharma.

El arroz crece en el valle abajo;
pronto con la hoz será segado.
Esto muestra la naturaleza ilusoria de toda criatura
y prueba la naturaleza transitoria de toda cosa.
Piensen, y entonces desearán practicar el dharma.

Los elegantes trajes de seda
fácilmente se rasgan con un cuchillo.
Esto muestra la naturaleza- ilusoria de toda criatura
y prueba la naturaleza transitoria de cada cosa.
Piensen, y entonces desearán practicar el dharma.

La joya preciosa que ustedes estiman
pasa pronto a pertenencia de otro.
Esto muestra la naturaleza ilusoria de toda criatura
y prueba la naturaleza transitoria de toda cosa.
Piensen, y entonces desearán practicar el dharma.

La pálida luz de la luna
pronto se desvanece y pasa.
Esto muestra la naturaleza ilusoria de toda criatura
y prueba la naturaleza transitoria de toda cosa.
Piensen, y entonces desearán practicar el dharma.

Un hijo amado ha nacido;
pronto se va y se le pierde.
Esto muestra la naturaleza ilusoria de toda criatura
y prueba la naturaleza transitoria de toda cosa.
Piensen, y entonces desearán practicar el dharma.

Estos son los ocho símiles que he cantado.
Espero que los recuerden y los practiquen.
Los asuntos y negocios se prolongan por siempre,
déjalos a un lado y practica ahora el dharma.
Si piensas que mañana será el tiempo de practicar,
podrás de pronto encontrarte con que la vida se deslizó.
¿Quién puede decir cuándo llegará la muerte?

Piensen siempre en esto. Dedíquense
a la práctica del dharma.

Al escuchar este canto, todos los benefactores se postraron a los pies de Milarepa con profunda fe. Sintiéndose convencidos de la verdad contenida en estos consejos, de sus ojos saltaron lágrimas como el agua salta de una fuente. De entre ellos tres jóvenes pi¬dieron a Milarepa que los tomara como discípulos y siervos. En¬tonces Milarepa entonó el canto de Las diez dificultades.

Si un budista no es benevolente,
¿cómo podrá convertir o dominar a la gente mala?

Si no se despierta el anhelo espiritual,
¿cómo podrán crecer los méritos interiores?
Si un "gran yogui" no tiene perseverancia,
¿cómo podrán llegar la experiencia y la realización?

Si un monje no guarda las reglas monacales,
¿cómo podrá recibir regalos, servicio o respeto?

Si un yogui tántrico viola los preceptos de samaya,
¿cómo podrá obtener poderes y gracia?

Si un patrón es mezquino y parsimonioso,
nunca tendrá buena reputación.

Si un yogui hace chistes y habla tonterías,
nunca será respetado.

Quien no presta atención al karma o a la virtud,
nunca comprenderá la verdad del Vacío.

Si un lama en quien se confía es perezoso en su religión,
hallará difícil reajustar su vida.

Aunque la fe haya surgido en ustedes, jóvenes felices,
aún será difícil el autocontrol. Aunque sientan ahora
urgencia y necesidad de practicar el dharma, luego serán negligentes.

Deseemos ahora encontrarnos nuevamente;
el poder del karma hará que esto suceda.
Mientras nos encontremos una vez más, yo, el yogui,
por mis propias palabras permaneceré imperturbable.

Les deseo toda la felicidad y la buena fortuna.
oh mis queridos benefactores,
salud y liberación de toda enfermedad,
larga vida libre de injurias,
y que de nuevo se reúnan los hijos y sus padres.

Yo, el yogui, vagaré a gusto.
Ustedes, jóvenes consentidos y felices,
regresen ahora a sus hogares.

Después de oír este canto, todos rodearen al Jetsun, tocaban sus vestidos y lo abrazaban llorando, arrodillándose ante él y haciendo votos a sus pies.
Entre ellos, uno extremadamente sincero rogó una y otra vez a Milarepa con gran honestidad. Al fin, el Jetsun lo aceptó como discípulo. Con él se fue a la montaña de Bi Se, donde lo inició e instruyó. Más tarde, este joven alcanzó la emancipación y llegó a conocerse como Kar Chon Repa, uno de los "hija? íntimas" de Milarepa.

Ésta es la historia del encuentre de Milarepa y Kar Chen R.epa.



21 CONSEJOS A DHARMA WONSHU

Reverencia a todos los gurús

Hacia el final del otoño Milarepa y sus discípulos se fueron a Bushen Chitang, por limo;nas. Allí había reunida mucha gente y Milarepa dijo: "Protectores, por favor denme la limosna por la que he venido". Entre ellos había una joven bien vestida, la cual dijo: "Querido yogui, ¿quién eres tú? ¿Quién es tu familia y tu madre, quién tu hermano y hermana? Entonces el Jetsun cantó:

¡Me inclino ante todos los santos gurús!
¡Rogándoles me otorguen su gracia y bendiciones!

Es mi padre Gungtuzunpo, el Uno perfecto,
mi madre es Drowazumpo, la virtuosa.
Mi hermano es el llamado rey del conocimiento,
mi tía es luz que alumbra
y mi hermana es fe brillante.
Mi amigo es la llamada sabiduría natural
y mi niño es el hijo de la iluminación.
El fundamento del universo y de la manifestación es mi libro,
y el monte pránico de la conciencia es mi caballo,
mis patronos son las cuatro regiones de Weu y Tsang.
En cuanto a mí, soy la pequeña
stupa blanca del Buda.
Aunque nunca he practicado el cantar,
hoy quiero hacerlo para ti:
Mi padre, el Uno perfecto,
obtuvo los frutos del conocimiento y la práctica;
nunca surgieron en él pensamientos mundanos.
Mi madre, la virtuosa, me alimentó
desde su seno
con la leche de la instrucción medular.
Imbuido de enseñanzas prácticas nunca he sentido hambre.
Mi hermano, el rey del conocimiento, lleva entre sus manos
el cuchillo de la destreza y de la sabiduría,
y corta con él las visiones erróneas ya sean vulgares o finas.
Mi tía, lámpara de iluminación, muestra su espejo a la propia mente
sin empañarlo con el polvo de los pensamientos vulgares.
Mi hermana, la brillante fe,
hace mucho que está libre de mezquindades.
Cuando practica su devoción
obtiene bienes, pero no se apega a ellos;
no atesora lo que tiene.

Yo y mi camarada la sabiduría natural
vivimos juntos como un solo hombre
y nunca alzamos la voz ni reñimos.

Mi único niño, el hijo de la iluminación,
es heredero y sostenedor del linaje de Buda;
nunca he criado un hijo
que necesite lavarse o cambiarse pañales.

Mi libro, "fundación del universo y de la manifestación",
me ilustra en los principios y significados;
nunca he leído un libro con palabras impresas.

Mi caballo, el monte pránico de la conciencia,
me lleva raudo a donde quiero ir;
nunca he necesitado un caballo de carne y hueso.

Mis patronos, las cuatro regiones de Weu y Tsang,
me ofrecen provisiones cuando se las pido.
Nunca peso ni presiono mi saco de harina.
Cuando ofrendo, lo hago a los inmaculados;
cuando confío, confío en mi gurú.

Digo que soy blanco porque practico actos puros.
Digo que soy pequeño porque mis deseos son escasos.
Por eso digo que soy una stupa pequeña y blanca.

"En verdad que es maravilloso lo que has dicho —dijo la mu¬chacha—-, ¿pero no tienes algunos compañeros, hijos o posesiones samsáricas?" Milarepa replicó cantando:

Al principio mis experiencias en el samsara
parecían deliciosas y placenteras;
luego, aprendí sus lecciones;
al final, encontré la prisión del diablo.
Éstos son mis sentimientos y mi opinión sobre el samsara.
Así pues, resolví renunciar al samsara.

Al principio, un amigo es como un ángel sonriente;
después se convierte en mujer feroz y exasperada;
y al final es un demonio.
Éstos son mis sentimientos y mi opinión sobre los compañeros.
Así pues, resolví renunciar al amigo.

Al principio, el dulce niño sonríe, es un bebé celestial;
luego, causa líos con los vecinos;
al final, es mi acreedor y mi enemigo.
Éstos son mis sentimientos y mi opinión sobre los hijos.
Así pues, renuncié a los hijos y a los sobrinos.

Al principio, el dinero es como la gema que satisface todo deseo;
luego, no podemos vivir sin él;
al final, nos sentimos como mendigos sin un quinto.
Éstos son mis sentimientos y mi opinión sobre el dinero.
Por eso renuncié a la riqueza y a los bienes.

Cuando pienso en estas experiencias,
no puedo dejar la práctica del dharma;
cuando pienso en el dharma,
no puedo dejar de ofrecerlo a los demás.
Cuando la muerte se aproxime,
no tendré remordimiento.

Al escuchar este canto del Jetsun, surgió en la muchacha la luz de la fe. Invitó, pues, a Milarepa y a sus discípulos para que viniesen a su casa y los atendió y obsequió. Luego recibió la ins¬trucción y entró en el sendero.
Luego, Milarepa y sus discípulos se fueron a la montaña nevada de Dre Tze. Un día, llegaron muchos señores a invitarlo. Entre ellos estaba un joven aristócrata bien dotado, descendiente de la familia Jowo, el cual tenía mucha fe en Milarepa y le dijo: "¡Que¬rido lama, todo lo que haces es inconcebiblemente maravilloso!
Danos, por favor, una enseñanza que podamos practicar siempre". En respuesta, Milarepa cantó:

Escuchen, patronos fieles.
Cuando caminen identifiquen sus percepciones con la esencia mental;
ésta es la autoliberación del andar.

Cuando se sienten, relájense y siéntanse cómodos;
éste es el corazón de la enseñanza de cómo sentarse.

Cuando duerman, háganlo en el reino de la igualdad;
éste es el modo de dormir en la gran luz.

Cuando coman que sea en el reino del vacío;
ésta es la manera de comer sin dicotomía.

Cuando beban, beban el agua de la destreza y la sabiduría;
ésta es la manera de beber sin cesar.

Cuando caminen, se sienten o duerman, miren siempre a su mente;
ésta es una excelente práctica sin pausa ni interrupción.

"Somos gente incompetente y no sabemos cómo practicar esta profunda enseñanza —dijeron los patronos—. ¡Oh, quienes sepan cómo hacerla son en verdad afortunados!". Milarepa replicó: "Cuando dicen que no saben cómo practicar esta enseñanza sólo están expresando el deseo de rehuirla; esto es el signo de una ver¬dadera incapacidad para la devoción. Si se deciden a practicar, hallarán cómo hacerlo y realmente lo entenderán. Escuchen ahora los beneficios de esta enseñanza":

Patronos dotados: en el cuerpo transitorio,
que es como un chispazo,
habita un Buda kaya innato.
Si podemos exhibir la lámpara de la gran luz,
¡brillará con refulgencia el dharmakaya externo e interno!

En la casa samsárica del pensar complejo
vive el aguilucho de la mente bodhi,
si tan sólo una vez golpea sus alas de sabiduría eficiente,
¡volará ciertamente al cielo del conocimiento total!

En la montaña nevada victoriosa del propio cuerpo
mora el cachorrito del león de la conciencia.
Quien pueda, sin apegos, practicar el dharma
hasta llegar al grupo de las seis conciencias,
¡conquistará seguramente tanto el samsara como el nirvana!

En el ciego océano de samsara flotan
los mercaderes marinos de los seis reinos.
Quien nunca se aparta del trikaya,
¡conquistará sin duda los mares tenebrosos!

En la casa ilusoria de los cinco venenos
hay un grupo de bandidos que impiden la liberación.
Quien pueda agarrar firmemente la soga de la destreza,
vencerá ciertamente a estos malhechores vengativos.

El cuerpo absoluto, el dharmakaya, es como el firmamento;
allí se hallará la gema que satisface todo deseo.
Quien pueda, sin distracción, meditar sobre esto
alcanzará ciertamente el estado búdico trikaya.

En las ciudades de los tres reinos del samsara
yacen las cadenas de hierro que nos atan a los seis reinos.
Quien pueda desatarlas mediante las enseñanzas de su gurú,
hollará ciertamente el sendero de la liberación.

Del amado gurú, como piedra preciosa;
surge la fuente de la instrucción medular.
Quien bebe de ella con fe inquebrantable
ciertamente será libre de la sed de pecado.

Así cantó Milarepa y los patronos quedaron confirmados en su creencia, y partieron. Pero el joven aristócrata decidió dedicarse al cultivo del dharma, pensando así: "Algún día volveré con este lama y me ofreceré a él como su sirviente discípulo". Mientras tanto, el Jetsun y sus discípulos decidieron quedarse en este sitio, disfru¬tando de los regalos y servicios que recibían tanto de los humanos como de los seres no humanos. Trabajaron ayudando al progreso de sus benefactores hasta finales de la primavera.
Cuando ya habían decidido marcharse a la montaña nevada de Di Se, los señores les ofrecieron un gran festival. Saliendo de la asamblea, el joven aristócrata que tenía tanta fe en Milarepa le dijo: "Querido lama, he oído decir que tú, el practicante del dharma, tienes la enseñanza llamada la 'visión, práctica, acción y fruto'. ¿Serías tan amable de decirnos tus propias experiencias sobre esto?"
Milarepa, en respuesta, cantó así:

Porque he visto la propia cara de la visión
por sí solo se ha disuelto el pensamiento de contraste;
¿cómo puedo, pues, tener la idea de dos:
el ser y los otros?
La visión está vacía de límites y discernimiento.

Cuando estoy absorto en la práctica,
bien y mal se reducen a autoliberación;
¿cómo entonces puedo tener la idea de dos:
felicidad y sufrimiento?
La práctica está exenta de sentimientos y vivencias limitantes.

Cuando me adhiero a la propia continuidad de la acción,
el desagrado queda reducido a autoliberación;
¿cómo puedo, pues, tener el impulso de dos:
apego y aversión?
La acción está libre de ataduras que la limiten.

Como el fruto es autoliberación,
el nirvana y el samsara quedan reducidos a esto mismo;
¿cómo puedo, entonces, tener la idea de dos: obtención y abandono?

Ausencia de miedo y de esperanza es
el fruto de esta gran práctica.

Luego, el joven aristócrata dijo a Milarepa: "Querido lama, he decidido dedicarme a la práctica del dharma. Pero no quisiera co¬menzar sin pedirle permiso a mis padres y parientes. Aunque debe pedirse antes ese permiso, sé benévolo y acéptame como discípulo sirviente y llévame contigo". Milarepa replicó: "Quien desee el dharma debe pensar en las miserias del samsara, si después de esto no puede decidirse y anda buscando permisos y recomendaciones de otros, nunca tendrá éxito. Escucha mi canto".

Si una persona piadosa que desea practicar el dharma
no puede cortar la amarra de la influencia,
¿cómo podrá romper otras dominaciones?

Si uno no puede vivir de las limosnas del desapego,
¿cómo podrá librarse de los lazos del honor y del orgullo?

Si, conociendo lo transitorio de todos los seres,
uno no tiene sentido del contentamiento,
¿cómo podrá estar satisfecho con la riqueza acumulada?

¿Cómo podrá uno entender la verdad más allá de las palabras,
discutiendo y platicando sin haber tenido una experiencia previa?
¿Cómo podrá aquel que no ha realizado la verdad que yace más allá de todo símbolo describirla con una mente oscura?
¿Cómo podrá evitar penosas consecuencias
quien no ha evitado lo dañino de las malas compañías?

Si no se puede utilizar este sufrimiento
para propiciar el crecimiento espiritual,
¿cómo se podrá vencer toda pena y esfuerzo ciego?
Si uno no sabe que los pensamientos que disturban
son en sí mismos el dharmakaya,
¿cómo podrá reducirlos con medidas correctivas?

Si uno no renuncia a todo lo que le atañe y a toda empresa,
¿cómo podrá practicar con moderación su devoción?

¿Cómo podrá quien no abandona toda actividad
cortando todo apego, obtener éxito
en el dharma haciendo esto o lo otro, por el mero hecho de pensar?
¿Cómo podrá quien no ha renunciado a toda atadura,
practicar la meditación sin que aparezcan en su mente
pensamientos mundanos?

Si uno no renuncia de inmediato,
¿cómo puede esperar hacerlo después?

Si se cree que no es necesario luchar hoy por el progreso,
sino que luego puede hacerse, se fracasará.

Si ahora no se fortalece la voluntad,
no surgirá el éxito de la esperanza y la expectativa.

Después de escuchar el canto de Milarepa, el joven aristócrata se sintió profundamente conmovido de la verdad contenida en él. De¬cidió practicar el dharma de inmediato, y también sus padres le otorgaron el permiso. Después de servir como aprendiz o novicio, re¬cibió la iniciación y la instrucción medular, y al final obtuvo éxito y liberación. Se le conoció como Ngogom Repa Dharma Wonshu Shawa, uno de los "hijos" más cercanos a Milarepa.

Ésta es la historia del encuentro de Milarepa y su discípulo Repa Dharma Wonshu, en Bu Shen.



22 LA LUCHA DE MILAGROS EN LA MONTAÑA NEVADA DE DI SE

Reverencia a todos los gurús

En una ocasión, cuando el Jetsun y muchos discípulos suyos iban camino a la montaña nevada Di Se, viniendo desde Bu Shen, salieron a darles la bienvenida las deidades de Di Se y Ma Pam, seguidas de gran escolta. Postrándose ante Milarepa, le ofrendaron presentes en gran escala. Dándoles la bienvenida le señalaron las ermitas de meditación, las cuales —todas— eran lu¬gares distinguidos en la historia y leyenda locales. Además juraron protegerlos tanto a ellos como a sus seguidores. Luego regresaron a sus moradas.
Cuando Milarepa y sus discípulos llegaron a orillas del lago Ma Pam, los alcanzó un monje bon llamado Naro Bhun Chon. Este hombre, que sabía acerca de la fama de Milarepa, vino junto con sus hermanos y hermanas a encontrarlo en este lago Ma Pam, pues sabía que iba camino a Di Se con sus discípulos. Fingiendo que ignoraba quiénes eran, el monje preguntó: "¿De dónde vienen y adonde deben llegar?" Milarepa contestó: "Vamos a la montaña nevada Di Se, a practicar meditación. Nuestro destino es una de las ermitas de ahí". El monje dijo entonces: "¿Quién eres y cómo te llamas? "Mi nombre es Milarepa", contestó el Jetsun.
"En ese caso —replicó el monje— eres como Ma Pam, que a dis¬tancia tiene gran reputación, pero que llegando a él uno descubre que no era tan maravilloso como decían. Tal vez el lago sea estu¬pendo, pero tanto él como las montañas que lo circundan están dominadas por nosotros los seguidores del bon. Si deseas quedarte aquí, tendrás que seguir nuestras enseñanzas y sembrar tus semillas en bon".
Milarepa replicó: "Generalmente hablando, estas montañas fue¬ron profetizadas por el propio Buda como lugar para los seguidores de la doctrina. En lo particular, para mí es de gran significación, ya que de ellas me habló mi gurú Marpa. ¡Ustedes, bonistas, que tienen tanto tiempo aquí, son seres muy afortunados! Si desean per¬manecer aquí en lo futuro, tendrán que seguir las enseñanzas de mi religión; de lo contrario, es mejor que se vayan a otro lado".
"Me parece que tienes una personalidad dual —dijo el monje bon—. A distancia escuché que eras en verdad excelente, pero ahora, visto de cerca, te has hecho pequeño e insignificante. Si en verdad eres tan memorable como dice la gente, no ha de impor¬tarte sostener conmigo una contienda. Veremos quién tiene poderes milagrosos superiores. Quien gane permanecerá aquí y será consi¬derado dueño legítimo del lugar; quien pierda deberá irse". Dicho esto, saltó a horcajadas sobre el lago Ma Pam, cantando:

La montaña nevada Di Se de los Himalayas es muy famosa,
pero su cima está profundamente cubierta de nieve!

¡El lago Ma Pam es bien conocido,
pero el poder del agua se pierde en él!

La reputación de Milarepa es verdaderamente vasta;
sin embargo, él es un viejo decrépito que duerme desnudo.
Salen de su boca cantos melodiosos.
pero sostiene en sus manos un báculo de metal.
¡Nada hay grande en él!

En nuestra religión bon
el Uno inmutable es el cuerpo de la swastika:
el señor Ye Shin Dsu Pud y otros seres celestiales.
Las terribles deidades bebedoras de sangre con sus caras boquiabiertas
tienen nueve cabezas, dieciocho brazos y muchos poderes maravillosos.
¡Sí, el cuerpo de transformación tiene nueve cabezas!

Su hermana es la madre que conquista al mundo.
Yo, el novicio bon, soy su discípulo.
¡Mírame! ¡Mira cómo te estoy mostrando mi poder milagroso!

En respuesta, Milarepa se sentó sobre el mismo lago sin que su cuerpo se hiciere más grande ni el lago se volviese más chico; sin embargo, él parecía cubrirlo todo. Allí cantó:

Escúchenme criaturas celestes y mundanas aquí reunidas.
En la cima de la Montaña del Águila,
sobre el asiento de los ocho no-temores,
se sienta el victorioso Buda Sakyamuni.

En el palacio del dharma del cielo de Og Men
reside el sexto Buda, el gran Dorje-Chang,
el cuerpo de la sabiduría de la no-dualidad.

La gran madre, la diosa, es Dagmena;
el cuerpo de transformación del innato es el gran Tilopa;
el maestro, el protector del umbral es el excelso Naropa.
El Buda como traductor es el gran Marpa.
De estas cuatro deidades recibo gracia y bendiciones.

Yo, Milarepa, el renombrado y célebre
seguidor de la orden de mi gurú, Marpa,
medito en la montaña nevada de Di Se
para beneficio de todos los hombres.
A ti, sostenedor de la errónea visión bonista,
contesto con este canto:

La famosa montaña Di Se, blanqueada de nieve,
simboliza la doctrina pura y blanca del budismo.
Los arroyos que desaguan en el lago azul de Ma Pam,
simbolizan nuestra liberación en el reino de lo absoluto.

Yo, el famoso Milarepa, el viejo que duerme desnudo,
¡soy aquel que trasciende ahora el reino de la dualidad!

Los pequeños cantos que surgen de mi boca
son los efluvios naturales de mi corazón;
ellos narran y describen los sutras del Buda.

El cayado que sostengo en mis manos
simboliza cruzar el océano de samsara.
He dominado a ambos: mente y forma;
Sin ayuda de deidades de este mundo
puedo realizar milagros.

En Di Se, donde moran Devas mundanos de cuerpos toscos,
Él es rey de todas las montañas de la Tierra.
Este lugar pertenece a los budistas, a los seguidores de Milarepa.
Si ustedes, monjes bon y los heréticos, quieren practicar el dharma,
pronto serán aptos para beneficiar también a todos;
si no, deben partir a otro sitio
porque mis poderes mágicos son más grandes que los vuestros.
¡Observa con atención y ve lo que puedo hacer!

Milarepa, diciendo esto, realizó otro milagro y sostuvo todo el lago Ma Pam en las yemas de sus dedos sin causar el "menor daño a todas las criaturas que allí habitaban. El monje bon dijo: "En esta primera contienda tu milagro ha sido mejor que el mío. Pero yo llegué aquí primero. Debemos hacer otra contienda a ver quién es más poderoso". Milarepa replicó: "No soy yo quien te emuló, mago que untas drogas en tu cuerpo para provocar en otros visiones ilusorias. No entro en ninguna otra contienda con tal clase de gente. Tampoco quiero que sigas ninguna enseñanza del Buda, mejor es que te vayas a otro lado". El monje bon alegó: "No re¬nunciaré a la enseñanza de la swastika bon. Si ganas esta contienda dejo todo y me voy. De otro modo nunca me iré de aquí. Según los preceptos budistas no se debe matar ni dañar. ¿No es así? Luchemos pues con nuestros poderes sobrenaturales".
Entonces el monje bon comenzó a rodear la montaña Di Se de derecha a izquierda, mientras Milarepa y sus seguidores la cercaban en la dirección del reloj. Se encontraron en la gran roca, en el valle Noreste de Di Se. Los bonistas dijeron a Milarepa: "Es muy bueno que tú (rindas homenaje al sitio) circunvalándolo. Ahora has de seguir el modo bon de circundar la montaña". Así diciendo, tomó a Milarepa de la mano y lo empujó en su dirección. El Jetsun arguyó: "No seguiré tu sendero equivocado, contrariando la tradi¬ción budista. Creo mejor que tú me sigas y adoptes el modo budista de circunvalar". Así diciendo, Milarepa a su vez empujó al monje bon en su dirección, tirándole de la mano. Al jalarse uno al otro, adelante y atrás, ambos, el Jetsun y el monje bon, dejaron sus hue¬llas sobre la roca. Pero como el poder de Milarepa era mayor que el del monje, éste se vio forzado a seguir la dirección de Milarepa.
Cuando llegaron al lado Norte de Di Se, el monje dijo: "Más adelante seguiremos el modo bon, ve en dirección opuesta y haz otro círculo". Milarepa replicó: "Eso depende de cuan grande sea tu poder". El monje replicó: "Parece que esta vez tu poder es mayor que el mío. Pero aún hemos de probar nuestras fuerzas". Y así diciendo, alzó una enorme roca tan grande como un yak y la sostuvo frente a la colina. Entonces Milarepa, poniéndose detrás, alzó al monje y a la roca. El monje dijo: "Ganaste esta vez de nuevo. Pero ganar una o dos veces nada significa. Continuemos la contienda". Milarepa replicó: "Pueden las estrellas tratar de emular la luz de la Luna y del Sol, pero la oscuridad que cubre los cuatro continentes sólo es despejada por el Sol y la Luna. Tú podrás intentar emularme, pero nunca lo alcanzarás. Ahora Di Se me per¬tenece. Para complacerte revelé mis poderes milagrosos. Todos pue¬den ver ahora que la práctica budista es superior".
Entonces, el Jetsun se sentó en la Cueva del Loto, del lado Oeste del Valle del Castillo, mientras el monje bon se sentaba en el lado Este. Milarepa estiró su pierna desde el lado Oeste del valle y justamente llegó al frente de la cueva donde se sentaba el monje y le dijo: "Ahora haz tú lo mismo!" El monje estiró su pierna, ¡pero no llegó ni al arroyo! Por lo tanto, los seres que habitaban el firmamento y que desde ahí hacían de espectadores, rieron con alborozo.
Aunque esta vez el monje se sintió un poco avergonzado, dijo con voz alzada: "¡Aún quiero pelear!" Y así diciendo, comenzó a circundar la montaña al modo bon. El Jetsun también inició el círculo, pero al modo budista. Esta vez se encontraron al sur de Di Se. Cuando comenzó a llover Milarepa dijo: "Necesitamos un refugio que nos proteja. Construyamos una casa. ¿Querrías tú hacer el cimiento de piedra y el piso o prefieres hacer el techo?" El monje contestó: "Prefiero poner el techo, tú haz los cimientos". Milarepa estuvo de acuerdo y señalando una roca tan grande como tres personas que estuviesen cada cual parada sobre la anterior, dijo: "Vayamos ahí". Cuando llegaron al sitio, el Jetsun comenzó a echar los cimientos. Vio que el monje bon había tirado una roca tan grande como un niño de ocho años, y haciendo el mudra conquistador la partió a la mitad, diciendo: "Ahora puedes poner aquí el techo". "Pero lo has roto ya", increpó el monje. "Lo hice porque estamos en nuestra contienda de los trabajos milagrosos —replicó Milarepa—. Pero te dejaré, por esta vez, tratar y preparar otra roca sin repetir el gesto de la rotura. Tráeme, pues, la roca". El monje jaló otra roca y cuando ya la iba a subir Milarepa hizo el gesto de presionar hacia abajo. El monje, muy sorprendido, des¬cubrió que mientras más esfuerzo hacía por ponerla arriba parecía que estuviera más pesada. Por lo tanto se detuvo y se excusó di¬ciendo: "He preparado la piedra para el techo. Ahora te toca a ti llevarla a otro lado". Milarepa replicó: "Mi tarea es la cimen-tación, la tuya es el techo. Trata pues de levantarla y tráela acá". Utilizando toda su fuerza el monje intentó nuevamente, pujando y con los ojos desorbitados; pero no pudo mover la roca ni una pul¬gada. Al ver esto, Milarepa le dijo: "Soy un yogui que ha alcan¬zado ambos logros: el común y el último. Mis poderes milagrosos son diferentes a los tuyos. Aunque hayas alcanzado poder milagroso propio del logro común, no puede compararse con el mío. Si hago ahora otro gesto de dominio ni siquiera podrás mover la roca nunca más. La razón por la cual no lo he hecho desde un principio es que quería entretener a los espectadores. ¡Ahora, mira cómo alzo la roca!" Así diciendo, Milarepa alzó la gigantesca roca con una mano
Y la puso en fu hombro, dejando de paso la huella de su mano en la roca. Luego se paró en ella y dejó las huellas de sus pies. Final¬mente, puso la roca sobre su cabeza, dejando su huella y otras de las manos. Más tarde esta cueva se llamó "Cueva del trabajo mila¬groso" y se hizo muy famosa. Entonces el monje bon admitió su derrota.
El Jetsun tuvo otras contiendas con Naro Bhun Chon. Sus actua¬ciones fueron siempre más extraordinarias que las del monje. Por último, éste dijo: "Dices que soy un mago, pero por lo que he visto el mago eres tú. No estoy convencido por estos trabajos milagrosos, para el día 15 de este mes haremos una carrera para ver quién llega primero a la cima de la montaña Di Se.
El ganador será reconocido como huésped de la montaña. Esto es sin más disputa, decidirá quién ha alcanzado realmente el último logro". "Muy bien —replicó Milarepa— haré como dices. Pero qué pena me da que ustedes, monjes bon, ¡crean que ese pequeño trocito de experiencia interior es el logro último! Para alcanzar ese último logro uno debe haber dominado la naturaleza de su propia mente. Si alguien desea realizar esto, debe seguir las enseñanzas y meditar según mi escuela de la sucesión práctica". El monje bon replicó: "¿Qué diferencia hay entre tu mente y la mía? ¿Es buena la tuya y la mía mala? ¿Qué diferencia hay entre bonismo y bu¬dismo? Aunque tu práctica y la mía sean semejantes, tú puedes ser más eficiente en la ilusión mágica. Por eso parece que eres superior. De cualquier modo la carrera a Di Se aclarará todo de una vez por todas". Milarepa replicó: "Muy bien, ¡de acuerdo!, se aclarará todo".
Entretanto, Naro Bhun Chon concentró su mente en la oración a su dios, con diligencia y sin distraerse, mientras Milarepa siguió con toda naturalidad. Cuando llegó el día decimoquinto, muy de mañana, Naro Bhun Chon, llevando una capa verde y tocando un instrumento musical del bon, voló por los cielos sobre un tambor rumbo a Di Se. Todos los discípulos de Milarepa vieron esto, pero Milarepa aún dormía, entonces Rechungpa lo llamó: "¡Querido Jet¬sun, levántate! ¡Mira! ¡Aunque aún es muy temprano, Naro Bhun Chon ya está volando sobre un tambor rumbo a Di Se! ¡Ahora está llegando a la cintura de la montaña!"
El Jetsun seguía acostado como si nada sucediera, y al fin dijo muy quedo: "¿Ya llegó nuestro amigo bon?" Todos los discípulos apuraban a Milarepa para que actuara de inmediato. "Bien —dijo éste al fin—, ¡miren!" e hizo un gesto hacia el monje bon. Cuando los discípulos se volvieron, vieron que a pesar de sus esfuerzos por subir el monje sólo podía circundar girando alrededor de la mon¬taña.
Cuando ya llegó el día y apareció el Sol, Milarepa chasqueó sus dedos, hizo alas de la capa y voló hacia Di Se. En un segundo llegó a la cumbre alcanzándola justo cuando el Sol brilló sobre ella. Allí, el Jetsun fue reverenciado por los gurús de la transmisión y las deidades tutelares. El Buda Dem Chog y su comitiva apareció rego¬cijándose ante él. A pesar de que Milarepa bien sabía que en esencia todo es igual, que la naturaleza igualitaria está permeada en todo, sintióse complacido de su victoria.
Mientras tanto, Naro Bhun Chen llegaba al cuello de la mon¬taña. Cuando vio al Jetsun, compasivo, y cómodamente mentado en la cima, se quedó pasmado y tayó desde las alturas mientras su tambor rodaba por la ladera sur. Como al fin su orgullo y arro¬gancia estaban vencidos, gritó humildemente a Milarepa: "¡Tu poder y trabajo milagroso es sin duda superior al mío! Ahora tú eres el señor de Di Se. Me iré pero a un sitio desde el cual pueda ver la montaña".
Milarepa le dijo entonces: "Aunque eres bendito de los dioses mundanos y has alcanzado un poco del logro común, yo, por mi prrte, soy persona que ha realizado plenamente la sabiduría innata o1.teniendo el último logro, ¿cómo, pues, puedes emularme? La cumbre de Di Se es el vajra del jardín místico, donde mora el Buda de la sabiduría Korlo Dompa (Samvara). No tienes méritos para alcanzarlo. A beneficio del budismo, aquí reunido, he pedido per¬miso a las deidades y se lo he mostrado a todo?. Porque deseaba que tu orgullo se acabara te hice caer haciendo que tu tambor rodara montaña abajo. De ahora en adelante, aunque sea para poner un pie en Di Se, tendrás que confiar en mi poder. Te diré ahora por qué tengo tal poder". Enseguida, Milarepa cantó:

¡Me inclino ante mi gurú, Marpa el misericordioso!

Mediante su gracia y la misericordia de todos los Budas
escucho al maravilloso señor, el Buda Sakyamuni,
quien conquistó a los heréticos y a los seguidores
de las seis escuelas
con la enseñanza correcta del dharma.
Asi se esparció sobre el mundo
la doctrina budista.

Sobre la montaña, la nevada Di Se,
yo, el yogui del Tíbet, conquisto el bon con el dharma,
y hago que el Tíbet se ilumine con el linaje de la práctica budista.

Mis poderes milagrosos vienen de fuerza superior,
la cual poseo por varias razones:
pertenecer a una estirpe llena de bendiciones y gracias
es una de las fuentes de dicho poder.
instrucción medular, es otra;
El Buda primordial Dorje-Chang, es una fuerza;
el gurú misericordioso, maestro de toda
de Marpa, el traductor, viene la tercera.
La mente trascendente, con su conocimiento ilimitado,
la prístina pureza, otra;
también lo es la práctica de la meditación en la no diferenciación,
y así también lo es la gran luz.

Si cuando uno se relaja completamente
se observa lo que pasa, este mero acto produce fuerza.

El todo fluyente, todo abundancia, todo abarcante,
y el propio rostro del ser natural traen poder.

La autoliberación de todas las formas es fortaleza.
Si uno sigue las órdenes de su gurú,
esta observancia de los preceptos se torna en poder.

No cometer pecados ni transgresiones es una fuerza.
Si uno puede meditar en todo lo que uno hace,
esta misma práctica traerá poder.
Cuando todo lo manifiesto se torna tu amigo,
emergerá una gran potencia;
firme perseverancia y determinación producen lo mismo.

Ésta es mi fuerza, el poder de Milarepa.
Con ella he conquistado hoy a los heréticos.
De aquí en adelante seré el señor
de la montaña nevada de Di Se,
donde propagaré las enseñanzas de Buda.
A ustedes, deidades de sabiduría, rindo culto y oración.

Así cantó Milarepa. El monje bon tomó la palabra: "Estoy ple¬namente convencido de tu fuerza milagrosa y tus poderes. En ver¬dad que son superiores y maravillosas. Te ruego me permitas per¬manecer en un lugar desde el cual vea la montaña nevada Di Se". Milarepa replicó: "Si es así, puedes vivir por allá en la montaña", y tomando un puñado de nieve la lanzó a lo alto de la montaña por el lado oriente. Desde entonces puede verse un montículo de nieve hacia ese lado. Luego, por poder de Milarepa, tanto él como el monje llegaron al cuello de Di Se. E] monje dijo: "En un futuro desearía circunvalar Di Se como homenaje, pero necesitaré un sitio dónde hacer escala durante mi peregrinaje". "Podrás estar allá en la montaña opuesta a Di Se", replicó el Jetsun. Después de esto, el monje bon construyó una stupa en una cueva cercana y la utilizó como lugar de estancia mientras duró su peregrinaje a Di Se. Así, los seguidores de la estirpe controlaron toda la región de los tres lagos en las montañas nevadas.

Ésta es la historia de cómo Milarepa dominó a Naro Bhun Chon en la montaña nevada de Di Se.



23 LA ILUMINACIÓN DE RECHUNGPA

Reverencia a todos los gurús

Después de haber rodeado la montaña nevada de Di Se, Milarepa y sus discípulos regresaron a la cueva gris de Dorje Tson, en Gu Tang. Todos los antiguos patronos vinieron a visitar al Jetsun, preguntándole por su salud y bienestar. Les dijo que estaba maravillosamente bien y preguntó a su vez por el bienestar de ellos, a lo cual replicaron los patronos: "Gracias a la buena fortuna, a tu protección y bendiciones, también nosotros estamos muy bien y no hemos tenido ni enfermedades ni muertes. También el modus vivendi prosperaba. De parte nuestra estamos muy con¬tentos de que haya sido tan exitoso tu peregrinaje a Di Se, sin que ninguna dificultad estorbara tu camino. Sé amable y entona un canto sobre tu bienestar". Milarepa contestó: "¡Estoy tan feliz con esto! Escuchen". Y cantó las Doce felicidades de la yoga.

Como evitar las trampas del mal,
así es la felicidad de ejercer la yoga del
renunciamiento a la propia tierra.

Como caballo que se libera de las riendas,
¡así es la felicidad de desempeñarse en la yoga de
liberación de sujeto y objeto.

Como bestias salvajes aullando en tierras bajas,
¡así es la felicidad de practicar la yoga en soledad!

Como águila que vuela libre sobre los cielos,
¡así es la felicidad de practicar la yoga de la convicción!

Como buitres deslizándose libres por el firmamento,
así es la felicidad de practicar la yoga sin obstáculos.

Como pastor que reposadamente vigila sus ovejas,
así es la felicidad de adiestrarse en la yoga
de la experiencia del vacío que ilumina.

Como el vasto monte Sumeru, que se yergue firme
sobre el suelo del centro del mundo,
así es la facilidad de ejercitarse en practicar la yoga
de la firmeza imperturbable.

Como ríos anchurosos fluyendo libremente,
así es la felicidad de la continua sensación
de la experiencia yóguica.

Como cadáver que yace quieto en el cementerio
haciendo nada y sin preocupaciones,
así es la felicidad de la yoga de la no-acción.

Como piedra lanzada al océano, que nunca retorna,
así es la felicidad de la yoga del no-retorno.
Como el Sol brillando en el cielo, opacando toda otra luz,
así es la felicidad de practicar la yoga,
más brillante que cualquier otra brillantez.

Como hojas cayendo del árbol dali,
que yo nunca más podrán crecer,
así es la felicidad de practicar la yoga del no-nacer.

Éste es el canto de las Doce felicidades del yoga.
Lo ofrezco ahora a ustedes, benefactores míos,
como un regalo del dharma.

Después de oír este canto, los patronos regresaron a sus hogares con profunda fe en sus corazones.
Para probar las realizaciones y experiencias de Rechungpa y también para ver qué tan fuerte era su espíritu de renunciación, Milarepa canto casualmente para él el canto de las Doce decep-ciones.

Los asuntos mundanos son todos falaces;
por eso busco la verdad divina.

Entusiasmos y distracciones son ilusorios;
por eso medito en la verdad no-dual.

Compañeros y sirvientes son pasajeros;
por eso permanezco en soledad.

Dinero y posesiones son quiméricos;
por eso, si los tengo, los doy.

Las cosas del mundo exterior son embustes;
yo observo la mente interior.

Los pensamientos errantes son todos engañosos;
por eso camino por el sendero de la sabiduría.

Quiméricas son las enseñanzas de la Verdad Conveniente;
yo medito en la verdad final.

Los libros escritos con tinta negra son todos un malentendido;
yo medito solamente en las instrucciones medulares de la estirpe susurrada.

Palabras y dichos también son sólo ficción;
cómodamente descanso mi mente en su estado natural.

Nacer y morir no son sino ilusión;
observo sólo la verdad del no-surgir.

En todo sentido la mente común es extraviante;
por eso practico el modo de avivar la conciencia.

La práctica de dominar la mente es confusa e ilusoria;
por eso descanso en el reino de la realidad,

Rechungpa pensó: "Mi gurú es el propio Buda, no hay idea ilusoria en su mente. Pero debido a mi incapacidad en la devoción así como la de los otros, ha cantado esto". Y luego, en respuesta, cantó explicando a su gurú su comprensión sobre las enseñanzas de la visión, práctica y acción.

Escúchame por favor, padre gurú,
mi mente oscura está llena de ignorancia.
Sostenme con la soga de tu compasión.

En la encrucijada donde realismo y nihilismo se encuentran
he perdido mi camino buscando asegurar la visión del justo medio;
asi pues, no tengo certeza en el conocimiento de la verdad.

Todo el tiempo perezoso y distraído,
ni el gozo ni la iluminación son mi sino,
por eso no he sojuzgado todo apego.

No puedo liberarme del poseer y desechar,
e innecesariamente continúo con mis actos impulsivos;
por eso no he destruido aún todas las ilusiones.

Soy incapaz de rehuir a los actos fraudulentos,
así como de practicar sin mancha los preceptos tántricos;
por eso no conquisto aún todas las tentaciones.

No he realizado como la propia mente del Buda,
la distinción ilusoria entre samsara y nirvana;
¡por eso no encuentro aún mi camino hacia el dharmakaya!

Soy incapaz de igualar la esperanza y el miedo
y también de contemplar mi propio rostro;
per eso aún tengo que ganar los cuatro cuerpos del Buda.

En el pasado he sido protegido por tu compasión;
ahora, poniendo en tus manos todo mi ser,
¡te ruego que me otorgues más tus bendiciones!

Así, Milarepa envió sus efluvios de gracia para bendecir a Re¬chungpa y le dijo sentenciosamente: "Oh, Rechungpa, has tenido más experiencias que esas que me has contado. No debes ocultarme nada. Sé franco y candido". Mientras Milarepa decía esto, Rechungpa se tornó repentinamente iluminado. En seguida cantó: Los siete descubrimientos:

Mediante la gracia del padre gurú, el santo Jetsun,
he realizado ahora la verdad de los siete descubrimientos.

En la manifestación he encontrado el vacío;
ahora, ya no tengo el pensamiento de que algo exista.

En el vacío he encontrado el dharmakaya;
ahora, carezco del pensamiento de acción.

En las miríadas de manifestaciones he encontrado la no-dualidad;
así, no tengo ya el pensamiento de reunir o dispersar.

En los elementos rojos y blancos
he encontrado la esencia de la igualdad;
por eso ahora no tengo pensamientos de aceptación o rechazo.

En el cuerpo de la ilusión he encontrado gran gozo;
por lo cual no hay ya más sufrimiento en mi mente.

He encontrado lo trascendental en el mundo;
ahora, la ilusión carece de apoyo en mi mente.

En la propia mente he hallado al Buda;
por eso no existe en mi mente más samsara.

Milarepa dijo entonces a Rechungpa: "Tu experiencia y enten¬dimiento están cerca de la iluminación, pero aún no es lo mismo. Ex¬periencia real y verdadero conocimiento deben ser así". Y cantó los Ocho reinos supremos:

Quien ve iguales, el mundo y el vacío
ha alcanzado el reino de la visión verdadera.

Quien no siente diferencia entre sueño y vigilia
ha conquistado el reino de la práctica verdadera.

Quien no aprecia diferencia entre gozo y vacío
ha llegado al reino de la acción verdadera.

Quien no ve distinción entre "ahora" y "después"
ha alcanzado el reino de la realidad.

Quien ve que mente y vacío son lo mismo
ha triunfado en el reino de dharmakaya.

Quien no diferencia entre pena y placer
ha ganado el reino de la enseñanza verdadera.

Quien ve los deseos humanos iguales a la sabiduría del Buda
ha conquistado el reino de la suprema iluminación.

Quien se da cuenta que la propia mente y el Buda son lo mismo
ha obtenido dominio sobre el reino del logro verdadero.

De aquí en adelante Rechungpa progresó gradualmente en com¬prensión y realización gracias a la misericordia y bendiciones de su gurú. Luego compuso El canto de los seis bardos, en el cual pre¬sentó a Milarepa su interno y final entendimiento:

Me inclino ante mi santo gurú.

En el bardo donde se manifiesta el gran Vacío
no hay visión realista o nihilista;
no comparto los pensamientos sectarios.

Ahora la inexistencia está más allá de toda aprehensión;
ésta es mi firme convicción de la visión.

En el bardo de la vacuidad y del gozo no hay objeto
sobre el cual la mente pueda meditar,
por eso no necesito practicar la concentración.
Sin distracción descanso mi mente en su estado natural.
Éste es el entendimiento de la práctica,
ya no me avergüenzo ante los amigos iluminados.

En el bardo con lujuria o sin lujuria no veo gozo samsárico;
por eso, no siendo más un hipócrita, no encuentro matas compañías.
Sea quien fuere el que encuentre en mi camino, lo tomo por compañero.
Esta es mi convicción de la acción,
ya no me avergüenzo ante una reunión de grandes yoguis.

Entre vicio y virtud no discrimino;
para mí ahora es igual puro que impuro.
Por eso ya no soy mentiroso ni pretensioso.
Ahora he dominado por completo mi propia mente.
Ésta es mi comprensión sobre la moralidad,
ya no me avergüenzo ante una asamblea de santos.

En el nuevo reino de samsara y nirvana
los seres sensitivos y el Buda son lo mismo;
y por eso no espero ni anhelo el estado búdico.
En este momento todos mis sufrimientos son un placer.
Esto es lo que entiendo por iluminación;
ya no me avergüenzo ante los iluminados.

Habiéndome librado de las palabras y sus significados,
ya no hablo el lenguaje de los eruditos.
Ya no abrigo dudas en mi mente.
El universo y todas sus formas
aparece ahora como el dharmakaya.
Ésta es la convicción que he realizado.
Ya no me avergüenzo ante una reunión de doctos eruditos.

Milarepa estaba extremadamente feliz y le dijo: "Rechungpa, esto es en verdad la experiencia y el conocimiento reales. En verdad puede llamársete discípulo bien dotado. Un discípulo puede agra¬dar a su gurú de tres maneras: primero, emplear su fe y su inte¬ligencia en gratificar a su gurú: luego, mediante estudio y contem¬plación, lograr entrar por el umbral de mahayana y del vajrayana, y practicarlos diligentemente con gran determinación; finalmente, puede agradar a su gurú con sus experiencias reales de iluminación que se producen paso a paso gracias a la devoción. No me gusta el discípulo que habla mucho; la práctica real es más impor-tante. Hasta que obtenga la plena realización de la verdad, debe cerrar su boca y trabajar meditando. Mi gurú Marpa me dijo: «No importa mucho lo que uno sepa sobre sutras o tantras. Uno no sólo debe atender palabras y libros, sino cerrar su boca, si¬guiendo sin error las instrucciones verbales del gurú, y meditar». Por lo tanto tú también has de seguir esta advertencia y ponerla en práctica. Si puedes echar lejos de ti todos los asuntos samsáricos, los grandes méritos y logros serán tuyos".
Rechungpa replicó: "Amado Jetsun: dime por favor lo que dijo Marpa". Entonces Milarepa cantó Las treinta advertencias de mi gurú.

Hijo querido, éstas son las palabras que él me dijo:

"De todos los refugios, el Buda es el mejor;
de todos los amigos, el más importante es la fe;
de todos los males, nhamdog es el peor;
de los demonios, el orgullo;
de los vicios, la calumnia".

Él dijo:

"Quien no purifica sus pecados con los cuatro poderes
está sujeto a vagar en el samsara.
Quien no almacena, diligente, sus méritos,
nunca obtendrá el gozo de la liberación.
Quien no se refrena en los diez males,
está atado a las penas del sendero.
Quien no medita en la vacuidad y la compasión,
nunca alcanzará el estado búdico".

Él dijo:

"Si quieres el estado búdico en esta vida
observa sin distracción tu mente
y practica las seis yogas,
la esencia y enseñanza última de todos los tantras.
Practica también el eficaz sendero del tantra,
la esencia y enseñanza última
de la instrucción medular.
Si buscas fama, bienes y reconocimiento,
a ti mismo te lanzas en boca de demonios.
Si a otros injurias y a ti te ensalzas,
caerás en el abismo.
Si no domas tu mente elefantiásica,
las enseñanzas y la instrucción medular serán inútiles.
El mayor mérito es llegar al corazón del bodhi;
la visión más alta es el entendimiento del no surgir.
Meditación profunda es la enseñanza del sendero eficaz.
También deben practicarse los ejercicios de los nadis
y los respiratorios".

Él dijo:

"¡Contempla y reconoce el rostro del Innato!
¡Ponte a ti mismo en manos de los santos!
No disipes tu vida haciendo cosas indignas".

Él dijo:

"Cuando comprendas tu mente, serás un Buda.
¡Es innecesario hablar y hacer muchas cosas!
No hay enseñanza más profunda que ésta.
¡Sigue y practica todas estas instrucciones!"

Después de escuchar este canto, Rechungpa progresó mucho en realización y entendimiento.
Tiempo después, cuando Milarepa y sus discípulos vivían ascé¬ticamente, muchas dakinis vinieron a ellos y les ofrecieran una fiesta sacramental. Se dirigieron a Milarepa de la siguiente manera: "Es bueno para ustedes que durante sus devociones acepten de los seres humanos comida y ropa y también algún pequeño alimento celestial de parte de las dakinis. Nosotras siempre deseamos traerles provisiones". Milarepa replicó: "Las facilidades que traen las pro-visiones y alimentos del común de los personas nunca podrán igua¬lar los méritos de la iluminación ni el poder de la realización. Por lo tanto, las necesidades mundanas son excusables. Escuchen ahora:

Me inclino ante todos los gurús.

Yo, el yogui Milarepa, entono este canto
desde el reino de la realidad absoluta;
yo, Milarepa, canto este himno
desde el reino universal de la no existencia.
Escuchen, por favor, madres dakinis.

La ley de causa y efecto es la suprema ley
de la convincente doctrina del budismo,
¿cómo podrá nunca la fe común igualarla?

Lo supremo es vivir y meditar a solas,
¿cómo podrá compararse a esto el estado de trance?

El supremo samadhi está libre de "esto" y "aquello",
¿cómo podrá alcanzarlo el conocimiento común?

La "esencia" es lo supremo en el estado "posterior a la meditación";
¿cómo podrá igualarla la práctica común?

La atención más allá de las palabras también es lo supremo;
¿cómo podrán alcanzarla las acciones comunes?

La concordancia de amor y vacío es lo máximo;
¿cómo un logro común podrá llegar a ello?

Suprema es también mi túnica de algodón que nunca se enfria;
¿cómo podrá igualarlo el vestido chillante de la gente común?

Supremo es mi samadhi que no conoce el hambre;
¿cómo podrá compararse a la carne o al vino?

Ésta mi bebida viene del arroyo bodhi;
¿cómo podrá compararse con las bebidas comunes?

Dentro, mi corazón late alegremente;
¿cómo podrá ensombrecerlo el alimento o la riqueza?

Mi gurú, Marpa el traductor, es supremo;
¿cómo podrán igualarle otros yoguis?

Ver el rostro original de Buda de la propia mente es algo superior;
¿cómo podrá igualarlo la meditación sobre el Buda común?

Yo, el yogui Milarepa, soy supremo;
¿cómo podrán igualarme otros yoguis?

Mi cuerpo es inmune a la pena y a la enfermedad;
¿cómo podrán protegerlo medicinas o doctores?

Por favor, escuchen y juzguen, oh dakinis,
donde no hay luz, no veo sino brillantez;
también la misma luz es radiante.
Donde no hace calor siento tibieza;
el simple vestido de algodón es bastante cálido.
Donde están descontentos, yo descanso cómodamente,
este cuerpo ilusorio es muy confortable.
Donde no hay alegría, me siento alegre,
¡esta vida de sueños en si misma es deliciosa!
¡Yo, el yogui, no siento sino felicidad y contento!

¿No es lo bastante alta la montaña Drajadorje?
si no lo es, ¿cómo es que vuelan los buitres sobre ella?

Si el viento frío de diciembre no es suficientemente severo,
¿cómo es que puede helar las cataratas y los ríos?

Si mi traje de algodón no recibiese el calor interno,
¿cómo podría un simple vestido amortiguar el frío?

Si el alimento del samadhi no me sustentara,
¿cómo podría yo resistir el hambre insatisfecha?

Si no hubiera un arroyo bodhi para mi sed,
¿cómo podría vivir sin agua y sin sentir sed?

Si no fuese suficiente y profunda la instrucción medular de mi gurú,
¿cómo podría vencer obstáculos y males?

Si un yogui no tuviese realización ni experiencia que le dé confianza y alegría,
¿cómo podría meditar en soledad?

Estos logros se han obtenido por la gracia de mi gurú.
Así pues, uno debe concentrarse en la práctica de la meditación.

Después de escuchar este canto las dakinis exclamaron: "¡Lo que has dicho es realmente maravilloso! Mañana vendrá aquí un dis¬cípulo bien dotado. Cuídalo, por favor". Con estas palabras desapa¬recieron como el arco iris.
Al día siguiente, llegaron de visita unos cuantos patrones de Gu Tang, y le preguntaron a Milarepa si podría predicarles el dharma. Entonces el Jetsun les impartió la oración del refugio, junto con algunas explicaciones sobre los beneficios de practicar el dharma. Los patronos preguntaron: "¿También tú practicas esta oración del refugio?" Milarepa replicó: "Sí, esta oración es mi amparo y sólo de ella dependo en mis devociones y prácticas. También ustedes deberán orar sinceramente a su gurú y a los tres, inmaculados no sólo mediante palabras, sino que los tomen sinceramente como su refugio. El beneficio derivado de esto, como ya les dije, es muy grande. Todos ustedes han de estar muy felices y satisfechos con esta oración". Entonces Milarepa entonó un canto en el cual describe los diferentes modos de referencias en los cuales se da refugio, urgiéndolos a practicar el dharma.

Reverencia a todos los gurús.

El Buda, el dharma y la sangha (la comunidad)
son los tres refugios exteriores;
hasta yo los tomo como mi resguardo.
Al poner toda mi confianza en ellos
obtuve alegrías y satisfacción.
Si en ellos te refugias, te llegará la fortuna.

El gurú, el Buda y las dakinis
son los tres refugios interiores.
hasta yo los tomo como mi resguardo.
Al poner en ellos toda mi confianza
obtuve alegrías y satisfacción,.
Si en ellos te refugias, te llegará la fortuna.

Los nadis, el prana y el bindu
son los tres refugios secretos;
hasta yo los tomo como mi resguardo.
Al poner en ellos toda mi confianza,
obtuve alegrías y satisfacción.
Si en ellos te refugias, te llegará la fortuna.

Forma, vacío y no-distinción
son los tres refugios reales;
hasta yo los tomo como mi resguardo.
Al poner en ellos toda mi confianza,
obtuve alegrías y satisfacción.
Si en ellos te refugias, te llegará la fortuna.

Si no acudes a los refugios,
¿quién te protegerá del sufrimiento eterno?

Día y noche la casa pudrible de tu cuerpo
se ve invadida por los cuatro elementos.
A través de meses y años
la lluvia los va disolviendo.

Estas gotas erosivas no traen al moribundo
ni alegría ni placer.

Aunque trates, como la sombra del sol poniente,
de alejarte de ellos,
nunca podrás escapar.

La observación de la muerte es un "maestro" del budismo,
del cual uno aprende a practicar actos dignos.
Uno debería siempre pensar y recordar que a la hora de la muerte
la alegría está ausente.

Si un pecador contempla la naturaleza de la muerte,
aprenderá una buena lección acerca de la verdad.
Entonces sopesará este pensamiento:
"¡Cuántos remordimientos tendré cuando llegue ese momento!"

Si un rico ve la muerte a su alrededor,
aprenderá una buena lección acerca de la verdad:
sabrá que bienes y dinero son sus grandes enemigos.
Dejémosle entonces sopesar este pensamiento:
"¡Debo tratar de ser siempre generoso!"

Si un viejo siente la muerte cerca de él,
aprenderá una buena lección acerca de la verdad:
sabrá que la vida es corta y pasajera.
Dejémosle entonces sopesar este pensamiento:
"La vida es, después de todo, un sueño triste".

Si un joven mira la muerte cerca,
aprenderá una buena lección acerca de la verdad:
sabrá que la vida es corta y lleva al olvido.
¡Dejémosle pues practicar sus devociones!

Nuestros padres cargan con nuestros pesares,
pero los huérfanos los soportan solos.

Una chaqueta de cuero suave es de veras confortable,
pero para alguien que nunca ha usado una resulta inconcebible.

Los granos en la granja son el remedio a la pobreza,
pero quien no trabaja nunca podrá disfrutarlos.

Quien practique el dharma será feliz,
pero quien no lo practique nunca lo compartirá.

Den muchos regalos y nunca padecerán hambre.
Si quieren vencer la pereza y el sueño
practiquen más actos buenos.

La recordación de las miserias de los reinos inferiores,
ayuda a todos a practicar el budismo.

Después de escuchar este canto, muchos patrones se hicieron de¬votos budistas. De entre el grupo, un joven quedó profundamente convencido en su fe hacia Milarepa. Pidió permiso para seguirlo y servirle. Milarepa pensó: "Éste es el hombre de quien predijeron las dakinis; lo tomaré como discípulo". Le impartió pues la iniciación y le dio instrucción. Después de practicar estas enseñanzas el joven alcanzó logro y liberación. Se le conoció como Ron Chon Repa, uno de los hijos cercanos a Milarepa.

Ésta es la historia del encuentro de Milarepa con Ron Chon Repa en su último viaje a Drajadorge Tson.



24 LA CONVERSIÓN DEL BONISTA MORIBUNDO

Reverencia a todos los gurús

Muy temprano, en la mañana del día 8 del mes lunar, cuan¬do el Jetsun Milarepa estaba meditando en Drajadorje Tson, y observaba silencio, llegaron a él unas dakinis vestidas como damas y profetizaron así:

Oh yogui silencioso y con gran poder de voluntad,
que practicas austeridad,
el único león en medio de toda esta nieve,
quien ve solo al samsara en el nirvana.
Escúchanos a las cuatro hermanas dakinis
que vienen a profetizar.

Mañana, muy temprano,
ve a la playa oriental del lago Baltang,
donde la gente peca y se deleita
entre desenfrenados placeres.
Tú, el león de la montaría nevada,
debes hacerlos regresar al sendero de la virtud,
guiando a quienes han perdido la ruta del camino recto.

Después de dar este mensaje al Jetsun, desvaneciéronse las dakinis.
De acuerdo a esto, Milarepa, al día siguiente, comenzó su jor¬nada rumbo al Este. De camino encontró a un pastor. Cuando éste lo vio deslizándose sobre el suelo sin que sus pies tocaran tierra, surgió en él una inquebrantable fe hacia el santo. Ofreciéndole al Jetsun su propia comida, pidióle las enseñanzas del dharma. Así, Milarepa predicó sobre la ley del karma, sobre los errores del sam¬sara, sobre las dificultades de obtener un nacimiento humano favo-rable en cuerpo y ambiente y, finalmente, sobre la impredecible e inevitable muerte. Convencido por estas enseñanzas, el pastor le dijo: "Amado lama, tus enseñanzas son un recordatorio de los gran¬des sufrimientos del samsara. Al reflexionar en ello ya no tengo más deseos de ganancia ni pérdida, ni alegría ni miseria en esta vida. El sufrimiento que mencionas me desagrada tanto que siento que ya no puedo soportarlo más. Dame, por favor, alguna enseñanza que pueda ayudarme. "Muy bien —le dijo Milarepa—. Te ense¬ñaré". El pastor confió en él y le dijo: "Sólo yo y nadie más, sé de una cueva llamada Mamo Tson, vayamos allá". Cuando lle¬garon a la cueva el pastor ofreció alimentos y servicios al Jetsun, luego le preguntó por las enseñanzas que podrían redimirlo de los sufrimientos del samsara. Milarepa le enseñó cómo meditar.
Poco después, el pastor tomó la palabra: "Cuando estoy medi¬tando me siento muy apacible y no tengo sufrimientos de ninguna clase; pero cuando mi mente comienza a vagar todas las imágenes de las miserias del samsara aparecen ante mí; apenas si puedo soportar la angustiosa experiencia de ver todo esto. Con tu gran compasión, por favor, concédeme el estado de eterna felicidad". A esto, Milarepa replicó: "Si quieres ser siempre feliz debes evitar actos pecaminosos y seguir mi ejemplo, practicando todas las vir¬tudes". El pastor contestó: "Deseoso estoy de hacerlo para obtener felicidad permanente. Quiero ser tu siervo. Por favor, llévame contigo".
Milarepa reconoció en este pastor a un discípulo señalado, así que le dio la iniciación y la instrucción medular. Más adelante, el pastor fue conocido como Tsiwo Repa, el más avanzado estudiante entre aquellos "discípulos con realización".
La mañana en que el Jetsun encontró a Tsiwo Repa, las dakinis le dijeron: "Hay un sitio llamado Lapu, ahí debes ir". Milarepa se fue a Lapu, donde vivía un viejo rico, ferviente seguidor del bon, el cual tenía muchos hijos. Recientemente había contraído una seria enfermedad. El día de la visita de Milarepa uno de sus hijos, ya hombres, había regresado de consultar un adivino, quien le dijo que el remedio estaba en matar a un centenar de yaks, otro de cabras, otro de ovejas, y con toda esa carne hacer gran festival ofrendándola a los monjes bon. Siguiendo estas instrucciones los hijos del anciano rico hicieron los arreglos para la fiesta y ya estaban prontos a degollar a los animales cuando llegó el Jetsun.
Llegando a Lapu, Milarepa encontró a una muchacha que venía por agua, y le pidió limosna. Fue ella quien le informó del gran festival bon que se realizaría por la salud del rico, diciéndole que si asistía a la celebración seguramente le darían limosnas. A me¬dida que Milarepa se acercaba a la casa de aquél, comprobaba cuánta gente entraba en ella. Parecía que hasta los perros podían entrar. Sin embargo, los anfitriones lo abordaron: "Querido lama: nuestro padre está muy enfermo. Te rogamos nos dejes". Milarepa replicó: "Todo lo que quiero es algo de comer. Por favor, dame alimento". Los hijos le prepararon un poco de comida y estaban por hacerlo salir cuando parientes y doctores llegaron a ver al enfermo. Milarepa se dirigió a ellos pidiéndoles caridad.
Cuando el rico vio la cara de Milarepa, sintió fe hacia él, y de algún modo algo cambió en su mente y le dijo: "Querido lama: soy hombre vivo apenas por hoy o mañana. ¡ mírame con tu com¬pasión!" Así implorando lloraba. Milarepa le contestó: "Es buen signo que tengas tanta fe en mí. Si te curo, ¿renunciarías al mundo y practicarías el dharma?" El enfermo añadió diciendo: "Si salgo de esta enfermedad haré lo que tú digas. No sólo practicaré el dharma, sino que haré que mis hijos sean budistas". El Jetsun pensó: "Las dakinis profetizaron que debía convertir a ciertos hom¬bres amantes del placer y que lograra de ellos algunos actos bene-volentes y los bendijera. Ésta ha de ser la oportunidad. Así que en seguida actuaré". Entonces le dijo al agonizante: "Podrás de¬gollar todos los yaks y las cabras que quieras; pero eso no te curará sino que, al contrario, empeorará todo. En lugar de eso, lo que debes hacer es dar la libertad a todo ese ganado. Conozco un mé¬todo que definitivamente te curará; pero antes que todo dime: ¿qué religión profesas?" El hombre contestó: "Aunque no dejo de creer en el budismo, siempre he amado y profesado mi fe en el bon". "En ese caso —dijo Milarepa— debes despedir ahora mismo a todos esos monjes bon y a los doctores. Efectuaré una ceremonia bon para ti, la cual, sin duda alguna, te ayudará a recobrarte". A esto, el hijo mayor replicó: "Propongo que tanto los monjes bon como este lama efectúen juntos sus ceremonias. ¿No podrá hacerse esto así?" "Tu sugerencia es pertinente —asintió Milarepa—, pero aquí hay demasiado alboroto y muchos médicos. Y eso no ayuda. Es mejor despachar a todo mundo". El enfermo lo apoyó diciendo: "Haremos lo que diga el lama". De acuerdo a esto se despidió tanto a los ritualistas como a los doctores. Al ver esto la gente comenzó a murmurar: "¿Los que efectúan ceremonias y los doctores no son capaces? Seguramente este yogui extranjero no podrá ni diag¬nosticar ni ayudar. El enfermo probablemente morirá pronto". Des¬pués de expresar estos pensamientos todos se tornaron más preocu¬pados y angustiados.
El enfermo preguntó a Milarepa: "¿Entonces qué animal debemos degollar para la ofrenda?" El Jetsun contestó: "En la ejecución de mi ceremonia no es necesario ningún sacrificio. ¡Tengo mi propia oración bon! ¡Escucha atentamente!" Entonces Milarepa entonó para eJ enfermo una melodía bon al estilo bonista: el canto de La parábola de los veintidós miembros de una familia:

Sou, von, von, von, von, von, von, ngo.. .
Al principio de los tiempos surgió una manifestación.
En ese momento, el primero de todo acontecer,
aparecieron los objetos exteriores como algo con atributos.

La reunión de los elementos, los agregados,
formaron la gran ciudad, los tres reinos del samsara,
la mente interior que discierne fue concebida
como una con cualidades;
en la conciencia del vacío iluminador
brotó una miríada de ideas y percepciones.
¡Ésta es la fuente de todo karma y deseo!

Toda morada de este angustiado mundo es ilusoria
porque está construida con formas efímeras.
Por apego al dios o a la imagen paterna
se modela la mente, activa como el ego.
Por apego a la diosa o a la imagen materna
nuestra mente persigue miríadas de cosas.

Cuando la madre y el padre se unieron
nacieron los doce hijos Nidada
y las ocho hijas de la conciencia.
Estos hijos e hijas, junto con sus padres,
suman veintidós.

De esta familia provienen
los cuatrocientos ocho mil kleshas (deseos).
Y las trescientas sesenta distracciones.
Así surgen los dieciocho mil daños y obstáculos,
y las cuatrocientas cuatro familias interiores.

Éste fue el primer capítulo de mi canto,
el capítulo de los miembros de la familia.

Todos los veintidós miembros están acosados de enfermedad,
van envueltos en la enfermedad de la ceguera mental
y sufren miríadas de aflicciones.

La fiebre inflama sus partes superiores,
el fuego de la ira arde siempre dentro de ellos,
mientras gimen profundamente aturdiéndose como los yaks.
El frío fastidia sus partes inferiores
y borbollones agitantes de lujuria
los conducen a la lascivia.

La ceguera skran aflige sus partes medias,
la hidropesía del apego egoísta los infla y ensancha.
Perturbados están por la falta de prana
y sofocados con el orgullo abotagante;
enfermos del corazón
denuncian a los otros mientras de sí mismos se precian,
hacen su cama entre los cinco venenos (deseos).

Rindiendo sus mentes
a la tontería de "esto" o "aquello",
pierden el apetito por las virtudes.
Están sedientos de aguas de pecado
y vomitan la medicina de la virtud.

Hacia las diez direcciones escupen
saliva de charlas inútiles;
se visten con las ocho pretensiones mundanas
sus camas están rodeadas por la parentela de los diez males.
Yerran en los reinos de la distracción
con sus mentes nubladas
ansiando comida y riqueza.
Oscuras y sin esperanza son sus enfermedades.

Éste fue el segundo capítulo de mi canto,
el capítulo que describe enfermedades.

¿Para tales males cuál es la cura?
"Bon" puede ayudar, y también la adivinación;
por eso yo, el yogui, adivinaré para ti.
Para adivinar se ha enviado
al mensajero de lo efímero de toda vida.
Se ha llamado a un experto o adivino,
se ha provisto un cojín de fe inquebrantable,
se ha mezclado mixtura de cereales con augurios dispuestos.

Para reverenciar al dharma,
la interrogante, la pregunta sobre
la profunda enseñanza del dharma,
se presentó el adivino.

El augur, gurú eficaz, traza el mapa
del horóscopo de los cuatro elementos.
Cuenta el girar de los años, los doce nidanas
y numera también los ocho trigramas o conciencias.

El diagrama de los nueve vehículos está listo.
Se hará el auspicio sobre bien y mal.

Éste fue el tercer capítulo de mi canto,
el capítulo de pronosticar mediante las estrellas.

Al leer el mapa el adivino profetiza:
para estas veintidós personas
el augurio es ciertamente malo.
Desde el tiempo sin principio,
sobre la base del samsara y nirvana,
se levantó una hornilla de ceguera mental.

El anfitrión, manifestación pura, se cantó con palabras.
Los ardientes odio y codicia quedaron atrás en el brasero.
Debido a la hornilla, al fuego, al brasero.
el padre-sabio dejó la casa y se fue al cielo;
el dios local de la gran dicha huyó y desapareció;
también se fue el dios conquistador del autoconocimiento.

Porque estos tres grandes dioses huyeron,
los demonios pudieron enviar aflicciones.
Así surgieron los ocho dharmas del mundo,
y llegó a existir la pena en esta vida del samsara.
La ardiente ira, el más terrible demonio;
la irritante codicia, demonia perniciosa;
la ciega ignorancia, feroz demonio dragón;
los celos mezquinos, el demonio llamado Tsan Rigs;
egoísmo y prejuicio, otro nombre de Rtor Legs;
orgullo de sí y el inflado amor propio, demonio al estilo de Mamo;
actos malos y pensamientos habituales, demonio pavoroso llamado
Shen Dre. Anfitrión mío, éstos son los demonios que os afligen.

Según esta adivinación
tu vida está en gran peligro,
porque quien nace, muere.
Según la predicción
los asuntos de tu familia no son propicios;
después del arribo hay que partir.
Según el oráculo
tus cuestiones de dinero no prosperan,
porque el fin de toda ganancia es pérdida.
Según la profecía
las relaciones con tus enemigos no son afortunadas;
porque ya no tendrás más la mano en alto.
Para revocar estas sentencias dañinas
hagamos un rito "bon".

Éste fue el capítulo cuarto de mi canto,
"El Ominoso Vaticinio de tu vida".

Ahora yo, el yogui, cantaré para ti una oración bon.
Bon en su enseñanza profunda dice:
"En la mañana del primer día se estableció
la base del cielo Tripitaka;
la redención fue dada al oir, practicar y contemplar".
La ofrenda sacramental de preceptos puros ya está preparada,
y ahora se cantan los himnos de los cuatro tantras.
Presentamos el regalo iniciático que libera de apegos.

El remedio que ofrezco
por la desaparición del padre en el cielo,
es el reconocimiento de la ceguera básica.
Por el retiro de los dioses locales de la gran dicha,
ofrezco el remedio de la victoria sobre los cuatro demonios.
Para la ausencia del dios conquistador del autoconocimiento,
ofrezco la redención de la autorrenunciación.
Amputo con el cuchillo de la conciencia libre de apegos
los pensamientos dañinos de los ocho asuntos mundanos.
Para las vidas de dolor en este mundo angustiado,
doy el bálsamo del gozo universal.
Al iracundo demonio semejante al fuego
lo enveneno con la sabiduría del vacío.
Conquisto a la irritada demonia codiciosa
con la esencia mental.

Para domar al dragón demoníaco de la ignorancia,
convoco a los ocho dragones de formas autoliberadas.
Al rey de los demonios, el sofocante orgullo,
doy el cuerno de venado de la sabiduría del Vacio.
Para conquistar al demonio Tsan, aguijón celoso,
saco el arco y la flecha de la sabiduría del logro.
Para el demonio jactancioso del amor propio llamado Mamo,
recito la oración de la inexistencia propia o de otros.
Para limpiar el apego al yo y el egoísmo,
hago ofrendas altruistas.
Para nulificar el daño de los pensamientos habituales,
el demonio Shen Dre,
ejecuto la danza de la conquista del demonio;
vacuidad de las funciones mentales.

Si hay demonios dañinos,
estos remedios los disolverán;
si hay fantasmas de prosperidad,
estos actos los capturarán;
si haces ofrendas sacramentales,
que sean de esta manera.

La naturaleza mental no nace ni muere,
mediante este conocimiento bon
se vencen las amenazas de la vida.

La compañía de la automanifestación
que no se junta ni se separa,
vence todas las amenazas de la lucha familiar.

La propiedad trascendental no puede agotarse,
el miedo a la pobreza se diluye al saber esto.

Gracias a la enseñanza de esta doctrina "bon"
malos augurios y presagios se invierten.
Si de veras se entiende el dharma
hasta los sufrimientos que se sobrelleven
serán considerados como instrucciones divinas.
Gracias a esta enseñanza bon
se transforman todos los combates con el mal.

Éste fue el capítulo quinto de mi canto,
el capítulo de dominar los demonios malignos.

¡Oh familia de los veintidós miembros!
Ya se ha curado la enfermedad de la ceguera mental,
ya terminó la quejumbre penosa del apego al ego.
¡Oh hombre enfermo! Sobre tu rostro aparece
una expresión alegre: el Vacío iluminador;
comida y bebida: el samadhi gozoso e iluminador,
¡para ti se torna apetecible y delicioso!
El enfermo está agradecido de su cura;
ron sinceridad de corazón da las gracias
Y hace votos (ofrendas).
A su hijo, la auto conciencia, lo manda
a la montaña de la gran perfección.

El joven pastor, la atención constante,
toma un yak: los nueve vehículos sucesivos,
un cordero: los cuatro tantras, y una cabra: los tres cánones.

Entonces en el valle de la igualdad universal
se congregan los huéspedes para la fiesta de las miríadas
de sabiduría.
Se hace la oblación con mantequilla
junto con el alimento shunyata.
La flecha del arco del estudio y contemplación es lanzada
a todos los compañeros se les expresa aprecio.

Ante el gurú, vidente diestro,
se cuelga la calavera humana de la fe, la veneración y la sinceridad,
porque junto con la sagrada enseñanza bon, él cabalga
el caballo de la ingeniosa sabiduría.
Al cuerpo perfecto del "bon"
se ofrece el yak de los nueve vehículos sucesivos.
A los dioses conquistadores, los cinco Nirmanakayas,
se ofrece el cordero de los cuatro tantras;
al dios de la vida, el cuerpo de transformación del tathagata,
se ofrece la cabra del tripitaka;
a la diosa de la medicina que cura toda enfermedad,
se ofrece la cena sacrificial de los cuatro inmensurables.

Éstos son los sacrificios propiciatorios.
Éste fue el capítulo sexto de mi canto,
el capítulo de la "ofrenda propiciatoria y sacrificial".

Yaks, borregos y cabras son atados
en el vasto potrero del "bon".
El carnicero, la sabiduría que lo conoce todo,
blandiendo la espada del conocimiento
abre el orificio vital de las dos preparaciones.

Luego el carnicero separa la raíz de la vida (la espina)
de los dos obstáculos
y arranca la piel de los pensamientos distrayentes.
Conociendo el significado de los sutras y los tantras,
el carnicero experto fragmenta los miembros.
Confiando en los escritos sagrados y en los juicios sabios,
divide las partes vanas.

Con la cuchilla de las instrucciones medulares,
parte en pedazos toda la carne.
Las diferentes porciones de carne, la forma bon,
son apiladas en la caldera de la esencia bon.
Las tres piedras para encender el fuego, el trikaya
primordial, son colocadas
y el fuego de los cuatro infinitos es encendido.
Se cuece bien la carne hasta que está dulce y tierna:
es la consumación de la experiencia e iluminación.
Luego se saca la carne: es la mezcla de meditación y actividad.

En la gran mansión de la esencia bon,
en la ciudad ilusoria de los seis reinos,
llegan multitudes a la fiesta.

Diestras manos terminan de preparar el banquete,
las manos de las cinco grandes sabidurías.
Comida y bebida, abundante, pero siempre la misma,
es ofrecida sin discriminación a todos los huéspedes.

A la sucesión sabia de gurús que tienen el poder de bendecir,
se ofrece el cuerpo superior en completa perfección.
Al gurú que ilustra las palabras sagradas y las
instrucciones medulares
es servida la raíz de la vida (la espina) del bodhi,
el sendero inteligente.

Al gurú que libera a todos los seres del samsara,
se le dan los globos purificados de los ojos.

Al gurú que conoce palabras y significados
de las enseñanzas budistas se le da
la lengua que degusta todo sabor.

A los monjes virtuosos que observan los preceptos
se les sirven las partes blandas, purificadas y pacificadas,

A los hombres de bon que conocen la ley del karma
se les da la carne y el vino de los "actos benevolentes".

Al yogui que conoce la verdad de la inexistencia
le es servida la gordura del gran gozo.

Al firme protector de la doctrina budista
le toca el gaznate que a todos beneficia.

A quien medita en el sendero habilidoso tántrico
se le da la parte superior del tronco, que da gran éxtasis.

Al gran yogui que medita en lo transitorio del ser
se le convida la parte inferior del tórax, del sendero habilidoso del bodhi.

Al yogui sin pensamientos sectarios
se le da el carnero castrado de todos los deleites.

Al yogui compasivo que todo abarca
se le dan los segmentos y las articulaciones de los cuatro infinitos.

Al hombre fastidiado del mundo
se le presenta el esternón, libre de actos y apegos.

A quien practica la enseñanza principal del "bon",
se le festeja con los cuatro miembros indispensables para la vida.

Al médico que nutre la mente-bodhi
se le agasaja con el espinazo de esta vida y de la otra.

A todos los fervientes y sinceros seguidores
se les ofrece el corazón, la esencia de la instrucción.

A quien sigue firme y sin vacilación el sendero de la virtud,
se le presenta el hígado, causa y efecto que nunca falla.

A los seguidores activos
se les convidan los riñones, destreza y sabiduría.

A los principiantes del dharma,
se les dan los pies; las verdades convenientes bien delineadas.

Al yogui que siempre mantiene la práctica de meditación,
se le convida la carne del pastor: la instrucción medular esencial.

Éste fue el capítulo séptimo de mi canto,
el capitulo que invita a los seres superiores a la fiesta.

Así fue la fiesta que sirvió Milarepa,
luego los dignos huéspedes se fueron a sus hogares.

Aunque el fundamento universal (aloya) es uno para todos los hombres,
sus conductas y disposiciones varían grandemente. Así pues, a los monjes arrogantes y pretensiosos, se les ofrece el pene, siempre apegado a la forma.

A los maestros que sólo siguen las palabras,
se les sirven las patas despellejadas.

A los sacerdotes orgullosos y pomposos
se les ofrece el cogote descarnado.

A los vanidosos magos negros que practican brujerías
se les da el pescuezo grasiento, fuente de amarga negrura.

Los monjes hipócritas y sectarios
reciben la médula espinal de la disputa.

A los codiciosos y despreciables pedigüeños
se les da la estéril y vanidosa punta de la nariz.

Al yogui que vaga de pueblo en pueblo,
se le presentan las orejas ansiosas de rumores.

A los discípulos de poca fe y grandes herejías,
se les da el premio malsano del bazo.

A las personas que trastornan y subvierten la hermandad,
les toca la amarga hiel.

A los "grandes" maestros que no han realizado la "esencia mental"
se les convida el diafragma, mandala ostentoso y vano.

Al yogui cuya meditación práctica es de la boca para afuera
se le agasaja con el pulmón, desabrido y de gran tamaño.

Al yogui que poco sabe y mucho presume
se le sirve el pellejo de la panza.

Los monjes "bon" pueblerinos que no disciernen
reciben el gaznate que propicia la codicia y el odio.

Quienes fraudulentamente predicen la fortuna,
les es ofrecida la vejiga que guarda aguas.

A los presuntuosos que proclaman que el karma no existe,
se les sirve la cola, símbolo de visión equivocada.

Quienes desdeñan la modestia y los escrúpulos reciben
el ano, que a ellos y a otros arruina.

A los yoguis que se apegan a la mente durante la meditación
se les convida el cerebro, fuente de ceguera y de locura.

A los charlatanes que proclaman enseñanzas especiales
se les dan los intestinos, que son como la rueda del samsara.

A los lujuriosos y llenos de deseos se les da
el bocio, con el cual todo se aflige dolorosamente.

A los que muestran indiferencia a la verdad del Vacío
se les sirve el cartílago, que no es ni carne ni gordura.

Gente con pocos méritos y grandes ambiciones
comerán la tráquea inútil y sin sabor.

A quienes saben poco y quieren enseñar
se les dan las entrañas inferiores.

A los yoguis locos que viven en cuevas
les son servidas las tripas blandas por juera y duras por dentro.

A aquel para quien el más grande deseo es obtener riqueza,
se le da la porción inferior del gaznate.

A las mujeres mezquinas y pendencieras
se les ofrece la cabeza con todos sus orificios.

A los hombres mezquinos, pero ricos
se les da el vientre redondo y almacenador.

A quienes sólo ven esta vida
se les convidan los testículos blandos,
apetitosos por fuera y vacíos por dentro.

A los patronos de palabras dulces y corazón duro,
se les invitan los desagradables y negros intestinos.

A las mujeres que se confunden a sí mismas
mientras denigran a los demás,
se les sirven los dientes, de dureza de piedra.

Los padres de familia que tienen muchas bocas que alimentar,
comerán pieles duras y sin carne.

A quien no tiene otra cosa que hacer sino luchar por su familia
se le dan las vísceras inservibles.

Los discípulos incapaces y rebeldes
probarán un caldo aguado y sin carne.

A los que siempre posponen la práctica del dharma
se les sirven las sobras como símbolo de su pereza.

A los incontables seres sensitivos del bardo
se les tiran las últimas migajas de carne.

Las cuatro iniciaciones para la autoliberación de las cinco puertas
las sirve el carnicero de la sabiduría que todo lo conoce;
y con el jugo de la sabiduría que es inmutable,
se agasaja a todos los huéspedes, sin discriminación, el vino dulce.

Yo, él rico, he preparado ahora una fiesta para ti,
asi pues, coman y beban, huéspedes queridos, a gusto y como quieran.

Éste fue el capítulo octavo de mi canto,
el capitulo de la comida de la fiesta con invitados.

Ahora es tiempo de recitar algunas palabras propicias,
palabras que seguramente escucharán todos los Budas.
Los inmaculados no aparecen en la tierra
sino que permanecen en el dharmadhatu,
mientras que mi gurú me adorna sentándose en mi cabeza
y mis hermanos en el dharma se sientan ante mi, rodeándome.
La primera cosa para recordar es lo transitorio de la vida;
luego ha de leerse la vida de los santos.
Enseguida se estudiarán los sutras sencillos y comprensibles,
escogiéndose según las propias necesidades.
Finalmente se reflexionará sobre las instrucciones.
Si en mi canto te he escondido algo,
si mis prédicas han sido sordas o incompletas,
si he transgredido o malinterpretado algo,
pido perdón a los santos.

Luego, Milarepa continuó:

Ahora a mi, tu huésped,
me toca cantar
un canto de orgullo.

Al principio, cuando contraje esta enfermedad,
envié por un adivino, por un yogui devoto.
Como él revelaría la suerte,
ofrecí pródigamente el sacrificio de redención.

Cuando aquel realizaba el ritual de la ofrenda,
me di cuenta
de que era un yogui realmente libre,
pues su riqueza era inexhausta.
Luego sirvió su banquete y entretuvo
a sus huéspedes con toda propiedad.
Me di cuenta de que era un yogui experimentado;
cuando, después de la cena, él habló,
comprobé que a todos podía enseñar.

Cuando concluyó la fiesta dio gracias alegremente.
Finalmente, hizo votos por la liberación de todos los hombres.
¡Oh! ¿Quién es este "bon"?
Él es el "bon" que tiene 22 miembros de familia,
que alivia el miedo de los perseguidos;
él es el "bon" que remueve las presiones malignas.

Éste es mi pequeño canto de sobremesa,
¡oh huéspedes, beban hasta embriagarse con el vino de la realidad!

¡Alegremente cantemos y juguemos!

¡La felicidad es estar bendito y la alegría es meditar!
Amables, amables son estas palabras de sobremesa.
Que todos estén contentos, dichosos y jubilosos.
La felicidad es vomitar por la embriaguez de la devoción,
es gritar y clamar ante tantas bendiciones.
¡Sean siempre gozosos por la gracia de sus gurús!

Éste fue el capítulo nono de mi canto,
el capítulo del sermón después de los festejos.

Así cantó Milarepa, imitando el modo de los cánticos "bon". Al escucharlo el enfermo sanó y se colmó de bendiciones. Hijos, hijas, sirvientes y amigos estaban tan encantados, incluyendo algunos la¬mas, que difícilmente podríamos describir su júbilo. Los aldeanos dijeron: "De verdad que es milagroso revivir a un moribundo. ¡Las bendiciones del dharma ciertamente son más poderosas que las del "bon"! En todos surgió una fe inalterable hacia el Jetsun. El rico se dirigió a él diciendo: "Querido lama, tus prédicas han sido bu¬distas, no "bon". Yo he sido siempre un seguidor del "bon" y he creído en sus enseñanzas, pero hora me convertiré en budista y en el budismo pondré mi fe. Yo y mis hijos, y toda mi familia y mi hogar". El Jetsun asintió y, así, toda la familia, incluyendo al padre y a sus ocho hijos, se hicieron budistas.
Entre los hijos uno era experto en "bon", religión en la cual había progresado hasta un grado superior y en la cual creía ardientemen¬te. Pero después de la cura de su padre, surgió en él una fe incon¬movible hacia el Jetsun, por lo que, abordándolo le dijo: "Aparen¬temente suenan similares las palabras "bon" y las del dharma, pero la compasión y la gracia son diferentes y, como ellos, los logros. Las prácticas "bon" son celosas y codiciosas. Cualquiera que sea la cere-monia religiosa que se practique, al final siempre habrá la matanza de algún ser vivo, como ofrenda. Todos los dioses a los cuales ren¬dimos culto son mundanos. Cuando uno de los fieles bon se acerca a la muerte no siente en sí ninguna seguridad. Su corazón está lleno de temor y confusión. De ahora en adelante renunciaré al "bon" y me haré budista. Por favor acéptame como tu servidor y permí¬teme ir contigo". Milarepa entendió que era ésta una persona bien destinada, por eso lo tomó como discípulo y le otorgó la iniciación y las instrucciones medulares. Al final, este joven obtuvo la liberación y todos los demás logros; se le conoció como Shen Gom Repa, uno de los discípulos cercanos a Milarepa. Tanto su padre como sus hermanos dieron al Jetsun sus mejores servicios y ofrendas du¬rante todo el tiempo que éste vivió en Lang Go Luru Tson, Bepu Mamo Tson y Barkon Gi Son. Entraron de esta forma por la puerta de la liberación y siguieron el sendero de aquellos que todo lo conocen, previniéndose de caer a los reinos miserables del samsara.

Ésta es la historia del encuentro de Milarepa con Tsiwo Repa, el yogui iluminado y firme, y con Shen Gom Repa, el discípulo, hijo de Milarepa, de Bepu Mamo Tson y Lapu Paima Tson.



25 "EL RETO DE LA MOZA LISTA"

Reverencia a todos los gurús

La reputación de Milarepa y Rechungpa creció mucho cuando, junto con este discípulo de corazón, pedían limosna y ayu¬daban a los demás en el lugar denominado de los "Cinco Peque-ños Lagos", en la región de Dritsam. La gente decía: "¡Miren al Jetsun Milarepa y a su hijo Rechungpa. Meditan ahora en la montaña nevada de Di Se y en el Lago Ma Pam!" Influida por su gran fama, la gente de Joro Dritsan, estaba convencida de que Milarepa y Rechungpa eran yoguis verdaderamente maravillosos Y extraordinarios. Mientras crecía su respeto y admiración decían: "Vayamos a visitar a estos yoguis realizados".
Así, un día llegó harta el Jetsun un buen número de patronos llevando consigo comida y oblaciones. Entre ellos había una joven llamada Rechungma, la cual era inteligente, compasiva y con mucha fe en el dharma. En verdad, era una dakini encarnada en forma humana y cuya fe se había confirmado al escuchar la historia de Milarepa. En esta ocasión vino a visitarlo junto con cuatro amigas. Pero, para probarlo, verificando de este modo la reputación del Jetsun y de su hijo, ella y sus amigas lo retaron entonando este canto:

Nos refugiamos en los tres inmaculados;
bendícenos, por favor, con tu gran compasión.

¡Oh ustedes Repas, yoguis consumados
que tienen tan vasta reputación!
Oh, asamblea de fieles aquí reunida,
les rogamos que silenciosos escuchen nuestro canto.

Nosotras, las cinco jóvenes de buena familia,
cantamos en ofrenda a vosotros;
juzguen pues nuestras palabras o parábolas.
¡Para ustedes, los dos Repas, entonamos nuestro canto!
Grande es la fama de la montaña nevada de Di Se
cuando uno no la ha visto y sólo ha oído de ella.
La gente dice: "Miren, la nieve de Di Se es como una stupa de cristal".
Pero cuando uno llega y la ve claramente,
no hay en ella nada grande ni maravilloso.

La cima de Di Se está envuelta en ventiscas,
su cuerpo lleva un traje de nieve.
No hay en esto nada maravilloso
salvo que, alrededor de estas montañas,
hay cierto encanto.

Grande es la fama del Lago Ma Pam
cuando uno no lo ha visto y sólo ha oído acerca de él.
La gente dice: "¡Mira: el Lago Ma Pam es como gemas verdosas!
Pero cuando uno se acerca y lo ve claramente,
encuentra que no hay nada maravilloso ni grande.

Es como cualquier lago alimentado por la lluvia,
un lugar donde juegan las aguas;
rodeándolo hay rocas y praderas,
nada maravilloso hay en esto.

La fama de la encumbrada Roca Roja es grande
cuando, estando lejos, se escucha hablar de ella.
La gente dice: "¡Esta roca es como una joya preciosa!"
Pero cuando uno se acerca y la ve claramente,
no es sino una piedra que resalta, de gran tamaño.

Arriba crecen arbustos y árboles
y fluyen alrededor arroyos y manantiales,
en esto nada hay de maravilloso.

Ustedes, Repa mayor y menor,
tienen tal fama que por todas partes cunde;
hemos oído hablar de ustedes desde muy lejos.
La gente dice: "¡Ellos en verdad son seres realizados!"

Pero cuando se llega cerca de ustedes y se los escudriña
se ve a un anciano y a un joven imberbe
que salmodian, canturrean y recitan juntos,
exhibiendo sin vergüenza sus cuerpos desnudos.

Vemos a dos personas comunes, con vestidos de algodón,
dos mendigos que comen lo que reciben de limosna;
dos bribones sin escrúpulos
que vagabundean sin freno y a placer.
Sobre ustedes nada hay maravilloso ni bueno,
no podemos encontrar grandeza en ello.
Para nosotras, hermanas que erramos por doquiera,
este nuestro peregrinaje matutino ha sido una pérdida de tiempo.

Para nosotras, hermanas que hemos viajado por todo el mundo,
nuestro peregrinaje matutino ha sido un sin sentido:
nunca hubo viaje que valiera tal matadura.

Para nosotras, hermanas que hemos visto de todo en este mundo,
ver a un viejo y a un joven como ustedes es perder el tiempo.
Para nosotras, hermanas que de todo hemos oído en este mundo,
apenas es un clamor hueco la fama del buen nombre de ustedes.
Ambos, títeres budistas
o agentes posesos del demonio,
sólo pueden causar obstáculos malignos.

Si han entendido nuestro canto,
sabrán responder con versos.
Si no han entendido nada, pueden
levantarse e irse, ¡porque nosotras no los queremos!

Así cantaron. Pero el Jetsun tomó la palabra: "¡Oh Rechungpa, el mismo Buda profetizó que los tres lagos de la montaña de nieve eran lugares óptimos para la devoción. Si no contestamos a quienes nos menosprecian, no solamente serán dañados, sino que los méritos de estos santos lugares se verán interrumpidos. También hemos de responder nosotros, yoguis cándidos de cuerpo, mente y boca, a los desprecios lanzados en nuestra contra. Así, no sólo se informará sobre nuestros méritos y acciones rectas, sino que aun el desprecio será corregido. Rechungpa, entona ahora a coro con tu padre un canto para estas jóvenes!"

Oh, fervientes patronos aquí reunidos,
y ustedes, gente joven que gusta del salmo y del canto,
especialmente ustedes, locuaces muchachas,
escuchen nuestra réplica: canto que he de entonar.

¿Saben ustedes quiénes somos?
Somos los Repa mayor y menor.
Yo, el viejo que canta del lado derecho,
soy el yogui Milarepa;
el joven que canta a la izquierda es Dor Draug Rechungpa.

Entonados y con palabras llenas de sentido,
canto para ustedes, patronos aquí reunidos,
el canto que fluye del espíritu iluminado.
Piensen mientras lo escuchan, y escuchen atentamente:

La fama de la montaña nevada de Di Se está muy extendida;
la gente de lugares remotos oye sobre ella:
"¡Di Se es una pagoda de cristal!"
Cuando uno se aproxima
puede ver que la cima está cubierta de nieve.

La profecía del Buda dice [más o menos]:
que esta montaña nevada es el ombligo del mundo,
sitio éste donde danzan los leopardos.
El pico de la montaña, la pagoda de cristal,
es el palacio (blanco y resplandeciente) de Dem Chog.

La cadena de montañas nevadas que rodea a Di Se
es la morada de los 500 Arhants.
¡Aquí las deidades de las ocho divisiones
vienen a rendir sus homenajes!
Alrededor de ellas están las colinas y los marjales.
Abundan en esta región las plantas de incienso,
fuentes de sustancias productoras de néctar.
Éste es el gran sitio para los yoguis realizados;
aquí se alcanza el samadhi trascendental.
No hay lugar más bello que éste.
No hay lugar más maravilloso que éste.

La fama del lago Ma Pam es muy extensa,
la gente de lugares muy remotos dice:

"¡Ma Pam es como la gema verde de un mandala!"
Cuando uno se acerca a él
se ven sus aguas frías y abundantes
tal como profetizó el Buda en épocas pasadas.
Este lago es llamado "El lago que nunca está caliente".
Cabecera de cinco ríos,
lugar donde las nutrias y los peces nadan.

Como es el lugar donde moran los ocho nagas,
luce como un mandala hecho de gemas;
las aguas del cielo caen en él, formando cataratas,
que son como ríos de leche y lluvia de néctar;
es el lugar del baño de los cien devas,
agua que lleva en sí los ocho méritos.

Las bellas praderas y rocas que lo circundan
son los tesoros de los nagas menores.
Aquí crece la óptima madera de tsanbudrisha,
por eso el continente del Sur
se llama Tsanbu.
No hay sitio más bello que éste,
no hay sitio más maravilloso que éste.

La fama de la encumbrada Roca Roja está muy extendida.
La gente de lugares remotos dice:
"¡Esa inmensa roca es como un montón de joyas!"
Cuando uno se le acerca
ve una roca sobresaliendo en la pradera.
Tal como profetizó el Buda en épocas pasadas:
es la colina negra. La roca de la Cordillera Bije
es lugar central, al norte de los bosques,
en la frontera del Tíbet y la India,
donde vagan libres los tigres de la India.

Los árboles medicinales de Tsandal y Zundru
crecen silvestres aquí.
Las rocas lucen como montones de joyas relucientes;
aquí viven los santos celestiales;
es el sitio de los ermitaños, bendito por las dakinis.
Aquí viven también los yoguis realizados.

El río circunda las colinas de aquí
haciendo prohibitivo un sitio solitario.
¡No hay lugar más bello que éste,
no hay lugar más maravilloso que éste!

La fama de los Repa, el mayor y el menor,
está extendida vastamente;
se habla de nosotros en sitios lejanos.
"¡En verdad que son seres realizados!", dicen.
Cuando uno se acerca a ellos encontramos
un viejo y un individuo joven,
¡sin nada maravilloso!
¡Una simple ojeada sobre ellos y se verá
la completa aniquilación
del apego a la forma y a los pensamientos discriminativos!

El dormir desnudos de cuerpo
demuestra que no necesitamos el vestido
de los dos apegos.
El ir descuidadamente con los genitales a la vista
prueba que no tenemos sentimiento de autovergüenza.

Estos versos que fluyen de nuestras bocas
vienen de nuestra experiencia interior.
Los trajes de algodón que llevamos
evidencian un calor interior gozoso y quemante.

Que comamos desperdicios como mendigos
prueba nuestra abnegación y la ausencia de deseos y placeres.
Demuestra nuestro espíritu indiferente y sin miedo.
¡Asi vivimos, con nuestros seis sentidos, de la
manera más natural e ingenua!

Yo soy el gurú de los creyentes y bien dotados,
fuente de donde surgen las instrucciones medulares.
Soy el símbolo al cual rinden homenaje los patronos,
ejemplo de todos los santos y sabios.

A mi, los grandes yoguis me consultan;
gracias a mí se eliminan los errores.
Soy la fuente que ilumina la verdad,
aquel que ha realizado la ley de la no-existencia.

Soy aquel cuya mente permanece en paz,
quien conduce a los otros por el sendero de la experiencia.
Soy quien se ha realizado a sí como el dharmakaya,
quien, compasivo, trabaja por los demás.
Nada hay más maravilloso que esto;
nadie hay más maravilloso que yo.
Jóvenes visitantes: ustedes han peregrinado por todas las tierras,
pero sus viajes han sido meros afanes fatigosos.
Si desean hacer un peregrinaje valioso
viajen a la sagrada capilla de Paugba Wadi.

Podrá ser cierto que han viajado a muchos sitios,
pero todo ha sido pérdida de tiempo,
y sólo ha servido para cansarlos y ampollarles los pies.
¡Si desean hacer un viaje valioso, visiten la santa Bodhgaya!

Puede no haber sitio que no hayan visitado,
pero todos son de poca importancia.
Si quieren hacer un verdadero peregrinaje,
¡visiten el Templo Chrunon, en Lhasa!

Podrá no haber tema sobre el cual no hayan oído;
pero, sin embargo, todos son de poco significado.
Si desean algo en verdad relevante,
escuchen la instrucción medulas de la transmisión oral.
Podrán haber confiado en mucha gente;
pero, sin embargo, todos fueron como la parentela de ustedes.
Si buscan alguien en quien puedan confiar,
¡encuentren un gurú capacitado!

Podrán haber hecho muchas cosas dondequiera que hayan ido,
pero la mayoría fueron actos kármicos.
Si de veras desean que sus actos sean genuinos,
deben practicar las enseñanzas del sagrado dharma.

Ésta es la respuesta del anciano a las doncellas;
si pueden entenderla será una enseñanza verdadera.
De lo contrario, pueden considerarla un canto común.
Ya llegó el tiempo en que ustedes deben partir,
nosotros somos yoguis que hacemos lo que nos viene en gana.
¡Ustedes, visitantes, pueden irse y hacer lo propio!

Rechungma, la lideresa de las muchachas, que estaba parada en d centro, se sintió afianzada en su gran fe. Mientras corrían las lágrimas por sus mejillas, desató el jade del cinturón y quitó de sus cabellos los adornos enjoyados. Postrándose ante Milarepa, clamó: "Nosotras, las cinco muchachas, te rogamos nos enseñes el dharma. También te pedimos nos otorgues la profunda instruc¬ción medular, porque hemos resuelto meditar desde ahora mismo en una ermita". Y orando, cantó así:

Asi como se enciende una lámpara de otra,
así la enseñanza ha sido transmitida
desde el dharmakaya, el gran Dorje-Chang.

Los pilares de esta gran sucesión
son compasivos e iluminados;
¿no son acaso Tilopa y Naropa?
¿Quién viajó a la India con esta grave tarea,
no fue el gran Marpa, el traductor?
¿Quién soportó aquellas pruebas de su maestro Marpa;
no es el grande y fiel Milarepa?
Su cuerpo desnudo está lleno de esplendor.
Es su palabra rica y melodiosa.
Brilla su bella mente con radiante luz.
Me inclino ante el cuerpo, la palabra y el pensamiento
de mi padre Repa.

Nosotras las cinco doncellas que arribamos a esta reunión,
debemos tener algunos méritos en nuestras vidas pasadas.
Obtuvimos cuerpo humano, pero somos de baja estirpe;
no tenemos autocontrol en la práctica del dharma.
Hoy, gracias a tus bendiciones, Jetsun inmaculado,
ha surgido en nuestros corazones una profunda fe.

Este precioso jade de mi cinturón
y las joyas del tocado
que he desatado, te los ofrezco ahora.
Rogárnoste nos otorgues la enseñanza del Buda.
¡Cuéntanos la historia de tu vida!

Milarepa replicó: "No tengo cómo usar tus gemas y ornamentos. Si en verdad intentas practicar el dharma con corazón sincero, en¬contrarás muchos gurús más sabios y mejores que yo. Ve con ellos y pregúntales el dharma. Soy persona que no presta atención a la ropa ni a la comida, y que siempre habito en la tierra donde ningún hombre habita. Tú no puedes seguir mi modo de vida y dudo que ustedes sean capaces de vivir con escasez de alimentos y ropa. Escuchen pues mi canto". Y el Jetsun cantó:

El singular individuo que soportó
los duros trabajos de Naropa,
el bendito de Tilopa y Dorje-Chang,
¿no es el padre traductor que habla dos lenguas,
el padre traductor, gurú Marpa?

Yo soy Milarepa, bendito por su gracia.
Mi padre fue Mila Shirab Jhantsan,
mi madre fue Nyantsa Karjan,
y yo fui llamado Tubhaga ("Grato de escuchar").

Como nuestros méritos y virtudes eran de poca monta,
y como el pasado karma de causa y efecto no perdona a nadie,
mi padre Mila murió pronto.
Los seductores bienes y propiedades de nuestra casa
fueron saqueados por mis tíos,
a quienes mi madre y yo tuvimos que servir.
Nos daban de la comida de los perros;
el viento helado desgarraba nuestros vestidos harapientos,
nuestra piel se helaba y nuestros cuerpos tiritaban.
A menudo yo era golpeado por mi tío
y tenía que soportar sus crueles castigos.
Era difícil sobrellevar el temperamento neurótico de la tía.
Vivía lo mejor que podía como el más ínfimo sirviente,
y encogía mis hombros con amarga resignación.
Una tras otra sucedíanse las desgracias;
tanto sufríamos que nuestro corazón desesperaba.
Así, desesperado, llegué donde las lamas Yundun y Rondunlaga,
de quienes aprendí a dominar las artes mágicas del tu, ser y ded.
Ante mi tía y tío, como testigos, produje
grandes desastres en nuestras aldeas y parentelas.
Luego sufrí grandes remordimientos por todo ello.

Más tarde oí la fama de Marpa, el renombrado traductor,
quien, bendecido por los santos Naropa y Medripa,
vivía en la aldea alta del río Sur.
Tras una dura jornada, llegué allí.
Durante seis años y ocho meses estuve
con él, Marpa, mi padre, gurú misericordioso.
Muchas casas construí para él.
Una con patios y nueve estancias;
sólo después de esto, me aceptó.

De él recibí las instrucciones que señalan la meta.
Así pude entender realmente el Mahamudra,
la visión profunda del Absoluto.

También me enseñó los seis yogas de Naropa,
y la enseñanza final del sendero de los medios.
Maduré gracias a las cuatro iniciaciones
Y obtuve un entendimiento verdadero y decisivo,
de la enseñanza del gran gurú Naropa.

Habiendo recibido de Marpa la instrucción medular
renuncié a todos los asuntos de esta vida;
ya nunca más fui perezoso, me dediqué al dharma.
Así alcancé el estado de gozo eterno.
Ésta es la historia de mi vida.

A ustedes, cinco doncellas,
les deseo buena suerte y mucha dicha.
Dejemos esto ahora, y vayanse a sus casas.

Al escuchar la historia del Jetsun, la fe de las mozas se afianzó todavía más. Rogáronle pues a Milarepa que las aceptara como siervas y él contestó: "Ustedes son muchachas consentidas, hijas de familias ricas y, si se vinieran conmigo, no seríain capaces de soportar los rigores de mi vida. Si quieren practicar el dharma, deben vivir en ascetismo como lo hago yo. Pero dudo que puedan hacerlo. Luego entonó el canto de "El auto-examen":

Me inclino a los pies de Marpa, el traductor.

Si ustedes, las cinco jóvenes hermanas,
desean verdaderamente practicar el dharma
e insisten en venirse conmigo,
piensen cuidadosamente en este canto
y obtengan por ustedes mismas la contestación.

Deben preguntarse: "¿Tengo
la persistencia para soportar los rigores
de la vida ascética?
¿Tengo voluntad suficientemente fuerte y dominante
como para renunciar a todos los deseos samsáricos
y seguir las instrucciones de mi gurú?"

Si dejan sus tierras nativas,
prisiones de todo mal,
¿podrían perseverar a solas en lugares agrestes?

Si renuncian a sus parentelas, trampas del diablo,
y se dan cuenta de su perjuicio,
¿podrán depender de un gurú auténtico?

Si se dan cuenta que las propiedades y tos bienes
son venenosos —carnada seductora de los demonios—,
¿podrán vivir carentes de todo, soportando rigores?

Cuando dejen los vestidos de lana de Weu,
¿podrán producir el gozoso calor dumo (calor interno)?

Si renuncian a la vida citadina
y dejan amigos y amantes,
¿podrán vivir solas en la tierra de la soledad?

Aunque renuncien a los ocho deseos,
¿podrán vivir de un modo sencillo y humilde?

Aunque comprendan lo transitorio de esta vida,
¿se dan cuenta de lo precaria que es toda existencia?

Ésta es la tradición del lama Ghagya,
el modo de práctica de nuestra estirpe.
Pueden venir conmigo si pueden dar un "sí".
Entonces les daré la enseñanza tántrica
y las instrucciones medulares del sendero eficaz.
Entonces las bendeciré y les otorgaré la iniciación.

Al escuchar este canto, las muchachas se sintieron muy alegres. Su líderesa, Rechungma, dijo: "No obstante haber nacido hembras, lo que se considera inferior, según la parte de la conciencia lla¬mada alaya (memoria) no hay discriminación entre hombre y mujer. Estamos convencidas de las faltas del samsara y trataremos de seguir las instrucciones de nuestro gurú. Pero, considerando nuestra incapacidad para practicar el dharma de una manera per¬fecta, te rogamos nos aceptes como tus siervas. No importa si tenemos o no habilidad para practicar el dharma. ¡Por favor no nos olvides!" Luego expresó cantando su confianza de ser capaz de practicar las enseñanzas del Jetsun, rogándole nuevamente la aceptara como su sierva:

Padre inmaculado, gurú calificado.
¡Tu cuerpo desnudo está pleno de fulgor!
Me inclino a tus pies, Jetsun Repa.
Mediante tu práctica ascética ayudas a todos los seres sensitivos;
nosotras, las cinco hermanas que hemos venido a esta asamblea,
tal vez tengamos un cuerpo de mujer inferior,
pero, en lo que respecta a la mente bodhi, ¡no hay ni hombre
ni mujer!
¡Pensando en los defectos del samsara, ayúdanos, por favor,
a practicar austeridades y seguir tu instrucción!
¡Permite que dejemos nuestros lares, prisiones demoniacas,
y que, por siempre, permanezcamos en la ermita!
Permite que por siempre dejemos a nuestros parientes, los que sólo conflictos traen,
¡y que sólo confiemos en nuestro gurú!

Propiedad y posesiones son tentaciones del demonio.
¡Permite que a ello renunciemos y practiquemos la austeridad!
¡Dejaremos los trajes de Weu y tú
enciende el gozoso fuego, el maravilloso calor interior!
Dejaremos nuestras tierras nativas y nuestros amantes
y moraremos en la tierra de la soledad.

Que cada una de nosotras actúe de modo humilde en cuerpo, palabra y pensamiento;
que dejemos los ocho apegos mundanos
y nos demos cuenta de que todo es transitorio.

Recordemos que pronto llega la muerte;
sigamos las instrucciones de nuestro lama.
¡Oh, gurú perfecto, inmaculado!
Sé bondadoso y otórganos el dharma,
¡Acéptanos, a nosotras las cinco hermanas, como tus siervas!

Milarepa se dio cuenta de que eran discípulas bien dotadas y las aceptó. Por ese tiempo Milarepa y sus hijos discípulos aún vivían en los Cinco Pequeños Lagos. Allí impartió, pues, la iniciación y las instrucciones medulares a las cinco doncellas y las mandó a meditar. Rechungma obtuvo experiencias cálidas y gozosas y otros méritos del dumo en tres días apenas. Luego, Rechungma se en¬fermó. Para probar su perseverancia a la vida solitaria, Milarepa le dijo que podía irse adonde quisiera. Pero la joven replicó: "Aun¬que esté enferma me quedaré en la ermita". Así comprobó el Jetsun que su discípula tenía la persistencia necesaria para soportar desgracias. Un día, Rechungma vino a ver a Milarepa, cuando estaba reunido en asamblea. Para probar su fe en él y saber si le tenía completa confianza el Jetsun cantó este canto con doble sentido:

Ruego a todos los santos gurús y me refugio en el señor Buda.

Escuchen, patronos fieles:
si no pueden renunciar a los ocho deseos mundanos,
no digan nunca que son hombres de fe,
no sea que si la suerte les cambia la pierdan.

Si no evitan los diez actos malignos,
no digan que son hombres disciplinados;
no sea que caigan en tos caminos inferiores.

Si pensamientos distrayentes aún perturban su mente
nunca afirmen que siguen los preceptos tántricos,
no sea que caigan en el infierno de Vajra.

Si no han hecho estudios imparciales y amplios,
nunca critiquen las enseñanzas de las otras escuelas;
no sea que violen los principios del dharma
y quemen malamente sus propias mentes.

Si no se han dado cuenta de la naturaleza ilusoria de todos los seres,
no descuiden nunca los actos virtuosos y eviten todo pecado;
¡no sea que caigan en los tres reinos inferiores!

Si no comprenden la mentalidad de los otros,
no los juzguen ni condenen según sus puntos de vista;
no sea que los pierdan el engreimiento y el egoísmo.

Si no tienen sus mentes unificadas en la esencia del dharma,
no presuman de sus experiencias de meditación;
no sea que los demonios interrumpan su progreso.

Si no han alcanzado el estado más allá de las palabras,
no presuman de poseer gran entendimiento;
no sea que queden en una situación miserable,
anhelando siempre y sin lograr jamás el fruto apetecido.

Si no han alcanzado el reino de la acción espontánea,
no actúen por capricho ni descuiden el autocontrol;
no sea que la piedra que lancen con su propia honda
caiga encima de su misma cabeza.

¡Si he predicado el dharma a través de mi boca,
ustedes deben atesorarlo en sus corazones,
comprenderlo claramente y recordarlo siempre!

Entre los que ahí estaban sólo Rechungma entendió plenamente el significado de este canto y saliendo de entre el público dijo a Milarepa: "Considerando los logros de mi gurú, nunca he tenido un solo momento de duda ni el más leve escepticismo acerca de sus acciones y hechos. Les ruego escuchen mi canto". Y entonó el canto de Las quince realizaciones.

¡Me inclino ante los santos gurús!
¡Ante el Jetsun, mi padre gurú,
tengo constante reverencia y fe inmutable!

Los Tres Inmaculados son una sola entidad,
no puedo discriminar entre las deidades.
No hay palabras vanas ni balbuceos inútiles
en las instrucciones medulares del linaje oral dadas por mi gurú.
En la práctica del yidham yoga,
cuya esencia es el Jetsun,
no hay periodos temporales o intervalos.
¡Las cosas, tal como se manifiestan, son de naturaleza mágica;
no las considero sustanciales
ni me apego a ellas con pensamientos habituales!

En la esencia mental, luz quintaesencia!,
no existe adulteración por los pensamientos distrayentes.
En la naturaleza real del ser, el reino de la mente,
no hay contaminación de sujeto-objeto.
En el estado natural de la esencia mental,
no hay campo para que surjan los pensamientos habituales.

La naturaleza de la mente es dharmakaya,
no está contaminada por la forma
y es libre de atributos.

Nuestros cuerpos son el sitio donde se reúnen las cuatro enfermedades,
Y por ello no debemos disgustarnos con nuestros amigos.
Males y desgracias han de servir de ayuda a nuestras devociones;
no hay necesidad de buscar vaticinios imaginarios.

Los sueños son emanaciones ilusorias de los pensamientos rutinarios;
uno no debe tomarlos como verdaderos ni apegarse a ellos.

Perdona al enemigo pues es tu verdadero maestro,
nunca tengas pensamientos vengativos.
No dudes ni critiques
el comportamiento de un ser realizado.
El Buda es automanifiesto, existe originalmente único;
asi pues, no busques al realizado único en otro sitio.

Mi sagrado gurú, maestro misericordioso,
¡te ruego que siempre bendigas a los discípulos capacitados
y los sumerjas en la corriente de amor y gracia!

¡Por favor, recuérdame a mí, que soy tu discípulo, ignorante!
¡Abrázame con tu gran compasión!

Milarepa estaba muy complacido; comprendió que Rechungma era una yogui calificada, destinada a ser su compañera en las de¬vociones tántricas. Y por eso le impartió ya sin restricciones las instrucciones medulares. Luego le dijo a Rechungpa: "Como eres muy buen maestro de discípulos, encárgate de esta joven". Y la entregó a Rechungpa, quien la tuvo por un tiempo como com¬pañera en sus devociones. Luego ella se fue a meditar a Semodo de Namtsoshumo, en el Norte, donde observó absoluto silencio por ocho años. Al fin, obtuvo las diez experiencias y los ocho méritos y perfeccionó todas las purificaciones espirituales y las realizaciones del sendero; y en esta vida se fue a la tierra pura de las dakinis.

Ésta es la historia del encuentro de Milarepa con Rechungma, una de sus cuatro discípulas, en los Cinco Lagos Pequeños de Joro Dritsam.



26 EL CAZADOR Y EL VENADO

Reverencia a todos los gurús

Después de indicar a sus discípulos que permanecieran en sus devociones en diferentes ermitas, el Jetsun Milarepa se recluyó en un sitio en la montaña Nyi Shang Gur Da, en los límites de Nepal y Tíbet. Las cuestas arriba eran muy escarpadas, neblinosas y continuamente mojadas por la lluvia. A la derecha de la mon¬taña se abría un alto precipicio desde una cumbre donde siem¬pre se escuchaban los gritos de animales salvajes y podían verse los buitres revoloteando en lo alto. A la izquierda se elevaba una colina cubierta de una exuberante pradera, donde jugueteaban ciervos y antílopes. Abajo se extendía una profusa floresta con toda clase de árboles y flores, donde vivían muchos monos, pavos reales y otros hermosos pájaros. Los monos se entretenían saltando y co¬lumpiándose entre los árboles, los pájaros cantaban aquí y allá, con gran regocijo batían sus alas mientras gorjeaban.
Frente a la ermita corría un arroyo alimentado de deshielos y nieves y adornado con rocas y arbustos. Siempre que uno pasaba por ahí podía escucharse el fresco, burbujeante y claro sonido que emitía. Esta ermita se llamó Ghadaya. Era un lugar muy tran¬quilo y apacible, con todas las condiciones favorables para los de¬votos. Y fue aquí donde el Jetsun Milarepa se entregó al fluir de ese río que es el samadhi, mientras todas las deidades benevolentes de la localidad le rendían oblaciones y servicios.
Un día Milarepa oyó ladrar a lo lejos a un perro y sintió gran compasión, pensando: "Aunque este lugar ha sido tan favorable para meditar, hoy hay disturbios en el camino". Dejó pues la cueva y se sentó sobre una gran roca, absorto en la compasión del no discernimiento. Al poco rato, un ciervo negro y moteado corrió asustadísimo. Al verlo, el Jetsun sintió una inmensa compasión. Pensaba: "Es por su mal karma pasado que este ciervo ha nacido en forma tan lastimosa; aunque no ha cometido ningún acto peca¬minoso en esta vida tiene que soportar grandes sufrimientos. ¡Qué pena! Debo predicarle el dharma del mahayana y llevarlo al gozo eterno". Así pensando, cantó para el ciervo:

Me inclino a los pies de Marpa.
¡Ruégote que liberes a los seres de todo sufrimiento!

Escúchame tú, ¡ciervo de cornamenta filosa!
Por querer escapar
de algo del mundo externo
no tienes ocasión de liberarte a ti mismo
de la ceguera interna y de las ilusiones.

Sin remordimiento ni tristeza,
olvida tu mente y tu cuerpo externo.
Llegó el tiempo
de renunciar a la ceguera y a toda ilusión.

Al madurar el karma se producen impulsos, temores,
¿pero cómo podrás escapar de él
si lo que haces es huir con tu cuerpo ilusorio?

Si lo que quieres es escapar,
escóndete adentro, en la esencia de la mente;
si quieres salir huyendo,
huye al recinto del bodhi.
No hay otro sitio de refugio tan seguro.

Extirpando de raíz toda la confusión de tu mente,
quédate aquí conmigo descansando quietamente.
En este momento estás lleno del miedo a la muerte;
piensas: "La salvación está allá al otro lado de la colina.
¡Si me quedo aquí me atraparán!"
Por este miedo y esa esperanza es que vagas en el samsara.
Te enseñaré ahora los seis yogas de Naropa
y te estableceré en la práctica del mahamudra.

Así cantó, con una voz tan entonada, que pareció ser el propio dios Brahma. Si nadie lo hubiera escuchado, igualmente habríase percibido la delicia y la finura de este canto. Afectado por la com¬pasión del Jetsun, el ciervo se sintió libre del penoso miedo a ser capturado. Con lágrimas en los ojos se acercó a Milarepa, lamió sus vestidos y se echó a su lado izquierdo. Milarepa pensaba: "Este venado debe ser acosado por un feroz perro, justamente ése cuyos ladridos estoy escuchando en este momento". Mientras Mila¬repa imaginaba qué clase de can era, llegó corriendo junto a él una perra de cuerpo rojizo, con cola negra y collar al cuello. Era una perra de cacería tan salvaje y terrorífica, que traía la lengua colgando afuera como una cinta y sus afiladas garras eran capaces de atrapar a cualquier presa y sus escalofriantes gruñidos sonaban como un trueno. Milarepa pensó: "Tiene que ser ésta la perra que persigue al ciervo. En verdad que es feroz. Llena de ira mira como a enemigo todo lo que ve. Sería bueno que pudiera calmarla aliviando su odio". Surgió entonces en él una gran piedad por la perra y con gran compasión cantó así:

Me inclino a los pies de Marpa.
¡Ruégote pacifiques el odio de todos los seres!

¡Oh tú, perra con cara de lobo,
escucha este canto de Milarepa!

Todo lo que miras supones que es tu enemigo;
tienes el corazón lleno de odio y de pensamientos enfermizos.
Naciste como perra debido a tu mal karma.
Siempre andas padeciendo hambres y agonizas entre pasiones.

Si no tratas de cazar a tu propia mente,
¿qué beneficio puede haber en cazar presas externas?
Te llegó el tiempo de capturar tu propia mente;
ahora es cuando debes renunciar a tu furia,
y aquí, junto a mí, quedarte sentada descansando.

Tu mente está llena de codicia y de rabia,
piensas: "Si voy por ese lado pierdo la presa,
pero si sigo por aquí la atrapo".
¡Esa esperanza y ese temor es lo que te hace vagar en el samsara!

Te enseñaré ahora los seis yogas de Naropa
y te estableceré en la práctica del mahamudra.

Al oír este canto del dharma, entonado con una voz celestial y con inmensa compasión, la perra se conmovió grandemente y su furia se aplacó. Hizo entonces movimientos de caricia al Jetsun, moviendo y sacudiendo su cola y lamiéndole los vestidos, se echó colocando el hocico entre las patas delanteras, postrándose ante él; las lágrimas corrían por sus ojos y se quedó echada apaciblemente junto al venado.
Milarepa pensó: "Debe de haber un pecador siguiendo a estos dos animales, probablemente estará aquí en unos momentos". Al poco rato apareció un hombre de mirada orgullosa y violenta. Bajo sus cejas relampagueaban unos ojos feroces; llevaba el cabello anu¬dado sobre la cabeza y sus largas mangas flotaban a uno y otro lado mientras se acercaba al Jetsun. En una mano sostenía el arco y la flecha y en la otra una larga cuerda con la cual amarrar a la presa. A medida que avanzaba escuchábase resoplar su aliento y podíanse ver chorros de sudor escurriendo por su rostro. Tan sofo¬cado se veía que ya parecía morir. Cuando vio al Jetsun con la perra y el venado junto a él, como si fuera una madre con sus hijos, pensó: "¿Estarán venado y perra embrujados por este yo¬gui?", y gritó enojado a Milarepa: "¡Oh ustedes, yoguis gordos y sus repas! ¡Los encuentro por aquí y por allá, en todos lados! Si subo la montaña, ustedes vienen a matarme la presa; si voy a los la¬gos, ustedes vienen a pescar; si bajo a la pradera llegan a los pueblos vendiendo perros y poniendo a pelear a las personas. No importaría que un par de ustedes se muriera. Tal vez puedes guar¬darte a mi perra y a mi venado, pero ya verás si tu ropa se puede salvar de mi flecha". Así diciendo, alzó su arco, tensó, apuntó y disparó la flecha. Pero ésta subió y no dio en el blanco. El Jetsun pensó: "Si aun los animales ignorantes han comprendido mi ser¬món, él también ha de ser capaz de entender, pues después de todo es un hombre".
Entonces dijo: "No necesitas apurarte disparándome, pues luego tendrás tiempo de sobra. Ve despacio y escucha mi canto". Y en seguida, con voz tan entonada como la del dios Brahma, el Jetsun cantó para el cazador, cuyo nombre era Chirawa Gwunbo Dorje:

Ruego a todos los seres realizados;
ruego que extingan los cinco venenos de los kleshas.

¡Tú, hombre, con cuerpo humano pero con cara de diablo,
escúchame, escucha el canto de Milarepa!

Los hombres dicen que el cuerpo humano es más precioso que una gema;
en ti no hay nada precioso,
tienes aspecto demoniaco, tú, pecador.
Aunque deseas los placeres de esta vida
no los alcanzarás debido a tus pecados;
pero si dentro de ti renuncias a los deseos,
obtendrás el gran logro
Es difícil conquistarse uno mismo
si se está conquistando el mundo exterior;
conquista ahora mismo tu propia mente.
Matar a este venado no te dará placer alguno;
pero si dentro de ti matas los cinco venenos,
todos tus deseos serán satisfechos.

Si uno trata de vencer a los enemigos del mundo exterior,
crecerán en medida exorbitante.
Pero si uno conquista su propia mente, dentro de sí,
todos los enemigos desaparecerán.
No gastes tu vida cometiendo actos pecaminosos,
es bueno que practiques el santo dharma.
Ahora te enseñaré los seis yogas de Naropa.
Y te estableceré en la práctica del mahamudra.

El cazador escuchaba y esperaba mientras el Jetsun cantaba, y pensaba así: "Nada prueba que lo que este yogui dice sea cierto. Comúnmente un venado es muy temeroso, y mi perra es una fiera. Sin embargo, hoy yacen apaciblemente juntos uno a izquierda y otra a derecha. El yogui parece una madre con sus hijos. Tampoco había errado un solo tiro durante este invierno en la montaña, y ahora no pude atinarle a él. Debe de ser un mago negro o un lama extraordinario. Buscaré dónde vive".
Pensando así, entró en la cueva donde sólo encontró unas yerbas deleznables. Al ver esta evidente austeridad, surgió en él una gran fe, y le dijo al Jetsun: "Reverendo lama, ¿quién es tu gurú y qué enseñanzas prácticas? ¿De dónde vienes? ¿Quién es tu compañía y qué posees? Si soy aceptable, desearía ser tu sirviente; también te ofrezco la vida de este venado".
Milarepa replicó: "Te diré quién es mi compañía, de dónde vengo y cómo vivo. Si puedes seguir mi modo de vida puedes unirte a mí". Y cantó para Chirawa Gwunbo Dorje:

Los lamas Tilopa, Naropa y Marpa;
estos tres son mis gurús;
si te satisfacen, puedes venirte conmigo.

Al gurú, el Yidham y la dakini,
a estos tres rinde homenaje Milarepa;
si te satisfacen, puedes venirte conmigo.

El Buda, el dharma y el sangha,
éstos son los refugios de Milarepa;
si te satisfacen, puedes venirte conmigo.

La visión, la práctica y la acción,
éstos son los tres dharmas que practica Milarepa;
si puedes asimilar estas enseñanzas, puedes venirte conmigo.

La nieve, las rocas y el barro de la montaña,
allí medita Milarepa;
si te satisfacen, puedes venirte conmigo.

El venado, el antílope, el argalí,
éstos son el ganado de Milarepa;
si te satisfacen, puedes venirte conmigo.

El lince, el perro salvaje y el lobo,
éstos son los perros salvajes de Milarepa;
si te satisfacen, puedes venirte conmigo.

La grulla, el buitre y el jolmo cantante,
ésta es la pollada de Milarepa;
si te satisfacen, puedes venirte conmigo.

El Sol, la Luna y las estrellas,
éstos son los cuadros de Milarepa;
si te satisfacen, puedes venirte conmigo.

Los dioses, los fantasmas y los sabios;
éstos son los compañeros de juego de Milarepa,
si te satisfacen, puedes venirte conmigo.

La hiena, el mono y el chango,
éstos son los compañeros de juego de Milarepa,
si te satisfacen, puedes venirte conmigo.

El gozo, la iluminación y el no-pensamiento,
éstos son mis tres compañeros;
si te satisfacen, puedes venirte conmigo.

Potaje, raíces y yerbajos
son los alimentos de Milarepa;
si te satisfacen, puedes venirte conmigo.

Agua de nieve, arroyos y manantiales
son la bebida de Muarépa;
si te satisfacen, puedes venirte conmigo.

Los nadis, alientos y bindus
son la ropa de Milarepa;
si te satisfacen, puedes venirte conmigo.

El cazador pensó: "Sus palabras, pensamientos y acciones son realmente convincentes", y surgió en él una fe inquebrantable. Llo¬rando copiosamente se postró a los pies de Milarepa, clamando así: "¡Oh Jetsun inmaculado! Te ofrezco mi venado, mi perra, mi arco, mi flecha y mi soga. Yo y mi perra hemos cometido muchos pe¬cados. Te ruego liberes a mi perra Dama del Relámpago Rojo, re¬dímela para que vaya a los reinos superiores y conduce a este venado negro al sendero de la gran felicidad. Ruégote me otorgues a mí, al cazador Chirawa Gwunbo Dorje, la enseñanza del dharma, con¬duciéndome al sendero de la liberación", luego cantó:

A mi derecha se sienta el venado
con cuernos tan blancos como la nieve,
las manchas que rodean su boca son adornos.
Si lo mato satisfaré mi voraz apetito
durante siete días.
Ahora ya no lo necesito y te lo ofrezco a ti,
rogándote lo conduzcas al sendero de la gran felicidad.
Ruego que lleves a "Dama del Relámpago Rojo" al sendero bodhi.
Ruégote me lleves a mí, Gwunbo Dorje, a la tierra de la liberación.

Este mecate negro, con su anillo de metal,
está hecho para atar yaks salvajes en las praderas del Norte;
ahora no lo necesito y te lo ofrezco a ti.
Por favor, redime al venado negro y llévalo al sendero de la gran felicidad,
por favor, llévame a mí, Gwunbo Dorje, a la tierra de la liberación.

Si uno trae puesta esta piel de cabra moteada,
se mantiene caliente aunque permanezca en lo alto de la montaña;
ahora no la necesito y te la ofrezco a ti.
Por favor, redime al venado negro y llévalo al sendero de la gran felicidad,
por favor, conduce a "Dama del Relámpago Rojo" al sendero bodhi,
por favor, llévame a mí, Gwunbo Dorje, a la tierra de la liberación.

En mi mano derecha sostengo flechas,
cada una está adornada con plumas;
cuando las disparo con una "¡Pehi!" (exclamación),
siempre dan en el blanco;
ahora no las necesito y te las ofrezco a ti. .
Por favor, redime al venado negro y llévalo al sendero de la gran felicidad,
por favor, conduce a "Dama del Relámpago Rojo" al sendero bodhi, por favor, llévame a mí, Gwunbo Dorje, a la tierra de la liberación.

Este excelente arco que traigo en mi mano izquierda,
decorado con cordel blanco y galones,
cuando lo templo hace rugir de miedo
a los dragones del cielo;
ahora no lo necesito y te lo ofrezco a ti.
Por favor, redime al venado negro y llévalo al sendero de la gran felicidad,
por favor, conduce a "Dama del Relámpago Rojo" al sendero bodhi.
por favor, llévame a mí, Gwunbo Dorje, a la tierra de la liberación.

De esta manera Chirawa Gwunbo Dorje, el cazador, ofreció el venado, la perra, y todas sus pertenencias a Milarepa. Luego dijo: "¡Oh lama, ruégote me aceptes como tu sirviente. Iré a casa a ob¬tener provisiones de mis hijos y volveré. ¿Permanecerás aquí? Dime, por favor, claramente dónde estarás". El Jetsun, muy complacido con la ofrenda del venado y el cambio de corazón, entregado ahora al dharma, dijo: "¡Cazador, es maravilloso que hayas deci¬dido renunciar a tus actividades pecaminosas y desees ejecutar actos virtuosos. Pero te será difícil confiar en mí completamente. Y aun si confiaras te será difícil encontrarme, porque no tengo residencia permanente. Sin embargo, si deseas practicar el dharma, debes cortar todo apego con tu familia y seguir de inmediato mi ejemplo. Te diré por qué no tengo morada fija, escucha mi canto":

Yo, el extraño Repa, medito
en mi ermita de la montaña nevada
durante los tres meses de verano.
Eso refresca el cuerpo, la mente y la inspiración.
En los tres meses del otoño salgo a pedir limosnas
mendigando grano para mantenerme.
En los tres meses de invierno
medito en los bosques,
y así soy libre de malos y descontrolados pranas.
En los tres meses de la primavera
camino por praderas, colinas y arroyos
conservando sanos mis pulmones y mi garganta.
Durante todas las estaciones del año
medito sin distracción.

Nuestros cuerpos, formados de los cuatro elementos,
están sujetos a aflicciones y decadencia.
Razón de más para observar y meditar:
¡ésta es la única manera de conquistar los cinco kleshas!

Ingiero el alimento que haya:
ésta es la manera de vivir contento,
dominando los deseos y sus consecuencias.
La práctica constante del dharma
fs. en un yogui, señal de gran diligencia.

Luego, el cazador dijo: "De verdad que es maravilloso y único un lama como tú. Desde el fondo de mi corazón deseo practicar el dharma. Iré a casa a decir alguna palabra a mi familia y tam¬bién para buscar alimentos que me mantengan durante mis devo¬ciones. Pronto estaré de vuelta. Por favor, quédate aquí hasta en¬tonces". El Jetsun replicó: "Si de veras deseas practicar el dharma no necesitas a tu familia. Cuando se sigue la vía de la práctica ascética no se necesitan buscar provisiones para la devoción, porque se puede vivir de frutas y vegetales. Nadie puede estar seguro de cuándo llega la muerte. Además, pueden cambiar tus modos de pensar —ahora tan meritorios— y también puedes perder tu sin¬ceridad. Por eso es mejor que te quedes de una vez. Escúchame antes de hablar con tu familia". Y Milarepa cantó así:

¡Oye, oye cazador!
Aunque ruja el trueno,
no es más que sonido hueco.
Aunque tenga el arcoiris todos los colores,
pronto se desvanece.
Los placeres de este mundo son como las visiones del sueño;
aunque uno los disfrute, sólo son fuente de pecado.
Aunque parezca eterno todo lo que vemos
pronto caerá hecho pedazos y desaparecerá.

Ayer, tal vez, teníamos suficiente o más aún,
hoy se perdió todo, nada quedó;
el año pasado uno estaba vivo y este año uno muere.
Los alimentos que hoy son buenos mañana envenenan,
y la amada compañera se torna un enemigo.

La buena voluntad y la gratitud corresponden a las palabras ásperas y lamentos. Tus pecados no hieren a nadie más que a ti. Entre cien cabezas tú aprecias más la tuya. Si te cortas uno de los diez dedos, te duele. Entre todas las cosas de valor, tú vales más. Llegó el tiempo de ayudarte a ti mismo.

La vida vuela rauda; la muerte pronto
tocará a tu puerta.
Sería loco posponer tu devoción.
¿Qué más pueden hacer los queridos familiares
sino lanzarte al samsara?
Luchar por la felicidad de ahora en adelante
es más importante que buscarla de momento.
Te llegó el tiempo de confiar en un gurú,
te llegó el tiempo de practicar el dharma.

Al oír este canto, Chirawa Gwunbo Dorje se convirtió completa¬mente al dharma, quedándose con Milarepa, sin regresar ya más a su hogar. Después de meditar por algún tiempo, obtuvo algunas experiencias, que contó a Milarepa y le pidió más instrucción. Mi¬larepa, muy complacido, le dijo: "Ya has empezado a producir méritos dentro de ti, sigue pues mis instrucciones".

Para confiar en un gurú,
debe uno rezarle a menudo y sinceramente.
Cuando uno practica la devoción del Yidham y la dakini,
debe meditar en el yoga iniciante en forma clara y continua,
cuando uno medita en lo transitorio y en la cercanía de la muerte,
debe recordarse siempre que la muerte no puede predecirse ni evitarse.

Si se practica el mahamudra,
ha de hacerse paso a paso.
Cuando se medita en las criaturas dotadas de sentimiento como parientes
debe recordarse que les debemos gratitud.
Cuando se medite en las profundas enseñanzas
del linaje de la transmisión oral
debe perseverarse con gran determinación.

Cuando se llegue a la consumación del dharma,
habrá que evitar los altibajos y permanecer estable.
Cuando se examinen las devociones
para ver si coinciden con el dharma,
no hay que titubear ni temblar,
sino que deben llevarse al punto firme y señalado.
Cuando se cultive el santo dharma debe renunciarse al mundo.

Cuando el alimento es ofrecido por las deidades
uno no necesita buscar sus propios alimentos.
Si, como un miserable se anda siempre almacenando bienes,
nunca se podrá tener éxito para ganar más;
esto es testificado por el voto de todas las dakinis,
Por lo tanto, debes abandonar el juego mundano.

Entonces el Jetsun dio a Ghirawa Gwunbo Dorje la completa iniciación y las instrucciones medulares. Mediante la práctica de éstas, el cazador, finalmente, llegó a ser uno de los hijos del corazón
de Milarepa y se le conoció como Chira Repa, "el cazador ves¬tido de algodón". También el venado y la perra fueron liberados para siempre del sendero de la tristeza; se dice que el arco y las flechas que el cazador regaló al Jetsun aún están" en la cueva.

Ésta es la historia del encuentro de Milarepa con su hijo del corazón Chira Repa, en Nyi Shang Gur Da.



27 LA INVITACIÓN DEL REY DE NEPAL

Reverencia a todos los gurús

Cuando el Jetsun Milarepa estaba practicando el samadhi del río fluyente y observaba silencio en la cueva de Riga Daya, en Nyi Shang de Mon, fueron por ese rumbo unos cazadores. Al ver al Jetsun sentado, inmóvil, quedaron pasmados e incrédulos de lo que veían. Después de contemplarlo por un rato, se sintieron repentinamente espantados y echaron a correr. Al rato fueron re¬gresando uno por uno. Dejando a un lado sus arcos preguntaron al inmóvil lama: "¿Eres un ser humano o un fantasma? Si eres hombre, contéstanos". Pero el Jetsun seguía sentado, inmóvil, sin decir ni una sola palabra. Entonces ellos dispararon sus flechas envenenadas contra Milarepa, pero ni un solo tiro pudo herirlo. Trataron de lanzarlo al río, pero no pudieron levantar su cuerpo. Encendieron fuego y ni siquiera el fuego pudo quemarlo. Final¬mente, movieron su cuerpo removiendo el asiento y la tierra sobre la cual se sentaba y lo lanzaron desde una roca al turbulento río. Sin embargo, el Jetsun seguía en su postura de loto, serenamente, y su cuerpo no tocó el agua, sino que flotaba en ella. Luego se detuvo y regresó a descansar en su lugar original, todo esto sin pro¬nunciar una palabra. Los cazadores estaban maravillados y no que¬rían irse. Camino a sus casas, comentaban en alta voz el incidente mientras se acercaban al pie de una colina. Chira Repa, que estaba por allí, oyó sus voces y se acercó a ellos diciendo: "¡Ese es mi gurú, el yogui supremo del Tíbet. Esos milagros comprueban que es un ser realizado. Hasta los animales comprenden su prédica!" Luego, les contó la historia de Milarepa y el venado y la perra y también les dijo cómo él mismo estaba practicando el dharma bajo su influencia. Con esto invadió a los cazadores una gran fe y reve-rencia hacia el Jetsun y, de allí en adelante, se escuchó el nombre de Milarepa por Nepal. Fue por ese tiempo que la reputación y las historias de Milarepa llegaron a oídos del rey de Ye Rang y Ko Kom, quien se sintió lleno de gran fe y reverencia hacia él. Un día, la todomisericordiosa Madre Tara se reveló al rey y le dijo: "Debes ofrendar al gran yogui tibetano, bodhisatva del décimo grado (etapa final), que está ahora en la cueva de la montaña de Nyi Shang Gadaya, al norte de Nepal, el traje de ka shi ka y la suprema ahrura (myrobalam: medicina universal). Esto tendrá gran signi¬ficación futura". Así profetizó Ella. Entonces el rey envió a un hombre que hablaba tibetano a visitar a Milarepa. Cuando este hombre vio el modo tan ascético en que vivía el Jetsun, y comprobó en qué forma había renunciado a todas las necesidades y asuntos de esta vida, se impresionó mucho y quedó estupefacto. Una gran fe surgió en él mientras pensaba: "Este yogui es indudablemente Milarepa en persona, sin embargo debo asegurarme". Y le dijo: "¡Oh gurú! ¿Cuál es tu nombre? ¿No encuentras dificultad en vivir así, sin alimentos que te nutran? ¿Qué significa todo esto? ¿Por qué es necesario dejar toda pertenencia y toda posesión material?" Mila¬repa le contestó: "Yo soy el yogui tibetano Milarepa. Sin posesiones significa sin sufrimientos. Escucha ahora mi canto":

Me inclino ante todos los santos gurús.

Yo soy el hombre llamado Milarepa,
tengo como posesión el no-deseo.
Como no lucho para hacer dinero:
en primer lugar, no sufro por el trabajo de obtenerlo;
luego, no sufro para guardarlo,
y, finalmente, no sufro tratando de acumular más.
Mucho mejor y más felicidad trae
no tener posesiones.

Sin apegos a parentela ni amistades,
no busco afectos ni compañía.
En primera, no sufro
por apegos del corazón;
luego, no sufro
por ninguna querella;
finalmente, no sufro
a causa de la separación.
Es mucho mejor no tener compañías afectiras.

Como carezco de orgullo y egoísmo,
y no busco fama ni gloria;
en primera, no sufro
tratando de alcanzarla;
luego, no sufro
tratando de conservarla;
finalmente, no sufro
por el temor de perderla.
Es mucho mejor no tener fama ni gloria.

Como no siento deseos de algún lugar en especial,
no anhelo estar aquí o allá.
En primera, no me preocupo
acerca de la protección de la casa;
luego, no sufro
de pasiones fervientes por ella;
finalmente, no estoy ansioso por defenderla.
Es mucho mejor no tener casa ni tierra.

Con gran fe en Milarepa, el enviado del rey de Ye Ramg y Ko Kom regresó informándole detalladamente sobre el Jetsun. Enton¬ces la fe del rey y su reverencia también fueron confirmadas. Díjole pues al enviado: "Ve y trata de persuadirlo para que venga aquí. Si no acepta la invitación le ofrecerás este traje de ka shi ka y la medicina suprema, ahrura".
Fuese pues el enviado nuevamente hasta Milarepa y le dijo: "Me envía el rey de Ye Rang y Ko Kom, regidor de gran fe en el dharma, para invitarlo a usted, el yogui tibetano, a venir a su país". Milarepa replicó: "Generalmente no atiendo a las gentes ni per¬manezco en las ciudades; particularmente hablando, no sé cómo entretener a los reyes ni necesito comida o placeres mundanos. No son meras palabras ni es un mito el que un hombre que practica el dharma sea indiferente al hambre y al frío, pudiendo hasta la muerte sostener el cuchillo del hambre. Tú, enviado del rey, pue¬des regresarte a tu país. Seguiré la orden de mi gran gurú Marpa, meditando en soledad". El enviado le dijo al Jetoun: "Así será ya que insistes. ¿Pero no es en verdad un caso lamentable el que a un gran rey que ha enviado especialmente a buscar a un yogui común, se le devuelva su mismo enviado con las manos vacías y los pies espinados del camino?" A esto replicó el Jetsun: "Soy el gran emperador universal, no hay otro más feliz, ni más rico ni más poderoso que yo". El enviado alegó: "Si proclamas ser el gran emperador universal en persona debes poseer los siete artículos preciosos de la realeza. Muéstrame, por favor, alguno de ellos". El Jetsun arguyó: "Si ustedes, reyes del mundo y oficiales, siguen mi real sendero, cada uno podrá volverse supremo emperador y ser rico y noble". En seguida cantó así:

Si ustedes, reyes y cortesanos que buscan placeres,
siguieran la real sucesión de Milarepa,
finalmente la obtendrían.
Ésta es la real sucesión de Milarepa:

Mi fe es la invaluable rueda real
que gira día y noche en torno a las virtudes.
Mi sabiduría es la real gema preciosa
que satisface todos los deseos propios y ajenos.

La observancia de la disciplina es mi preciosa y regia reina;
ella es mi más bello adorno.
La meditación es mi excelente ministro real,
¡con él acumulo las dos provisiones!
La dignidad es mi estimado elefante real
que toma la responsabilidad del dharma budista.

La constancia es mi hermoso caballo real,
el cual carga los kleshas a la tierra del no-ego.
El estudio y la contemplación son mi regio y preciado general,
que destruye al enemigo de los pensamientos viciosos.

Si tú tienes estos regios y preciosos arreos,
podrás obtener la fama y la prosperidad de un rey,
conquistando además a todos tus enemigos.
Luego podrás esparcir en tus dominios a las diez virtudes;
y urgir a toda criatura conciente, como lo haría una madre,
para que siga mis nobles enseñanzas.

"Ésta es en verdad la tradición del dharma —exclamó el en¬viado—. En verdad que es maravilloso. Si insistes en no venir con¬migo, tengo aquí dos cosas preciosas qué ofrecerte. Te las envía mi rey. Una es el traje ka shi ka y la otra es la droga suprema ahrura". El Jetsun aceptó estos dos regalos y externó sus buenos deseos y simpatía al rey.
Por este tiempo, Rechungpa y Shen Gom Repa se fueron en busca del Jetsun para pedirle que regresara al Tíbet. De camino trope¬zaron con una banda de foragidos de Nyi Shang y Nepal. Cuando los bandidos se abalanzaron contra ellos, les gritaron que eran yo¬guis, rogándoles que se calmaran. Pero los bandidos respondieron: "Sólo el yogui San Chia (Milarepa) puede considerarse un yogui verdadero. El es tal que las flechas venenosas no lo dañan, ni lo quema el fuego, ni se hunde en el agua: Si se lo despeña desde una roca, él vuela. También rehusó la invitación del rey de Ko Kom". Rechungpa contó a los bandidos que ellos, por bien del Jet¬sun, se hallaban de camino en estos parajes. Entonces los bandidos les señalaron el sitio donde Milarepa moraba.
Cuando al fin los dos Repas encontraron al Jetsun, vieron que vestía el traje ka shi ka y que ante él, en un platón de piedra, estaba la suprema droga ahrura. Indinándose ante él, preguntaron: "Querido gurú, ¿cómo estás? ¿Cómo está tu salud?". El Jetsun replicó: "¡En verdad que estoy muy bien! ¡Déjenme decirles cuan bien estoy! Escuchen mi canto".

Éste es un sitio donde florecen las plantas
y danzan balanceándose muchas clases de árboles;
aquí los pájaros entonan sus suaves melodías
y los monos se cuelgan en los árboles.
Es grato y deleitoso estar a solas aquí.
En verdad que es éste un sitio quieto y apacible.

Con mi gurú sobre mi cabeza es gozoso meditar aquí;
me es grato disfrutar del calor interior
y practicar la ilusión del cuerpo,
la liberación espontánea de todos los deseos mundanos.

Resulta placentero desvanecer los sueños de la confusión,
y absorberse en la gran iluminación;
es agradable ver alejarse la negra ceguera;
es dichoso tornarse el propio Buda
sin practicar la yoga de la transformación.

Es hermoso entender completamente
la verdadera naturaleza del bardo, y permanecer
en el reino trascendental del gran gozo.

El padre de ustedes encuentra mucha dicha y placer
al disfrutar de las invaluables bendiciones,
el placer de comer jugosas frutas que crecen en la montaña,
y el de beber agua dulce y fresca de los manantiales;
reflexionen sobre mi canto y entenderán su significado.

¿Les robaron, hijos míos, los bandidos, cuando venían de camino?
Si así fue, crean que se debió al karma previo.
Deben comprender que la ausencia del dinero significa ausencia
de enemigos. Nunca, oh hijos míos, acumulen riqueza.
Si pueden dominar su mente,
¡no tendrán enemigos!
Nunca, hijos míos, nunca abriguen odio en sus corazones.

Si pueden dominar sus mentes,
¡no tendrán enemigos!
¡Vean el rostro de Buda!
Si crece la compasión de ustedes,
¡no tendrán enemigos!

Hijos míos, deben ver a los demás con tanto cariño como a ustedes mismos.

Shen Gom Repa dijo entonces: "Es precisamente porque un yogui como tú, amado Jetsun, puede tener esa felicidad y tolerancia hacia sus enemigos, que hemos venido aquí a invitarte para que regreses a nuestro país. No vemos qué necesidad tienes de perma¬necer en esta soledad de la ermita. Por favor ven al Tíbet para que ayudes a los seres sensitivos de allí". El Jetsun contestó: "Per¬manecer en una ermita es en sí mismo ayudar a todas las criaturas sensitivas Puede ser que vaya al Tíbet; pero aun allí permaneceré solo en una ermita. No deben pensar que ésta es una práctica mal¬sana; con ello sólo estoy cumpliendo las órdenes de mi gurú. Ade¬más, los méritos de todas las etapas del sendero se obtienen en una ermita. Aun si se tienen experiencias muy avanzadas y realizaciones similares, es mejor quedarse en la tierra de la soledad, porque ésta es la gloria y tradición de un yogui. Por lo tanto, ustedes también deben buscar lugares solitarios y practicar meditación estricta. Escuchen ahora mi canto".

Aún hay que dar gracias a mi gurú,
Y los seres provistos de sentimiento serán aún liberados.
Medito en agradecimiento a él,
no porque él, el Jetsun, lo necesite:
este es el voto y la acción de un ser realizado.

El asno salvaje, el del hocico blanco, está en el Norte,
nunca baja su cabeza ni aun a riesgo de perder la vida;
no porque desee morir,
sino porque así es su modo de ser:
¡Tal es la función natural de esta bestia salvaje!

El tigre carnívoro que habita en el Sur
nunca come carne de tigre ni aunque esté muñéndose de hambre;
no porque sea éste un principio a seguir,
sino porque así es su modo de ser:
¡Tal es la función natural de esta gran bestia!

La leona blanca que vive en el Oeste,
nunca deja la montaña nevada, ni siquiera cuando se está helando;
no porque no pueda ir a otro lado,
sino porque así es su modo de actuar:
¡Tal es la función natural de esta reina de las bestias!

La gran águila del Este
extiende sus alas cuando vuela,
pero nunca pasa por su mente el miedo a caer.
¡Revolotear en los cielos
es el modo de ser y la acción
de este rey de los pájaros!

Cuando Milarepa persevera en su meditación
y renuncia a las cosas mundanas,
él ya no es presa de ambición vulgar,
repudiar el apego es su actitud natural.

Los yoguis liberados permanecen recluidos;
no porque teman ser perturbados o distraídos,
sino porque ése es el modo tradicional de actuar
de los seres realizados.

Cuando los monjes y los discípulos laicos
se autodisciplinan gracias a la meditación;
no es por ganar preponderancia sobre otros,
sino porque ésta es la manera y la tradición
de todos los que buscan ser liberados.

Estas instrucciones medulares
las he cantado para ustedes, discípulos bien dotados.
No es por recreación o por placer,
sino que así es la tradición de mi estirpe.

Entonces Rechungpa tomó la palabra: "Guardaré en mi corazón estas advertencias. En verdad que tú, querido Jetsun, eres diferente de las demás personas. Por cierto ¿quién te ha regalado ese traje tan fino y esa excelente ahrura?"
Milarepa replicó con este canto: Regalo de hombre y de Dios.

En el país de Ye Rang y Ko Kom
vive un piadoso rey, un bodisatva
victorioso en el dharma.
La Madre todomisericordiosa le profetizó
dándole una revelación.

La Madre todomisericordiosa le dijo:
"Invita a Milarepa para que venga a verte;
él está ahora meditando
en la cueva de Gadaya, en Nepal".

Como conozco la incertidumbre de la muerte,
rehusé la invitación.
Entonces me fue ofrecido el traje ka shi ka,
hecho de la más fina corteza del Bal Dkar
¡y ahora me es una dulce compañía en la meditación dumo!
También me ofrecieron la suprema droga ahrura,
que cura todo mal proveniente de los cuatro elementos.
Debido a estos regios regalos,
veo que durante los próximos siete años
toda la gente de este reino
será inmune a enfermedades y pestes.

Ambos Repas dijeron al Jetsun: "No seremos más indulgentes con los ocho deseos mundanos y sinceramente practicaremos nues¬tra devoción. Ahora, por el bien de todos los seres dotados de sen¬timiento, ven por favor al Tíbet". En consideración a estas sinceras y repetidas peticiones, finalmente el Jetsun cedió. Y se fue a la cueva Nyan Yuan, de la montaña nevada de Lashi en Chu Mdo, y allí residió.
Un día, Tserinma, una diosa local, vino a molestar a Milarepa mientras éste disfrutaba la compañía de algunas hadas menores en la floresta de Sen Ding; pero en un espejo de plata, él vio y reco¬noció a Tserinma en su forma verdadera. Entonces ella se desva¬neció en los cielos.
Al año siguiente, cuando el Jetsun estaba en Chon Lun, Tse¬rinma trató nuevamente de fastidiarlo. Vio a Milarepa jineteando sobre un león, pintado de bermellón, el Jetsun iba vestido con trajes de sol y luna y llevaba una bandera de victoria en sus manos. Luego Tserinma se desvaneció en los cielos, dándose cuenta que había fallado nuevamente en atrapar y perturbar a Milarepa. Se sintió desconcertada.

Ésta es la historia de cómo Milarepa recibió regalos del rey de Ko Kom, en Non, junto con una breve reseña de la intrusión de Tserinma (la diosa).



28 EL ATAQUE DE LA DIOSA TSERINMA

Reverencia a todos los gurús

Él, quien nació en el País de Nieve,
libre de los cuidados mundanos,
bendecido por la sucesión de Naropa,
el magnífico que conquistó penas y pruebas,
la cura, el remedio supremo
para todo mal de cualquier criatura de sentimiento,
reverenciado por el sol y la luna,.
Él es el santo, el famoso Milarepa;
Ante él me inclino, Padre Repa, con gran veneración.

En el País Nevado del Norte, en la frontera entre el Tíbet y Nepal, donde la gente habla lenguas diferentes, hubo una vez un magnífico y próspero centro de comercio donde se podía encontrar toda clase de mercancías. Allí se levantaba el palacio del rey de los nagas y allí se podía escuchar el sonido de una trompeta de con¬cha. Era sitio donde crecía espontáneamente la riqueza y la for¬tuna. Del lado oriente, en la roca que sobresalía como una gema con forma de león, sobre el extremo izquierdo, donde vivía la monja celestial: la propicia diosa de larga vida (Tserinma), había un lu-garcito quieto donde residía el gran yogui Milarepa. Era éste un lugar rodeado por las deidades de las montañas nevadas y abun¬dante en pastos y praderas donde abundaban muchas clases de yer¬bas. Era un sitio bendito situado cerca del río de Lohida (Lodahan) y se ubicaba allí la ermita del Valle de la Medicina.
En el año del Dragón o del Agua, mientras Milarepa practicaba la yoga del fluir del río, apenas pasada la medianoche del día octavo del primer mes de verano, los dieciocho grandes demonios, capita¬neando a todos los fantasmas y espíritus del universo entero, vi¬nieron a atacarlo con objeto de interrumpir su devoción. Con su gran poder golpearon la tierra, cambiaron la apariencia del cielo e hicieron sus magias. Entre ellos había cinco demonias extrema¬damente feroces de aspecto salvaje y comedoras de carne, que se exhibían con formas horribles y feroces conjurando y gritando para distraer al Jetsun de su meditación. Sin embargo, Milarepa entonó un canto: Llamado a los Budas y dakinis para que sean mi armada.

Te ruego, gurú perfecto,
el famoso Lho Draug Wa con las tres perfecciones.
Yo, el discípulo señalado, sinceramente te ruego.
Padre del reino de lo sin forma,
que ves todo lo que pasa.

En este lugar tranquilo, camino al río Drin,
yo, el yogui tibetano Repa, he estado en profunda meditación.
¡Las visiones producidas por la concentración de prana en mi cuerpo
me divierten y fascinan
como un juego fantástico!
Los fantasmas y devas de los reinos de la forma
están aquí reunidos, no falta ninguno.
Eminentes entre ellos son las cinco demonias
que se tornan en formas horrendas y terroríficas.
Han venido a molestar mi devoción
buscando ocasión de distraerme.
Veo una demonia flaca como esqueleto
que levanta el monte Sumeru;
otra es roja, con su lengua de fuera chorreando sangre,
y que traga océanos de agua.
La más horripilante aparece como Yamantaka
golpeando como címbalo el par de la luna y el sol.
Veo una demonia con cenizas,
danzando sobre las estrellas y los planetas mientras ríe a carcajadas.
Veo una diosa coqueta y bonita
que incita al extremo los ardores con sólo mirarla;
tiene sonrisa estremecedora y formas cautivantes:
es la más atractiva y alucinante.

También hay otros demonios viciosos,
que blandiendo poderosas armas con sus cuerpos vigorosos
tumban la floresta,
parten las rocas y hacen temblar la tierra.
Los veo cavando zanjas en las cuatro direcciones para cercarme;
veo las cuatro fronteras vigiladas por gigantes;
veo incendios por todos los cielos,
y diluvios que sumergen los cuatro continentes.
El cielo está poblado de demonios no humanos
que gritan con voces chillonas
diciendo: "¡Fuera, fuera! ¡Sal de aquí!"
Mientras, lanzan hacia abajo enfermedades malignas
y ríen: "¡Ja ja! El fundamento de tu sabiduría se está desplomando!"

Cuando todos estos obstáculos descienden sobre mí,
te ruego, oh mi gurú misericordioso,
mi Buda patrono, me otorgues tu compasión,
tú, santos Bha Who y Bha Mo.
Yo les ruego, guardianes del dharma, que me protejan de estos obstáculos,
ustedes que tienen gran poder mágico y armas poderosas.
Protéjanme, sopórtenme, ayúdenme;
bendíganme y consagren mi boca y mi cuerpo;
desplieguen sus iras, muestren sus colmillos
y enseñen sus rostros feroces.
Manifiéstense en sus formas más terroríficas,
oh Padre y Madre dioses;
despejen la forma fantasmal de Yamantaka,
que es la más orgullosa e insolente.
Les ruego, oh deidades iracundas de los cielos,
echar por sus fauces el relámpago
con truenos que griten: "¡Hum, Pai!" entre raudales de lluvia.
¡Destruyan, arrogantes y riendo de doce maneras diferentes,
las trampas y ardides de todos estos demonios!

Quien oculta el cuerpo sea destruido afuera;
quien oculta la mente sea destruido dentro;
que sean trasmutadas las condiciones desfavorables
mediante las prácticas y enseñanzas del sendero bodhi.
Derriben con su fluir a estos demonios viciosos.
¿No me escuchan, oh ustedes supremo Yidham y dakinis?

Entonces el Jetsun cantó y oró fervientemente a los gurús y al patrono Buda Yidham. Mientras tanto los dieciocho devas y de¬monios, y la mayor parte de los adversarios, pensaron. "A juzgar por sus palabras, parece haber perdido su paz mental al ser distur¬bado por nosotros. Pronto podremos destruirlo". Complacidos con estos pensamientos, dudaban aún acerca de cuánta sería la realización e iluminación interior de Milarepa. Con dudas y tanteos, decidieron atacarlo insultándolo y profiriendo palabras obscenas para probar así sus logros yóguicos. Mientras tanto, devas y de¬monios entonaron juntos un canto llamado Proclama de los obstáculos :

Oh tú, el cantante de voz profunda,
que cantas con clara y lírica voz
¡como el susurro de los sabios védicos!

Tú, el yogui que permanece solo en la ermita,
tú, que has llamado a los ejércitos de los devas y dakinis,
¿no eres acaso el gran asceta Repa?
Sin embargo, cuando tu cuerpo ha sido privado de toda asistencia,
has temblado y te has alarmado.

Aunque estés ahora empavorecido,
escucha nuestro canto mientras mostramos nuestros horribles rostros.

El dragón-gema, con su par de alas de oro,
se llama el regidor Nam Lo.
Cuando vuela alto en el cielo, contemplo bajo sus alas
una propicia floresta que crece en una colina.
Está rodeada de una cordillera de montañas nevadas,
donde se reclina el Valle de la Medicina en una meseta alta.
En este día auspicioso, octavo del mes lunar,
están aquí reunidos ochenta mil maleantes agitadores
y el cielo entero está oscurecido con este ejército demoníaco.

Desde los grandes devas y los poderosos espíritus del cosmos,
hasta los espíritus que se arrastran por la tierra como serpientes,
todos han aparecido en sus formas iracundas invocadas.
Con poderes milagrosos y con ansias insaciables,
hemos venido a confundirte y maltratarte.

Los dieciocho grandes demonios son los jefes;
los guardias de las diez direcciones son los diez de la comitiva demoníaca;
con nosotros están los quince demonios niños
y las cinco demonios comedoras de carne.
También está la demonia Bha Mo,
que come carne humana y bebe sangre.
Ella vive de los olores de los sacrificios y traga piedras.
Tenemos con nosotros a la demonia Srinmo,
que puede demostrar todas las acciones en el mundo,
nosotros, todos los dioses y espíritus aquí reunidos
echamos los dados antes de venir
y la adivinación dijo: Ahora, yogui, te llegó el turno de ser asesinado.

¡No hay modo de que escapes!
Tú no tienes poder ni libertad.
Hemos venido a quitarte la vida, el alma y el espíritu;
a detener tu aliento y a sacar de tu cuerpo la conciencia,
a beber tu sangre y a comer tu carne y tus skandhas.
Llegó ahora el fin de tu vida.
Todos tus méritos y tu karma están exhaustos.
El señor de la muerte te comerá,
y la soga negra del karma te atará apretadamente.
Esta noche dejarás el mundo.

¿Te arrepientes de lo que hiciste durante tu vida?
Cuando el ejército del señor de la muerte te arreste,
¿estarás seguro de escapar?
¿O te preparas sin temor a morir?
¿Confías en que no caerás
a los tres reinos miserables?
Te interrogamos sobre esto.

Esta noche caerás a nuestros pies;
un guía, enviado del señor de la muerte, te guiará.
Los reinos oscuros del bardo son los más terroríficos:
a estos lugares desconocidos
debes ir ahora.
¿Tienes protector para tu cuerpo?
¿Tienes freno de caballo para tu boca?
¿En tu mente estás ya preparado para ir a otros reinos?

Oh, pobre yogui, no tienes ni amigos ni parientes.
Este lugar remoto es oscuro y peligroso,
este sendero solitario es difícil y azaroso;
porque aquí tienes que proseguir solo, sin compañía.
Aquí no puedes quedarte:
has de partir enseguida.

Así cantaron los devas y los fantasmas. El Jetsun pensó: "Us¬tedes, demonios y todas las manifestaciones del cosmos, son sólo con¬juros de la mente; así se enseña claramente en todos los sutras y Shastras. Según la enseñanza, que es como néctar, señalada por mi santo gurú, la naturaleza de la mente es la esencia iluminadora más allá de todo extremo y de toda palabra. Nunca ha nacido y nunca morirá. Aun si en miríadas los ejércitos del señor de la muerte la rodearan y lloviera sobre ella una lluvia de espadas, no podría ser dañada ni destruida. Aunque todos los Budas en las diez direcciones y los tres tiempos reunieran todos sus méritos y golpearan con sus luces infinitas sobre ella, no podrían mejorarla ni colorearla ni darle forma sustancial. Permanecería como es y nunca podría ser destruida. Éste, mi cuerpo-pluma, está hecho del apego entre sujeto-objete y está destinado a morir. Si estos de vas y demonios lo quieren, se lo daré. Toda vida es pasajera y cam¬biante. Ahora tengo oportunidad de dejar mi cuerpo. Si así lo hago, será una ofrenda digna. Se debe a error de los pensamientos relativos al sujeto-objeto el hecho de ver las sombras de los devas y fantasmas tal como aparecen ahora ante mí. La percepción de la aflicción y de los verdugos es tan pasajera corno las nubes, la niebla o los espejismos que se perciben con los ojos. Estas visiones ilusorias son como 'velos' creados por los pensamientos ondulantes, los cuales a su vez han sido producidos por pensamientos habituales derivados de la ceguera original en el samsara desde tiempos in-memoriales. En estas visiones fantasmales nada hay que pueda atemorizarnos". Con estos pensamientos en mente, Milarepa comenzó a absorberse en el reino de la realidad. Sin temor y con una in¬quebrantable confianza, cantó:

Éste es el lugar conocido como Dinma Drin:
pueblo donde vienen tanto hindúes como tibetanos.
Aquí se reúnen los mercaderes y hacen sitio de mercado.
Aquí vive la reina celestial,
la Cruel Dama Tserinma de los lagos nevados;
su cabello está adornado con la nieve de las montañas,
su falda luce bordados de gran belleza:
son los campos verdosos del Valle de la Medicina.
En este lugar circundado de ríos
están reunidos ochenta mil agresores.

Desde el cielo de la conjuración, arriba de todo,
hasta el reino de los fantasmas hambrientos, muy abajo,
todos los devas y espíritus están aquí reunidos.
Cantando sus estúpidas canciones con el fin de dañarme y confundirme.

Flotando arriba en el cielo están los comedores de fragancia,
el putrefacto, el de faz de hombre, el hambriento,
el vampiro glotón, el caníbal, el dañino,
el que hurta cadáveres y los demonios de Jung Po...
¡Oh estas increíbles miríadas de demonios!
¡Difícilmente puedo recordar sus nombres!
Entre todos, las demonias antropófagos
son especialmente feroces.
Ellas, con lenguaje abusivo, me insultan diciéndome:
"Debes morir, tienes que morir!"

Debido a mi humano temor a la muerte
medito en la mente inmortal,
absorto en el reino increado.
Practico la clave básica de los principios
que es la autoliberación del samsara.
Con esta quintaesencia de toda enseñanza
puedo ver claramente la conciencia desnuda e insustancial.

Mi confianza en la visión surge de la transparencia de su flujo,
como conozco el Vacío iluminador,
no temo ni a la vida ni a la muerte.

Debido a mi temor humano sobre los ocho aprisionamientos
medito en el fluir y en las faltas del samsara,
entrenándome en considerar la ley del karma
Por eso me refugio en los Tres Inmaculados.

Gracias a la constante meditación en la mente-bodhi,
he erradicado para siempre las sombras
oscuras de los pensamientos habituales.
Las veo, cuando aparecen ante mí,
en la forma que sea
como falsas ilusiones.
Por esto no temo a los tres senderos miserables.

Temeroso de la incertidumbre de la vida,
he adquirido firmeza en la práctica de nadi-prana.
Ejercitando las instrucciones claves
de los tres ejercicios de identificación,
he restringido mi entendimiento de los seis grupos sensoriales.
Por eso estoy seguro de ver el dharmakaya.
Lo veré conduciéndome a mí mismo al sendero divino.

Como mi mente está totalmente absorta
en el increado dharmadhatu,
ni me pesa ni temo morir ahora mismo.

Ustedes, devas mundanos y demonios locos
que roban la vida a los hombres y mujeres,
escuchen atentamente mis palabras.
Este cuerpo humano, compuesto de skandhas,
es transitorio, mortal e ilusorio.

Desde hace mucho tiempo lo he descartado;
quien lo quiera, puede llevárselo.
Sirva la ofrenda de mi cuerpo come rescate
para todos los seres humanos y las criaturas provistas de sentimiento.
Sirva esta ofrenda como dedicada
al beneficio y la bendición de mis parientes.

Como he ofrendado éste, mi cuerpo,
con dedicación sincera,
queden todos ustedes satisfechos y felices.
Espero que, mediante este acto virtuoso,
sean esclarecidas y canceladas totalmente
las deudas y karmas que debo
desde tiempo inmemorial en el samsara.

La mente giratoria es vacía y carente de sustancia:
esto lo veo más claro que los demonios.
Ustedes piensan que yo fácilmente me atemorizaré
cuando surjan en huestes los ejércitos demoníacos
desde los dieciocho infiernos y lokas para atacarme.
Pero yo soy un yogui del Vacío,
que mira claramente la naturaleza de la ignorancia.
No les temo, demonios;
ficciones conjuradas por la mente,
manifiestas pero no existentes.
Oh, cuan fascinante es este juego,
¡cuan fantásticos son los dramas del samsara!

Así cantó el Jetsun sin el más leve temor en su mente. Luego increpó a los demonios con estas palabras: "Desde tiempo inme¬morial hasta ahora todos hemos pasado por miríadas de formas de cuerpos en nuestras diferentes encarnaciones. Esto es comparable a la suma total de granos de arena en todo el vasto universo. Sin embargo, apenas hemos utilizado estos cuerpos con algún propósito digno. En lugar de eso, los hemos gastado en cosas sin sentido (una y otra vez) acumulando de esta manera más y más skandhas y pesares. Si ustedes, devas y demonios, están interesados en tomar mi cuerpo constituido por los cuatro elementos y por skandhas mun¬danos y nutrido por treinta y dos inmundicias, ahora mismo puedo dárselo. ¿Por qué no? Además, todas las criaturas sensitivas de los seis reinos son mi madre y mi padre. Me debo a ellas. Con el fin de liquidar cuentas, dejo pues mi cuerpo desde arriba hasta abajo: con les doce miembros que incluyen la cabeza, los cinco órganos, las cinco esencias, los seis contenidos internos, la carne, los huesos, los pies y la gordura, el cerebro y la corteza, la grasa y la sangre, los cabellos y las uñas, la piel y epidermis, el aliento, la vida, el semen y la energía vital. Todo se lo ofrezco a ustedes. Cualquier parte que deseen tómenla y disfrútenla. Espero que con estos méritos de ofrecer mi cuerpo, de ahora en adelante todos los demonios y es¬píritus malignos serán aliviados del odio y sus corazones liberados de la mala voluntad. Que estos méritos sean semilla verdadera para que florezca la compasión y que por siempre siga creciendo en los corazones! Que la semilla de esta compasión combinada con el alimento de la sabiduría innata libere por siempre a los demonios de la malignidad y la amargura. Que todos ustedes se tornen mise¬ricordiosos, inofensivos y amables. Dedico ahora estos méritos como un voto válido a toda criatura de sentimiento, a fin de que obtengan perfecta felicidad, bondad y alegría".
Al escuchar las palabras del Jetsun y sus sinceros deseos, todos los devas y demonios se sintieron avergonzados y con mucho respeto hacia él. Cesaron con sus conjuros hostiles y se quedaron en paz. Las cinco dakinis, muy feroces y comedoras de carne, que habían desplegado sus terribles formas, exclamaron: "¡El hecho de que no tengas apego ni te cuides de tu cuerpo es verdaderamente ma¬ravilloso! No hemos venido aquí con tanto odio ni tampoco deci¬didas a dañarte. Hemos venido a probar tu realización y compren¬sión. Hablando en general, todos los obstáculos externos creados por los demonios dependen de tu apego interno a los pensamientos. Cuando llegamos, tú demostraste alguna aprehensión y te oímos lla¬mar a las dakinis pidiéndoles ayuda. Al ver esto pensamos que aún había miedo y deseos en tu mente. Consecuentemente, inten¬tamos ridiculizarte con palabras hirientes. Pero al escuchar tus res¬puestas sinceras y veraces nos disculpamos de nuestro mal com¬portamiento. De ahora en adelante, siempre que corras algún peligro o que tu mente divague a lo salvaje, debes meditar en la esencia mental de una manera espontánea. Así conquistarás seguramente todo obstáculo. Si lo haces así, no temerás ni serás descontrolado aunque el cosmos entero y el cielo de Brahma caiga a la Tierra, sacudiéndola y volteándola al revés". Después de dar estos buenos consejos al Jetsun, las cinco violentas demonias cantaron así:

Oh gran yogui Repa,
gracias a tus acumulados méritos
has nacido como humano.
Estás bien dotado, investido
con abundantes condiciones favorables.
Como ya llega el buen tiempo en que
tus deseos de pasadas vidas ya maduran,
has encontrado la enseñanza del santo dharma,
el cual te capacita en la práctica de tu devoción.
Eres un buen hombre, un ser superior,
mientras que nosotros somos solamente unas pobres criaturas mundanas.
Nuestra inteligencia es pequeña y grande es nuestra ignorancia;
nuestro nacimiento ha sido en la forma inferior de mujeres.
Como nuestros méritos son escasos,
nos nutrimos de pensamientos malignos.
Debido a nuestros pecados hemos de viajar por el cielo;
como quizá no comprendas lo que hemos hecho en este mundo oscuro,
te lo explicaremos en parábolas.

Tu mente es profunda y honda.
Así pues, escucha en la postura mudra
Y razona lo que cantamos:

En el Este, en la puerta auspiciosa de China,
teje una mujer su tela de seda.
Si ella no se equivoca por
estar platicando con su hermana,
involuntariamente, el viento no dañará su labor.

Así pues, tejer con cuidado
es de suma importancia

En el Norte está la tierra de los mongoles;
sus tropas valientes y poderosas están listas para pelear
si no se da ninguna revuelta interna en el país.
No temen ni a los hombres del mismo Rey Gesar.
Así pues, regir bien y sabiamente a los pueblos
es de gran importancia.

En el Oeste, en la puerta de entrada al reino de Tazee (Persia),
está la reja del signo secreto
que se asemeja a una concha pulposa;
si las trancas de hierro forjado no se rompen desde adentro,
ninguna bala de cañón podrá reventarla.
Así pues, cerrar bien el portal interior,
es de suma importancia.

En el Sur está Nepal, tierra de rocas y truenos.
Si los nativos no cortaran con sus hachas
el corpulento árbol de sándalo,
los intrusos mon no los perjudicarían.
Preservar las maderas para los compatriotas
es de gran importancia.

En este sitio tranquilo, cerca del río Drin,
tú, Milarepa, meditas correctamente.
Si el pensamiento de los demonios
no surge nunca en tu mente,
no tienes por qué temer a las huestes demoníacas que te rodean.
Lo más importante es dominar la mente interior,
no tengas la menor duda acerca de ello,
oh, yogui asceta.

Sobre la colina de la vacua esencia del dharma
debes guardar el castillo firme del samadhi.
Si llevas puesto el traje de la mente-bodhi
y portas la espada de la sabiduría y la compasión,
no podrá dañarte la armada de los cuatro demonios.
Si no te acoges al pensamiento de sujeto-objeto,
aunque te rodeen las huestes
del mismo Yama, no podrán vencerte.

Los atractivos e inducciones
del mundo exterior son grandes;
interiormente, la pereza y las distracciones
son poderosas;
como sombra nos siguen las pasiones y los apegos.
Aun cuando te sumerjas en la
sabiduría trascendental,
es difícil conquistar
las ilusiones internas de demonios y fantasmas,
porque este nhamdog es extremadamente rápido y listo.
En vereda de miedo y esperanza
está oculto en emboscada
con sus sogas y sus lazos
esperando la ocasión para atraparte.
¡El centinela
debe apostarse
para guardar la ciudadela interna!

Este canto melodioso, con sus cuatro
parábolas y sus cinco significados,
es precioso como una perla;
como espejo de iluminación
alumbra la mente.
Por favor, piensa en esto con atención,
¡oh yogui bien dotado!

Milarepa tomó la palabra: "Por regla general, todos los demo¬nios que causan conflictos y todos los devas del mundo exterior son creaciones de los pensamientos ilusorios provenientes de los apegos o aprehensiones mentales, las cuales atrapan formas que luego es¬timan como reales. Lo que has dicho puede ser muy cierto. Sin embargo, nosotros los yoguis no consideramos los obstáculos como completamente dañinos o perniciosos. Sea cual fuere la forma o vi¬sión que los demonios conjuren, las aceptamos como condiciones favorables y regalos graciosos. Como el golpe de una fusta, estos obstáculos demoniacos son buenos estímulos para los principiantes indolentes. Un latigazo inesperado indudablemente aguzará nuestra atención, Además estos obstáculos demoniacos son las causas verda¬deras que han de ayudar al cuerpo y mente en sus devociones, apre¬surando así el despertar al samadhi. Para aquellos yoguis avanzados que han alcanzado estabilidad en el sendero, estos obstáculos son alimento de la sabiduría; también aumentarán la claridad de la luz de la conciencia, haciendo progresar los samadhis internos. Gra¬cias a ello surgirá la suprema mente-bodhi, que capacitará al yogui mejorando sus devociones en forma rápida y progresiva.
Hoy he visto cómo, de hecho, todos los devas y demonios son guardianes del dharma. Por el mérito de haberles visto así, como guardianes y transformaciones del cuerpo del Buda, alcanzaré mu¬chos logros y realizaciones. He, pues, de esta manera, trasmutado los obstáculos en ayudas para el crecimiento espiritual convirtiendo en virtudes los vicios. Ahora todos los nhamdog, pensamientos dis¬traídos, ilusos y confusos, aparecen como el mismo dharma. Así pues me han dado, de momento, toda la asistencia necesaria para ser devoto en el sendero. En última instancia, considerando la verda¬dera naturaleza del ser, no hay ni Budas ni demonios. Quien a sí mismo se libera del temor y de la esperanza, del vicio y de la virtud, realizará la naturaleza insustancial y sin base de los pensamientos. Entonces el samsara será el propio mahamudra, y todos los pensa¬mientos turbulentos y distraídos se desvanecerán en el dharmadhatu, el así llamado inaprensible e inseparable dharmakaya". El Jetsun expuso otra vez estos puntos de la siguiente forma:

Sobre esta tierra, suelo de los victoriosos,
vivió una vez un santo conocido como el segundo Buda;
su fama se extendió por las diez direcciones.
A él, joya altísima de la bandera eterna (del dharma),
ofrezco mi homenaje y doy mis ofrendas.
¿Él es el maestro santo, el gran Medripa?

Sobre el sitial de loto de Medripa
descansa mi padre gurú;
bebiendo el néctar celestial
con la vista suprema de mahamudra;
he realizado la verdad innata de la libertad última.

Él es el supremo, el Jetsun Marpa.
Sin mancha de falta y vicios,
es la transformación del cuerpo de Buda.
Él dice: "Antes de la iluminación,
todas las cosas del mundo exterior
son confusas y defraudan;
por el apego a ellas
uno está siempre embrollado.
Después de la iluminación, uno ve cosas y objetos
como siluetas de un teatro de sombras,
y todas las cosas objetivas se tornan amigos que ayudan.
En el dharmakaya increado todo es puro;
nada está manifiesto
en el reino de la verdad última".

Dice él: "Antes de la iluminación.
la conciencia mental que gira siempre dentro de uno
está sumida, en una ceguera confusa,
la cual es fuente de pasión, acción y deseo.
Después de la iluminación, surge la
sabiduría autoiluminadora.
De ella mana todo mérito y virtud.
En la verdad última ni siquiera hay sabiduría;
allí se entra al reino donde el dharma queda agotado.

Esta forma corporal está hecha de los cuatro elementos;
antes de alcanzar la iluminación
vienen en ellos toda clase de males y enfermedades.
¡Después de la iluminación, se tornan en el cuerpo dos-en-uno
del Buda, el cual es claro como un firmamento sin nubes!
Este enraizamiento es la base de los apegos samsáricos,
en la verdad absoluta no hay cuerpo.

Los demonios malignos, machos y hembras,
que crean miríadas de conflictos y obstrucciones,
parece que son reales antes de la iluminación; pero cuando uno realiza su verdadera naturaleza, se convierten en protectores del dharma, y mediante su ayuda y asistencia desinteresada se obtienen numerosos logros.

En la verdad última no hay Budas ni demonios;
se entra aquí al reino donde queda agotado el dharma.
Entre todos los vehículos, esta enseñanza ulterior
se funda sólo en los Tantras.
Se dice en la alta división del Tantra:
"Cuando los diversos elementos se reúnen en los nadis,
uno ve aparecer las formas demoníacas.
Si uno ignora que estas visiones son sólo creaciones mentales
y las toma como reales,
ciertamente que uno es el más tonto y estúpido de los seres".

Cuando en tiempos pasados me hallaba envuelto en la ceguera del apego,
caí en la pocilga de la confusión
estimando como reales y subsistentes
a las deidades benevolentes y malignas.
Ahora, mediante la gracia y la bendición de los santos,
he llegado a convencerme que tanto el samsara como el nirvana
no son ni existentes ni inexistentes (neti-neti)
y veo todas las formas como el mahamudra.

Comprendiendo la naturaleza sin base de la ignorancia,
mi conciencia primera nublada e inestable
como reflejos de Luna en agua ondulada,
se ha tornado transparente y clara como un cristal reluciente.
Su brillo solar es diáfano, libre de nubes que oscurezcan;
su luz trasciende toda forma y ceguera.
Así se desvanecen sin dejar rastro la ignorancia y la confusión.
Ésta es la verdad que interiormente he experimentado.

Repito nuevamente que el concepto "demonios" es en sí mismo
sin base, vacío y, sin embargo, iluminador.
¡Oh, esto es verdaderamente maravilloso y estupendo!

De esta manera demostró Milarepa la fe y obediencia que pres¬taba a las instrucciones de su gurú para la comprensión del dharma. Entonces las dieciocho grandes demonias y todos los otros devas y fantasmas se dirigieron a él con gran respeto: "Eres un yogui que ha alcanzado el estado de estabilidad. A pesar de ello hemos venido a insultarte y a causarte conflicto. Por ello nos sentimos muy ape¬nados y arrepentidos. De ahora en adelante cumpliremos tus órdenes y te serviremos". Al dar esta promesa, los innumerables demonios y fantasmas se postraron ante Milarepa como barro que se untara al suelo cuando está cayendo una fuerte lluvia. Luego, los devas y demonios regresaron a sus moradas.

Ésta es la historia de cómo el gran Repa, el indescriptible vajra de la risa, se encontró a las cinco dakinis mundanas, replicando a sus ataques con un canto. Esta historia fue narrada por Bodhi Radsa, el maestro de Ngan Tson, gracias a su memoria indeleble sobre el relato original. Se le escribe en el estilo poético llamado El rosario de perlas.



29 LA CONVERSIÓN DE LA DIOSA TSERINMA

Reverencia a todos los gurús

Coronado con los adornos del
cuerpo de transformación del Tathagata
está el supremo, el traductor Marpa.
De su boca fluye
el manantial del néctar;
de su estirpe susurrada
nace el increado.
Crecido de esta pura sabiduría,
es él, el famoso yogui Milarepa.
A ti, padre Repa,
rindo mi homenaje sincero.

En las fronteras de Nepal y el Tíbet, sobre la ladera izquierda de la brumosa montaña nevada, La Reina de las Alturas de Azur y bajo el flotar de las nubes doradas, yace si lugar bendito, el Valle de la Medicina. Cercano a la rivera del famoso río Lodahan (Lodhida) está el valle, circundado de una cristalina cadena de colinas nevadas. Aquí vive el renombrado gran Repa, el yogui Milarepa, quien guarda su mente sin barreras absorta en las enseñanzas del supremo vehículo, consolidado perfectamente en la ilimitada mente-bodhi. Cuando el "gozo que sube" alcanza el centro de la garganta, donde hay disfrute, fluye espontáneamente el canto del Vajra. Ben¬dito por una corriente ininterrumpida de gracia, ha transformado la base de su conciencia en sabiduría y, gracias a la locura tántrica, ha conquistado a todos los demonios y espíritus malignos. Es un yogui de gran poder y fuerza.
Tranquilo, con su mente absorta en el estado original de la esencia del dharma, ha demostrado ocasionalmente y con gran com¬pasión el samadhi que es resultado de la conquista de los elementos, ora reuniendo o manifestando su poder a los espíritus malignos. Mien¬tras allí residía para beneficio de los humanos fervorosos, de los espíritus devotos y de los devas, ejecutó numerosos milagros mara¬villosos.
En el año de la Serpiente de Agua, el día 11 del mes de verano, cinco adorables y hechiceras muchachas vinieron a visitarlo. Lo re¬verenciaron circunvalándolo muchas veces. Luego dijeron: "Te trae¬mos yogurt hecho de leche de ganado salvaje (bha men ). Y así diciendo, le ofrecieron un cucharón, semejante a una gema azul, lleno de yogurt. Luego, una a una se sentaron a su izquierda y lo abordaron nuevamente: "Te rogamos que nos lleves en tu corazón y nos permitas hacer ante ti nuestra promesa del voto bodhi". El Jetsun pensó: "¡Nunca he visto cuchara tan preciosa y extraor¬dinaria, ni hay en el mundo alimento comparable a este yogurt! Y en lo que a estas muchachas respecta, sus maneras de hacer las reverencias, sus circunvalaciones y su comportamiento tan fuera de lo común prueban que son criaturas celestiales". Pero, con el objeto de comprobar si decían la verdad, el Jetsun se hizo el ignorante. Las miró y preguntóles: "¿Quiénes son? ¿De dónde vienen?" y luego, melodiosamente, cantó.

Por la salvación de algunos discípulos bien dotados,
el santo Dorje Chang, esencia de los cuatro cuerpos,
en el tiempo de la disputa y la corrupción,
encarnó como Marpa, el traductor,
en las montañas del País de Nieve, Bar Dha Na,
en la parte norte de Tsamlin.

Con voz de león rugiente
él, el ser supremo, viaja en el supremo vehículo.
Sólo con escuchar su voz, uno desea
ser salvado de caer en los senderos inferiores.
Te ruego, gran Marpa, por aquellos que vienen a mí.
Ruégote les otorgues tus bendiciones y logros.
Oh padre, con el poder de tu compasión,
haz que sus mentes se conviertan fácilmente;
haz que surja en ellos el retoño de la iluminación.

En la tierra pura del Vacío
residen los Budas y sus hijos.
Con su compasión radiante,
les ruego enviar sus rayos de luz
para que en el corazón de los discípulos de ustedes
brille el loto de la sabiduría
floreciendo para todos.
Que los cuatro infinitos crezcan hoy.

Tengo algo que preguntarles,
muchachas encantadoras sentadas aquí, a mi izquierda.
No es nada especial lo que deseo conocer.
Sólo quiero que me digan si son ustedes seres humanos
o ángeles celestiales,
pues ésta es la primera vez que las veo.

¡Oh ustedes, atractivas doncellas:
A la luz relampagueante de la magia,
su encantadora elegancia
y sus cuerpos finos y adorables
glorifican el esplendor de su belleza!

Oh, radiantes muchachas del cielo:
quien las vea a lo lejos creerá
mirar cinco muchachas que en la neblinosa luz del atardecer
hacen compras en el pueblo.
Pero, al verlas más de cerca y con atención,
Se darán cuenta que no son imágenes tangibles ni firmes,
sino unas como siluetas burbujeantes.
Por eso estoy tan sorprendido y perplejo.

Cuando venía por el camino,
las vi como a perlas que rodaban
conversando alegremente, entre risas.
Pero tras su encanto y coquetería fascinantes,
tal como la estrella matutina que brilla al Este,
lentamente se van ustedes desdibujando.

Viendo que se dispersan y agrupan nuevamente,
he sospechado que son ustedes hadas o devas.
Cuando uno observa el parpadear de sus ojos,
¡no puede menos que sonreír!
Me digo maravillado: "¿Son dakinis mágicas?

El modo budista de hacer las circunvalaciones y reverencias
es de izquierda a derecha;
pero ustedes las hacen de derecha a izquierda,
así pues, han de ser hadas o devas.
La forma' usual de ofrecer "reverencia del ojo"
es de izquierda a derecha;
pero ustedes lo hacen de derecha a izquierda,
y por eso han de ser hadas o devas.

Sacuden el tronco de su cuerpo cuando se inclinan;
en cada una de las nueve reverencias han dicho: "bienvenido";
y mueven sus cabezas
cuando hacen la "reverencia del ojo", cada vez.
Sólo las damas celestiales se inclinan de ese modo,
¡pero ustedes, aunque las imitan, no son realmente como ellas!

En cada octava reverencia han pedido buena suerte
al modo de los devas,
con la rodilla puesta en tierra:
esa forma de reverencia es poco común.

La cuchara de gema azul que me han dado,
con sus joyas ornamentales;
viene del cielo, no es de este mundo.

Yo he viajado por muchas tierras, y vengo de lejos.
He comido diversos alimentos
y he visto y oído muchas maravillas.
Comparada con la de otros, mi experiencia es grande;
pero, en toda mi vida no he probado
un yogurt tan delicioso hecho de leche de ganado salvaje;
ni tampoco he visto cosa tan maravillosa como el cucharón.
Este alimento es del cielo, no es de este mundo.

Lo que ustedes dicen, hadas felices,
es también motivo de sorpresa:
especialmente los pedidos acerca de la mente-bodhi.
A juzgar por la fe y confianza en el dharma que profesan,
ustedes han tenido mucho apego a la doctrina
en vidas pasadas.
No puedo más que sentirme complacido y encantado.

Escúchenme, agradables jóvenes,
tengo aún algo que preguntarles:
no he señalado nada falso, mis palabras son sinceras.

¿De dónde vienen en esta mañana?
¿A dónde irán esta tarde?
¿Dónde está su hogar y su familia?
/Qué hacen ustedes con sus poderes mágicos?
¿Qué poder pueden demostrar?
¿Cómo me conocieron?
¿Nos hemos visto antes o alguien nos presentó?
Que ninguna duda impida que ustedes me respondan;
por favor, contesten con palabras honestas.

Las hadas hablaron: "Tú eres el Jetsun, el ser supremo. En tu vida pasada debiste acumular muchos méritos. Por eso fuiste capaz de encontrar un gurú único y consumado. Con el corazón lleno del néctar del dharma, has comprendido plenamente la fala¬cia e ilusión de los placeres mundanos y sus deseos. Así pues, surge en tu corazón gran compasión y benevolencia. Y has ya estable¬cido la determinación de cruzar el peligroso y arrollador río del samsara. Con gran esfuerzo y trabajo te has dedicado a la prác¬tica del dharma, habiendo obtenido poderes milagrosos gracias a los cuales puedes ver (clara y vividamente) los asuntos privados de las gentes y sus pensamientos como imágenes reflejadas en el espejo. También estás conciente de nuestros linajes, familias y otras cosas; sin embargo, pretendes no conocerlas. Nos preguntas acerca de ello. Seguramente que nos agrada decirte la verdad. Gran Jet¬sun, préstanos atención por un momento y escucha nuestro canto". Y con melodiosas voces cantaron todas al unísono:

En este tiempo desgraciado de los cinco apegos,
cerca de Pakshu, en Tíbet, en el hogar
de la demonio de rostro-rojo,
nació un hombre raro en el valle Nevado,
rodeado de mal y de montañas de hielo,
¿no es éste el gran yogui Milarepa?

Debido a tus nobles actos de pasadas vidas
has encontrado un gurú consumado,
y eres bendito con la estirpe divina.

Bañado por el arroyo del néctar de la gracia,
has transformado tu mente.
Por eso ves todos los placeres y las glorias
como fantasmas ilusorios.

Dejando el mundo, que es difícil de soportar,
persistes diligentemente en tus devociones
sin permitir que nada te distraiga.
Por eso te has convertido en un yogui celestial,
que mora para siempre en el reino del dharmakaya.

Permaneciendo en el plano que está "más allá del juego-de-palabras",
puedes usar de maneras diversas el poder de ese samadhi
que todo lo transforma:
ésa es el arma para conquistar cualquier elemento,
pero, aun sin él, has subyugado todo mal.
Al constatar los milagros que realizas,
tus fervorosos discípulos se sienten confortados e inspirados;
llenos de estupor y con el corazón alegre,
se les erizan los cabellos mientras sus lágrimas caen.

Oh, tú eres el Jetsun, la perla de la corona.
A ti ofrecemos homenajes y ofrendas.
Tú eres el Jetsun Yed Pa , hijo del Buda,
refugio de todas las criaturas sensitivas.

Nosotras, las cinco muchachas viajeras del cielo,
de una tribu inhumana,
que estamos ahora junto a ti,
somos de bajo nacimiento y de aún más precarios méritos.
¡Por favor, ten piedad de nosotras con tu gran compasión!
Rogárnoste que de las nubes de tu gracia
caiga pronto la lluvia del néctar,
de tal modo que las pasiones obsesivas —causa de todo mal—
sean apaciguadas,
y que florezca el precioso pimpollo de la mente-bodhi.

Tú eres, maestro de yoga,
el yogui majestuoso de los actos prohibidos.
Mediante el cultivo de la conciencia en samadhi,
conoces la mente y sus capacidades,
los linajes y las relaciones con el dharma que tiene cada hombre;
y, aunque las conoces claramente y sin error,
pretendes ignorarlas y nos preguntas acerca de ello.

Somos Nu Yin, demonios mundanas.
Nuestra familia se apellida Ahdsidharata.
Somos fantasmas que vagamos en los campos y cementerios,
dakinis mundanas que pueden hacer magias.
Muchos logros y poderes
podemos ejecutar.

Esta mañana, en la casa del cielo,
abrimos la reja de nubes,
y resbalamos sobre los rayos del Sol hasta llegar aquí.
Esta tarde iremos a la India
para asistir a una fiesta sacramental
en el cementerio del Jardín frío.

A la derecha de este valle
se alza una alta montaña nevada
con forma de triángulo.
Nosotras moramos en la cima del pico central.
La corona ornamental de nuestra casa
es un espejo de cristal de hielo
que refleja los rayos del Sol y de la Luna.
A media altura de la cima,
está el vaso de agua de un lago;
un revoleo de nubes es techo de nuestra casa,
mientras su base está por siempre envuelta en brumas.
Ésta es la reina azul de las montañas nevadas,
el famoso lugar, nuestro hogar.

Primero te vimos en el verano,
cuando venimos a molestarte y a insultarte;
pero tú no sentiste ni enojo ni resentimiento.
En retribución, nos bañaste con la lluvia del dharma.
Así pues, arrepentidas ya estamos de nuestros actos malos.
Habiendo probado el néctar de tu dharma,
nos sentimos más sedientas y queremos beber más;
por eso venimos hoy a visitarte.
A ti, ser supremo que das refugio.

Te rogamos, hombre perfecto,
nos dejes calmar nuestra sed
satisfaciendo nuestras ansias en tu arroyo de néctar.

Milarepa, luego de escucharlas, les dijo: "Al principio fueron us¬tedes muy maliciosas y resentidas. En varias ocasiones me espan¬taron asumiendo formas diferentes y tratando de dañarme y ofus¬carme; pero yo he comprendido plenamente que toda manifesta¬ción es un juego de la mente y sé que la esencia mental es ilumi¬nadora, aunque vacía. Por eso nunca he tenido el más leve temor o preocupación acerca de los obstáculos ilusorios causados por los demonios. Observando esto, ustedes deben arrepentirse sinceramen¬te del daño y mal que han infligido a las gentes y a los yoguis devotos. Con profundo arrepentimiento deben confesar sus pecados y nunca más han de cometerlos ni dañar a otros. Deben prometer esto firmemente, si lo hacen así, podré aceptarlas y otorgarles la oración de los tres refugios, iniciándolas en la carrera de la mente-bodhi. De otro modo, si no se hacen siervas de las profundas ense¬ñanzas y de los preceptos supremos será como 'echar una vaca al abismo' o como 'jalar la nariz del cadáver en el lugar del la¬mento'. Ahora presten estricta atención y escuchen el canto de este anciano":

En este momento propicio cuando, a punto de la medianoche,
relumbra en el Oriente luz de plata
cazando la oscuridad y rechazándola del vasto cielo,
¿no es ésa la luz brillante y cristalina de la Luna?

Galopando cual caballo sobre los rayos relucientes
llegan las cinco muchachas
envueltas en sus lienzos luminosos.
¿No son ustedes las cinco dakinis terrenas?

Cercana a la rivera del río Lodahan
hay una choza deliciosa y quieta,
donde vive un asceta loco
que no conoce ni pena ni vergüenza.
Desnudo está, sin vergüenza ni pudor
y no siente calor ni frió.

Absorto en la esencia que trasciende la mente,
sin distraerse ni por un solo momento,
contempla la naturaleza del Vacío,
¿no es él Milarepa, el gran meditabundo?

Ustedes, mágicas doncellas, entonaron un canto, para mí;
yo, d yogui vestido de algodón, devuelvo a ustedes mi canción.
Algún voto común hicimos en vidas y karmas pasados;
hasta hoy son concientes de ello.
¡Cuan felices están ahora al saber esto!

A principios de la primavera pasada,
ustedes indujeron a todos los fantasmas y devas
a fin de que viniesen para atormentarme.
Como banderas desplegadas
o ejércitos demoníacos al ataque,
llovieron, desde las cuatro armadas, proyectiles,
tratando en mil maneras de dañarme.
Pero, como en seguida comprendí
que toda forma es mental,
mientras que la mente en sí es vacío,
no tuve miedo nunca
ante aquel espectáculo de sombras demoníacas.
Con sólo verlas, pobres criaturas pecadoras,
surgió en mí, espontáneamente y más allá de todo control,
una inmensa compasión.
En respuesta, derramé sobre ustedes
la lluvia misericordiosa del dharma.
Así fueron convertidas
en seres piadosos y fervientes.

Esta noche, como cinco doncellas adorables,
vuelven una vez más ante mí.
Con su belleza resplandeciente
y juntando las manos a la altura del pecho,
y rodeándome y reverenciándome muchas veces.
Me demuestran sincero respeto
con sus voces melodiosas.
Me preguntan por el dharma, diciéndome:
"Por favor, reúne y precipita las nubes de la mente-bodhi,
derramando sobre nosotras el néctar del dharma".
Como tienen fe sincera
les daré la enseñanza,
complaciendo su deseo.

Sobre el loto que corona mi cabeza,
se sienta mi inmaculado gurú:
¡El gran traductor, el sin mácula Marpa!
Tal como el purísimo sambhogakaya,
se sienta él misericordioso sobre mi cabeza.

Desde la radiante Luna de su dulce compasión
emana, despejada y resplandeciente,
su brillante luz,
la cual relumbra en el corazón de sus discípulos,
aviva las antenas de la conciencia
y apremia el florecer
de los lirios de su mente.
¿Ustedes, hadas hechiceras,
han visto nunca cosa igual?
Si no la han visto, culpa es de los pecados suyos.
Deben confesar sin reserva
todos sus actos malos
cometidos desde tiempo inmemorial.
De otro modo, no podrán recibir mi enseñanza
y quizá vuelvan a caer en los reinos miserables.

Antes fueron malignas y amargas,
acostumbradas estaban al vicio;
para ustedes un voto nada significaba,
y la doctrina no les servía de ayuda alguna.
Quien no respeta la Ley del karma,
caerá a los terribles reinos de miseria.
Por lo tanto, recuerden
hasta el más leve pecado.

Quien desconoce el daño de los placeres mundanos
y desde el fondo de su corazón no renuncia a ellos,
nunca escapará de la prisión del samsara.
Han de saber que el mundo es ilusión
y trabajar duro para dominar sus deseos (kleshas).

Si uno siente gran piedad
por toda criatura sensitiva
en los seis lokas,
y por sus malos actos,
se evitará el sendero hinayana.
Con gran compasión, uno
¡se esforzará con ahínco para emular a un bodhisatva!

Oh, dakinis del sendero mahayana,
si ustedes pueden aceptar este sermón benéfico,
el cual acabo de impartirles,
podremos como hermanos y hermanas, juntos,
hollar el sendero
y entrar al fin a la tierra pura de la felicidad.
Allí consumaremos todo mérito y toda buena acción,
allí sin duda nos encontraremos una vez más.

Milarepa continuó: "Vivimos en tiempo de confusión. La co¬rrupción y el vicio abundan por doquier. La gente es voraz y alberga intensos deseos y pasiones (kleshas). Es éste un tiempo difícil para dominar los deseos y por lo tanto, debemos autoexaminarnos viendo cuáles preceptos hemos de adoptar y cuáles rechazar".
Las dakinis dijeron a Milarepa: "Ciertamente, señor. Sólo por¬que eres tan compasivo has predicado para nosotras la verdad del karma, llamando nuestra atención sobre la moral y la virtud. Todo es excelente, pero ya lo hemos escuchado antes. En el gran cemen¬terio de Sinhala, la dakini de la sabiduría, la destacada diosa pro¬tectora de la Tierra, la del rostro de león, Damala Richroma, el Dumo Ngosungma y la consumada yoguini Bhina Betsar, han pre-dicado para nosotras los méritos y glorias de la mente-bodhi. He¬mos escuchado muchos sermones sobre moral y disciplina. Por lo tanto, rogámoste no sólo predicarnos estas enseñanzas fundamen¬tales y primordiales. Nuestras demostraciones anteriores en formas malignas y terroríficas tenían por objeto hacer una prueba crucial para conocer tu nivel de realización. Como somos protec¬toras del dharma no hacemos nada que pueda realmente dañar a las gentes. Ahora, te pedimos nos des preceptos que nos otorguen la mente-bodhi".
El Jetsun les contestó: "¿Por qué no dárselos si lo piden tan sincera y honestamente? Seguro que les daré el precepto. Preparen ahora sus ofrendas y su mandala para la ceremonia. Deseo, sin embargo, decirles algo: No soy persona que se cuida de bienes mundanos ni de placeres, pero cada una de ustedes ha de ofrecerme sus logros mundanos, así como ha de decirme su verdadero nombre".
Entonces, con mucho entusiasmo y respeto, las dakinis se sentaron en fila y tomándose de las manos hicieron las ofrendas. La primera dijo: "Soy la dirigente del grupo. Mi nombre es La Dama En¬cantada y Auspiciosa de la Larga Vida (Drashi Tserinma). Te ofrezco el don de protección y abundancia en tu progenie". La dakini que se sentaba a la derecha de la primera manifestó: "Mi nombre es La Dama Encantada del Rostro Azul (Tingeyalzunma). Te doy la facultad de adivinar en un espejo". La dakini sentada a la derecha de Tingeyalzunma se expresó así: "Mi nombre es La Dama Coronada de Dulce Voz (Jupan Drinzonma). Te ofrendo el poder de Henar una bodega con joyas". La siguiente que se sen¬taba a la izquierda de la dirigente, dijo: "Mi nombre es La Dama Encantada Inmutable y Celestial (Miyo Lonzonma). Te reverencio con el don de obtener siempre comida y prosperidad". La última sentada a la izquierda de Miyo Lonzonma, dijo: "Mi nombre es La Dama Encantada de la Virtud y Acción (Degar Drozonma). Te daré la facultad de aumentar la duración de tu vida". Entonces el Jetsun les impartió a una por una las instrucciones para tomar refugio, el código moral, y la obtención de la mente-bodhi que todo satisface y logra, explicándoles en términos generales y en detalle. Así pues, las mágicas dakinis estaban muy complacidas y fascinadas. Dijéronle a Milarepa: "Aunque no seamos capaces de practicar estas enseñanzas perfectamente, tal como tú nos las das, trataremos de no violar los principios y nunca olvidaremos la gra¬titud que te debemos". Inclinando sus cuerpos repetidas veces, demostraron al Jetsun su sincera gratitud; también colocaron la frente ante los pies de Milarepa, rodeándolo y postrándose ante él muchas más veces. Luego, volaron al cielo y desaparecieron en la distancia, entre el brillo de la luz.
Una tarde, ya adelantado el mes, los insolentes y hostiles demo¬nios de las ocho divisiones, que ya antes habían venido, regresaron donde Milarepa junto con sus sirvientes e hijos. De las regiones bajas también vinieron muchas bellas y coquetas dakinis munda¬nas (incluyendo a las cinco que ya habían venido), las cuales lle¬vaban adornos espléndidos de seda que flotaban ligeros con la brisa, y sus brazos y cuellos lucían hermosos brazaletes y collares cuajados de joyas y de piedras preciosas. Todos estos espíritus in¬humanos llegaron ante Milarepa rodeados de comitivas de acom¬pañantes de tal modo que cubrieron todo el cielo. Luego, echáronle una lluvia de flores mientras tocaban diversos instrumentos musi¬cales y quemaban fragante incienso, ofreciéndole abundante co¬mida y bebida. Dijeron: "Por favor, relátanos la experiencia de la iluminación final, el máximo entendimiento de todos los Budas de los tres tiempos y decláranos la consumación absoluta del sen¬dero. Por favor, predícanos la verdad final del dharma". En res¬puesta, Milarepa entonó el canto llamado Comprensión de la realidad, en el cual dilucida la esencia de la verdad final y de la realidad última.

En la frontera del Tíbet y Nepal
se halla el maravilloso pueblo de Dinma Drin.
Allí vive la diosa de la medicina,
protectora de los nativos.
En la espléndida montaña Reina de la Nieve,
la más bella de estas tierras,
vive la gran Dama Auspiciosa de la Larga Vida:
ella es quien lleva el cabello trenzado,
su vida perdura como un diamante.

Al lado izquierdo de la montaña,
cubierta por nubes durante todo el año,
se hallan las tierras de pastos y la cadena de colinas
donde mansamente corre el río;
allí cerca está el Valle de la Medicina.

Yo, el yogui Milarepa, con mucha sinceridad,
medito a solas en este sitio apacible.
Ustedes, demonios mundanos y orgullosos,
cual ladrones roban vidas de yoguis.
Ya vinieron una vez a insultarme y escarnecerme.
Ahora vuelven de nuevo,
¿no son del mismo grupo
que vino hace poco a molestarme?
La última ocasión, cerca ya de la medianoche,
vinieron aquí cinco doncellas adorables
y me ofrecieron consumarse cumplidamente,
luego desaparecieron.

Esta noche, mientras brilla la clara Luna
sobre la tierra serena,
vuelven ustedes, encantadoras damiselas con su alegría y sus risas;
los velos de seda que envuelven sus cuerpos
flotan y vuelan; sus joyas
relumbran en la luz.
Han sido conjuradas para la perfección
encantando con tanta belleza.
Como dice la diosa, líder, los orgullosos
devas y los espíritus de las ocho divisiones
han venido con ustedes, llenando el cielo,
mientras me ofrecen manjares deliciosos
Y tocan bellas melodías.
Como han pedido la última verdad y las enseñanzas finales,
deben escuchar con mucho esmero,
prestando toda su atención.

Las criaturas sensitivas de los tres reinos
poseen diferentes bodhi-pasiones.
Entre ellas existen muchas clases de egoísmo
y muchos tipos de comportamiento,
hay miríadas de modos de apegarse al ego.
Para adecuarse a la mente humana
el Buda ha dicho que "todas las cosas existen".

Pero, en el reino de la verdad absoluta,
no existe ni el Propio Buda.
No hay ni práctica ni practicante,
no hay sendero ni realización ni etapas.

No hay cuerpos del Buda ni sabiduría,
tampoco hay nirvana,
pues éstos son meros nombres y pensamientos.
Materia y ser son inexistentes en el universo
desde sus principios.
Nunca han llegado a ser.
No hay verdad, ni sabiduría increada,
no hay karma ni hay, por lo tanto, consecuencias.
samsara tampoco tiene nombre. Ésta es la verdad absoluta.

Entonces, si no hay criaturas sensitivas
¿cómo es que pudo llegar a ser el Buda?
Porque si no hay causa no hay efecto.
Por lo tanto el Buda dice:
"En la verdad mundana
todas las cosas samsáricas y nirvánicas existen".
¡en la verdad última, manifestación y vacío,
existencia o inexistencia
son lo mismo, tienen un solo "sabor"!
No hay diferencias tales como "esto" y "aquello".
En lo supremo todos los dharmas son dos-en-uno.
Esto lo comprenden aquellos iluminados
que no ven conciencias, sino sabiduría;
que sólo ven Budas y no criaturas sensitivas,
que no ven formas del dharma, sino esencia del dharma.
De sus corazones surge espontáneamente
una gran compasión:
sus poderes y virtudes nunca declinan,
poseen todos los méritos
y todos los poderes que, como joyas,
satisfacen todo deseo.
Ellos han realizado todas las virtudes y la verdad.
Oh ustedes, fantasmas y devas aquí reunidos.
Cuando se acercan a los que oran
no escuchan el profundo dharma
sino que atienden sólo a los desvarios paganos;
cuando llegan al país de Ahbhira,
no visitan a los sabios
sino a los instructores locos.

Los lobos y zorros que vagan por los campos
se atemorizan cuando oyen rugir ai león,
aquí, entre los reunidos,
ha de haber alguno bien dotado
que, al escuchar mi prédica,
quede, a su tiempo, liberado.
Estoy muy contento ahora.
También ustedes, sean felices y alegres.

Después de cantar así, dijo a los visitantes: "El Buda predicó numerosos dharmas que se conocen como el "grupo de los ocho mil". Estas diversas enseñanzas se dieron a diferentes personas según sus necesidades y capacidades. .Sin embargo la Verdad última es una y el destino final (a donde conduce todo sendero) es uno. Esta única y absoluta base (de todo) es la inalterable (inactiva e impalpable) naturaleza real del ser. Con sólo entender esta ver¬dad no queda uno liberado. Es necesario continuar en el sendero. Sólo así es posible experimentar y realizar en el momento mismo lo que se ha entendido. La esencia del sendero es dos-en-uno, vacío, compasión y, aunque haya miríadas de senderos o de doctrinas diferentes, todas conducen al Reino dos-en-uno de sabiduría y me¬dios, o sea a la comprensión de la no distinción entre las dos ver¬dades".
Luego, las cinco dakinis que la noche anterior visitaron a Milarepa para hacer sus votos de la mente-bodhi, se levantaron y, ponién¬dose a la izquierda del Jetsun, entonaron a coro el canto de ala¬banza Vemos sus méritos:

Bajo la brillante luz del cielo
se yergue la montaña del Norte.
Cerca se encuentran las propicias tierras de pastos
y el fértil Valle de la Medicina.
Como diván de oro es la pequeña cuenca,
rodeando con sus alas el río,
gran bendición de la tierra.

En estos tiempos de confusión
llegas tú, el yogui asceta,
con tu acopio de maravillas.
Comes el néctar del no-pensar como alimento,
bebes tus secreciones naturales a tragos.
No hay pena ni desgracia en tu mente,
nada hay sucio o limpio en ella.
Actúas como un loco que llevara vida ascética.

Para probar tu habilidad
venimos por esta ribera en el verano pasado:
aquí, a la izquierda de la montaña de Lashi,
y te encontramos en el bosque Sedentsema
con tu cuerpo desnudo, indiferente al sonrojo,
entretenido, tú mismo, con estas hadas menores.

Te vimos en el espejo de plata,
vimos tu meditación y tus fiestas estupendas,
vimos tu cuerpo desvaneciéndose en el cielo.
Maravillándonos de estos prodigios,
a mediados de otoño regresamos;
entonces meditabas en la Cueva de Tsonlung.

Cuando uno te mira se llena de dicha el corazón,
Y se erizan los vellos del cuerpo.
Todos los obstáculos se disuelven
con sólo tocarte a ti,
y todos los actos altruistas se cumplen.

Tú eres la gema que satisface todo deseo,
tú, el yogui excelso como el cielo.
Como has comprendido lo que significa
"más allá de la palabra"
y nunca podrás ser influido por pensamientos,
¡los demonios no pueden disturbarte!

Cuando te hallamos no pudimos dañarte;
parecía que nos burláramos
de nosotros mismos.
Por eso optamos por erradicar nuestra hostilidad
conjurando ante ti visiones deliciosas y bellas.
¡Entonces tú nos has predicado el dharma
conduciéndonos al sendero armonioso y a la paz!

En esa noche auspiciosa del último mes,
sembraste en nosotros la semilla de Buda.
El pimpollo invaluable ya ha crecido en nuestro corazón.
Eres el maestro supremo en este sendero
y nadie puede equivocarse;
eres morada y refugio de todos los seres.

Más adelante, cuando vayas
a la Tierra pura del gozo,
donde se eleva el palacio de Buda Mijurpa,
todos los grandes bodhisatvas irán a recibirte;
también las dakinis de arriba y de abajo de la Tierra,
junto con los devas de grandes méritos,
vendrán a darte la bienvenida.
Te llevarán banderas victoriosas
y grandes pabellones;
tocarán hermosas melodías para festejarte,
y te harán espléndidas ofrendas,
mostrándote el camino hacia la Tierra Pura.
¡Permite que nosotros, todos,
los que te hemos visto y escuchado,
seres humanos e inhumanos,
nos convirtamos en tus siervos
siguiéndote a la Tierra Pura!

Así se expresaron, ofreciendo al Jetsun sus deseos sinceros y ex¬presándole su admiración. Milarepa pensó: "Estas dakinis munda¬nas son muy arrogantes e incorregibles. Deben disciplinarse y domi¬narse". Entonces les dijo: "Damas encantadoras. Es realmente es¬tupendo que me tengan tanta fe y respeto y que hayan expresado sus sinceros deseos y fe en el futuro. Les he mostrado el sen¬dero que conduce a la budidad y les he dado los preceptos del bodhisatva. Ahora les daré las instrucciones y preceptos del vehículo diamantino, que abunda en eficacia y medios. Es el sendero más fácil, versátil y rápido que conduce a la budidad. Ahora preparen las ofrendas y entréguenme la quintaesencia de sus vidas". Las dakinis se llenaron de júbilo. Inmediatamente arreglaron oblaciones en gran escala, postrándose ante el jetsun y circunvalándolo mu¬chas veces. Finalmente, le ofrecieron sus vidas. Luego se sentaron en derredor, como anteriormente. Entonces Milarepa les otorgó la iniciación llamada Demostración de la Conciencia de Drol Ma y la Iniciación de la diosa Kurukulla junto con la enseñanza del re¬citar juntas la palabra-esencia. Les encomendó observar una estricta disciplina y les encargó visualizar todo el tiempo a su gurú sentado sobre sus cabezas. Les dijo también que, sea cual fuere la crisis que pudieran encontrar, pequeña o grande, siempre y solamente debían ver a los Tres Inmaculados como guía y ayuda. No debían nunca confiar en dioses paganos. Luego, el Jetsun les dijo: "Deben caber que el mundo exterior es, en esencia, idéntico al palacio de los Budas, que está fuera de toda dimensión. Todas las criaturas pro¬vistas de sentimiento son, en, esencia, idénticas al patrón Buda (Yidham). Donde lo hallen deben respetarlo y amarlo. Ni por un solo momento han de tener algún pensamiento maligno u hostil hacia nadie ni han de vituperar o dañar de ningún modo. En toda circunstancia y durante todo el tiempo han de recordar el orgullo del propio Buda".
Entonces las cinco diosas dijeron a Milarepa: "Oh Jetsun, la enseñanza del tantra es en verdad la más fácil, rápida y efectiva de tedas las enseñanzas. Estamos muy agradecidas de que nos la hayas dado ¡unto con los preceptos. Nosotras, criaturas impuras, estamos embebidas, desde tiempo inmemorial, en las raíces pro¬fundas de los pensamientos habituales. En especial nosotras las mujeres somos de baja estirpe y escasa inteligencia. Como propia¬mente no comprendemos lo que nos has impartido, haremos lo me¬jor para lograr aprenderlo y practicarlo. Aunque no podemos per¬cibir a Buda en todas las criaturas, trataremos de no dañarlas en ninguna forma. Daremos asistencia y servicio a los seguidores del dharma e intentaremos lo máximo por proteger y ayudar a los se¬guidores de nuestra estirpe. Los proveeremos de todo lo que nece¬siten para sus devociones y los asistiremos de tal modo que ob¬tengan las condiciones favorables requeridas. Les serviremos como sirvientes". Haciendo tal juramento, las dakinis se inclinaron ante Milarepa y lo circunvalaron muchas veces. Luego desaparecieron en el cielo.

Ésta es la historia de cómo se encontró el indescriptible gran yo¬gui Milarepa, el Vajra de la risa, con las cinco dakinis mundanas incluyendo a su dirigente la Dama Auspiciosa de la Larga Vida. También está en esta historia el canto que responde a las pre¬guntas de las dakinis sobre el principio para alcanzar la mente-bodhi.
Todo esto fue recopilado por el bien dotado y virtuoso Repa Shiwa Aui (Shanti) en el pico de la auspiciosa montaña de Tuntin, a la izquierda del mercado de Dinma Drin. Para poder narrar la historia Shiwa Aui discutió y averiguó detalles con la misma Dama Auspiciosa de la Larga Vida en persona. Después visitó tres veces al Jetsun, quien dio la aprobación y aclaró algunas cosas con la necesaria información. En ese sitio tranquilo, delicioso y propicio, la floresta meritoria de Ahom Chun, Shiwa Aui y Ngan Tson Dunba Bodhiradza han escrito en palabras, sin quitar ni añadir, para bene¬ficio de algunas personas bien dotadas que los lean en lo futuro, esta narración original y sus hechos. El modo de arreglarlas y la retórica empleada se ha llamado El rosario de palabras que, como néctar, ilumina.



30 INSTRUCCIONES QUE GUÍAN EN EL BARDO

Reverencia a todos los gurús

Dios de dioses,
señor de las dakinis,
Marpa, el gran traductor,
bendito él, por la transmisión de los gurús.

Una perla irradia ondas de gracia
desde la corona que siempre trae puesta:
bendito sea él, el gran Repa Mila.

Él, que completó su devoción,
es ya liberado y maduro.
A él, el vajra que ríe, el dotado Repa Jetsun,
rindo sincero homenaje.

Narro la historia
de las contestaciones dadas por Milarepa a las hadas,
para ayudar al ignorante.
Aquí se dan las instrucciones medulares
que sirven de guía en el peligroso bardo.

Cuando Marpa, el traductor, impartía la iniciación a Milarepa, el Buda Samvara y otras deidades de la mandala, junto con los treintaidós guardias del Dharma, las dakinis y las dieciséis sacer¬dotisas celestiales, se mostraron en el cielo más alto. Milarepa vio claramente este espectáculo por un momento. Luego recibió el nom¬bre de vajra que ríe, dado por su gurú y por las dakinis.
Urgido por Marpa, Milarepa dedicó su vida a la meditación. Gracias a su extremoso ascetismo, alcanzó la realización tántrica y los méritos al dominar las causas internas y externas. Mediante este cuerpo físico obtuvo el cuerpo de la mente semejante a un arcoiris y se convirtió en el gran Jetsun, uno de los que han al¬canzado la última realización de mahamudra.
Ahora Milarepa residía en el verde valle, al oriente del famoso mercado del pueblo de Dinma Drin, fronterizo a la región poniente de Mon, en el bajo Khum Bu. Bajo nubes oscuras, sobre la parte que da acceso al negro planeta Rahu, a la izquierda de la mon¬taña perpetuamente envuelta en nubes, yace esta tierra de pastos, el Valle de la Medicina, donde florecen praderas que semejan esmeraldas. La choza de Milarepa estaba en un rincón quieto y bendito conocido como el "Virtuoso palacio ermita de Chu Bar". Allí estaba él completamente absorto en el reino universal de la esencia absoluta, el reino donde todo juego de palabras desaparece, el reino iluminador del no-surgir y de la extinción.
Era el otoño del año del Caballo de Madera cuando la vigesimacuarta constelación declinaba, los habitantes de Dinma Drin su¬frían de viruela negra y vomitaban sangre, tenían disentería, fiebre y muchas otras enfermedades graves y contagiosas. Mucha gente había muerto.
Cuando caía la tarde del día 11 del segundo mes de ese otoño, el Sol parecía al Poniente una bola de fuego. Una joven, a quien Milarepa reconoció como una dakini, vino a verlo. Bella, encanta¬dora y radiante, iba vestida en traje de seda blanca con magníficos diseños, bordeado con un encaje que semejaba una joya y ador¬nado con un delantal de exquisita seda que a su vez estaba ribe¬teado lujosamente. Se inclinó a los pies de Milarepa, rodeándolo varias veces y, haciendo ante él nueve reverencias, le dijo: "Oh Jetsun: Nuestra gente está muy, muy enferma. Sé bondadoso y ven conmigo al otro lado de esta montaña nevada para que nos ayudes". Milarepa le contestó: "Mejor vamos mañana, Puedes quedarte aquí esta noche". La muchacha replicó: "Si vamos por el camino de la Luz Milagrosa, atravesando el Manta Tsari, no habrá dificultades. ¡Por favor, te ruego que vengas. Debes venir hoy!" "Este anciano nunca antes había visto ese camino —replicó Milarepa—. Ni siquiera sé por dónde queda. Pero, en virtud de tu sincera petición, iré contigo. Mejor ve delante, mostrándome la ruta". La muchacha produjo una manta de lana y, montándose en ella, se elevó en el aire diciendo al Jetsun: "Naveguemos en esta cobija; nos llevará enseguida". Al subir Milarepa en ella volaron por los aires y como un relámpago alcanzaron el otro lado de la Reina de las alturas cerúleas, la Montaña Nevada. En la vertiente izquierda se levantaba una tienda de seda blanca con cobertura dorada. Las sogas y amarras que la sujetaban tenían in¬crustadas piedras preciosas de magnifica calidad. Aquí yacía otra bella joven, envuelta en muchos cobertores y con un largo velo que caía de sus cabellos hasta el suelo. Sus ojos flameaban como si tuviera fiebre. Cuando el Jetsun entró ella hizo un esfuerzo por levantar un poco su cabeza y exclamó: "Estoy muy enferma. ¡Ayú¬dame, por favor!". Milarepa le preguntó: "¿Cómo cogiste esta enfermedad? ¿Cuánto tiempo llevas así? ¿Qué síntomas tienes?" La muchacha contestó: "El último verano vinieron algunos pas¬tores y encendieron fuego aquí, el humo me envolvió y al tiempo quedé lamentablemente enferma. Desde el otoño anterior no me he sentido del todo bien y hoy me encuentro extremadamente mal. Por eso mandé a buscarte. El vaho de nuestras bocas ha hecho que mucha gente de la región contraiga diversas enfermedades". Milarepa pensó: "Es por eso que tanta gente de por aquí tiene la pestilencia. No puedo consentirle una cura inmediata a esta joven. Primero debo reprenderla". Entonces habló: "Dama hechi¬cera. Hace poco viniste a mí e hiciste votos de bodhisatva y ade¬más recibiste las enseñanzas del patrono Buda. Te prediqué larga¬mente acerca de las virtudes del kartna; pero, en lugar de seguir mis instrucciones, las has violado. ¡Nunca prestaste la menor con¬sideración a tus obligaciones morales ni a los preceptos! Ni siquiera supiste sobrellevar esa pequeña molestia causada por los pastores y, en venganza, has esparcido entre gente inocente la peor de las pestilencias, causando grandes sufrimientos e infortunios. Como has violado los preceptos, bien te mereces tal castigo. En vista de lo que has hecho ya no puedo confiar en ti. Si de inmediato puedes ayudar a todos los de la región, consideraré si te ayudo o no. Si no prometes hacerlo, te dejaré en seguida. Como tú, hembra-fan¬tasma, has quebrantado tus propios votos y violado los preceptos, serás ciertamente dañada!"
Al escuchar esta reprimenda del Jetsun, la dakini se atemorizó mucho y, arrodillándose a los pies de Milarepa le dijo: "Somos seres ciegos y débiles. Por culpa de nuestra ignorancia hemos espar¬cido la enfermedad en esta región. Pero, por favor, ¡no nos hables así! Por regla general, si los puros devas y espíritus de lo alto no nos afligen, nosotras nunca atacamos primero. Especialmente, en con¬sideración a tu pasada amonestación, no he dañado a nadie ni he mandado a ninguna a causar daño alguno a la gente- El último mes de este verano el río creció inundando todos los sitios pe¬queños y angostos. Aprovechándose de esto, algunos de nuestros asociados, parientes o siervos, junto con muchos sirvientes comedores de carne y bebedores de sangre, fueron a afligir a las gentes. De¬tendré toda enfermedad contagiosa tan pronto como me cure. Por lo tanto, mírame y ten piedad de mí". Así imploró ella muy sin¬ceramente al Jetsun. Entonces Milarepa celebró el ritual de las cien palabras que limpian y oró a los gurús y a los Inmaculados. Además aumentó la longevidad de la dakini al efectuar el rito de la Madre Victoriosa de la corona. A la mañana siguiente ella pudo levantarse y reverenciarlo.
Durante los siguientes siete días, el Jetsun la bendijo continua¬mente con el poder de la conciencia que ilumina. Y la joven curó por completo. Es más, se sintió más fuerte y vigorosa que nunca. Ante esto le dijo Milarepa: "Dama encantadora: Como te has recuperado completamente es tiempo de que vayas a las aldeas para ayudar a la gente. Dime ¿qué deseas que ellos te ofrezcan? ;Qué rito han de efectuar para que se curen?" Ella replicó: "Según los principios recíprocos de la ley de causación, cuando nosotras nos recobramos de nuestras enfermedades, también las gentes. El voto común de todas las dakinis mundanas es que si una de nosotras se ofendió o se sintió desgraciada, todas estarán ofendidas y los devas y espíritus que nos soportan también lo estarán, quedando el mundo en confusión. Por lo tanto, si alguien quiere aliviarse rá¬pidamente, ha de recitar el mantra del Buda Tsudor muchas veces, ha de leer los sutras mahayanas, ejecutar el rito de limpiarse con agua del vaso, marcar un círculo que rodee la aldea y confinar a la gente en esos límites; ofrecer oblaciones blancas y rojas y grandes dormas, decorar los altares, dedicar los méritos a todas las gentes y luego pedir lo deseado. Quien haga todo esto pronto quedará curado".
Milarepa fue a Drin y les dijo a los aldeanos. "En un sueño recibí indicaciones de que la peste que los abate se debe al enojo de la diosa local, provocado por las fogatas que encienden los pas¬tores. Por venganza esparció la enfermedad. Ahora deben ejecutar los ritos propios al caso y ofrendar diversos dones".
Entonces todos los aldeanos oraron a los gurús, a los Budas y a los guardianes del dharma, ofrendándoles muchas oblaciones y grandes dormas y dedicando estos méritos a los devas y espíritus. Me¬diante el infalible poder de estas oraciones y bendiciones, desapa¬reció completamente la peste en poco tiempo.
El día 29 de ese mes, las cinco damas propiciadoras de larga vida, junto con muchos de sus seguidores y deidades locales, vi¬nieron a visitar al Jetsun. Le trajeron manjares deliciosos y vino excelente en vasos enjoyados y lo circunvalaron muchas veces. For¬mándose luego en fila le dijeron: "Tú Jetsun, has salvado nuestras vidas y curado nuestros males. Eres muy misericordioso con nos¬otras". Y con melodiosas voces cantaron:

Quien puede predecir la lluvia
sabe observar el cielo.
Cuando uno ve nubes negras que se aglomeran
Y escucha sonar el trueno,
sabe que el rey Dragón precipitará pronto la lluvia,
para nutrir a toda criatura sensitiva.
Cuando suavemente cae la llovizna
se sabe que están en equilibrio
el calor y la humedad.
Cuando el trueno ensordecedor se deja oír,
indica el conflicto
entre el calor y el frío.

Bajo las nubes viajeras
se alza la gran Montaña Nevada con tres picos:
el central, más alto,
tiene una corona de cristal
como su ornamento;
la luz de las estrellas parpadeante y suave
la rodea en la noche serena;
los rayos del Sol y de la Luna centellean sobre ella.
Está engalanada, fastuosa y relumbrante.
¡He aquí nuestro noble castillo!

A la izquierda de la Montaña Nevada
están las maravillosas praderas del Valle de la Medicina.
El arcoiris como un pabellón, cuelga sobre el,
Reflejando los gajos centelleantes de la luz.
Encantan las yerbas que en él crecen;
aquí danzan y juegan las diosas locales;
aquí se extiende la tierra del grano y de los frutos:
es un jardín lleno de bellas flores.

Tu choza se alza junto al río,
lugar bendito donde mora
el gran yogui Milarepa.
Gracias a los méritos de tus pasadas vidas
has recibido un preciado cuerpo humano.
Con esa oculta fuerza
meditas sin distracción.
Por eso has realizado la naturaleza de la mente increada
y dominado los gestos mágicos.
Ningún obstáculo ni distracción te atemoriza.
Eres inmutable como una montaña,
eres un yogui de estabilidad.
Corro has dominado el prana hasta la perfección,
no necesitas ropa
y expones tu cuerpo libremente.
Por la gracia de tu devoción
mucha gente se ha salvado.

¡En tiempo de confusión
vienes del país rojo (el Tíbet)!
Eres la gloria del mundo,
nuestro orgullo y refugio eres tú.

La dirigente de las dakinis siguió cantando sola.

En el día once de este mes
fui dañada y dominada por el humo.
Con grandes dolores mi cuerpo se agotó
y un terrible tormento se adueñó de mí.
Por eso me enojé más y me torné maligna.
Luego te pedí ayuda y bondadosamente me bendijiste
ejecutando el rito de limpia.
En la esencia-mental que está más allá de la vida y de la muerte,
de pronto, comprendí la verdad.
Como nubes que se deshacen en el cielo,
así mi mal se aclaró
y mi mente se volvió clara y despierta
y mi cuerpo liviano, como madera seca,
se sintió bien y confortable.
¡La fiebre abandonó mi cuerpo y me sentí recuperada,
mi aliento fue fuerte de nuevo
y el peligro de la muerte fue vencido!

Al fallar en su misión,
retrocedieron avergonzados los agentes de la muerte.
¡Tengo contigo, oh gran yogui, una enorme deuda de gratitud!
Aunque mi cuna es baja y grande mi ignorancia,
pequeña mi compasión e inferior mi mente,
¿cómo podré olvidar que salvaste mi vida?
¡Hasta el fin recordaré este don!
Te ofrezco mis poderes mágicos;
en demostración de mi profunda fe,
obedeceré con lealtad tus enseñanzas.
Desde ahora, hasta alcanzar la budidad,
estaré acorde contigo.
Por el poder de este deseo sincero
nunca te dejaré ni por un segundo.
Como sombra te seguiré, paso a paso.
Como los cinco primeros discípulos de Gautama, el Buda,
así nosotras seremos las cinco primeras discípulos en tu Tierra Pura;
cuando alcances la perfecta budidad,
permite que bebamos de tu néctar
y que seamos las hijas del dharma;
permite que, ¡reunidas las nubes de las cuatro acciones,
sirvan para alimentar a las criaturas ignorantes!

Expresando de este modo sus puros deseos, la Dama Auspiciosa de la Larga Vida dejó a sus cuatro hermanas ddkinis entonando este canto. El Jetsun pensó: "Ahora estas diosas maliciosas y as¬tutas han demostrado su gratitud por haberlas curado. Si les doy las instrucciones preliminares del yoga que eleva y perfecciona, tal vez sean capaces de practicarlo". Y les dijo: "Damas encantadas: Ustedes, con gran sinceridad, me han demostrado su profunda gra¬titud por la recuperación de su salud. Las palabras de ustedes y su actitud parecen demostrar que reúnen ya las condiciones para recibir enseñanza tántrica. Pretendo darles ahora una instrucción que les libere por siempre de los sufrimientos del peligroso sendero del samsara. Pero, ¿serán capaces de practicarla? Milarepa entonó entonces el canto del Crecimiento del gozo:

Al Este, bajo el dosel de la luz del Sol,
se eleva el pico auspicioso del Monte Menlha;
como la cabeza de un águila de cristal
el monte refleja los destellos dorados.
Como techo, las nubes volanderas
se arquean en lo alto formando el arcoiris.
A la cintura de la montaña
la niebla densa se enreda entre las gemas que son las rocas.
¿No es ésta la gran montaña nevada reina de las alturas cerúleas?
¿No residen en ella las cinco encantadoras damas?
Una de ellas acaba de cantar con voz divina,
¿no es ésa la Dama Encantada de la Larga Vida,
la más radiante y fascinadora?

¡Esta vez estás en verdad atemorizada
porque has perdido tu orgullo!
¡Tu cuerpo agoniza de pena
y tu mente está llena de angustia!
Tu aliento decae como débil brisa,
y tu vida estaba cerca del fin.

Todo se debió a tus actos pecaminosos del pasado.
Ésa es la amarga retribución del karma cuando está maduro,
si no refrenas estos actos pecaminosos,
caerás al gran infierno.
¡Que es lo más espantoso y maligno!

Es una suerte que no hayas muerto.
Gracias a que había crecido en ti la semilla de la fe,
te he bendecido con gran compasión.
Por el gran poder del tantra
te he salvado de las manos de la muerte.

Toda desgracia y desesperación
se ha tornado en bien y dones.
Con alegría demuestras tu profunda gratitud,
que en muchos otros estaría perdida.
Con bella voz y con buen sentido
has cantado dulcemente.
Oyéndote, yo también he sentido alegría y gozo.

Si quieres seguir mi instrucción,
escucha por favor y recuerda bien:
el sendero del samsara es penoso,
peligrosos y difíciles de cruzar
son los cuatro ríos.
Lúgubre es la "floresta" de los ocho esfuerzos,
difíciles de escapar son los peligros del triple bardo.

Vivir bajo la zozobra constante de las tretas
de los cuatro demonios es agotante.
Pero he aquí un sendero donde no existe el temor,
es un escape a toda miseria,
que conduce a la tierra del gozo eterno.
Tal vez yo no sea excelso,
pero mi estirpe suprema lo es.
Desde el gran Dorje-Chang, el Sexto Buda
hasta mi maestro, el traductor Marpa,
toda la transmisión de gurús son nirmanakayas.
Nunca una persona vulgar ha corrompido la estirpe.
¡Aprecia pues y valora bien mis enseñanzas!

Bien conocida es la historia de Medripa y Naropa;
también tú habías oído nombrarlos,
porque su fama es reconocida en toda la India.
Mi padre gurú, Marpa,
fue bendecido por estos dos seres realizados.
Como la sombra a su cuerpo
me estuve junto a él durante seis años y ocho meses.
Por seguir sus órdenes con mucha fe,
se ha llenado mi corazón de aspiración y gozo.

El profundo tantra hevajra, el misericordioso Dem-Chong,
la quintaesencia del tantra mahamaya,
el denso tantra de Sungdue,
el conceptual tantra de Den-Yi,
y el nirmanakaya de la calavera:
Todos estos tantras vitales
y sus comentarios, profundos como el océano,
me han sido conferidos
como gemas preciosas que me regalaran.

La instrucción-clave, esencial y muy eficaz,
debe darse íntimamente, cara a cara,
para dominarla, también es necesario practicarla.
Como aprendiz de orfebre,
uno debe aprender el arte de mezclar y alear
el oro, aprendiendo cómo ponerlo al fuego.
La enseñanza vital del tantra
también se da por palabra de la propia boca.

En presencia de las dakinis recibí
la instrucción medular de mi estirpe.
¡Por siempre estaré agradecido a mi Padre gurú!
Para retribuirlo, practico la meditación.
Con trabajo constante y esforzado
he dominado los cinco pranas;
puedo practicar con confianza la acción de igualdad;
ya no sufro más el mal de las enfermedades.
¡Oh, mis hermanas discípulas!
Si ustedes desean alcanzar este gozo
sigan mis palabras y mis huellas,
¡entren ahora al sendero
y serán muy pronto felices!

El cuerpo humano está acosado por enfermedades,
y el tratar de liberar la propia mente de pesares
a menudo conduce a más angustia.
Todas las confusiones son obra de uno mismo
por el poder del karma y los sentidos.
Son sólo sueños que pasan como un relámpago;
aun el infierno, con todas sus torturas
durante eones de tiempo, no existe
Las penalidades externas
surgen del daño y de los pensamientos habituales (internos).
Ésta es la verdad última que el Buda Gautama
predicó a Dorje Ninpo.
El universo entero es sólo "imaginación",
la totalidad de todo es sólo un espectáculo de sombras
proyectado por la propia mente.
Si uno no conoce esta verdad,
podrá incluso poseer el mundo de Brahma,
pero nunca será verdaderamente feliz.

Las cuatro dhyanas, que duran kalpas,
pertenecen al sendero inferior:
nunca podrán conducir a la budidad omnisciente.
Sólo cultivando la Mente-bodhi
y contemplando el Vacío
pueden matarse los karmas,
conflictos, obstáculos y pensamientos habituales.

Oh damas hechiceras y bien dotadas,
nuestro destino era encontrarnos hoy, aquí,
¡Pónganse la armadura del celo y abjuren de toda distracción!
sus deseos de bien se cumplirán.

Luego Milarepa dijo a las dakinis: "Por favor, piensen cuidado¬samente acerca de este canto y su significado y en seguida prac¬tiquen el dharma. Tal vez crean que los cuatro cuerpos del Buda son algo más allá de ustedes mismos, un objeto exterior o una meta que deben tratar de alcanzar. Pero, de hecho, fuera de nues¬tra mente, no hay ningún Buda que alcanzar. La luz que brilla al memento de la muerte es el dharmakaya; la manifestación pura del bardo es el sambhogakaya; los diversos nacimientos que se van tomando son los nirmanakayas; y la unidad inseparable del trikaya es llamada cuerpo de la esencia. Ellos están con nosotros todo el tiempo aunque nosotros no seamos concientes de ello. Para des¬plegarlos debemos confiar en las profundas enseñanzas medulares que nos ha de dar un gurú consumado perteneciente a una estirpe incorruptible".
La Dama Encantada de la Larga Vida tomó entonces la pala¬bra: "Cuando nuestro gurú Padmasambhava vino por vez primera de la India al Tíbet, todas nosotras decidimos molestarlo; pero fuimos dominadas por sus poderes y sus gestos poderosos. Entonces obedecimos sus órdenes y le ofrecimos- nuestras vidas y servicios. También le rogamos nos diera las enseñanzas esenciales del tantra. De él recibimos instrucciones sobre la verdad del karma y otros dharmas y sutras. En el estrepitoso cementerio oscuro, en la India, recibimos gran iniciación y enseñanzas vajrayana del gurú Shoji-gocha y el ejecutante negro. Por le tanto, puede ser que estemos capacitadas para recibir enseñanza esotérica. Esta vez hemos sufrido mucho con las enfermedades. Esta penosa lección ha sido tan real y terrible que estamos convencidas, de una vez por tedas, de que nunca podremos soportar ni por un momento, los tormentos del infierno. Las advertencias de tu canto también nos han impre-sionado profundamente. Así pues, protégenos de este temor, lim¬píanos de todo pecado y muéstranos el camino de la budidad". Y en seguida cantaron:

Flotando en el brillante firmamento,
son creadas por magia y prodigio las doradas nubes,
adorno de las coronas de los nagas.
Bajo ellas, los devas menores, los inhumanos,
y las fantasmas comedoras de fragancia
danzan alegremente cantando y disfrutando
de placeres sensuales, entre muchas risas.
Sobre estas nubes volanderas
descansa el valle afortunado de Dinma.
Su región alta está rodeada de cordilleras nevadas,
sus partes bajas abundan en arroyos y manantiales.
En el centro de este valle
crece una pradera exuberante
donde juegan y retozan los devas.
Este brillante Valle de la Medicina
es la casa del tesoro de los nagas,
lleno de frutas y de miel.
Aquí es donde medran criaturas de cuatro patas,
tierra ésta de pastos tranquila y deliciosa.

Cerca de la ribera hay una choza
donde mora un yogui excelente;
sólo con escuchar su nombre,
o al ver su cuerpo esplendoroso,
se aclaran los propios obstáculos y los pecados.
Él realiza cualquier milagro y cualquier mudra.
Habiendo alcanzado la mente-omnisciente,
que domina la esencia del dharma,
predica el vacío con voz compasiva.

A él todos los devas y espíritus
rinden homenaje y oran.
En él hemos de poner nuestra confianza y fe;
es el hijo de Buda
que otorga todos nuestros deseos.

Impulsados por las raíces profundas de la ignorancia,
nosotras, dakinis mágicas y mundanas,
vagamos en el samsara desde tiempo inmemorial.
Primero hemos de tomar un cuerpo terrestre:
no tenemos otra salida.
Luego pensamos que podremos vivir por largo tiempo,
pero de pronto oímos el llamado de la muerte
y nuestras manos están atadas,
no podemos escapar;
están aturdidas nuestras cabezas y es oscuro nuestro pensamiento.

Sin habernos liberado de la muerte nos desvanecemos
y con nosotras toda nuestra belleza y esplendor.

Cuando los órganos vitales cesan sus funciones,
comienza el juego imponente y atemorizante del bardo.
A lo largo del espantoso sendero del bardo
los que vagan confusos y desolados,
son atrapados por demonios inmisericordes;
la ansiedad y el miedo
los desvían y los descarrían
los pecados y los pensamientos vulgares.
Luego, indiferentes a sus deseos,
renacen en tierra extraña.

En el océano girante del samsara, repetimos
la ronda del nacer, envejecer, enfermar y morir.
Nadie nos ha rescatado aún de este naufragio.
Hoy, tú nos has dado la balsa de la Mente-bodhi,
en la cual podremos escapar de la tierra embrujada de los deseos,
eludiendo así el monstruo espantoso de la profundidad.
Jineteando la algazara de los pensamientos erróneos
podremos llegar a salvo
hasta la tierra feliz.
Resucitaremos
desde la desesperación y el hastío.
Nuestros deseos serán satisfechos
con la esperanza y la guía.

En los bosques oscuros y tenebrosos del samsara
rugen las fantasmales bestias de nuestras pasiones.
Al verlas temblamos de pánico.
En esta floresta oscura y espinosa
hemos perdido el camino;
te rogamos nos muestres el sendero .
y nos liberes salvándonos.
Tal como Luna de otoño
que alumbra a la gran Tierra,
ilumina tú, por favor, nuestra ignorancia:
otorgándonos tu guía
en el sendero del bardo,
azaroso e inevadible;
señálanos las trampas peligrosas.

Hemos sido esclavizadas por las bandas de demonios,
y estamos en una mazmorra, atrapadas por nuestros actos;
no podemos escapar
de esta pavorosa prisión.
Pero hoy hemos encontrado
al gurú salvador, de quien nadie duda.
Con tu guía y protección
cruzaremos con certeza esta ruta.

¡Te rogamos nos muestres el camino del dharmakaya
al reconocer la luz de la muerte.
Te rogamos señalarnos el camino de sambhogakaya al reconocer las fantasmales formas del bardo. Te rogamos señalarnos el camino del nirmanakaya al permitirnos encarnar según nuestra voluntad!

Más allá del reino terrorífico de los tres bardos,
está la tierra pura del no-retorno.
Hemos oído hablar de ella
pero nunca hemos estado allí.
¡Oh, gurú salvador, compasivo y misericordioso,
guíanos por favor hasta allá!
Contesta por favor, la llamada de ayuda
de estos desesperados y angustiados.
¡Revélales a ellos
el cuerpo cuádruple de la budidad!

Luego, ofrecieron al Jetsun un mandala en espejo de plata, de¬corado con un loto de oro y varias gemas. El Jetsun dijo: "Como ustedes me han rogado tan sinceramente, las bendeciré con la tra¬dición de mi estirpe. Preparen por favor para esta ocasión una fiesta sacramental".
Esa tarde las cinco dakinis ofrecieron un mandala adornado con sesenta clases diferentes de alimentos para el Jetsun. Él las bendijo y las inició en la orden de la Madre increada del linaje susurrado y luego entonó un canto mediante el cual les dio la instrucción para identificar el peligroso bardo con el trikaya, gracias a lo cual uno se libera del samsara y llega a la tierra pura del gran gozo:

En el centro de la India,
en el centro de la Tierra,
está el gran monasterio llamado bidrama.
Allí está una universidad
de donde surge un manantial de todo conocimiento.
Allí el profesor de la escuela del Norte
es el inmaculado pandit león de hombres,
campeón poderoso que
ha vencido a todo hereje.
¿No es él el gran Naropa,
maestro de los cuatro tantras;
maestro de ambas realizaciones,
la mundana y la última?

El hijo mayor de este gran pandit
es mi padre gurú, Marpa el traductor,
hombre de recia voluntad y perseverancia,
hombre de gran fama, semejante al trueno.

Él dice: "En tiempos de confusión
cuando las enseñanzas del Buda decaigan,
la vida será breve y escasos los méritos.
El mal y los obstáculos, en miríadas de formas,
ensombrecerán al mundo entero;
ocio y vida larga serán muy raros;
el conocimiento se extenderá a tal grado,
que será difícil entenderlo;
las pruebas y conclusiones serán difíciles de alcanzar.
Entender la verdad del tantra será aún más dificultoso;
por lo tanto, hijo mío, no intentes otra cosa
¿sitio trabajar con ahínco y practicar!"

Siguiendo estas indicaciones
abjuré de toda indolencia y medité
con perseverancia en mi ermita.
Así obtuve algunas experiencias.

Escuchen ahora con atención, ¡oh damas encantadas y bien dotadas!
¡A lo largo del sendero de las tres existencias
no hay fin para este vagar en el samsara!
Sepan que los seis dharmas del bardo
son la raíz de todo.
Las siguientes parábolas explicarán las enseñanzas del bardo.

Tres comerciantes iban en un largo viaje,
y en un paso peligroso pidieron ayuda.
Cuando sus guías regresaron con los
nativos que les daban la bienvenida,
se regocijaron grandemente.
Sin guías de confianza hubieran perdido
su camino, cayendo en manos enemigas.

Si los comerciantes parten a tierras lejanas
sin estos tres buenos guías
su mente estará llena de error y de miedo.
Con falsas profecías y embusteras revelaciones
tres demonios los conducirán
a la emboscada de los bandidos.

Así vagando en el oscuro bardo Sidpa,
se helarán y se quemarán en un periodo de nueve a cuarenta días;
retornando a la prisión del samsara
a impulsos de la fuerza del karma.
Si uno escapa de esta prisión,
él podrá contemplar la unicidad
del bardo de samsara y nirvana
meditando en el principio básico,
el absoluto verdadero, el mahamudra.

El bardo entre el nacer y el morir
es terreno propicio para sembrar la
mente iluminadora.
En él debe uno practicar las yogas
de elevación y perfección.

La esencia del bardo del sendero
es la sabiduría increada.
La práctica del susurro del linaje la desarrollará.

El bardo entre dormir y despertar es el más apto
para convertir los pensamientos habituales en sabiduría;
durante él debemos practicar los yogas
de la luz del cuerpo fantasmal.
Al final del barda Sidpa
aparecerán los tres cuerpos del Buda:
éste es el tiempo para entrar en las tres tierras puras.


Si estando en el bardo fallamos en la ejecución del trikaya,
y pasa el tiempo hasta que llega el bardo de la encarnación,
con fe y pureza incluso es posible
nacer en una tierra afortunada
y con un cuerpo dotado apropiadamente.
Como la ley de causación no falla en traernos lo que merecemos,
caminando a partir del karma pasado
y perfeccionando la meditación,
pronto obtendremos la liberación.
A ustedes, cinco muchachas maravillosas,
que ruegan con fe y sinceridad,
se les ha dado la enseñanza del bardo,
¡Aun si el Jetsun Marpa viniera aquí en persona
no les daría ninguna instrucción más profunda que ésta!

Las cinco dakinis se postraron ante el Jetsun y lo circunvalaron siete veces. Le ofrecieron un mandala de piedras preciosas; elo¬giaron su cuerpo, palabra, mente y méritos y, finalmente, le dieron la ofrenda suprema de la gloria del Vacío de la sabiduría de las cuatro bienaventuranzas, producida mediante el éxtasis de la unión. Luego le dijeron: "Tu instrucción del bardo es clara y compren¬sible. Danos ahora la esencia de esta enseñanza para que nos sea más fácil practicarla". Cantaron así:

A ti, gurú misericordioso, te ofrecemos nuestro homenaje.
A ti, refugio de toda criatura sensitiva.
Con la enseñanza del linaje susurrado,
has transformado en gozo nuestra pena;
tal como haría un mago al transformar en oro un trozo de hierro.
Te rogamos, el más santo de los Budas,
que siempre tengas piedad de nosotras y nos protejas.

¡Sobre el loto inmaculado
que no ha sido manchado por el suelo samsárico,
tu trono, oh Jetsun gurú,
ilumina el Vacío!
¡Un millar de dakinis nimban a tu alrededor,
debajo de ti brillan el Sol y la Luna
iluminando la ausencia de pensamientos vagabundos!

Un deseo insaciable de verte una vez más
surge en nosotros, al contemplar
tu bello rostro y tu radiante cuerpo,
hermoso, con proporciones bien logradas:
eres como el hijo de los victoriosos.
Al verte se siente gozo y felicidad.
Con la tonada Dri Za hemos cantado
un canto de alabanza a ti.
Tu voz es como el rugir de un león
poderoso y fuerte,
es como el dharma, claro, y sin embargo vacuo;
tu voz atemoriza a los demonios y a los paganos
y satisface los deseos de los bien dotados.
Tu fama se extenderá a las diez direcciones.

Tu mente, cual diamante, no puede romperse;
abarca todo, como el espacio.
Desde el cielo de la no-concepción
brilla la luz de tu mente-bodhi,
emancipando de la oscuridad a los discípulos.

Tu cuerpo, palabra y mente son como la de los Budas,
de ellos surge todo logro.
Si uno piensa en ti, gema que satisface todo deseo,
todos nuestros anhelos se verán cumplidos.
Si uno te adora con sinceridad,
como a corona de gracia,
sobre nuestra cabeza, toda esperanza quedará satisfecha.
Si noche y día te rogamos de todo corazón,
otorgarás lo que te pedimos
tal como lo hace un rey poderoso.
A ti, Jetsun precioso,
rendimos homenaje y cantamos alabanzas.

Permite que el néctar de tus bendiciones
caiga como lluvia desde las nubes de tu compasión;
cuando el discípulo dotado lo beba
sojuzgará todos sus deseos
en esta misma vida; y la simiente
de la iluminación brotará dentro de él,
para que, alcanzando la etapa decimotercera
se transforme en Dorje-Chang.

¡Que todos estén satisfechos y felices!
¡Con tus enseñanzas, con tu sabiduría y acciones,
que las flores de perfección florezcan en gozo!
Que nosotros seamos tu escolta en el sendero
hasta que alcancemos la Ultima iluminación.
Que alcancemos el samadhi final,
mediante el éxtasis mundano normal.
Que por la sabiduría de las cuatro bienaventuranzas
lleguemos a estabilizar el samadhi del gozo del Vacío.

Estamos, como mujeres inteligentes,
convencidas de la verdad de la vía media.
Obedeceremos tus órdenes alegremente,
permítenos servirte.

Para terminar este canto,
te pedimos enseñanza concisa acerca del bardo.
Otórganos, por favor, instrucción para realizar
los cuatro cuerpos del Buda
al tiempo en que la muerte te llame.

Alimentadas y mantenidas por tu gracia,
haz que ganemos méritos como los tuyos.
Haz que en esta misma vida
alcancemos la perfecta iluminación.

Entonces, el Jetsun habló en estos términos: "¡Damas hechice¬ras! ¡Impulsados por los tres deseos y por los pensamientos que fluyen, los seres provistos de sentimiento han vagado por las rutas interminables de los tres reinos, siempre sujetos a las cinco priva¬ciones. Esta jornada es tan larga y azarosa que uno se siente muy cansado y exhausto. Hay tres clases de viajeros en el camino. La primera ha recibido, seguido y practicado las instrucciones; la se¬gunda también ha recibido instrucción, pero no la ha practicado, y la tercera nunca ha recibido nada. La primera clase no teme ni se preocupa por los peligros de la ruta ni por las trampas de los demonios, porque la práctica del dharma. los ha capacitado para desvanecer los temores. La tercera clase está compuesta por gente ordinaria que entra de manera espontánea al sendero peli¬groso y es automáticamente atrapada por los males del karma; ellos han de soportar todas las penalidades del nacimiento y de la muerte, vagando en los tres reinos del samsara por siempre. La segunda clase tiene algunos temores y azares, tal como la tercera; pero han recibido la instrucción y han aprendido a reconocer y a luchar contra las influencias dañinas y por eso, si tienen fe inquebran¬table en el Buda y comprensión y anhelo por el dharma, junto con la armadura de una diligencia invencible, podrán lenta y gradual¬mente reconocer el trikaya del Buda, observando cuidadosamente cómo decaen los sentidos y los elementos (cada uno a su tiempo) en el instante de. la muerte.
Me piden la enseñanza del trikaya. Han de saber que al mo¬mento de la muerte, cuando los elementos externos e internos su¬cumban sucesivamente, la conciencia del moribundo estará tempo¬ralmente libre de la soga de los kleshas. La realidad absoluta, la esencia del Vacío del dharmadhatu, más allá de todo pensamiento, se desplegará por sí sola, brillando resplandeciente como el Sol y la Luna en el cielo. Ésta es la Luz de la muerte o el propio dharmakaya. Uno debe reconocerlo tal como es. Pero para que un hombre pueda hacerlo así al momento de la muerte, es preciso que primero haya entendido la naturaleza de su mente al modo como se lo indicó su gurú durante su vida. Así como también es necesario que haya practicado el sendero de la luz que ilumina.
En el peligroso sendero del bardo Sidpa, el vagabundo será per¬seguido por verdugos que, de hecho, son producto de los pensa¬mientos y los propios karmas previos. Estas formas corpóreas crea¬das por la mente son lumínicas; sus órganos están completos y poseen los poderes milagrosos propios de la naturaleza kármica mundana, la cual incluye la habilidad de cruzar a través de ob¬jetos materiales y otras facultades por el estilo.
El cuerpo del Bardo, en esta etapa, es idéntico al sambhogakaya (cuerpo de pensamientos). En este plano uno debe invocar al cuerpo mágico del Buda de dos-en-uno a fin de purificar y rempla¬zar el cuerpo kármico del bardo creado por los pensamientos ha¬bituales y, de este modo, reconocer el sambhogakaya tal como es. Para reconocer este sambhogakaya uno debe practicar la yoga de elevación y visualizar durante su vida claramente el cuerpo del Buda patrono. También ha de practicarse la yoga del sueño, de modo que se domine la manifestación del cuerpo fantasmal. En la etapa final del bardo, impulsados por el viento del karma y por la ceguera y no teniendo posibilidad de escoger, se buscará alguien en quién encarnar. Cuando este ser vea la cópula entre sus futuros padre y madre, odiará a uno y se sentirá atraído por el otro. Pero si en este momento puede recordar las instrucciones medulares y entrar a la experiencia del samadhi gozoso y vacuo, permaneciendo allí, los pensamientos kármicos y mundanos no surgirán más. Cuan¬do intente encarnar pensará y observará que todo cuanto ve es manifestación del Buda nirmanakaya y reconocerá como tal al mis¬mo nirmanakaya.
Para ser capaz de reconocer al nirmanakaya uno deberá prac¬ticar en esta vida presente la yoga del calor del sendero de libe¬ración y el karma-mudra del sendero del amor, de modo que se facilite el surgimiento de la sabiduría trascendental. Sólo así uno será capaz de realizar el significado completo de la tercera inicia¬ción, desvaneciendo de este modo el celo instintivo. En resumen, uno debe conocer bien las distintas etapas y les tiempos (del estado en el bardo) de modo que pueda realizarse el fruto del trikaya. Ni aun la ulterior instrucción indicativa del linaje susurrado, corazón del sendero eficiente, el más querido premio del corazón de Marpa, podría darles una instrucción más profunda que ésta. Yo no tengo enseñanza mejor ni más convincente que ésta, en la cual pueda confiar y tener fe. Por eso, damas hechiceras, aprecien lo que he dicho, síganlo y practíquenlo".
La Dama Encantada de Larga Vida, la dirigente de las cuatro dakinis, estaba muy inspirada por estas profundas instrucciones del sendero eficiente y su fe quedó confirmada. Se postró a los pies de Milarepa y le dijo: "¡Oh Jetsun! De ahora en adelante te seguiré y practicaré el karma-mudra contigo hasta que haya consumado mi experiencia y realización de esa instrucción de la quintaesencia del bardo. Te ruego me recuerdes siempre y mires por mí". Orando con gran sinceridad y honestidad, las dakinis volvieron a reveren¬ciarlo y a circunvalarlo muchas veces. Luego regresaron a sus moradas.
Ésta es la historia del gran Repa Milarepa, el vajra que ríe, y su encuentro con las cinco dakinis mundanas mágicas, incluyendo los cantos de inquisición y contestación, y conocidos como El ro¬sario de oro, en los cuales se encuentran las instrucciones para la emancipación de los peligros del bardo.

Ésta es la historia del gurú misericordioso,
el Repa gema consumado;
de su encuentro con las cinco dakinis mundanas de bajo nacimiento
y sus cantos de preguntas y respuestas.
Está escrito en palabras elegantes
como un canto que contiene
la profunda enseñanza oculta del toagal.

No he escrito esta historia,
por temor a perder algo o a olvidarla,
sino para beneficio de los futuros discípulos
y para inspirar su regocijo.
Por eso he escrito con palabras de mi gurú
esta historia.

Tres veces pedí permiso a mi gurú
para escribir este libro.
Él sonreía, pero no me lo otorgaba.
Hasta la tercera vez;
no había que violar las leyes
porque las dakinis son muy severas y estrictas.

Mi gurú dijo que esta historia debería narrarse
solamente a grandes yoguis del futuro,
como una referencia para sus devociones.
Pero debe conservarse en secreto para las otras gentes.

Aunque he violado las reglas y deseos de las dakinis,
ahora les ruego sinceramente a ellas
que encubran esta historia a aquellos
a quienes no les haría provecho,
impidiendo que sea esparcida ampliamente.

Cuando el Buda Sakyamuni ganó la iluminación,
en los días finales del mes
en el cual realizó milagros,
yo, Avijee Tahajan, y el gurú Bodhi Radsa,
en la gruta del Tamarindo, donde rugen las bestias,
pedimos a nuestro hermano mayor —perfecto en preceptos tántricos—
los detalles de esta historia
y la escribimos en palabras.
Éste es el canto del Rosario de oro
mediante el cual uno se libera del peligroso bardo.
Dedico los méritos de esta obra
a la emancipación de todos los seres
de los temores y peligros del bardo.

Ante el pedido de los cinco shajanas, la Dama Encantada de Larga Vida y sus hermanas, el yogui inmaculado, el gran Milarepa, dio la instrucción para librarse de los peligros del sendero del bardo. Después de cuidadosas discusiones, los dos Repas la han escrito en palabras, como un servicio y una ofrenda al dharma.



31 TSERINMA Y LA PRÁCTICA DE MUDRA

Reverencia a todos los gurús

En el mes del Pollo de Fuego, en el día octavo, avanzada la noche brilló sobre la ermita de Milarepa en Chu Bar, una gran luz. Milarepa percibió fragancias como nunca antes había olido y escuchó voces que se acercaban. Aún se preguntaba qué podría ser aquello cuando apareció la Dama Propiciadora de Larga Vida, Tserinma, vestida con elegancia, llena de joyas y acompa¬ñada por sus hermanas. Una traía diversas clases de incienso; otra, comidas y bebidas deliciosas; otra, instrumentos musicales; otra traía ropa fina y hermosa y la otra, flores bellas. Todas rodearon al Jetsun muchas veces ofreciéndole los objetos más deseables como oblaciones conjuradas por sus poderes milagrosos. Luego cantaron a coro:

Oh gurú precioso, predestinado y bien dotado,
¿no es "Vajra sonriente" el nombre con que budas
y gurús te llaman?
Tus padres, ¿no te llamaban Toubagha,
mientras la gente suele llamarte
el Gran Repa Realizado?
¿No eres, pues, aquel que tiene tres nombres maravillosos?

Tu choza a orillas del río Lodaban
queda a la izquierda de la montaña Lhaman Jalmo.
Cuando el rey de los Nagas sonó
su trompeta de concha mágica,
esta choza quedó transformada
en un palacio donde todo deseo se cumple.

En esta margen del río, en el Valle de la Medicina,
tú, yogui maravilloso,
prácticas sin cesar las enseñanzas pinaculares;
eres libre de templos samsáricos
porque has renunciado a los ocho deseos mundanos.
Gracias a nuestros poderes nosotras, las cinco muchachas,
hemos venido a cantarte y adorarte
con palabras dulces y voces melodiosas.

Representamos los cuatro tipos de femineidad
llamados Loto, Concha, Señal y Elefante.
Te rogamos que practiques Karma Mudra con nosotras.
¿Escucharás nuestra súplica?
Tú bien conoces
las cuatro técnicas de Karma Mudra
llamadas caída, sujeción, vuelta atrás y esparcimiento.
Si así fuera, ahora debes aplicarlas,
tus siervos están preparadas.

Se dice en el Tantra Supremo
que los yoguis calificados
deben atraer a las doncellas del cielo,
de los nagas, de los asuras o de los humanos.

También se dice que de todos los servicios
el mejor es Karma Mudra;
por eso hemos venido aquí esta tarde.
Tú eres testigo de esto, gran yogui
cuyo cuerpo desnudo luce radiante
y lleno de esplendor.

El Jetsun contestó:

A estas horas avanzadas
escuché sus voces armoniosas
y sus pensamientos expresados en cantos.
¿De dónde vienen ustedes, damas encantadoras?
¿No está vuestra morada en la' brillante cima
del pico cristalino de la Montaña Nevada?
¿No es la corona del palacio
bajo pabellón de nubes
entre la galaxia florida de estrellas?

Galardón de tu merced
es la larga vida y los grandes poderes que tienes;
galardón de tu generosidad
es tu fortuna que rivaliza con la del dios de la riqueza;
galardón de tu paciencia
sen tus sirvientes obedientes y devotos.

El signo de tu diligencia
es la plenitud de aspiraciones
con que practicas tus actos meritorios;
el hecho de haberme encontrado en esta vida
es prueba de tus buenos deseos en vidas pasadas.
Canto para ti este canto
que revela nuestra profunda relación.

Soy seguidor del linaje de Naropa,
el cual ha dominado Prana y Bindu.
Es cierto que de todas las ofrendas
un Mudra calificado es la mejor,
pero más excelentes aún
son los cuatro Mudras perfectos.

El Rostro radiante y el Loto promueven el gozo,
el Nadi con forma de concha desarrolla el éxtasis,
la Señal en el profundo hueco impide el desperdicio,
y mediante el Elefante se experimenta la Realidad.

Tú eres la Dama Propiciadora de Larga Vida
noble y sin tacha.
En tu secreto loto de sabiduría
descansa la bija "Bham" de forma "e",
la gema masculina es como la bija azul "Hum",
y cuando se combina con "Pad"
fija bien el Tig Le.
Cuando se juntan sabiduría y eficacia
se ofrenda bien el Gozo del Dos en Uno.

Los cuatro gozos y cuatro momentos son
la esencia de los cuatro cuerpos del Buda.
Lentamente, como el reptar de la tortuga,
ha de gotear Tig Le;
luego, sujeto en "el canal central
—como bestia en cacería—
invirtiéndolo hacia la cabeza,
más tarde, cuando lo asperjes,
utiliza el Mudra liberador.

Tig es el sendero a Nirvana
Le es el gozo de la igualdad,
Las significa los varios actos y juegos,
Kyi es la cópula entre gozo y vacío,
Phyag es esto o aquello para sostener,
y rGya es abrazar nirvana y samsara.

Las es hacer contacto con esto y actuar en aquello,
Kyi es hacer esto y aquello para el compañero,
Phyag es la unión de gozo y vacío;
mientras que rGya es no ir más lejos.
Éste es el desarrollo de la Unión,
sendero lleno de gozo contenido,
sendero donde se consuma el logro
del vacío iluminante
que conduce al Dharmakaya indiscriminante,
dirigido al perfecto Sambhogakaya
y conducente al vacío manifiesto
de los Nirmanakayas.
Éste es un sendero de gozo,
de vaeío, de no pensamiento y de dos en uno;
sendero de asistencia presta obligada por las diosas.
Siguiendo esta vía inspirada,
ustedes, damas encantadoras,
alcanzarán liberación
y se quedarán en el Reino del No-nacer.
¡Oh damas bien dotadas, en verdad que son predestinadas!

Entonces se efectuó el Karma Mudra durante el cual las cinco damas ofrecieron a Milarepa sus cuerpos, palabras y mentes, así como muchos alimentos y bebidas para agradarlo.
Entre las cinco dakinis —La Dama Propiciadora de Larga Vida, la Drogmanzulema de la Montaña Nevada de Lashi, la Manmo de Linpa Draug, la Tsomanma de Nepal y la Yidagmo de la Mon¬taña Nevada de Yolmo—, la Dama Propiciadora de Larga Vida fue quien obtuvo la mayor inspiración del Karma Mudra del Jetsun.
Ésta es la historia de cómo el Repa "Vajra Sonriente", el Gran yogui, fue capaz de atraer y usar a las diosas para la práctica del Mudra, encontrándose con la Dama de Larga Vida. Aquí están también los cantos de preguntas y respuestas llamados Rosario de la Sabiduría de Gozo-Vacío.
Después de orar sinceramente y de hacer ofrendas a las deidades, estos dos hermanos yoguis —compiladores de esta historia— reci¬bieron una revelación deliciosa, permitiéndoseles narrar lo escrito.
¡Samaya ja ja ja! (¡Guarda el secreto secreto secreto!)

La historia de la Dama de Larga Vida y Milarepa, incluyendo algunos sermones de Mila y las peticiones de las cinco dakinis, fue compilada y preservada por Ahtsarya Bodhi Radsa y Repa Shiwa Aui.
Éste es el fin de este relato maravilloso, compuesto de tres cuentos sucesivos.



32 LA AMONESTACIÓN AL REPA DORJE WONSHU

Reverencia a todos los gurús

Una vez, cuando el Jetsun Milarepa vivía en la cueva Regba Dhujen de Dinma Drin, dio instrucciones a sus discípulos y patronos y los mandó a meditar. Como resultado de ello todos ganaron buenas experiencias.
Entre los discípulos había un joven muy trabajador, descen¬diente de la tribu del Tigre. Su fe en el Jetsun quedó confir¬mada cuando la realización llegó a él. Durante una asamblea dijo: "Querido Jetsun, cuando pienso en las miserias del samsara y en la felicidad de la liberación no puedo estar tranquilo por un momento; tómame pues como tu sirviente y meditaré día y noche contigo. Asimismo, cuando pienso en tus méritos y en los actos nobles de los gurús de nuestro linaje, cualquier otro acto meritorio o cualquier otra virtud se me hace vana e indigna. Te ruego, por favor, otórgame las enseñanzas medulares del dharma".
En respuesta, Milarepa cantó:

Mi linaje es el de Dorje Chang,
mi bisabuelo fue el noble Tilopa,
mi abuelo fue el gran pandit Naropa,
mi padre fue Marpa, el traductor,
y yo soy Milarepa, el yogui.
Esto, junto con las instrucciones profundas,
forman los seis principios de mi ascendencia.

Ahora te diré las Seis Decepciones:
Los monasterios son como estaciones colectivas
para maderos agujerados que trajera la corriente.
Aunque pregonen que la vida monacal es divina y pura
para mí es decepcionante e ilusoria.
¡No necesito de estas compañías!
¡Soy hombre que ama la paz mental
y abjura de toda murmuración y acusación!
Cuando dentro se enciende el calor dunmo
son innecesarios todos los abrigos de lana;
no necesito ropas gruesas
ni deseo trabajos caseros descorazonadores.

Cuando dentro surge el aborrecimiento
todas las cosas y posesiones pierden su hermosura;
no tengo apetencia por los negocios
ni deseo acumular riquezas.
Cuando dentro surge la dedicación y la perseverancia
dejan de ser importantes los hijos o discípulos;
no necesito reuniones ni visitantes,
ellos sólo sirven para interrumpir la devoción.

Cuando se practica la instrucción medular,
la prédica del dharma pierde significado;
no necesito libros ni aprendizajes
que sólo incitan al orgullo.

Éste es el canto de las Seis Decepciones
en que se funda la instrucción medular.
Piensa en ello y apréndelo de memoria
para que siempre lo tengas en tu mente.

"Esto es verdaderamente maravilloso —dijo el joven discípulo—. Ahora, para bien de los ignorantes seres de sentimiento, como nos¬otros, te ruego entones el canto que relata tus seis méritos y gran¬dezas". Milarepa cantó:

Muy rara vez he hablado de grandeza en mi vida,
pero para alabar las grandezas de mi linaje
cantaré ahora el canto de las Seis Grandezas.

¡Grande es la benevolencia de los gurús y budas!
¡Grande la gracia de yidhams y deidades!
¡Grande el poder y fuerza de los protectores!

¡Por practicar las enseñanzas del linaje susurrado
la perseverancia de Mila se ha hecho grande
y grande es también la fe de sus discípulos!

Ahora cantaré el canto de las Seis Alegrías:
alegría es estar en la tierra de no-hombre,
alegría es pensar en las instrucciones del gurú,
alegría es sentarse en el áspero cojín que tengo debajo,
alegría es permanecer en la cueva solitaria,
alegría es tener hambre y frío con indiferencia,
alegría es practicar los ejercicios Krunkol.

Ahora cantaré las Seis Reuniones:
durante el día la gente se reúne aquí
y en la noche vienen las dakinis;
mañana y tarde llegan comidas y ropas,
las ruedas del cuerpo se reúnen en mi alma;
el mundo exterior y mi mente se reúnen en uno solo.
Ahora cantaré mis Seis Torreones:
tengo en Ragma un torreón llamado Práctica del Bodhi,
en el Valle de la Roca tengo el Torran del Águila,
en la cima de la Roca está mi Torreón del Cielo,
en la región Mon está la Cueva del Tigre y el Torreón del León.
También tengo el Torreón de Plátanos de la cueva de cristal de Kadaya
y en la roca del Diente del Caballo Blanco, tengo el Torreón Central.

Ahora cantaré a los Seis Bienes de Mila:
buena es la visión del Mahamudra,
buena la práctica de los seis yogas de Naropa,
buena la profunda práctica del sendero eficaz,
bueno el fruto innato del Tríkaya,
buena la gracia de los sabios Ghagyuba,
buenas son las instrucciones medulares de Milarepa.

Oh discípulos y patronos devotos,
hay muchos que hacen el mal pero muy
pocos que hagan el bien;
todo el sufrimiento es retribución de algún pecado,
toda alegría y virtud lo es de algún mérito;
ambos se deben a lo que hacemos.

¡Hagamos ahora un voto
para que una y otra vez,
en vidas futuras,
volvamos a encontrarnos!

Al oír este canto todos los discípulos y patronos quedaron muy impresionados y complacidos. Luego se fueron a sus hogares. El joven fue aceptado como sirviente del Jetsun. Luego fue uno de los hijos más cercanos a Milarepa y se le conoció como Daugom Repa Dorje Wonshu.

Ésta es la historia del Repa Dorje Wonshu.



33 ENCUENTRO DE MILAREPA Y DHARMA BODHI

Reverencia a todos los gurús

Cuando Milarepa, que habitaba en la cueva del Vientre de Nya Non, ponía en movimiento la rueda del dharma, en compañía de sus hijos discípulos y de. Rechungpa, existían en la comarca cinco yoguis de grandes logros. Ellos eran los gurús Tsem Chin de La Dud, Dhampa Sangje de Dinrin, Shilabharo de Nepal, Dharma Bodhi de India y Milarepa de Nya Non.
En una ocasión Dharma Bodhi fue invitado por Shilabharo a Balbo Dson, para que predicara el dharma. Muchos tibetanos y nepaleses fueron ante él rindiéndole homenaje. También algunos discípulos de Milarepa deseaban ir, y Rechungpa, usando muchos razonamientos, insistió con Milarepa para que fuese. En respuesta Milarepa cantó:

Por la gracia del gurú
vienen muchos sabios;
el dharma se difunde
y gozosamente se bendice
a los seres vivientes.
Muchos peregrinos reverencian a los sabios,
lo que demuestra que surgirán unos pocos predestinados.

El Dhampa Sangje de Dinri,
el gurú Tsem Chin de La Dud.
el Shilabharo de Nepal,
el Dharma Bodhi de India,
y Milarepa de Gung Tang,
todos han obtenido sabiduría.
Cada cual ha tenido éxito en la meditación,
cada cual conoce la iluminante mente esencial;
todos son capaces de hacer milagros,
todos están inundados de la Compasión del Vacío,
todos hacen prodigios y maravillas.
Yo soy el mejor de los cinco,
porque sé cantar espontáneamente;
también mi perseverancia y austeridad son mayores.
Ellos nada tienen que sea mejor o especial,
no veo necesidad alguna de ir,
pero ustedes, mis hijos y discípulos,
deben hacerlo sin falta.
No es que sienta animadversión,
sino que soy muy viejo para emprender ese viaje.
Hago votos sinceros para que los encuentre
a todos en la Tierra Pura de Oujen.
Oh, hijos míos, no se sientan ofuscados, confíen en mí.

Rechungpa le dijo: "Si no vas la gente creerá que eres celoso y orgulloso y te lo reprocharán con desdén. ¡Por favor, debes ir!". En respuesta Milarepa cantó:

Quien se preocupa de lo que dice la gente
confundirá más su mente;
viajar a muchos lugares
sólo sirve para nublar la devoción;
entrometerse en muchas cosas
cuando se visita a un gurú
irrita a las Deidades Consortes;
pisoteando el profundo sendero del Tantra
se dividirá la mente
Y nunca se obtendrá logro alguno.
Grande es la misericordia de los seres realizados,
pero muchos visitantes enfadan.
Sin embargo, ve tú, Rechungpa, con
tus hermanos y visítalo.

Rechungpa replicó: "Tu desinterés y tu ausencia provocarán pe¬cados en las gentes. ¡Por favor, ven! Todos nos beneficiaremos si atiendes nuestra súplica". Ante tanta insistencia Milarepa aceptó diciendo: "Está bien, vamos todos a dar la bienvenida a Dharma Bodhi". Ante el consentimiento de Milarepa tanto Rechungpa como sus hermanos saltaron de alegría diciendo: "A todos los hindúes les gusta el oro, debemos pues conseguir algo para llevarle como muestra de afecto". Comentando esta sugerencia, Milarepa cantó:

Oh seres realizados, os ruego
quitar la codicia a este pobre mendigo;
Os ruego que todos mis actos
estén de acuerdo con el dharma.
¿Para qué practicar la Mente-Bodhi
si nuestros actos están en conflicto con el dharma?
Quien ha alcanzado samadhi
no necesita compañía;
quien ha obtenido la auto-liberación
no necesita consorte.
Si no, ¿qué utilidad o qué sentido tendrían
este largo trabajo y esta meditación?
Si yo, Milarepa, persiguiera el oro
mi renunciación sería hueca.
Dharma Bodhi no desea oro,
de lo contrario sus logros no tendrían valor.
Dordrag Rechungpa no busca ganancia,
de lo contrario sus aprendizajes no tendrían sentido.

El Jetsun continuó: "Vayan ustedes primero, yo los seguiré'. Así los despidió. Ya de camino, ellos preguntaban: "¿Vendrá realmente el Jetsun?" Con estas dudas llegaron a Bhaldo Dson y se encontraron con este prodigio. Milarepa se había transformado en pagoda, y cayó en medio de ellos como estrella fugaz desprendida, de los cielos. Ante esto, Dharma Bodhi estaba muy impresionado y los discí¬pulos de Milarepa se estremecían de contento y asombro. Todo el grupo fue acercándose a Dharma Bodhi, quien se hallaba ro¬deado de gente. Al ver a Milarepa y a sus discípulos, Dharma Bodhi bajó de su asiento y fue a postrarse ante Milarepa del Tíbet. Todos los presentes pensaron que Milarepa era aún más grande que Dharma Bodhi, pero al mismo tiempo tuvieron fe cierta de que ambos eran iguales al mismo Buda. Luego, los seres realizados sen¬táronse juntos en el mismo asiento y conversaron llenos de alegría. Dharma Bodhi dijo a Milarepa: "Me siento muy complacido de que tú permanezcas en soledad. Esto es en verdad algo notable". En respuesta el Jetsun cantó:

¡Os ruego a ustedes, gurús del Nirmanakaya,
que bendigan a los seres realizados
del linaje susurrado!

Yo, Milarepa, el yogui del Tíbet,
canto mis experiencias de sabiduría
a Dharma Bodhi de India
y a todos los predestinados seres
tibetanos y nepaleses aquí reunidos:
Que la gente reconozca lo que es
un ser realizado.

Los Cinco Nadis trensados se
elevan por la Práctica-Prana;
los cinco Pronas espirales
se elevan por la práctica de la Doma.
Les cinco elementos mancillados se queman
y las cinco trampas venenosas
de las pasiones mentales son vencidas;
en el canal central el salvaje viento kármico
de los pensamientos erráticos está apaciguado;
por eso no tengo necesidad
de relacionarme con malas compañías.

Dharma Bodhi dijo: "Es admirable el modo como has sabido conquistar a los adversarios; dime por favor algún método bueno para alcanzar ese fin". En respuesta Milarepa cantó:

Ruego a los seres realizados,
ruégoles que por su gracia
encuentre dentro de mí un compañero.
Cuando la madre de los cinco nadis puros
encuentra al padre de los cinco pronas puros
nacen los cinco hijos de los elementos puros
y se ve el rostro de la mente propia y
las cinco purezas se ven.
En el Inmensurable Palacio de Cristal del Canal Central
dispara el proclamador del logro búdico
hacia los cinco arcoiris de los Chakras.
Con disciplina di la orden del no apego
a los guerreros de la trama de las miñadas de formas.
Al comprender que toda forma es mi propia conciencia
contemplé el rostro de mi consorte:
la verdadera mente interior.
De este modo, ningún ser en los tres grandes mundos
puede eludir el abrazo de esta gran Esoidad.
¡Ésta es mi compañía, la maravillosa mente-bodhi
que nunca me dejará!

Al escuchar este canto Dharma Bodhi fe sintió muy complacido y dije: "En verdad las experiencias de un yogui están fuera de toda descripción; sin embargo, diñes brevemente algo sobre tu con¬cepción de lo que es visión, práctica y acción". En respuesta Mila¬repa cantó:

Quien puede ver sin distracción su propia mente
no necesita pláticas ni palabrerías;
quien puede absorberse en la propia conciencia
nc necesita sentarse tieso como cadáver;
si uno conoce la naturaleza de las formas
los ocho deseos se desvanecen por sí solos;
si no hay deseo ni odio en el corazón
nada hay que pretender o demostrar.
Nunca podrá alcanzarse la gran sabiduría
ni el Tnkaya que trasciende a samsara y nirvana
mediante búsquedas o aspiraciones
sin haber antes recibido la bendición del linaje.

Luego Dharma Bodhi dijo: "Tu visión, práctica y acción son realmente maravillosas". Entonces Milarepa le dijo: "Ahora, por favor, sé tú quien nos diga tu propio conocimiento acerca de la profunda clave de la Instrucción obtenida a través de tu práctica". Dharma Bodhi cantó así:

Ruego a la excelsa sucesión en la práctica
que mediante este karma propicio
podamos todos los predestinados
aquí reunidos contemplar sus sagrados rostros.

Si uno no puede dominar
los pensamientos vulgares y vagorosos,
¿qué utilidad puede tener
el observar la mente?
Si uno no puede dominar
los apegos del yo
y el anhelo por lo deseado,
¿qué sentido puede tener
el meditar por todo un siglo?
Quien no lucha por actos altruistas
será agobiado por su orgullo
y no progresará.
Si no se sigue la orientación que da el gurú,
¿qué beneficio podrá obtenerse de los amigos?

La presunción y la vanidad son causa directa de pesares;
querellas y discordias traen desgracias;
si se dice siempre la verdad
a menudo afligiremos el corazón de los otros;
si no se practica el altruismo,
¿cómo podrá alcanzarse el estado del Buda?
Las instrucciones recibidas irán arraigándose
si se descansa en permanente soledad.
Oh tú, gran yogui del Tíbet,
tú eres eminente en poesía y cantares,
y yo no soy bueno en eso,
pero ahora, lleno de alegría, excitado e inspirado,
puedo cantar para ti.
Que pronto podamos cantar juntos
los himnos sagrados en la tierra pura
de la gran felicidad.

Dharma Bodhi y Milarepa siguieron por un rato en su deliciosa conversación. Luego cada cual tomó su camino.
Cuando Milarepa y sus discípulos regresaron a Nya Non, los pobladores les trajeron vino de bienvenida preguntándoles acerca del encuentro con Dharma Bodhi. En respuesta Milarepa cantó:

Cuando el Sol y la Luna salen
los cuatro continentes brillan;
cuando humedad y tibieza abundan
maduran las frutas en los árboles;
cuando se encuentran madre e hijo
cesan la pena y la ausencia.
¡Cuando aparece un hombre realizado
el mundo se alegra y prospera!
Cuando Dharma Bodhi vino
al bosque de Bhaldo Dson,
yo, Milarepa del Tíbet, fui a verlo.
Él, levantándose de su asiento, me reverenció.
Ante eso la gente quedó confusa y sorprendida,
y juntando sus manos y arrodillándose se inclinó ante mí.
Esto simboliza la verdad del Dos-en-Uno.
Luego preguntó por mi salud y bienestar.
Eso simboliza el todo omnímodo.
En atención a sus amables preguntas
en el templo de la pureza sin dualidad
mostréle el Mahamudra.
A esto añadimos una charla iluminativa
sin palabras, mas con gozo.
Un voto puro hecho en pasadas vidas
hizo posible este encuentro.
Debo tener una liga kármica muy antigua,
de cuando el Buda descendió al mundo.

Este encuentro con mi hermano y amigo
fue delicioso y propicio.
Se hablará de él hasta lejanas tierras.

Al escuchar este canto los patronos de Nya Non. se sintieron muy complacidos y entusiasmados. Se dice que debido a esta plei¬tesía de Dharma Bodhi, la fama del Jetsun creció aún más.

Ésta es la histeria del encuentro de Milarepa y Dharma Bodhi.



34 EL RETO DE LOS LÓGICOS

Reverencia a todos los gurús

Habiendo dominado plenamente los reinos de la mente tanto de sí mismo como de los otros, Milarepa fue capaz de causar reverencia en Bodhi Dharma de la India. La gente de Nya Non le llevaba ofrendas tanto para el beneficio de los vivos como de los muertos. Con una fortuna que constantemente au¬mentaba, él permanecía tranquilo en la Cueva del Vientre de Nya Non, ayudando a todas las criaturas de sentimiento.
Entonces había algunos monjes eruditos en lógica y teología que vivían en el Monasterio de Nya Non y que se sintieron muy ce¬losos de Milarepa. Lo vilipendiaban llamándolo herético y suscitaban varios abusos a su persona. Éstos se reunieron a considerar lo que debían hacer con el Jetsun para que dejara esta región y resol¬vieron enviar a tres de los más instruidos, bien versados en sáns¬crito, lógica y filosofía y en los Sutras, para retarlo a un debate sobre doctrinas budistas. Decían: "Como es un ignorante que sólo posee una lengua, no será capaz de contestar nuestros argumentos. Mortificado por esta desgracia se irá prontamente por su propia voluntad". Así pues, los tres monjes eruditos se fueron adonde Milarepa. Cuando Rechungpa los vio no le pareció muy agradable el hecho. Fue donde Milarepa y le preguntó: "Jeli, hay tres monjes que quieren verte, ¿debo dejarlos pasar?" El Jetsun replicó: "Mi gurú Marpa me dijo: «Debes ser devoto de tu cuerpo, boca y mente para beneficiar, en todos los modos posibles, a las criaturas de sentimiento; aun -en tu conversación diaria debes tratar de ser¬virlos». Sin duda, déjalos pasar, los veré". Luego les dieron agua para refrescarse y el Jetsun dijo: "El poder de nuestra fe puede destrozar rocas, partir la tierra y dividir el agua. Por favor, pre¬diquen para mí las enseñanzas de los Sutras". El jefe del grupo se levantó de su asiento, chasqueó los dedos orgullosamente y dijo: "Si nosotros somos maestros que hemos dominado los tres aprendizajes (preceptos, meditación y sabiduría) y sus disciplinas, y po¬seemos las tres vestiduras del dharma, símbolo y fuente de todo mérito, podremos o no predicarte los Sutras, pero primero déjame preguntarte: ¿Qué méritos posees para que tú, hombre seglar, re¬cibas y disfrutes los presentes de la gente y sus regalos sin el más leve escrúpulo y con la mayor confianza?" En respuesta a esta pre¬gunta, el Jetsun cantó: Mis realizaciones en la meditación.

Encarnado en el néctar de las instrucciones de mi gurú
está el pináculo del dharma de la verdad última.
Esencia de todas las enseñanzas de las Escrituras y de la razón,
a la cual todos los letrados y sacerdotes aspiran con veneración.
Ruego que él nunca se aleje de mí
sino que por siempre se siente encima de mí
como mi adorno glorioso.

A ustedes, mis instruidos letrados,
relato ahora mis prácticas devocionales,
dividiéndolas en tres grupos.
El primer grupo que yo practico
es el Yoga de Elevación a mi Buda protector.
El segundo es el de Nadis, Prana y Bindus.
El tercero es el Mahamudra.

Durante los cuatro periodos de cada día
practico La Yoga de la Mente-Bodhi.
Para acumular el diario sustento verdadero de fe
contemplo el vacío;
para acumular el diario sustento kármico de fe
ofrezco el Dorma;
para acumular el diario sustento de fe en mí mismo
ofrezco oblaciones a las deidades.
A los fantasmas les tiro las sobras del Dorma.
Soy un yogui que hago girar la Rueda del Sustento.
Habiendo comprendido el vacío de todas las cosas
estoy calificado para recibir y disfrutar regalos.

Uno de los letrados dijo: "Así como un manco nunca podría escalar montañas, quien no conoce ni estudia el budismo nunca podrá alcanzar la liberación. Así como un ciego no ve nada en la capilla, del mismo modo, quien no tiene experiencia en la meditación no puede nunca ver la realidad.
"Para practicar la Yoga de la Elevación uno debe saber pri¬mero cómo practicarla. Tú dices que lo has hecho, dinos cómo". El Jetsun cantó:

Cuando practico la Yoga de la Elevación al Buda protector
veo mi cuerpo, vivido como un arcoiris pero vacío,
en el cual no puedo hallar sustancia de ninguna clase.
Así me he liberado a mí mismo de todo deseo.

Toda charla es como un eco en un valle desierto,
por ello no tengo enamoramiento alguno ni aversión.
De ese modo he eliminado todo gusto o aversión.

El Vacío Iluminante de la Mente
es como el resplandor del sol y de la luna,
sin límites ni atributos.
Disuelto en esto, mi apego egocéntrico tórnase nada.

El cuerpo humano común, la palabra y la mente
son ellos mismos el cuerpo, palabra y sabiduría del propio Buda.
Siendo libre de todo lo vulgar
disfruto siempre de gran felicidad y contento.
Soy feliz porque mis actos están de acuerdo con el dharma,
Soy inspirado porque sigo el recto camino del dharma.

"Lo que tú dices puede ser correcto", comentó el letrado que había hablado antes.
"Dime ahora cómo practicas Nadis, Pranas y Bindus". En respuesta el Jetsun cantó:

Para la práctica de Nadis, Pranas y Bindus
medito en los Tres Canales y en los Cuatro Centros.

Como el apego al cuerpo ya está acabado,
el ego se disuelve a sí mismo en nada y por nada.
Las palabras clave de los Cinco Elementos están purificadas.
Por ello no se desvanece, pero se torna iluminada.
Contemplo el propio rostro de la realidad,
por lo tanto, no hay posibilidad de confusión.
Todos los Pranas están reunidos en el Canal Central
y por ello golpean él punto vital.
Las Fuerzas Blancas y Rojas unidas dentro de mí
hacen surgir espontáneamente la experiencia
de gozo, iluminación y no pensamiento,
y de este modo se desatan los nudos
de la duda, y la ignorancia.
Practico el Dharma de corazón, no de palabra;
hago coincidir la Madre y el Hijo de la Luz
y extermino el complejo de los deseos.
Como forma y vacío están fundidos en uno
mi mente está a sus anchas y llena de alegría.
Siempre estoy feliz,
pues nunca caigo en la trampa
de la mera conceptualización del Vacío.
Como toda confusión se ha desvanecido en el Dharmadhatu,
¡me siento lleno de contento y alegría!

El erudito dijo después: "Las marmotas que viven bajo tierra pueden hibernar durante cuatro meses con sólo una corriente de Prana sin siquiera mover levemente sus cuerpos. Permaneciendo bajo el agua por mucho tiempo, los peces sobreviven. Ellos pueden hacer eso por el mero Prana inherente a ellos mismos; sin embargo, estos animales no se pueden concebir como poseedores de ningún mérito, ya que sus mentes son completamente ciegas. Debes saber que todo mérito consiste en el propio entendimiento. Ahora dime, ¿cómo practicas eso que tú llamas Mahamudra?"
El Jetsun cantó:

Cuando practico Mahamudra
descanso yo mismo en el estado intrínseco
relajándome sin esfuerzo ni distracción.
En el reino del vacío
descanso con iluminación;
en el reino del gozo
descanso concientemente;
en el reino del no pensamiento
descanso con mi mente desnuda.
Entre manifestaciones y actividades
descanso en samadhi.
Meditando de esta manera en la esencia mental
surgen numerosos entendimientos y convicciones.
Por la autoiluminación todo se realiza sin esfuerzo.
Sin buscar más la iluminación
soy extremadamente feliz,
libre de esperanza y de miedo
me siento muy contento.
¡Oh, qué placer es esta alegría de disfrutar
la confusión cuando aparece como sabiduría!

"Es cierto que de tu beca no pueden provenir cosas sin sentido, salvo tu lengua — dijo el letrado—. Lo que has dicho no párete tan malo, pero es como una imitación de la cosa original. Dinas ahora quién es tu gurú''. El Jetsun replicó: "He obtenido todo mi conocimiento mediante el estudio de mi mente interior, y así, ledos mis pensamientos se vuelven enseñanzas del Dharma. En tanto no permanezco separado de mi mente propia, estoy acompañado por los Sutras. He comprendido que todas las manifestaciones son mente, y la misma mente es la iluminación. Éstos son mis gurús". Luego cantó:

Ahora les diré quiénes son mis gurús.
Mis gurús son los Jetsuns
cuyos cuerpos inmaculados se manifiestan como Rudas
de la Tierra Pura.

Los cinco Pranas puros son sus tronos,
los cinco nadis puros son sus asientos de lotos,
los cinco elementos puros son sus cojines de sol y luna,
el vacío de la esencia mental es el cuerpo de mi gurú;
mi gurú es Dorje-Chang con su cuerpo de sabiduría,
mi gurú es Tilopa con sus seis poderes milagrosos,
mi gurú es Naropa, con su red de miríadas de conjuros,
mi gurú es Marpa, a quien debo la más grande deuda.
Ellos se sientan allí sobre mi cabeza como mi gloria.
Si tienes un par de ojos claros y sinceros
los verás como Budas reales,
si con fe sincera les ruegas
la lluvia de gracia caerá por siempre sobre ti,
si les ofreces devoción y prácticas
será abierto ante ti el Tesoro de las Realizaciones.

Al oír este canto surgió en los letrados la fe hacia el Jetsun. Todos se postraron ante él y le dijeron: "Ignorancia, ceguera y confusión, estos tres males han creado todas las miserias del mundo. ¡Cuan cierto es esto, cuan cierto es! Con nuestra mente ciega pensamos que eras un hombre ignorante que tomabas las ofrendas del pueblo engañándolo con tu loco dharma. Pero has contes¬tado a nuestros retos con facilidad y sin la menor duda. Ahora nos arrepentimos mucho de la querella que te hemos impuesto. Por favor, perdónanos. Ya que no tenemos la oportunidad o los méritos para encontrar tus gurús, te miraremos y rogaremos con sinceridad y veneración, porque eres más grande que el Tesoro de las Realizaciones. Te rogamos nos otorgues las iniciaciones e ins¬trucciones".
Así suplicaron a Milarepa de la manera más respetuosa y hu¬milde. El Jetsun estaba muy complacido, luego les dio las inicia¬ciones y la instrucción medular y los mandó a meditar. Poste¬riormente todos alcanzaron las experiencias y realizaciones y fueron los tres iluminados ycguis letrados, como leones de nieve.
Por este tiempo, la gente de Nya Non organizó un gran festival e invitó al Jetsun y a todos sus discípulos, incluyendo a estos tres monjes eruditos. Se preparó un trono para los monjes Lodum y Dhar Lho y una hilera de asientos para los demás monjes. Un trono y más asientos también fueron preparados para el Jetsun y sus discípulos Repa.
Vinieron también los tres monjes que fueron enviados a retar al Jetsun. Vestidos como yoguis, aparecieron estos Repas y se sen¬taron en los asientos inferiores, bebiendo vino en el Kapala (tazón de calavera) sorbo a sorbo. Cuando Lodun y Dhar Lho vieron esto, se estremecieron de rabia y dijeron entre sí:
¡Ah truhanes, piojos, traidores! Mientras estén ustedes aquí, nuestra doctrina será dispersada y confundida. Debemos hablar con estos puercos traidores y arreglárnosla con ellos de manera apro¬piada". Se levantó pues Lodun y le dijo al Jetsun: "Eres un yogui extraordinario, así que debes conocer mucho de lógica. De otro modo, actuando como aquéllos degradarías el Dharma, arruinán¬dote a ti mismo y a los demás, descalificándote como practicante del Dharma. Así pues, plantéanos una proposición simple de acuerdo con las reglas de la lógica". El Jetsun contestó: "Mi querido le¬trado, debes tratar de descansar en la increada esencia del Dharma en lugar de gastar palabras en charla. En la vida diaria debes tratar siempre de dominar tus deseos. El entendimiento correcto y los méritos sólo crecen desde adentro, de otro modo serás lanzado a los reinos miserables debido a los celos y a las Cinco Kleshas. Por favor, ¡no te destruyas a ti mismo! Yo no entiendo la lógica de tu escuela. Mi propia lógica es la del gurú, la de la instrucción medular, la aplicación y perseverancia, la de permanecer en soledad, la de meditar en la ermita, produciendo realizaciones y verdadero entendimiento interior, la de los protectores sinceros con fe verda¬dera y la de ser genuino y noble recipiente de la protección. Si se está atado por la lógica de los celos y la codicia maligna estará uno expuesto a experimentar el infierno de la lógica y a sufrir las penas "lógicas". No conozco otra "lógica" que ésta. Para describir bien mi "lógica" cantaré una canción, así pues, escuchen":

Me inclino ante mi gurú libre de Kleshas.

¡Ay, en estos tiempos de corrupción
los celos de la gente son terribles!
Por favor, escú'chenme, Lodun y Dhar Lho.
Si no vine del vientre de mi madre,
¿cómo pude beber su leche?
Si ella no me amamantó con su dulce leche,
¿cómo he podido comer las tres clases de granos?
Si no comí los granos,
¿cómo pude haber crecido?
Si no crecí,
¿cómo pude trasponer la puerta?
Si no traspuse la puerta,
¿cómo pude vagar por todas partes?
Si no visité todos los países,
¿cómo pude encontrar a mi gurú lleno de gracia?
Si no encontré a mi gurú,
¿cómo pude recibir la instrucción medular?
Sin recibir instrucción,
¿cómo podría meditar en soledad?
Sin meditar en soledad,
¿cómo puede surgir la experiencia interior y la realización?
Sin las realizaciones y el calor interno,
¿cómo puedo mantenerme con calor
vestido con un delgado traje de algodón?
Si no puedo vestir un traje de algodón,
¿cómo podrían los patronos tener fe en mí?
Si mis patronos no tienen fe en mí,
¿cómo podrían ustedes, maestros letrados, tener celos de mí?
Si los celos y el odio no han aflorado en ustedes,
¿cómo podrían, oh maestros letrados, irse al infierno?

En las remotas praderas altas
las bestias salvajes corren y juegan
volviendo astutos y celosos a los cazadores.
¿No es ésta la verdadera razón
de que los cazadores se vuelvan iracundos?

En la Cueva del Vientre de Nya Non
yo, el apreciable yogui Milarepa, permanezco.
Esto los hace a ustedes, maestros de palabras, penosamente envidiosos,
¿no es ésta la verdadera razón de que estén tan perturbados?
Al ver las limosnas que me dan mis protectores
ustedes, los monjes letrados, se sienten celosos,
¿no es por esto que ustedes están enojados y confusos?
¡Oh, grandes maestros y letrados,
no se apeguen a palabras sin sentido y a charlas vacías
tomándolas como si fueran la verdad!
Aun los heréticos pueden jugar con ella.
Uno puede gastar treinta y dos vidas sin ganar nada
si la mente ha seguido sólo palabras.
Por lo tanto, sería mejor
conquistar el demonio del egoísmo.
No tengo tiempo qué gastar en palabras, palabras y más palabras,
tampoco sé de lógica ni de plantear proposiciones.
¡Así pues, son ustedes los que han ganado hoy!

Dhar Lho dijo: "Te he preguntado en el lenguaje del Dharma, pero no has contestado en términos budistas, en lugar de ello has cantado una canción buena para engañar a los bobas nativos. ¿Quién no puede cantar era basura? Tu canto convencerá a todos, menos a mí. Si no puedes contestar mi pregunta de una manera académica y sigues desvergonzadamente aceptando las limosnas del pueblo, con tus cantos insulsos, merecerás ser pisoteado". Así diciendo, tomó un puñado de tierra y se la tiró a la cara al Jetsun. Éste se sacudió la tierra, sonrió y dijo: "¿Cómo puedes tú, el letrado que se adhiere a las palabras y a los libros, por el solo placer de gozar esta vida, actuar de acuerdo con el Dharma? Guiado por tu karma y tus pecados, todos tus aprendizajes y disciplinas monacales sólo te traerán más desgracias. Tal como yo lo entiendo, todos los Dharmas son remedios para las pasiones humanas y los deseos, pero el modo como tú les practicas sólo sirve para au¬mentar tus pasiones y deseos. Así pues, mi Dharma y el tuyo son completamente diferentes y opuestos. Ya que no hablamos el mis¬mo lenguaje ni creemos en les mismos principios, ¿cómo encontrar una base común para discutir el Dharma?"
Viendo todas estas cosas, Rechungpa pensó para sí:
"Aunque no soy capaz de igualar un simple cabello de la cabeza de mi gurú, si no golpeo a este pecador que trata de ofender al Jetsun, viciaré les mandamientos Samaya (preceptos Tántricos); pero si lo castigo crearé grandes méritos".
Tomó pues un palo y lanzándolo contra el monje estuvo a punto de golpearle. En seguida el Jetsun lo agarró del brazo y le dijo: "¡Rechungpa, hijo mío! La riqueza que no podemos usar cuando la necesitamos, la parentela que no nos asiste cuando estamos en condiciones adversas, nos hará sólo más miserables. Debes controlarte y tratar de pensar en las amonestaciones. Can-taré una canción para despertar tas buenos pensamientos y tu conciencia.

¡Me inclino ante Marpa, mi gurú agraciado y mi gloria,
yo, el gran Jetsun, refugio de todos los seres!
¡Te ruego nos libres de hacer actos malos!
Oh Rechungpa, hijo mío, cálmate y escúchame:
Estos hipócritas budistas de "gran hablar"
se vuelven gente vulgar en seguida
que tropiezan con condiciones adversas.
Como sus intenciones son malas
sufrirán siempre sus errores.
Si siempre te peleas con la gente
violarás una y otra vez los preceptos.
Cálmate, hijo mío, y escucha a tu gurú.
En el vasto firmamento del Dharma incomparable mi aguilucho de la conciencia aprende a volar, pero nunca debe enorgullecerse de su vuelo porque caería al abismo de los sectarios.
¡Rechungpa, escucha las palabras de tu gurú!
En el gran océano de la práctica del Dharma
mi pececillo, hijo de la conciencia, aprende a nadar,
pero nunca debe enorgullecerse de su nado poderoso,
porque casería en la red de la confusión.
¡Rechungpa, escucha las palabras de tu gurú!
En la tierra preciosa de la realización del Dharma,
mi cachorro de león de la conciencia aprende a comerciar,
pero nunca debe hacerlo solapadamente
porque perdería la gran perla de la esencia del Dharma.
Rechungpa, escucha las palabras de tu gurú y trata de mantener tu ecuanimidad, no sea que te abrase la ira. Rechungpa, disciplínate a ti mismo y apaga tus pasiones.

Escuchando el canto del Jetsun, Rechungpa se calmó. Los pa¬tronos que estaban en la asamblea, condenaron todos al monje letrado y también Rechungpa fue un poco criticado por su arre¬bato. Después de este incidente los patronos tuvieron aún más fe en Milarepa. Fue el erudito quien quiso ofender al Jetsun, pero al intentarlo sólo logró desacreditarse y caer en desgracia.
Sintiéndose frustrados, volvieron al día siguiente Dhar Lho, Lodun y otros monjes para tomar la revancha. Trajeron mucha carne y muchos libros. Al llegar pidieron permiso para ver al Jetsun, con objeto de pedirle disculpas por lo pasado el día anterior. Re¬chungpa les dijo: "No hay necesidad de disculparse, ni de nuevos debates, ni tampoco hay necesidad de que vean al Jetsun". Mien¬tras Rechungpa trataba de detener a los monjes, otros discípulos se deslizaron al cuarto del Jetsun, pidiéndole que recibiera a los monjes. Él dijo con mucha gentileza: "La mejor cosa es no hacer lo malo, pero si lo has hecho y te quieres arrepentir sinceramente, es muy bueno. Deja pues, que pasen ahora los monjes y plati¬quemos". Fue pues aceptada la entrevista. Los monjes ofrecieron la carne y dijeron: "Ayer estabas en lo cierto. Nos retractamos de lo dicho. Como disculpa te traemos esta carne. Deja ahora que, utilizando este libro como marco de referencia para el juicio, dis¬cutamos las enseñanzas budistas de una manera amistosa". El Jetsun replicó: "Queridos maestros, el proverbio dice: Juzgando la cara del hombre sabe uno si ha comido o no. Del mismo modo puede detectarse fácilmente si se conoce o no el Dharma al comprobarse si se puede o no conquistar sus deseos y su apego egocéntrico. Si se puede es prueba de que se conocen y practican las enseñanzas budistas. Uno puede ser muy elocuente al hablar sobre el Dharma y ganar todos les debates, pero si no puede dominarse ni por un segundo el propio apego al ego o sus deseos sino que es indulgente consigo mismo en palabras y charlas, no se obtendrá ningún bene¬ficio de sus victorias en debates, sino más bien incrementará con ello su egoísmo y orgullo. Ésta es la causa del eterno vagar en el samsam y del caer al fondo del infierno.
"Por lo tanto, toda argumentación, según puedo yo ver, es dañina y destructiva. Tu disculpa por lo de ayer es muy buena. Ahora hemos terminado nuestra discusión y ustedes pueden regresar a su casa".
Dhar Lho dijo: "Sólo Buda puede decir si uno ha conquistado su apego al ego y sus deseos. Puede ser que uno no haya dominado su apego egocéntrico, pero esto no quiere decir que por conocer sobre las enseñanzas budistas y tener elocuencia en los debates esté uno condenado al fondo del infierno y vagar por siempre en el samsara; decir esto es decir que el conocimiento y el estudio son pecaminosos.
"Uno puede decir que la erudición es un gran pecado, pero esto no lo absuelve del orgullo de sentirse virtuoso, ni lo protege de hacer lo malo aunque sea con buena intención. Tal vez esto sea causa de que se precipite al fondo del infierno. Por lo tanto es de gran importancia aprender bien y distinguir entre lo bueno y lo malo. Es por esta razón que debemos discutir las enseñanzas bu¬distas. Como estoy familiarizado con la regla y modos de dirigir un debate, sugiero que escojas un tema en el cual estés bien versado y hagas una proposición de acuerdo con él. Evaluaremos esto y daremos nuestra opinión. Por otro lado, si opinas que no somos eruditos bien versados, puedes hacernos cualquier pregunta que quieras y trataremos de contestarla". El Jetsun replicó: "Si in¬sistes, no me queda otra cosa. Ambos somos conocidos de la gente de aquí. Ellos nos han visto y oído y nos conocen bien. Elegiré pues un tema que esté más allá de erudición y de ignorancia. Les haré algunas preguntas y propondré mi lema sobre enseñanzas bu¬distas, por favor, dime ahora: ¿el espacio es obstructivo?" El le¬trado replicó: "Nadie ha preguntado nunca este tipo de cosas. Pero como he dado mi palabra enseguida te contesto. Por supuesto que el espacio es no obstructivo, ¿qué otra cosa podría ser?" "Pues yo piense que el espacio es obstructivo", dijo el Jetsun.
"¿Cuál es la razón para hacer esa afirmación presuntuosa?" respondió el erudito.
Mientras tanto Milarepa había entrado al samadhi de Solidifica¬ción del Espacio y contestó: "¡Veamos si el espacio es obstructivo o no! Por favor, ahora traten de moverse y de estirar sus miembros".
El erudito quiso hacerlo, pero no pudo. Tuvo que permanecer en su postura original, incapaz hasta de abrir la boca, sentado firme allí como una imagen muerta. El Jetsun levitó y caminó, se detuvo, se acostó y se sentó en postura de loto, justo en medio de un espacio. Luego, saliendo del samadhi, dijo al monje: "Tú has sos¬tenido que el espacio es no obstructivo, ¿por qué pues no puedes mover tu cuerpo? Esto se debe a que tú has aprendido conjuros malignos y magia negra de tus gurús. Lo que pasa es debido sim¬plemente a tus manirás y brujerías; es un hecho muy conocido por todos los seres sensibles que el espacio es no obstructivo".
Milarepa preguntó luego: "¿Es verdad que sin conceptualización ni racionalización el espacio es considerado por todos como no obs¬tructivo? ¿los animales también lo consideran así? Tú y tus maes¬tros, que aseguran esto, son refutados por su propia experiencia. Todo puede deberse a mi "magia negra", pero es suficiente el hecho de que se ha probado la naturaleza obstructiva del espacio.
"Ahora te daré mi proposición: "Declaro que la roca que está frente a nosotros es no obstructiva. ¿Cuál es tu reacción ante esta afirmación?"
El erudito dijo: "Aunque de nuevo apliques tus mantras y bru¬jerías, la roca no puede ser otra cosa que obstructiva". A esto re¬plicó el Jetsun: "De acuerdo con tu sugerencia dada al principio, de que cada parte debe probar al otro en cualquier tema, quiero ahora probar tus poderes mágicos porque pienso que no estás bien versado en esta materia. Haz algo ahora, para probar si la roca que está enfrente es no obstructiva".
"Ser capaz de hacer magia y querer hacerla son dos cosas muy distintas —dijo el erudito—. Posible de hacerlo no significa que sea permisible hacerlo. Sólo ustedes, gente perversa, juegan con esa magia negra para engañar a otros".
"Justamente ahora me das la impresión de que conoces todo y puedes hacer cualquier cosa —dijo el Jetsun—. Lo que llamas magia prohibida es ejecutado ahora como catarata por Budas infinitos a través de todo el universo".
Lodun dijo: "Así como el espacio fue obstructivo hace un rato, por favor demuéstranos una sentencia que torne la roca no obs¬tructiva".
Entonces, el Jetsun entró en el samadhi de Exhaustación del Es¬pacio, haciendo permeable la roca y pasando a través de ella, de arriba abajo y de lado a lado; también mantuvo la mitad de su cuerpo dentro de la roca y la otra mitad afuera. Luego alzó la roca y la dejó caer. Finalmente la sostuvo en su mano gritándole a Rechungpa: "Trae un pilar". Rechungpa trajo un como pilar de piedra y en ella la sentó Milarepa dejando la huella de sus manos grabada en la roca. Esta marca todavía existe.
El erudito Lodun dijo: "Parece que has hecho no obstructiva la roca. Si esto no es ilusión mágica también nosotros podremos pasar a través de ella. Dinos, ¿podemos hacerlo así nosotros?"
El Jetsun replicó: "¡Seguro! Si la roca fuera obstructiva, ¿no me habría matado cuando cayó?"
El erudito Dhar Lho dijo: "La roca nunca me tocó a mí. Si no hubiera roca, para comenzar, ¿cuál sería la utilidad de hablar sobre su no obstructividad?"
"El hecho de que tú no sintieras la roca cuando la roca caía y te aplastaba es la prueba cierta de que ella es no obstructiva —dijo el Jetsun—. El que no sientas una cosa no implica la no existencia de la cosa en sí".
Entonces Dhar Lho se volvió más enojado que antes, pero Lodun comenzó a tener dudas y a titubear. Él pensó: "Todo esto parece genuino. Nosotros, letrados escépticos e incrédulos, siempre somos difíciles de convencer. Si estas representaciones o ejecuciones no son creaciones mágicas sino pruebas de sus realizaciones en el Sendero, debo adquirir de él la enseñanza, de los Seis Paramitas". Entonces le dijo: "¿Querrás, por favor, decirnos cómo practicar los Seis Paramitas?". En respuesta el Jetsun cantó:

¡Oh, Tres Grandes, Preciosos Refugios
sentados sobre mi cabeza como mi alegría y mi gloria!
les ruego con corazón sincero
que nunca me dejen,
les ruego me sigan con su compasión,
les ruego me ayuden con sus pensamientos bondadosos,
les ruego concedan la verdad última a todas
las criaturas de sentimiento.
El yogui mahayana no escucha el Dharma de simples palabras,
sabe que en la verdad del vacío no hay práctica,
por eso renuncia, por sí mismo, a los Diez Vicios.

Si uno no puede liberarse de la tacañería,
¿qué utilidad tiene hablar de caridad?
Si uno no abjura de la hipocresía y la pretensión,
¿qué utilidad tiene mantener la disciplina?
Si uno no abjura de las injurias malignas,
¿qué utilidad tiene ejercitar la "paciencia" pretensiosa?
Si uno no abandona la indiferencia y la inercia,
¿qué utilidad hay en ejercitar la paciencia pretensiosa?
Si uno no abandona la indiferencia y la inercia,
¿qué utilidad tiene el juramento de ser moral?
Si uno no domina los pensamientos vagabundos internos,
¿cuál es la utilidad de afanarse en la meditación?
Si uno no ve toda forma como útil,
¿cuál es la utilidad de practicar la Sabiduría?
Si uno ignora las enseñanzas profundas de impedir y permitir,
¿cuál es la utilidad del aprendizaje?
Si uno no conoce el arte de tomar y rechazar,
¿cuál es la utilidad de hablar del karma causal?
Si la mente de uno no está acorde con el Dharma,
¿cuál es la utilidad de adherirse a la Orden?
Si no se ha matado la ponzoñosa víbora de los Kleshas,
el ansia de sabiduría sólo conducirá a la falacia.
Si el veneno de los celos no es vencido,
d anhelo de la mente Bodhi es una ilusión.
Si uno no se refrena en herir a los demás,
su deseo de respeto y honor
es apenas un pensamiento bienintencionado.
Si uno no puede dominar el apego al ego y el prejuicio,
el anhelo por el Dharma de la Igualdad
sólo traerá visiones equivocadas.
Si uno no puede dominar el demonio del apego egocéntrico,
sus Kleshas serán grandes y su yoga fracasará.
Si nuestra acción no se apega al Dharma,
se tratará siempre de negar los actos buenos de los demás.
Si uno no tiene aún la mente absorta en el Dharma,
su hablar y su parloteo sólo afectarán las demás mentes.

Por lo tanto, no gastes tu vida en palabras y habladurías
¡sino trata de obtener la certeza de no regresar
y la confianza para enfrentar la muerte!

"Bien, admito que has oído sobre los Seis Paramitas —dijo Dhar Lho—. Ahora dime: ¿cómo debe uno practicar los diez Paramitas?" En respuesta, a este reto Milarepa cantó:

Oh agraciado Jetsun, Marpa el Traductor,
te ruego calmes los "dharmas de los celos",
te ruego nos protejas en estos tiempos malos.

Escúchame ahora, tú, Dhar Lho, letrado de mente maligna.
Sin recordar o pensar en la muerte,
has consentido en palabras y argumentos.
Durante los últimos treinta y dos años
has fracasado en comprender estos hechos.
Pero aún podrás ganar mucho
si te dedicas a la práctica verdadera.
Ay, en estos tiempos de corrupción
la pasión y los deseos de la gente son grandes;
e insoportablemente volubles son
las lenguas pecadoras de la gente.

En la Otra Orilla del no ego que he alcanzado
no hay diferencia con el Paramita de Caridad.
En la Otra Orilla honrada, recta, en la cual vivo
no hay diferencia con el Paramita de Disciplina.
En la Otra Orilla de la presencia inmediata donde moro
no hay diferencia con d Paramita de Concentración.
En la Otra Orilla de No Separación de la devoción
no hay diferencia con el Paramita de Diligencia.
En la Otra Orilla de realización del absoluto
no hay un Paramita de Sabiduría que sea diferente.
En la Otra Orilla de toda perfección donde vivo
no hay diferencia entre el Paramita y los Medios.
En la Otra Orilla de la conquista de los cuatro demonios
no hay una práctica diferente llamada Paramita del Poder.
En la Otra Orilla de los dos beneficios donde moro
no hay una práctica distinta llamada Paramita de los Votos.
Como la ausencia de Kleshas es en sí iluminación
no hay ninguna otra cosa notable
que pueda conocerse como Sabiduría.
Éste es el modo correcto de practicar el Dharma;
¡las palabras vacías son inútiles y ayudan poco!

Tu práctica y entendimiento son en verdad correctos", exclamó Lodun. Por otra parte, Dhar Lho insistió: "Tus palabras son como una imitación de tercera mano; no soportarían un examen cui¬dadoso. Como la magia y la brujería, hasta los paganos pueden ejecutarlas perfectamente. Los Diez Paramitas de qué has hablado son sólo nominales, no están para nada de acuerdo a estos libros. Discutamos ahora los temas indicados en ellos". Señaló los libros frente a él, y continuó: "Todo el conocimiento humano debe exa¬minarse y evaluarse mediante la lógica. La lógica es la ciencia más importante de todas. Si uno conoce la lógica los demás es¬tudias, todos, serán secundarios. Por lo tanto, primero debo dis¬cutir lógica contigo. Si puedes contestar mis preguntas te reconoceré.
"Hablando en general, lógica es el estudio de juicios y de fun¬ciones de los cuales los temas más importantes son los estudios de la experiencia directa, de inferencia y deducción, de "razonamiento suficiente" y "falso razonamiento", de "pruebas no decisivas" y de los patrones para construir proposiciones. Háblame ahora sobre esas cosas".
El Jetsun replicó: "Maestro, tu cuerpo y mente están poseídos por el mal. Si no tienes fe en ti mismo ni en tu Vidham ni vene¬ración hacia el mismo Buda, ¿cómo puedes esperar estar de acuerdo conmigo? Cuando bebo la sopa de tu favorito Dharma de no com¬pasión, mi lengua y paladar se queman. Cuando como tu alimento preferido del Dharma de No Renunciación, que sabe a verduras cocidas con polvo de cenizas, pero sin sal ni especias, mi estómago se alimenta de arrogancia y egoísmo. Luego, de la parte superior de mi cuerpo eructo el amor propio y vomito el desperdicio de los celos; por la parte inferior expelo el viento de la calumnia y descargo las heces y orina de la vanidad. Luego soy presa de la enfermedad mortal de injuriar a todos. Por lo tanto, nada sé de tu enseñanza, la cual si se usa como antídoto sólo empeorará la enfermedad y si como dharma sólo conducirá a la gente al pecado. Lo que yo entiendo es que toda manifestación es mente y mente es el Vacío Iluminador sin ninguna sombra ni impedimento. De esta verdad tengo un entendimiento decisivo; por ello, ni una simple traza de inferencia o deducción puede encontrarse en mi mente. Si quieres darme algún ejemplo de "falso razonamiento", tu propio conocimiento sería el mejor, puesto que está contra el dharma, y como este falso razonamiento realza tus apegos hacién¬dolos "suficientes" es un buen ejemplo de "razonamiento suficiente". Tu manera monacal hipócrita y pretensiosa contiene los elementos de lo "falso" y lo "suficiente" en cuanto al razonamiento, lo cual a su vez es otro buen ejemplo de una "prueba no decisiva".
Oyendo las observaciones del Jetsun, Lodun se cubrió la cabeza con su manto y se reía; Dhar Lho, moviendo la cabeza salió riéndose y gritando "¡Gracias por corregir mi sentencia! Eres como aquel que con dificultad podría distinguir la diferencia entre la cabeza y la cola de mis heces, pero que se considera a sí mismo como el sagrado Buda. ¡Qué divertido, qué ridículo! Dices que tanto mi cuerpo como mi mente están poseídos de mal, pero, ¿quién es el testigo de eso? Si es debido a mi título y conocimiento sobre lógica que me estimo y denuncio a otros, tú eres exactamente como yo, pues hablas como si fueses el propio Buda y me humillas hasta este extremo. Por esa misma causa, tienes tu propia lógica. En resumen, que tú no tienes ni méritos ni fortuna para estudiar la doctrina correcta. Además, en lugar de contestar correctamente mi pregunta, has soplado un montón de tonterías y de palabras gruesas, más gruesas que el pene de un burro. Pienso que mejor las guardas, te sientas quieto y callas tu boca".
El Jetsun replicó: "¡Quiero sentarme tranquilo pero tú no me dejas!! Por supuesto que tú no tienes necesidad de mi "lógica" pero mi "lógica" me ha traído felicidad y paz. Por ello es muy importante y de mucha ayuda, como te decía, desde el punto de vista de la verdad innata, la cual justamente te ha golpeado echán¬dote al hoyo; parece como si yo me estuviera alabando. La mente de toda criatura de sentimiento es vacía y sin embargo ilumina¬dora. Ellas no pueden ser afectadas por las corrupciones del samsara ni por las glorias del nirvana. Esta mente verdadera es llamada el Buda de Origen Universal o el Tesoro del Estado Búdico. Es solamente porque no nos entendemos a nosotros mismos por lo que nuestras mentes están veladas por una ceguera temporal; como re¬sultado vagamos en el samsara y nos tornamos criaturas misera¬bles, llenas de deseo. Quien plenamente comprenda su propia mente es llamado El Iluminado, El Puro, o el Buda y obtiene nirvana; el Señor Buda decía:

La matriz del estado búdico impregna a toda criatura de senti¬miento.
Por lo tanto, todo ser es en sí mismo Buda".

También dijo:

Las criaturas de sentimiento son en sí mismas Buda,
aunque temporalmente están manchadas por corrupción,
una vez limpias de estas manchas, serán Budas.

Buda también dijo: "Quien comprende su propia mente, conoce que la misma mente es sabiduría, y ya no busca al Buda en otras fuentes. Ésta es la enseñanza más alta que uno puede practicar.
"Según yo entiendo, quienquiera que realice la innata mente vacía iluminadora se torna Buda. Considero que la verdad última no es otra que la realización de la propia mente de uno, pero ustedes, eruditos, no tienen fe en esto. Sus cuerpee y mentes están en manos del mal —esta evidencia puede demostrarse— y todos aquí son testigos de ello- Como esto puede dañarlos y ofenderlos mucho, es mejor que no hable más de ello".
El erudito replicó: "¡Qué maravilloso es esto! Dices que mi cuerpo y mi mente están en manos del mal; si tienes la prueba convincente, ¿por qué no la muestras? Pienso que soy mucho mejor que esos fakires que engañan al pueblo mediante sus trucos de bru¬jería y sus cantos lóbregos".
El Jetsun le sonrió y dijo: "Bueno, si insistes no me queda más que convencerte. Una cosa que estimas con gran aprecio está ahora en manos de alguien. ¿Esta acción de regalar lo más querido a otro no es en sí una prueba suficiente de que tu mente y tu cuerpo están poseídos por el mal?" Oyendo esto, Dhar Lho se quedó estu¬pefacto. Su cara se puso verde y después negra. Aunque el Jetsun trató de detener a Rechungpa para evitar el escándalo, éste no oyó nada y fue hacia una joven que estaba entre los visitantes, la cual tenía poca fe en Milarepa, pero mucha en Rechungpa, y le sacó el brazalete de su muñeca. Dhar Lho estaba tan avergonzado que no podía hablar.
Luego, recobrándose, se volvió hacia el Jetsun y Rechungpa ata¬cándolos con lenguaje abusivo; y yéndose después. Entonces Re¬chungpa fue a la casa de la muchacha y obtuvo un rosario que el erudito le había dado, lo trajo y lo mostró a todos. La gente quedó convencida de la infamia de Dhar Lho.
Mientras tanto, el erudito Lodun pensó: "Si nadie le dio a Mi¬larepa la información, tiene que ser un ser genuino realizado. Debo encontrar un modo de probarlo". Luego se dijo: "Hemos tenido demasiados debates hoy", y se fue a su casa. Esa misma tarde puso sangre en su tazón de limosnas y llenó con leche su tazón ritual de calavera, además invirtió las imágenes del Buda Gautama y de sus asistentes. Se dijo a sí mismo: "Si él conoce lo que he hecho, entonces en verdad es un realizado y tiene poderes milagrosos genuinos".
Al día siguiente Lodun fue donde el Jetsun. Antes de verlo en¬contró a Rechungpa, quien le dijo: "Bien, mi querido letrado, ¿vie¬nes a ponerte nuevamente en desgracia junto con el dharma?" Lodun replicó: "No, esta vez vengo a rendir homenaje al Jetsun, pues ahora tengo gran fe en él". Dicho esto se introdujo en el cuarto de Milarepa. El Jetsun sonrió y comentó: "Mi querido maestro, no tienes que probarme así. Veo todos los secretos escondidos en tu corazón tan vividamente como si estuviesen en mi propia mano. Has derramado la esencia de los cinco venenos en el utensilio monacal y has puesto el jugo que se supone debe llenar el tazón de limosnas en la copa de cráneo. También has invertido las imágenes de Buda y de los bhodisattvas. Por favor, no hagas cosas que ningún seguidor del dharma haría ni en sueños. Por favor, pon la bebida correspondiente en su propio vaso y devuelve las imágenes a sus po-siciones correctas". Cuando Lodun oyó esto quedó estupefacto y temeroso casi a morir. Su fe en el Jetsun afloró y le dijo: "Te ruego me prediques el dharma que tú practicas, porque estoy ple¬namente convencido". Milarepa le dijo: "Es muy bueno que te consideres a ti mismo convencido, pero mis enseñanzas no pueden darse a personas equivocadas, que no están capacitadas para reci¬birlas. Escucha mis razones".

Me inclino ante Marpa el traductor;
te ruego me capacites a mí, el mendicante,
para que observe los preceptos secretos.

¡Las divinas enseñanzas de la doctrina secreta
son preciosas y formidables!,
¿debo darlas a ti, letrado fanático
que nada, salvo palabras y argumentos, conoces?
Sería un desperdicio inútil.

Si alguien, absorto en meditaciones, habla tonterías,
su meditación será arruinada e interrumpida.

Las enseñanzas del Tantra deben practicarse en secreto,
se pierden si se muestran en el mercado.
La realización se obtiene practicando Bodhi-Mente.
Un gran yogui se perdería si siguiera reglas monásticas.
La instrucción medular está hecha para un buen vaso,
se malgastaría si se da al incapaz.
Si uno se dedica a la reclusión
y después la abandona, sus esfuerzos se pierden.
El canto de la experiencia yogui es profundo,
pero si se le canta a toda la gente
sólo conducirá al desperdicio y el orgullo.

¡Hay demasiados modos por los cuales perderse
uno mismo y despilfarrar la vida!
En contestación a tu pregunta
ya he dicho mucho hoy.

El erudito dijo de nuevo: "Puedes no querer decirme tus ex¬periencias, pero parece brotar de ti la sabiduría obtenida en medi¬tación. Dime brevemente tu conocimiento sobre iniciación, sendero, etapas, visión, práctica y acción". El Jetsun replicó: "Nada conozco de tus enseñanzas relativas a estos tópicos, pero la mía es como sigue".

Me inclino a los pies de Marpa.
Canto en contestación a tu pregunta.
Por favor, escucha y piensa cuidadosamente
y, por un rato, olvida tu crítica.

El mejor escenario es "nada para ver",
ésa es la esencia de la mente que ilumina.
La mejor ganancia es "nada que ganar",
ése es el tesoro inapreciable de la esencia-mental.
El mejor alimento para saciarse es "nada de comer".
ése es el fruto del samadhi más allá de la forma.
La mejor bebida es "nada de beber",
ése es el néctar de la Mente-Bodhi.

¡Sabiduría es auto-conciencia
más allá de palabras y charlas!
Éste no es el mundo hinayanista,
éste no es reino para tontos.

La más alta iniciación es la de "Eso".
Quien realice la verdad de "ni alto ni bajo"
habrá alcanzado el estado más alto.
Quien realice la verdad de no acción
sigue el Sendero Supremo.
Quien realice la verdad de no nacer, no morir
obtiene lo mejor que podría esperar.
Quien realice la verdad de no inferencia
habrá dominado la mejor lógica.
Quien realice la verdad de ni grande ni chico
entiende la enseñanza del Vehículo Supremo.
Quien realice la verdad de no virtud y no mal
habrá adquirido el Medio Supremo.
Quien realice la verdad de la no dualidad,
habrá obtenido la Visión Suprema.
Quien realice la verdad de no observación
conocerá el modo supremo de meditar.
Quien realice la verdad de no aceptar y no abandonar
conocerá el hecho supremo de practicar.
Quien realice la verdad del no esfuerzo
estará cerca de la más alta realización.

Esta verdad no pueden entenderla
los arrogantes maestros llenos de amor propio,
ni los eruditos orgullosos de sus palabras
ni los "grandes yoguis" que prejuzgan,
porque ellos son los que aspiran a la liberación
pero sólo encontrarán esclavitud.
Ellos están atrapados por los dos apegos,
buscan emanciparse y sólo encuentran encierro;
desean redención y en su lugar se atan.
Se hunden en lo más profundo del samsara,
vagan, vagan en los Tres Reinos Tristes.

Después de esto, todo el orgullo y arrogancia del erudito Lodun se derrumbaron. Se postró ante el Jetsun y le pidió que lo instru¬yera en el Dharma, pero no fue capaz de obtener entonces la ins¬trucción por parte del Jetsun. Confirmado en su gran fe dijo a Milarepa: "Los debates que hemos tenido son, por cierto, verda¬deros debates; admito que tú has ganado". Luego regresó a su casa y le dijo a Dhar Lho: "Estoy convencido de que lo dicho por Milarepa es verdad, y de que nosotros, lógicos, tenemos poca sin¬ceridad, fe y devoción; tampoco tenemos el verdadero espíritu ni pensamientos de renunciación. Soy en verdad escéptico acerca de la utilidad de nuestro conocimiento. En verdad, ino sé si éste es un conocimiento útil u obstructivo para la liberación. También me arrepiento de haber pensado que sus poderes genuinos eran bru¬jería". Dhar Lho contestó: "Tu cambio de actitud soto demuestra que no tienes confianza en el dharma; lo que dices parece balbuceo infantil; pienso que está poseído por un gran demonio y su gran peder y telepatía sen meras inspiraciones del diablo. No conoce un ápice de las enseñanzas budistas. No he tenido ningún asunto con esa mujer; su acusación no es cierta". Al decir esto murió lleno de odio y de pensamientos viciosos. Debido a su odio y codicia devino, después de morir, en un terrible demonio. Posteriormente el Jetsun dijo a sus discípulos: "Debido a los presagios nocivos de Dhar Lho sobre mí ha caído ahora en la remota orilla del samsara". Así, los eruditos que difamaron al Jetsun incurrieron todos en pérdidas hacia sí mismos.
Luego el letrado Lodun se puso al cuidado del Jetsun. Después de meditar per un tiempo llegó al fin a ser uno de los cinco prin¬cipales yoguis letrados en el rango de los hijos cercanos a Milarepa.

Su historia se relata en las páginas siguientes. Ésta es la historia de Milarepa venciendo las intenciones nocivas del reto de los le¬trados, mediante poderes milagrosos y hechos maravillosos.



35 TERCER VIAJE DE RECHUNGPA A LA INDIA

Reverencia a todos los gurús

Mediante sus poderes milagrosos el Jetsun Milarepa ha ven¬cido a los monjes eruditos en sus debates mal intencionados y ha ganado la argumentación. Sin embargo, su hijo del corazón, Rechungpa, no estaba satisfecho con la victoria, porque, pensaba, el Jetsun no contestó los retos de los eruditos en su modo letrado. "La única manera —pensaba Rechungpa— de vencer a estos eru¬ditos que no pueden ser convencidos por la evidencia de los milagros es mediante la lógica y los argumentos o, al contrario, con magia negra. Debo pedirle al Jetsun que me enseñe magia negra, pero parece que él no quiere. ¡Oh, confundir eso! ¡Estos condenados letrados que teman milagros genuinos como brujerías! Ciertamente merecerían habérselas con las brujerías, pero el Jetsun nunca lo haría. Bien, es seguro que mi gurú es versado en la instrucción me¬dular para obtener la iluminación en vida, pero para poder golpear a estos eruditos debo ir a la India a aprender lógica y ciencia".
Fue entonces con Milarepa y le contó sus intenciones. El Jetsun le dijo: "Si hemos sido vencidos en el debate, ¿cómo pueden los letrados con sólo los pensamientos darnos crédito? Si vas a la India con el solo propósito de aprender el arte del debate, estás haciendo algo equivocado y sin importancia. Esc también significa que dejarás la práctica de la meditación. Al estudiar semántica tal vez adquieras algún conocimiento sobre las palabras, pero aun así no serás capaz de ganar todos los debates ni dominarás el estudio completo de las letras. Sólo Buda puede contestar todas las preguntas y retes, pero para alcanzar el estado búdico uno tiene que practicar. Por lo tanto, el mejor modo de abjurar del mundo es renunciar a todo pensamiento y deseo de esta vida y hacerse devoto de la meditación. Uno podrá vencer a la gente por magia negra, pero si no puede liberar a la víctima del samsara, ambos, uno y la víctima, serán condenados. Al principio utilicé la magia negra para vencer a mis enemigos, pero por estos actos pecaminosos tuve que pasar muchas pruebas penosas al servicio de Marpa.
"La vida es muy corta, nadie puede decir cuándo le llegará la muerte. Así pues, olvida todo lo demás y concéntrate en tu medi¬tación".
A pesar de las advertencias de su gurú, Rechungpa presionó al Jetsun para que le otorgara el permiso de ir a la India. Milarepa dijo: "Si insistes en ignorar mi advertencia, puedes irte a la India, pero yo no te estoy mandando a estudiar lógica y ciencia. Cuando estuve con Marpa recibí de él sólo cuatro de las nueve enseñanzas completas sobre la serie del dharma sin forma dakini. Él dijo que las otras cinco se podían obtener en la India y profetizó que un discípulo del linaje las obtendría de un maestro de la transmisión, Naropa. De eso se beneficiaría mucha gente. Como me he dedi¬cado a la meditación no me he cuidado de este asunto. Esas enseñanzas están, pues, por obtenerse. Ahora estoy viejo y enfermo y también he realizado plenamente mi propia mente, no hay necesidad de que yo vaya. Pienso que es justo que vayas tú. Nece¬sitarás oro para tu viaje".
Entonces el Jetsun y Rechungpa reunieron todo el oro que la gente les había ofrecido, lo cual fue una gran suma. Luego Shindormo y Lesebum, junto con muchos protectores, prepararon un banquete sagrado como reunión de despedida a Rechungpa. En la asamblea el Jetsun presentó al discípulo con todo el oro y dijo: "¡Rechungpa, hijo mío! Escucha mi canto y piensa en él. Debes tratar de asegurar las enseñanzas de la India en esta forma".

Me inclino ante Marpa, el Traductor;
bendícenos a nosotros que guardamos tu tradición.

Este hijo mió, no informado, el perdedor del debate,
lleno de dudas, detiene su meditación
y está por partir tejos para estudiar.
¡Esto es en verdad algo que un yogui debe evitar!

Rechungpa, cuando llegues a la India
trata de asegurar los Dharmas Dakinis Sin Formas
de la sucesión del gran pandit Naropa,
pero nunca te entregues a estudiar las palabras.
En el principio encontré a la persona correcta;
y me puse en manos de Marpa.
En el medio practiqué la enseñanza correcta
meditando en la Montaña de la Roca Blanca.
Al final pido limosnas en los lugares donde
se debe pedir limosna.

Mendigo aquí y allá sin amigos ni parientes.
Como me he desprendido del samsara y nirvana,
y no tengo esperanza ni temor en mi mente,
no hay regresión en mi meditación.

Cuando estaba con Marpa, mi gurú, en aquella
colina empinada, él me dijo una vez:
"El Rey de la Rueda Magnífica la sostiene como una joya,
y el pájaro con cinco familias
vuela en la expansión de la esencia del dharma.
En la India sobreviven cinco enseñanzas especiales:
primera, la lámpara de la Sabiduría Iluminadora,
segunda, la Red Circular de Nadi y Prana,
tercera, el Gran Gozo de las Palabras Preciosas,
cuarta, el Espejo Universal de la Igualdad,
y quinta, el Mahamudra de la Auto-Liberación.
Estas cinco enseñanzas aún se transmiten en la India".

Yo estoy muy viejo para ir,
pero tú, niño del linaje de Marpa,
debes ir a la India para aprenderlas.

Rechungpa estaba feliz. Tomó la mejor pieza de oro y la ofreció al Jetsun como ofrenda de despedida y cantó:

Bendíceme, oh mi maestro,
déjame arriesgar mi vida
para satisfacer la voluntad del gurú.
Por favor, ayúdame a obtener las enseñanzas de las dakinis,
tal como has profetizado.
Con tu gran compasión sabia
te ruego me protejas y nunca te apartes de mí.
Por favor, mírame en todo tiempo, que soy tu hijo,
que no tiene ni parientes ni amigos.
¡Ruégote elimines todos los obstáculos y lo salves de perderse!

¡Te ruego lo guardes por doquiera que vaya en la India,
tierra de peligro, llena de bandidos!
¡Condúcelo al maestro correcto
cuando vague solo en esa tierra extranjera!

En respuesta el Jetsun cantó:

Hijo mío Rechungpa, recuerda, en tu viaje a la India,
estos siete consejos trinitarios:

El sendero tántrico de eficiencia,
las instrucciones medulares del gurú
y el propio juicio,
son tres cosas importantes que deben recordarse.

Respetar y servir al sabio,
tener fe en tu gurú
y ser decidido y perseverante,
son tres cosas que debes recordar.

Dirigir correctamente la corriente vital,
entrar a la esencia del dharma
y dominar todas las enseñanzas,
son tres técnicas que debes recordar.

Las visiones del Vacío Gozoso,
de las miríadas de formas,
del razonamiento y las escrituras,
son tres esencias que debes recordar.

Un compañero calificado en mudra,
la experiencia del gozo en "eso"
y el "trabajo elefantino",
son tres deleites que debes recordar.

Instruir a un haragán trae desgracias,
hablar de la propia experiencia conduce a la pérdida,
vagar en los pueblos daña el propio yoga.
Éstos son los tres peligros que debes recordar.

Reunirse en la asamblea de los hermanos,
asistir a la reunión de dakinis,
estar presente en las fiestas secretas,
son tres ocasiones que no hay que perder.

¡Piensa en el sentido de este canto
y ponlo en práctica!

Rechungpa hizo muchas reverencias al Jetsun y partió para la India. Lo acompañaban quince monjes, el jefe era un lama ningmaba llamado Jidun. En Nepal, ambos, Rechungpa y Jidun tu¬vieron algunos éxitos al difundir el dharma. También encontraron a Bharina, discípulo de Dipupa. Cuando pidieron al rey de Ko Kom, en Nepal, el permiso para viajar el rey dijo: "Es mara¬villoso que tú, discípulo del corazón del gran yogui que rehusó mi invitación, vengas ahera a mí". Estaba feliz y atendió todos los pedidos de Rechungpa. Llegando a la India Rechungpa en¬contró a Dipupa y de él obtuvo las enseñanzas que quería. Dipupa también tenía mucha fe en Milarepa. Le dio a Rechungpa un regalo —un cayado de áloe— para que lo llevara al Jetsun de regreso al Tíbet.
También, conoció Rechungpa a la yoguini realizada Magi y de ella recibió la enseñanza del Buda de Larga Vida. También apren¬dió magia negra y muchos conjuros mortales de los hindúes paganos.
En su camino a casa Rechungpa se encontró de nuevo con Bha¬rina en Nepal. La historia de Bharina al corregir al celoso tra¬ductor erudito y otras aventuras de Rechungpa en Nepal y en la India, podrá encontrarlas el lector en la biografía de Rechungpa, donde todo está dicho.
En su samadhi iluminativo, Milarepa vio el regreso de Rechungpa. Fue entonces hasta Balkhu a recibirlo y darle la bienvenida. Así pues, padre e hijo se encontraron nuevamente. Ésta es la historia de Rechungpa y Dipupa.




36 LA REALIZACIÓN DE MEGOM REPA

Reverencia a todos los gurús

Cuando el Jetsun Milarepa estaba viviendo en la cueva del vientre de Nya Non, un comerciante de la tribu Mes vino a verlo lleno de fe hacia él. Ofreció a Milarepa y a sus hijos todo lo que tenía. Le dieron el nombre de Megom y se hizo discípulo.
Habiendo recibido instrucción se fue a meditar y alcanzó expe¬riencias y realizaciones notables. Por eso Milarepa lo inició en la visión, la práctica y la acción del señalamiento demostrativo del Des en Uno. Inmediatamente, con infinita alegría y deleite, con¬templó el propio rostro de la realidad inmanente.
Antes de la ceremonia, cuando Megom preparaba una fiesta sacra en honor de la ocasión, fue interrogado por Drigom Repa: "¿En verdad entiendes el dharma y las instrucciones? ¿Cómo se desarrollan tus experiencias interiores?".
Megom contestó: "Por la misericordia de mi gurú jefe y los gurús del linaje, estoy convencido plenamente de estas enseñanzas. Nada, ni lo bueno ni lo malo, puede alterar mis convicciones. Para el resto de mi vida lo único que necesito son las instrucciones de mi gurú. He encauzado mi mente y juro permanecer en la ermita toda mi vida".
Al oír esto, el Jetsun estuvo muy complacido y dijo: "Correcto, Megom. Para quien tiene fe en su gurú y en la instrucción, las experiencias y realizaciones están obligadas a desarrollarse. Tal vez no surjan rápidamente, pero uno debe tener la determinación de seguir hasta que ello suceda. Escucha ahora mi canto".

Me inclino a los pies de Marpa.
Oh Megom y demás discípulos aquí presentes;
por favor, escucha, piensa y practica lo que canto,
canción de un viejo experto en estas cosas.

Debido a que la confusión se ha ido de mí
comprendo que la autoconciencia es mi gurú.
Quien no ha comprendido esta verdad,
no abandone al Maestro realizado.

Todo pensamiento y toda forma son la verdad sagrada,
si uno no ha comprendido esta verdad
no debe descuidar las escrituras sagradas.

Trata de renunciar a todo deseo y codicia.
Si la aversión hacia las cosas mundanas
no ha surgido en tu mente
debes vigilarte y disciplinarte.

Trata de realizar la verdad única del no ser.
Si aún no se experimenta esta verdad,
debe observarse atentamente el karma.
Trata de entender que nirvana y samsara no son dos.
Si no has alcanzado este entendimiento
debes practicar la igualdad de las dos verdades.

Trata de realizar la unidad de uno y los otros.
Quien aún no ha hecho esto debe asirse a la mente bodhi.

Trata de dejar que la realización surja por si sola.
Si por sí misma no ha surgido
nunca descuides las reglas y los ritos.

Trata de trascender el samadhi principal y el secundario.
Quien no ha pasado a través de ambas reinos
debe seguir el sendero eficaz en soledad.

Trata de dejar que la experiencia surja perpetuamente.
Quien aún no puede hacer esto
debe continuar en la práctica de los tres puntos.

Trata de realizar la propia naturaleza del Trikaya.
Hasta que haya sido realizada,
practica el yoga de perfección y surgimiento.

Trata de hacerte a ti mismo
siempre libre y relajado.
Si no puedes hacerlo,
manten tus votos y preceptos.

Con gran regocijo Megom gritó: "¡Jetsun, tú eres el instructor más amable, pues me instruyes en la naturaleza del Dos en Uno como visión, práctica y acción combinándolas en una sola ense¬ñanza!". Entonces cantó:

Rindo homenaje al Jetsun lleno de gracia.
Regocijante es ver el Dos en Uno,
querido es meditar en ello,
delicioso actuar en esto.
¡Oh maravilla de estos tres Dos en Uno!

Si uno no conoce la Visión de Dos en Uno,
/cómo podría entenderse que todas las cosas son el Dharmakaya?
Si uno no sabe practicar el Dos en Uno,
¿cómo podría comprender que toda pena es gloria?
Si uno no conoce la Acción del Dos en Uno,
¿cómo se podría renunciar espontáneamente a los deseos mundanos?

Todos los seres en los seis Reinos
son sólo la sabiduría del Nirvana.
Ésta es la Visión del Dos en Uno.

Todo lo positivo y negativo
y la sabiduría del Todo
son sólo el Dharmakaya.
Ésta es la Práctica del Dos en Uno.

Así como la luna se refleja donde hay agua,
así como un arcoiris que nadie puede agarrar,
como una lámpara brillando en lo oscuro,
así es la Acción del Dos en Uno.

El corazón de la visión
reside en la no dualidad,
la esencia de la práctica
reside en la no distracción,
el pivote de la acción
es abrazar y absorber.
¡Esto es Iluminación!

¡Éste es el entendimiento que ha ganado tu hijo en su devoción!

Todos los discípulos aventajaron grandemente con este canto. Luego, la tarde de su partida para meditar en soledad, Megom pidió al Jetsun una enseñanza efectiva y fácil de practicar. El Jetsun contestó: "Grandes méritos han crecido en mí desde que practico estas instrucciones. Debes pues seguirlas. Escucha mi canto".

¡Yo, el yogui Milarepa, veo la esencia
echando una simple ojeada sobre ella!

¡Veo más allá de las palabras que son un juego en forma
clara, como ver el cielo!
Dejándome ir, veo la Realidad;
descansando a mis anchas, comprendo
el vacío de todo y cada cosa.
Me aflojo, me aflojo y llego al Reino Propio;
me dejo ir, me dejo ir, y fluyo en la Conciencia Pura.
¡Lo puro y lo impuro témanse uno!
Porque nada busco, pensamientos e ideas se cortan;
así, los peligros del samsara son para siempre triturados.
¡Como comprendo que el Buda y mi mente son uno
ya no deseo realización!
¡Así como el sol dispersa la oscuridad,
cuando la realización aflora en uno
Klesas y Nhamdog se desvanecen por sí mismos!

Al oír este canto Megom se llenó de gozo. Siguiendo las instruc¬ciones de su gurú se fue a la ermita para meditar solo. Más tarde obtuvo méritos en el sendero, alcanzó experiencias supremas y rea¬lizaciones y fue uno de los hijos más cercanos al Jetsun, conocido como Megom Repa, quien ayudó a muchos hombres bien dotados.



37 SAHLE AUI Y SU ENTENDIMIENTO

Reverencia a todos los gurús

El Jetsun Milarepa fue por limosnas a Ngogang desde la cueva del Vientre de Nya Non. Se detuvo por medio día en La Shin y luego siguió a Nagchar. En su camino a ésta, encentró a una joven como de dieciséis años, de cejas oscuras y cabellos brillantes, bien vestida y adornada. Iba a su casa después de buscar agua. El Jetsun le dijo: "Querida dama, ¿me darás una comida esta tarde?". La muchacha contestó: "Si les que vivimos a orillas del camino diéramos alimento a todos los limosnero,, prepararíamos comida todo el tiempo". Así diciendo entró en su casa dejando afuera a Milarepa. Esa noche la muchacha tuvo un sueño pro¬picio. A la mañana siguiente, recordando su sueño, pensó: "Ge¬neralmente las criaturas de sentimiento están veladas por la ceguera. No pueden reconocer al Buda ni al Jetsun Milarepa que es también Buda. Sin su gracia y bendición yo no habría tenida este sueño. ¿Será Milarepa ese yogui? Voy a buscarlo". Preparó pues alguna comida y la llevó al Jetsun. "Querido yogui, ¿quién eres?", le dijo. "Soy un limosnero que vive de sus vecinos". "¿No eres el Jetsun Milarepa, que vive en la Cueva del Vientre de Nya Non?" "Si tú lo dices". Al oir esto, una fe suficientemente poderosa para disolver su cuerpo entero surgió de inmediato en ella y sus cabélle¬se erizaron. Se inclinó ante Milarepa y gritó: "¡Sí. sí, ahora en¬tiendo! Por eso anoche tuve ese sueño maravilloso". El Jetsun pre¬guntó: "¿Cuál fue el sueño?". "Soñé que un sol y una luna estaban en mi casa pero no brillaban.. Entonces otro sol y otra luna apa¬recieron por el Este brillantes y radiantes. Encendieren el sol y la luna oscuros que estaban en casa y los hicieron brillar esplendo¬rosos. Luego, los oscuros se alzaren, uniéndose al sol y la luna del Este. Todo el universo se iluminó. Por favor, ¿quieres aceptarme como tu sierva de modo que pueda desarrollarme en el dharma?" El Jetsun replicó: "Creo que puedo". Luego la bendijo con el poder de su samadhi y regresó a la Cueva del Vientre.
Después de esto la muchacha visitó a Milarepa llevando a una amiga. También le dio una nuez de oro y cantó así:

Te ruego me escuches, gran yogui Repa, el Realizado.
Cuando veo la vida humana
me recuerda una gota de rocío en el pasto.
Así pensando, se me llena el corazón de tristeza.

Cuando veo que mis amigos y parientes
son como comerciantes que se pasean en la calle
mi corazón se llena de pena y tristeza.
Cuando veo bienes difíciles de merecer
recuerdo la miel, fruto del duro trabajo de las abejas.
Pensando en esto, mi corazón se llena de tristeza.

Cuando veo que mi tierra nativa
es como una guarida de vicios mi corazón está triste.

De día contemplo esta verdad,
de noche desvelada pienso en ello.
Debido a mis actos buenos en vidas pasadas
he nacido como ser humano.

Mis anteriores vidas me impulsan desde atrás;
el cocinar y cuidar de la casa me absorben.
Cada minuto me arrastra hacia la muerte.

Este cuerpo decadente puede desplomarse a cualquier momento.
Mi aliento, como niebla matinal,
puede desaparecer en cualquier momento.
Pensando en esto, no puedo dormir,
pensando en esto, mi corazón está triste.

¡Oh Padre Jetsun!
Te visito por el dharma,
ruégote me bendigas, me protejas y tengas piedad de mí.

Para probar si de veras la muchacha podía dedicarse al dharma, o si aún estaba interesada en las cosas del mundo, el Jetsun dijo: "No quiero tu oro. Es muy escaso el rico que puede practicar el dharma, aunque se tenga mucha habilidad para otras cosas. Como aún estás muy joven, pienso que será mejor para ti no renunciar completamente al mundo. Escucha mi canto".

Me inclino ante Marpa, el Heno de gracia,
encarnación del rey que hace girar la rueda.

En el jardín luminoso del Cielo Gozoso
las flores aroman dulzor y exquisitez,
pero las abejas comunes nunca las encuentran
aunque toquen un centenar de flores.

En el continente Tsanglin, al sur del monte Sumeru,
hay una alberca con agua de Ocho Méritos,
la cual nunca encuentran los pájaros comunes
a pesar de que localizan otros lugares.

Al norte de Bodhgaya crece el árbol curativo tsandan,
el cual cura toda congestión.
Pero no todos los enfermos pueden encontrarlo
aunque ellos reúnan otras yerbas.

En la frontera de Nepal y el Tíbet
está el refugio de los tristes.
Él es el Buda inmanente, el buen Wadi.
Hombres sin méritos no pueden verlo.
Tal vez vean otras imágenes de Buda
pero no surge en ellos la fe.

En el interminable océano de samsara
las multitudes vagan solitarias;
a menudo caen a los reinos inferiores.
Si algunos nacen como humanos,
muy pocos pueden hacer provisiones para sus "almas".
¡Y así, vanamente y en la ilusión, vuelven a perder
nuevamente aquello que habían ganado!

Nacer como humano
es tan raro como ver una estrella durante el día.
Si se es lo bastante bendito para llegar a ser humano
muchos lo malgastan corriendo tras placeres,
sólo unos pocos pueden seguir el sendero del dharma.
Aunque un centenar atraviese el umbral,
pocos mantienen la disciplina.

Por la gracia de mi padre gurú
he comprendido que todas las cosas son oro,
no necesito pues tu precioso metal.
Ésta es mi contestación, oh patrono ferviente,
un canto con cinco parábolas y seis sentidos.

El entusiasmo que ahora tienes es pasajero y puede cambiar;
una voluntad que no tiemble es siempre difícil de obtenerse.
Y por lo tanto, querida, sugiero que vuelvas a casa.
Confia en el dharma, es el consejo que te doy.

Cuida a tu querido marido
como si sirvieras a un dios;
mantén tu casa y tus campos
y da amor a tus hijos.
Rinde culto a los budas y gurús de arriba,
protege y ayuda a los pobres de aquí abajo,
mientras cuidas a tus parientes políticos
y mantienes cordialidad con tus vecinos.

Has sido pues bendecida por este viejo
que te desea prosperidad, larga vida y éxito.
Que siempre tengas la suerte de encontrar el dharma sagrado.

Ella se inclinó ante el Jetsun y dijo: "No estoy interesada en placeres mundanos sino enormemente disgustada y desagradada por todo lo del samsara. Por favor permíteme darte mis razones. Y cantó:

Me inclino ante el Jetsun lleno de gracia.
Te ruego cumplas mis deseos bendiciéndome;
te ruego juzgues mis palabras y mi sinceridad.
¡Por favor, gran Repa, escucha los pedidos de esta muchacha!
Con mente ignorante y confusa he pensado y buscado.
En lo más profundo de mi corazón
he reflexionado sobre lo pasajero de la vida.
Desde que vi por vez primera la luz del día
he visto a la muerte tirar jóvenes y viejos.

La vida es precaria y efímera como el rocío de la grama.
Vuela el tiempo sin sentirse y con él la vida.
Nunca he visto ni oído de un hombre inmortal.
Estoy segura, sin duda, de que moriré algún día.
No tengo opción ni libertad
sobre dónde ir después de morir.
Me siento triste y temerosa cuando pienso en las penas
que debo soportar en los reinos inferiores.

Este mundo es sólo un juego:
afanarse interminablemente en trabajos caseros,
la lucha por la vida,
dejar a nuestros padres agraciados,
dar la propia vida a nuestro novio.
Si caemos en los reinos inferiores
se perderá el progreso y la liberación.

A veces pienso, hablando conmigo misma:
¿Tiene sentido darse uno libremente con todo y dote
a alguien que nos esclaviza de por vida como un sirviente?

Al principio el amante es un ángel,
luego es un demonio que espanta y atormenta,
al final es un feroz elefante
que trata de destruirlo a uno.
Pensando en esto me entristezco y apesadumbro.
Ahora esta muchacha debe dedicarse al dharma;
ahora se unirá a los hermanos-Vajra.

La mayoría de los hombres son cobradores de préstamos.
Muy rara vez aparece uno bien dotado.
Primero te roba la belleza de tu juventud;
luego te manda a buscar el alimento,
más tarde te arrebata las joyas de las manos.
Pensando en esto me siento mal del corazón.
Ahora debo dedicarme al dharma
y luego seré hija de la sabiduría.

Casas y templos son como prisiones;
primero rompen tu corazón,
luego te dan dolor de espaldas,
al final te llevan a la desesperación.
Pensando en esto me siento enferma del corazón.
Esta muchacha se dedicará ahora
a construir una capilla para el dharma inmortal.

Es un sin sentido rendir culto a símbolos y a Sutras
si no se tiene verdadera fe y sinceridad.

Veo gente luchando por la tierra,
luego pelean por el agua
y al final hay intercambio de golpes.
Pensando en esto se me enferma el corazón.
Ahora voy a sembrar la tierra de la autodisciplina.
Me dedicaré a practicar el dharma.

Si uno se adhiere a la mente-bodhi
crecerán o aumentarán sus méritos,
pero si se anhela la riqueza
se cometerán muchos pecados en el intento.

Al principio uno es consumido por deseo ardiente,
luego se es poseído por orgullo y celos,
al final lucha contra su enemigo desesperadamente.
Pensando en esto mi corazón se entristece.
Ahora me consagraré al dharma;
ahora cultivaré la buena voluntad hacia todos.

Claramente vemos las faltas de otro
pero raras veces vemos las nuestras.
¿Cómo puede existir armonía entre nosotros?
Aun el Buda inmaculado, omnisciente y perfecto,
fue hallado con faltas por los pecadores.
¿Cómo puede existir paz entre nosotros?
Pensando en esto, me siento muy preocupada.
Me consagraré al dharma;
veré el rostro mismo de la realidad de mi mente.

Todas las cosas aparecen ante ti como oro,
¡tú, Nirmanakaya del Buda!
Uno tal vez no experimenta esto
aunque no haya existencia ni no existencia.
Para dominar codicia y apego
te ofrezco ahora mi cosa más querida.

Como dice el Señor Buda,
"uno debe renunciar a sus pertenencias
que sólo sirven para acrecentar el apego.
Todas las posesiones, como objetos mágicos, son ilusorias,
deben dejarse a un lado
con el buen propósito de la caridad".
Siguiendo estas sugerencias de los Iluminados
te ofrezco ahora mi oro.
Acepta, por favor, esta pequeña muestra de mi fe,
y otórgame la instrucción.

Entonces el Jetsun Milarepa aceptó el oro de la muchacha y se lo devolvió luego diciendo: "Si has decidido practicar el dharma, despreocupándote de vida y muerte, ya has transpuesto el umbral del dharma. Ahora debes preparar ofrendas para los gurús y para Buda el Protector".
Se ofreció luego una gran ofrenda sacerdotal. El Jetsun ordenó a la muchacha como geninma de acuerdo con las reglas budistas, iniciándola en la orden tántrica esotérica y dándole muchas ins¬trucciones verbales. Luego le dio el nombre de Sahle Aui ordenán¬dole meditar. En poco tiempo obtuvo buenas experiencias y mé¬ritos y aprendió a meditar sola. Entonces el Jetsun le dijo: "Estoy muy complacido con tu fe y perseverancia; las experiencias y rea¬lizaciones que has ganado te capacitan para meditar independien¬temente en soledad. Debes irte a la montaña y meditar por ti misma. Hasta que nos encontremos de nuevo recuerda estas pala¬bras de mi corazón". Después cantó:

¡Grandes son las bendiciones de los gurús calificados!
¡Seguro es el refugio de las Tres Joyas!
¡Invencible es el poder misericordioso
de los guardianes y dakinis!
A todos rindo sincero homenaje.

Tal vez mi voz y melodía no sean buenas
pero seguramente este canto llevará
la bendición del linaje
e ilustrará el quid de las enseñanzas del Señor Buda.

¡Escucha, oh ferviente Sahle Aui, mujer devota!
Si quieres limpiar la herrumbre del espejo de tu mente
mira a lo profundo del cielo puro
y medita en montañas quietas bendecida por los seres realizados.

Para permanecer solo en una ermita
uno debe conocer cómo observar
la esencia profunda de la mente errabunda.
Escucha: atentamente, Sahle Aui,
lo que te digo sobre el modo de meditar.

Tener fe inquebrantable
mientras se es una novicia del dharma es maravilloso;
firme como una montaña erguida
medita con constancia inmutable
para ganar los méritos de Buda.
¡No hagas caso de penas ni placeres!

Como un río que fluye y fluye
medita sin interrupción.
Para recibir las bendiciones de tu gurú
debes tener fe incesante.

Como el firmamento que no tiene borde ni centro
medita en la vastedad y la infinitud.
Para entender la verdad innata
junta la eficiencia con la sabiduría.

Como el sol y la luna en toda su gloria,
medita con claridad sin oscuridad.
Conciente de que todos los seres son tus padres,
ámalos y demuéstrales tu compasión.

Utiliza el océano como una parábola,
medita sin pereza ni distracción.
Veo directamente la propia mente,
debes pues seguir fielmente las palabras de tu gurú.

Tal como esta gran tierra,
medita con firmeza inconmovible.
Para hacerle a ti misma vaso del dharma
medita más allá de toda palabra.
Para comprender que todas las cosas son el dharma sagrado,
observa tu mente.

En todo tiempo y en todo lo que hagas
provéete a ti misma con esmero,
engalánate con los ornamentos de la disciplina,
ponte los trajes de paciencia, hechos de lana,
galopa el caballo estupendo de la diligencia
y entra en la ciudad santa de Dhyana,
serás enriquecida con la gema de la sabiduría.

No olvides compensar la munificencia de tu gurú,
y entrégale la mejor ofrenda:
todo lo que has experimentado y realizado.

"¿Entiendes, hija mía ferviente, lo que te he dicho?". Con mayor fe que antes, Sahle Aui hizo gran fiesta en honor del Jetsun. Luego obedientemente dejó todos los asuntos mundanos y se fue a meditar en la montaña Nonyul, en el área de Nya Non, mientras Milarepa partía hacia la Roca Roja de Drin.
Algún tiempo después Milarepa vio en su mente compasiva un destello de luz brillante que salía de una stupa de cristal, signo de que Rechungpa tenía problemas con su devoción. El hecho era que éste tenía dificultades para controlar su aliento como resultado de las prácticas de magia negra que aprendiera de los heréticos. Viendo esto pensó el Jetsun: "¿Qué obstáculos tiene ahora mi hijo Re¬chungpa?". Voló luego desde la cima de la Roca Roja hasta Lashi. A mitad de camino aterrizó en la Cueva de Meditación de Reching dejando las huellas de sus pies en la roca. Luego, absorto nueva¬mente en samadhi, observó la suerte de Rechungpa y vio que ni su cuerpo ni su vida serían afectados, pero que algunos pensamientos no ortodoxos obstruían su mente.
Luego Milarepa partió a Nya Non para saber lo que pasaba con su discípula Sahle Aui. De camino encontró unos monjes que le dijeron que ella aún meditaba en la cueva adonde llegó desde un principio. Le dijeran que no se movía ni hablaba sino que seguía sentada como un cadáver, todo el tiempo. Creían que se había ido desde su meditar. Milarepa pensó: "Absorberse en samadhi de esta manera es bueno, no es un obstáculo". Fuese entonces adonde estaba la muchacha. Mientras tanto Sahle Aui también vio como una iluminación que el Jetsun venía y fue a recibirlo hasta la orilla del valle. Después de rendirle reverencia y de preguntar por su salud, Sahle Aui se sentó a su lado quietamente sin añadir una sola palabra. Con objeto de examinarla en las experiencias de su meditación Milarepa cantó:

Oh Sahle Aui, la ermitaña,
quien ha tomado de corazón el dharma,
con fe y veneración.
Confiaste desde el principio en tu gurú,
y mediante sus bendiciones ha madurado tu mente.
Libando el néctar celestial del Sendero Eficiente
ha crecido en ti un verdadero conocimiento del dharma.
Sin pereza ni modorra en tu devoción
la experiencia cálida que todo santo ha tenido
ha crecido dentro de ti.

Como no ha surgido ningún obstáculo puedes ahora guardar silencio.
Así como el hambre no se mata con alimento envenenado
tampoco se alcanza la liberación por un sendero equivocado.
Los esfuerzos que se hagan de esta manera serán perdidos.
Los venados permanecen en la montaña,
;y qué utilidad les reporta esto?
El pájaro negro dorge puede cantar,
¿y qué sentido tiene esto?
El Gyuar Mo de panza blanca
puede sostener bien el Prana vital,
¿y qué beneficio obtiene de esto?
El Dombu Tukar es experto en mezclar elíxires,
todos los yoguis paganos practican el Samadhi de no pensar,
las brahmines son ascetas durante toda su vida.
¿Qué beneficio tiene todo esto?
Los loros hablan con elocuencia,
pero quien no siga el sendero de liberación
de todas sus tendencias pasionales
difícilmente podrá emanciparse.

La mente humana es como un vórtice giratorio.
Mediante el poder del Samadhi
puede suprimirse el deseo y los pensamientos errantes,
pero eso solo no nos transporta
hasta la otra orilla del océano de samsara-

Para practicar el Tsandali Yoga de la Forma (Tummo)
necesitamos la sabiduría que está más allá de toda forma.
Para practicar el Tsandali del Centro del Corazón
debemos reconocer el bardo de la Iluminación.
Para practicar el último Tsandali de la Inmanencia
debemos realizar el estado más allá de nacimiento y muerte.
Para practicar el Tsandali Yoga del Bindu y Nadi
debemos cortar la dependencia de las formas.
El canal central Dhuti está más allá de todos
los esfuerzos y de todos los actos;
es no actuante, autoexistente y originalmente puro.
Viéndolo se desatarán espontáneamente
los nudos de los dos apegos.
Ésta es la verdad más avanzada del Mahamudra.
Querida, Sahle Aui, ¿ya has comprendido esta?

Presentando su experiencia al Jetsun, Sahle Aui cantó:

El sostenedor del linaje de Dorge-Chang,
aquel a quien han profetizado todas las dakinis
por la gracia de Tilopa y Naropa,
ha dominado los cuatro Tantras, el profundo conocimiento.
¡Él es el Marpa de la sucesión hablada en secreto!
Por gracia suya has levantado muchas cosechas
en las diez direcciones.
Por su gracia has hecho brotar uno tras otro
muchos frutos inmaculados.
Con tus bendiciones he obtenido la gran liberación.
Gloria a ti; por encima de mi cabeza
siempre te rendiré homenaje.

Tú eres el compasivo,
el gran Repa de Gung Tang
cuya fama se esparce por todas las tierras.
A ti, gema que corona mi cabeza,
ruego con mucha sinceridad y fe.
Oh mi padre gurú, es debido a tu gracia
que nosotros, los confusos obradores del mal,
somos convertidos al dharma.
Tú eres quien nos lleva al buen sendero.

Tú maduras lo que está en agraz,
tú emancipas a quienes no eran libres,
tú me has hecho entender y comprender
que toda manifestación del mundo exterior
es irreal y mágica.
He visto, por ello, a la Madre de la Iluminación
del Dharmata (el origen de todo).
He comprendido que los pensamientos flotantes
son como proyecciones fantasmales.
Como las olas en el mar
ellos se desvanecen en ellos nuevamente.
Por esto, toda duda, error y tentación han sido barridos.
Siguiendo el sendero claro
he obtenido conocimiento verdadero,
entendiendo lo que significa Tantra.
La verdad de una etapa inferior
no debe tomarse por superior.
Por el apego a ello uno no podrá alcanzar el estado búdico.

Ahora te pido con toda sinceridad, oh mi gurú:
instruyeme en el Tantra.
Al comparar mis experiencias con las de mi hermano
en el dharma Ngan Tson,
no puedo menos que sentir gran respeto por él.
Mi amor propio y mis ideas erróneas
han sido tragadas como el alimento;
de esta manera se ha alimentado
mi largo y pesado dormitar.
Ahora he renunciado a todos los hombres
y me he entregado a la meditación.
He apartado de mí por muchos años los cojines muelles
y he contemplado el mahamudra sin distracción.
Soy una mujer que aspira al nirvana,
que jamás se apartará del vacío y la compasión.
Libre de amor propio y de arrogancia,
permaneceré contenta de aprender la doctrina;
siempre confiaré en ti como en el Buda,
seguida de todas las dakinis.
¡Este es mi canto a ti, oh gurú agraciado!

El gurú, complacido, le dijo: "Has ganado buenas experiencias y comprensión en tus meditaciones. En verdad es difícil obtener una realización similar. Aunque has entrado al sendero de los om¬niscientes, debes aún permanecer en soledad y meditar". Obediente a esta insinuación, Sahle Aui volvió a la ermita a meditar. Luego llegó a ser una de las cuatro yoguinis más adelantadas de los discípulos del Jetsun. Durante su vida cumplió con un gran servicio al dharma y benefició a muchos seres humanos. Su historia puede encontrarse en un libro escrito por Ngan Tson Dunba Shun Chub Jhalbo.

Ésta es la historia de Sahle Aui.


Um comentário:

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